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U N O

18 de Enero, 2021.

Clic, clic, clic.

Cada vez que apretaba el botón de la cámara para tomar una fotografía se escuchaba ese particular sonido que tanto me agradaba y que, de alguna forma, me reconfortaba.

Al parecer era lo único que no lograba irritarme por más constante que fuera.

Clic, clic, clic.

Las últimas tres veces que apretaba ese botón para finalizar la sesión que tenía con las chicas que tenía semidesnudas ante mí, apenas con la ropa interior puesta. Según, eran las cuatro bellezas más famosas del momento. Modelos. En lo particular, yo no veía esa chispa que los demás veían, pero al menos me pagaban por hacer mi trabajo. Mientras eso sucediera, para mí también serían las cuatro chicas más hermosas por haber.

Tomo mi cámara y veo las fotos que he tomado para ver la calidad de las mismas. Las fotos eran buenas y las modelos sabían posar, eso les daría. El cuarto se queda en silencio mientras esperaban mi comentario.

—Hemos terminado. Pueden retirarse. —digo con indiferencia mientras hago un ademán con mi mano para enfatizar lo dicho.

Las chicas rápidamente se acercan, para tratar de echarle un vistazo a las fotografías que se reflejaban en la pequeña pantalla de la cámara, sin embargo, presiono otro botón para quitarlas. La rubia me mira con un puchero en sus labios mientras se cruzaba de brazos.

La miro sin ninguna expresión en mi rostro.

—Vamos, deja que veamos aunque sea una de ellas para cerciorarme de que hayamos estado hermosas, ¡por favor! —pide. Con tal que se callara, pongo una de las tantas fotos que les había tomado y se las muestro a las cuatro.

—Están súper-duper, ¿verdad, chicas? —se emociona la segunda rubia y las demás también lo hacen, a excepción de la que me pidió que les mostrara las fotos.

—Yo he salido fatal. ¿No eras el mejor fotógrafo de la ciudad? Pienso que no supiste tomarme la foto...sobre todo si yo soy tan guapa. —inquiere con molestia en su voz mientras señalaba su rostro y cuerpo. Todo lo que dijo había logrado molestarme.

—Claro que soy un buen fotógrafo sin lugar a dudas, pero la verdad no eres ni la mitad de guapa de lo que crees. Además, la cámara no hace milagros, el Photoshop sí —arqueo una ceja mientras mis palabras salían duras en su dirección. La rubia se ofende, llevándose una mano a su boca, pero antes que lograra decir otro comentario estúpido, hablo de nuevo—. Ahora, vístanse y retírense. Puedes dormir tranquila por la noche, me haré seguro de lograr un milagro en el programa para ti.

Con eso, me doy media vuelta y me dirijo a mi oficina dejando al cuarteto atrás sin nada más que decir. A decir verdad, me agradaban más cuando estaban calladas y solamente estaban posando frente a la cámara con las luces dándoles de frente. Tampoco era la primera vez que alguien como ella me diera un comentario como ese solo porque no les gustaba cómo salía en las fotografías, pero menos me podía importar mientras me pagaran, como había dicho antes.

Me siento frente a mi computador y dejo la cámara a un lado mientras comenzaba a revisar los correos que tenía pendientes, también pasaba por la bandeja de entrada viendo cuales otros eran de mi interés en cuanto a los otros los ignoraba.

Poco después abro la página de internet que había creado para compartir mi trabajo hace un par de años cuando recién empecé mi carrera de fotógrafo. Selecciono las fotos que ya tenía editadas y las importo para agregar contenido a esta. El contenido que regularmente subía a mi página de fotografía era trabajo por el cual no me pagaban, sino que era lo que parecía intrigante y hermoso ante mis ojos. Tal como el arte y la danza o incluso la música.

Cinco años atrás, cuando compré por primera vez una cámara realicé que esto era lo debía hacer. Era pasional en cuanto a la fotografía se refería. Empecé pequeño, tomando fotos solamente para mí, pero después, cuando pensé y me di cuenta que en lo que hacía era bueno fue cuando decidí crear mi propia página de internet. Era todo anónimo, nunca especifiqué mi nombre ni compartí información personal por un tiempo, hasta que un año después fue cuando la gente empezó a notar mi trabajo y me pedían que yo fuera el que les sacara fotos.

