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• PRÓLOGO •

Myoui Mina, ¿cómo describirla, además de hermosa?

¿Elegante? Tal vez, pero ella era mucho más que eso. Era simpática, alegre, cautivadora, respetuosa, correcta en todo el sentido de la palabra.

Bien podía haber sido en vez de educadora o maestra —como ustedes le digan—, una excepcional modelo por sus perfectas proporciones. Quien a pesar de los años se mantenía como si fuera una chica de dieciocho años y no como una de veintitrés. Piel tan blanca como la nieve, sutiles pero tentadores labios, hermosos ojos y una deleitable figura.

Todos aquellos atributos la hacían resaltar por dónde ella fuera y en su trabajo como maestra no fue la excepción. 

Desde el momento en que se graduó, los demás compañeros de profesión la admiraron y envidiaron por su belleza y cuando comenzó a impartir clases, aquello fue aún peor. Infinidad de comentarios sobre lo bonita que era la maestra no se hicieron esperar y un sin fin de propuestas por parte de sus alumnos y de mayor grado empezaron a hostigarla todos los días. Su amabilidad y profesionalismo no le permitía mandar por un tubo a la bola de mocosos que la seguían en cada receso.

Sí, Mina podía ser hermosa, pero para ella aquello llegó a ser un tormento, más cuando los hombres empezaron a fantasear con ella, sin embargo, la hermosa dama de nombre Mina tenía un pequeño —gran— secreto, uno que mantuvo oculto toda su niñez, adolescencia y ahora que era mayor, también...

Le gustaban las mujeres.

Ella apenas tenía una amiga y a su queridísima hermana, pero a ninguna de las dos le había dicho nada, mejor dicho a nadie, pues constantemente podía ver el desprecio que la sociedad tenía por los homosexuales y le daba miedo arriesgarse a recibir el mismo trato.

Jamás en sus veintitrés años de vida había conocido a una mujer como ella —a la que le atrajeran también las mujeres—, pero sabía que por su exterior seguramente lo último que pensarían es que era lesbiana.

¿Qué haría Mina con una vida sin amor?

Bueno, pues esa pregunta se la hacía a ella misma de manera constante, puesto que toda su vida había anhelado un gran amor, así como en las películas o en los libros, aún así, sabía que aquello no sería posible. Se había hecho a la idea de que al final iba a morir sola, o era algo de lo que estaba muy segura que sucedería. Su profesión le había enseñado que muchos jóvenes podían llegar a ser seres sumamente inmaduros y despreciables, y ella jamás se sentiría atraída por ninguno de ellos.

Porque muy al contrario de lo que pensaban los demás sobre ella y su indefinida soltería, ella se mantenía siempre indiferente ante el tema excusándose de que no salía con nadie "porque no quería descuidar su profesión".

Pero pronto su madre dejó de creerle a su bien fundamentada mentira, cuando una tarde llegando del trabajo su padre le dijo que se arreglara bien porque tendrían una cena familiar. Mina no quiso preguntar mucho por la sorpresiva invitación y muy al contrario lo dejó a la suerte, así que se arregló y bajó a cenar como se lo habían pedido.

Vaya sorpresa que se llevó cuando se sentó en el comedor y un hombre de sonrisa maléfica -como lo describiría ella-, la saludó con mucho ego y se presentó como el dueño de una inmobiliaria grande de autos, afirmando que su trabajo lo haría llegar muy lejos. Fue entonces que Mina entendió a qué se debía la dichosa cena y a donde iría toda la situación.

Aún vuelta una furia se logró mantener tranquila toda la cena, al menos hasta que esta terminó y aquel tipo se fue de su casa. Su madre exclamó algo que la hizo ponerse aún más enojada de lo que ya estaba y entendió que su trabajo, como había dicho aquel hombre, "la haría llegar muy lejos", entonces supo que era el momento de independizarse.

—Mamá, si estás pensando en que me casaré con él, déjame decirte que estás muy equivocada. —Recuerda haber dicho mientras retenía un grito por lo molesta que estaba.

—Mina, entiende que ya tienes veintitrés, es el momento de que te cases y Alexander es un buen partido para ti.

—Ya te dije que no quiero distraerme de mi trabajo, si me caso o salgo con alguien, solo sería una pérdida de tiempo para mí.

—No te creo, Mina, como toda mujer tarde o temprano deberás formar una familia y tener hijos, ¿por qué no entiendes que es el momento de que lo hagas? ¡Y qué mejor que con él!

—No quiero y no voy a discutir sobre mi futuro contigo, además no quiero tener hijos.