Todos aquellos los ignoraba, hasta que un día Jessica Furr, una de las modelos y bailarinas más reconocidas de Nueva York me pidió que programara una sesión con ella. Obviamente acepté, y cuando compartí sus fotos, todo explotó de un día a otro. Gracias a ella crecí en lo que hacía y estoy en donde me encontraba ahora, como uno de los fotógrafos más prestigiosos de la ciudad, con mi propio estudio.

Tocan la puerta y eso logra sacarme de mis pensamientos. Era mi secretaria, Ana, entrando por la puerta. Tal vez ella era la única que podía entrar a mi oficina sin mi consentimiento.

—Ha hablado la señorita Johnson, para confirmar cita dentro de dos días —habla acercándose mientras cerraba la puerta detrás de ella—. ¿Confirmo con ella? —Asiento una vez como respuesta, con mi vista puesta en ella— También ha hablado el señor Highland, referente al contrato que ofreció hace un mes. ¿Qué le digo?

—No estoy interesado. Cancela la cita si hay una.

—Cancelada —dice mientras anotaba en su libreta lo que haría después—. Oh, y queda otra cita para la semana entrante. Una chica quiere contratar tus servicios para que tu equipo sea el que tome las fotos en su boda...¿aceptarás o lo dejarás?

—No será barato.

—El dinero no es un problema para ella.

—Bien. Confirma la cita para el veinticuatro de enero a las cuatro de la tarde en punto. —ordeno.

Dirijo mi vista otra vez a la pantalla, esperando a escuchar los pasos de la chica, dándome la idea de ella marchándose para después escuchar la puerta cerrarse, mas no escucho ninguno de ellos. No comento nada, sino que me quedo en silencio, sin desviar mi vista de la computadora, hasta que la escucho carraspear con delicadeza. Por segunda vez poso mis ojos en su pequeña figura, escudriñándola con la mirada. Reposo mi barbilla entre la palma de mi mano, a la espera que hablara.

—Bueno, quería preguntar otra cosa...—comenta con cautela, pero al ver que no respondo, continúa—. Es sobre las pequeñas vacaciones que te había pedido hace un mes. ¿Las podré tomar? —me mira con ojos de cachorro mientras se mecía de adelante hacia atrás con nerviosismo. Una pequeña sonrisa quiere escaparse de mis labios, mas no dejo que lo haga.

—Tienes dos semanas.

—¡Gracias, gracias! —exclama con emoción y sin pensarlo se acerca, dándome un pequeño abrazo para después salir apurada. Cuando por fin veo la puerta cerrarse, suelto la pequeña risa que estaba conteniendo mientras meneaba mi cabeza de un lado a otro.

—De nada, hermanita.

***

No mucho pasó después de eso, continué revisando, contestando e ignorando correos. Tuve otro par de citas y una pequeña sesión con otra modelo.

Esta vez me aseguré de no mostrarle las fotos, sino correrla en cuanto termináramos. En realidad no estaba de humor para soportar a niñas engreídas con mucho dinero y ego.

Cuando por fin termino el trabajo del día, me aseguro de guardar todos los archivos pendientes y despedirme de Ana, diciéndole que se asegurara de cerrar cuando terminara. Nosotros dos siempre éramos los últimos en irnos.

Salgo por la puerta y le pongo llave, solo por seguridad. Después de todo, ella era mi hermana y no arriesgaría que algún ladrón entrara y le hiciera daño solo por mi descuido.

Hace tres años, cuando me instalé en el estudio, secretarias iban y venían, parecía que no soportaban el trabajo, aunque realmente sabía que el insoportable era yo. Pero hace un año y medio decidí contratar a Ana, porque al parecer era la única persona que realmente podía conmigo. Lo hice por ayudarla a ella y por ayudarme a mi también; era bueno tenerla cerca y ahora se iría dos semanas.

Conforme caminaba por la calle infestada de gente, el frío viento todavía logró alcanzarme, causando que un escalofrío recorriera toda mi espina dorsal, y en busca de algo de calor, froto mis manos entre sí. Apenas eran las cuatro y media de la tarde.

El sol apenas estaba por ocultarse, pero todavía había una luz bastante peculiar. A duras penas logro sacar la cámara del maletín que tenía colgada del hombro y la enciendo mientras seguía caminando, y conforme lo hacía, estaba en busca de algo que lograra llamar mi atención.

Y entonces ahí fue cuando lo encontré, o mejor dicho, escuché.

El sonido de una voz masculina cantando a través del micrófono, acompañado por una guitarra de fondo logró que instintivamente moviera mis pies con velocidad, en busca de la fuente de sonido. Era bajo, pero conforme avanzaba, la melodía se hacía cada vez más fuerte. Cuando estuve alrededor de unos cinco minutos caminando entre la multitud, logro ver a un par de personas paradas, viendo al chico cantar y tocar.

Me coloco frente a él y le hago una seña a mi cámara, dándole a entender que quería fotografiarlo. El chico al verme asintió una vez mientras seguía con el espectáculo que nos daba. Tomo una foto para probar la luz y al ver que los ajustes que tenía estaban bien, continué con el trabajo de seguir sacando más fotos, pero de un momento a otro, algo más logró capturar mi atención, y la de los demás también. Una chica de pelo negro, con una vestimenta un tanto llamativa paró a unos metros del guitarrista, aplaudiendo al ritmo de la canción.

Me quedé ensimismado con su belleza, era única y especial ver cómo iluminó ese pequeño pedazo. Vi potencial.

Por primera vez en mucho tiempo me había quedado impresionado por alguien, y lo mejor es que ella no hizo el más mínimo esfuerzo para hacerlo.

Fue cuando ella se acercó a depositar un billete en el estuche de la guitarra, para recompensar al chico, que reaccioné y les tomé una fotografía a ambos, pero lo que más me sorprendió, es que la deslumbrante mujer comenzó a moverse al ritmo de la canción que se escuchaba a todo volumen. No le importó que todos la vieran, sino que al parecer, disfrutó que lo hicieran. Ahora, mi enfoque dejó de ser el guitarrista y toda mi atención se concentró en ella.

Tomé un par de fotos de la pelinegra, hasta que la música se detuvo, y ella también lo hizo. Todos aplaudieron el espectáculo, pero pienso que la mayoría iban dirigidos a la chica. Momentos después, el chico dio las gracias con una sonrisa grande en su rostro mientras que ella se acercó a darle un pequeño abrazo mientras se inclinaba, dándole las gracias, minutos después se marchó y él continuó tocando y cantando.

Me tomo el tiempo de observar las fotografías que he capturado, y me impresiono un poco más de los resultados que he obtenido.

Eran espectaculares.

Cuando termino de observarlas, apago la cámara y la guardo en mi maletín de nuevo, para dirigirme a casa, no sin antes darle un pequeño tip al chico por dejarme fotografiarlo. Al llegar, abro la puerta y me adentro a la comodidad de mi apartamento. Me quito las botas y las dejo en la entrada; tomo asiento en el sofá de la sala y enciendo mi computadora para editar las fotografías que recién había tomado. Me toma un par de minutos abrir los programas necesarios y espero otros pocos para que las fotos sean trasladadas hacia la computadora.

Un par de horas después, cuando termino de retocarlas, me quedo un momento pensando en subir las fotos de la chica a la página de internet junto con las del guitarrista. Sin pensarlo mucho, subo un par, las que más me gustaron de ella. Me hago camino a la cocina para ver qué había por comer, encontrándome con las sobras de ayer.

Sin muchas ganas me preparo un cereal y me dirijo a la sala de nuevo al escuchar notificaciones llegando. Impresionantemente, los comentarios que estaba recibiendo sobre las fotografías que recién había subido a mi página eran mayormente sobre la chica de pelo negro, halagándola a ella por su belleza tan peculiar y halagándome a mí por haberla capturado, pero sobre todo, había comentarios preguntándome sobre la identidad de la chica. Cómo se llamaba, dónde la había encontrado.

Y para mi sorpresa, aunque no hubiera respondido ninguno de aquellos comentarios, me quedé dormido con la incógnita de quién había sido aquella chica.

Porque yo también quería saberlo.

***

¡Primer capítulo! He esperado tanto para compartir esta historia pero nunca hallaba la manera correcta de comenzarla....hasta ahora.

Tengo planeada esta historia muchísimo antes que HQLURM, pero siempre borraba lo que tenía y volvía a escribirla desde el principio (cada versión diferente) porque no me gustaban los resultados.

Bueno, en fin.

Espero les guste el primer capítulo, hasta la próxima❤

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