—¡Basta! ¡Quieras o no, te vas a casar con él!

Aquellas palabras dichas por su madre la hicieron desconocerse y por el impulso del momento, no supo medir lo que salía de su boca.

—¡No me voy a casar con él! ¿Qué acaso no ves que no me agradan los hombres? ¡Me dan asco, los detesto!

Aún recuerda cómo el rostro de su madre se transformó de asombro a horror.

—¿Eso qué quiere decir, Myoui?

—Que no me gustan los hombres. Entiende de una vez que no me casaré con ninguno y menos tendré una familia, ¡porque a mí me gustan las mujeres!

Mientras Mina conducía por aquella desolada carretera, recordaba aquellas palabras como si las hubiera dicho ayer y no hace cuatro meses. El sabor agridulce que le traía esa salida de closet, la atormentaba y la liberaba al mismo tiempo.

—¡¿Qué?! —Su madre entonces la desconoció—. ¡En este instante te vas a retratar de lo que dijiste o puedes irte buscando un lugar donde vivir, porque yo no voy tener en mi casa a una maldita lesbiana!

La impunidad le llegó como un balde de agua fría, pero su orgullo la mantuvo con los pies pegados y firmes al suelo.

—Entonces, me voy.

Oh, hermosa Mina, la belleza hecha mujer, la maestra que todos amaban en el instituto, la siempre perseverante y elegante Mina, quien robaba las miradas y suspiros de los hombres, fue entonces conocida como "la desperdiciada mujer".

Tan guapa, ¿y para qué? Al final de cuentas es un desperdicio, porque le gustan las mujeres.

Al menos por su familia y ella gustosa dejó que la llamaran así, era lo poco que su orgullo le podía permitir hacer. Aunque su hermosa y amada hermana mayor fue la única que no participó en el acto de humillarla, aún así se mantuvo ausente y prefirió no interponerse en lo que sus padres decidieran sobre ella.

Fue entonces que Myoui Mina decidió que no dejaría que nadie más se enterara de su oscuro secreto y para eso debía dejar aquella personalidad amigable que le había empezado a traer problemas, puesto que ser cordial y simpática con los demás solo sería motivo para que la gente quisiera formar una amistad con ella y luego tener de qué hablar a sus espaldas. Tendría que distanciarse.

Myoui Mina, ¿cómo describirla, además de hermosa?

¿Elegante? Tal vez, pero ella era mucho más que eso. Era simpática, alegre, cautivadora, respetuosa, correcta en todo el sentido de la palabra.

Nah, aquello no más.

Myoui Mina ahora iba a ser conocida como el diablo hecho persona y no como la belleza hecha mujer.

Se marchó no solo de su casa, sino también de condado y estado, quiso irse tan lejos como pudo, donde sus padres nunca pudieran encontrarla y así lo hizo. Terminó viviendo en un pequeño pueblo de nombre Belhaven, donde no solo comenzó de nuevo, sino que también se dio lo inimaginable, algo que hasta el momento nunca le pasó...

Se enamoró.

De todas las mujeres en el pueblo, por desgracia terminó cautivada por una de sus jóvenes alumnas.

¿Qué haría entonces la hermosa Mina, si el pasado ya le había hecho malas jugadas? Justo ahora parecía hacerle otra, solo que esta vez sí que se lució, porque la pobre chica no solo era su alumna, sino que también era menor de edad.

Pero, ¿cómo se había enamorado, si a pesar de haber sido maestra ya por más de dos años, jamás se había sentido atraída por ninguna de sus estudiantes? ¿Por qué justo ahora pasaba todo lo contrario? Bueno, pues sujétate fuerte, porque estás apunto de conocer "¿Cómo el verano enamoró al invierno?".

Recuerden votar y seguirme, se los agradecería mucho. Besos.

Este mensaje lo dejaré en todas mis historias:

Como saben, mi antiguo perfil "MigadePan2" ya no se encuentra en Wattpad, investigando un poco la causa, descubrí que el motivo fue por está historia, no sé qué pudo haber infringido, pero igual ya no había nada que hacer, no obstante, igual he estado muy ocupada y no tenía planeado volver (o al menos no en un tiempo). Regrese primero para subir mis historias y luego les traeré una nueva, mientras tanto sean pacientes y esperemos porque a Wattpad no se le ocurra volver a eliminar mi perfil.

Gracias a ti lector por mantenerte a mi lado, te aseguro que te recompensaré bien, sólo dame tiempo.

-MigadePan

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