• Capítulo 5 •
Son Chaeyoung, ¿cómo describirla, además de encantadora?
¿Educada? Tal vez, pero ella es mucho más que eso. Es cálida, amable, cordial, reservada y sobre todo, talentosa.
Es tan bonita como una puesta de sol, con una suave y bronceada piel, labios gruesos y rosas, de personalidad risueña, con hermosos ojos color chocolate, pequeña y delgada, linda. Así es Chaeyoung, tan linda que no se da cuenta de que en realidad es bastante popular entre los chicos.
Y entre las chicas también.
Chaeyoung podrá ser muchas cosas, pero jamás será una mala persona, tiene un cálido y bondadoso corazón. Cualquier persona que la conozca lo suficiente podría apelar a su gran personalidad: trabajadora y humilde. Siempre consigue sus propias cosas con el sudor de su frente. Es alguien que desde joven ha aprendido a trabajar para ganarse las cosas. Y eso es de admirarse, pero Chaeyoung tiene un pequeño secreto, y es que está perdidamente enamorada de Tom, su caballeroso amigo. El chico atento de encantadora sonrisa, sin embargo, ¿Tom le corresponde?
Chaeyoung solía pensar que no, porque en cuanto las chicas empezaran a notar cómo era él, pronto pasaría a una liga demasiado alta para ella. Una en la que Chaeyoung nunca podrá llegar a estar. Ella prefiere mejor preservar su amistad y así ambos ser siempre mejores amigos. Aunque no le desagrada del todo la idea, al menos se quedará a su lado por mucho tiempo. Y cruelmente, lo amará en secreto.
O eso es lo que piensa ella, pues algo le decía que no había motivo suficiente para seguir rogando por un amor que simplemente nunca será correspondido, pero no puede evitarlo, el amor es algo que desea poder vivir en carne propia y al parecer nada está a su favor para que eso suceda.
¿Amar?
Tantas veces se preguntó si algún día alguien la amaría. Más allá de un sentimiento primitivo, para Chaeyoung es algo que ansía poder sentir. Y algo en su interior le grita que sí. Que tarde o temprano alguien la amará y la envolverá con amor. Tanto que pronto no quedarán rastros de más sentimientos en su interior. ¿Cuánto tiempo se puede amar a alguien? Ella no sabe a ciencia cierta la respuesta, pero también cree poder hacerlo por muchos años.
Quien se gane su corazón, lo amará por el resto de su vida.
Puede ser ilusa, tal vez, pero viviendo en un mundo con tantas tonalidades grises a su alrededor, Chaeyoung busca en el amor un refugio, una emoción. Algo que le recuerde que sigue viva, que todavía hay esperanza, que hay un por qué de seguir adelante. Y se siente dispuesta a dejarse llevar. Quiere saborearlo, sentirlo y expresarlo. Quiere retenerlo entre sus manos y no soltarlo nunca más. No sabe cuánto tiempo más podrá durar eso, pero se asegurará de atesorar el amor por el resto de sus días.
Y aunque esta perdidamente enamorada de Tom, a veces suele creer que simplemente lo quiere como un hermano o cómo lo que son, mejores amigos. Él la cuida y siempre procura su bienestar antes que el de él. Y eso para ella, es lo más encantador. Aún así, en cuanto mira su forma de ser con los demás y luego con ella, se da cuenta de que no hay mucha diferencia. Y que tal vez, él solo está siendo amable. Muy amable.
Quizás lo quiere y mucho. Quizás le gusta y mucho. Y solo quizás, lo ama y mucho, pero siente que la emoción del amor que ha deseado sentir, nunca llegará. O al menos no con él...
Porque jamás se ha sentido perdida en el amor. Jamás ha sentido que caerá de un precipicio si su amor no es próspero o recíproco. Tal vez, solo tal vez, se siente atraída por su apariencia y su indiscutible forma de ser. Tal vez solo es una tonta. Una que creyó enamorarse, pero que en realidad no sabe nada sobre el amor, ni siquiera cómo se siente. Sí, en realidad y muy probablemente eso es, una tonta. Porque el enamoramiento superficial que ha creado a base de ideologías tontaa, le ciega de la verdad frente a sus ojos. Una que también muy probablemente se negará a ver. Incluso cuando el cielo se despeje y le grite a los cuatro vientos que el amor está por todos lados, nuevamente se negará a creerlo.
Pero ya es demasiado tarde, porque al final le fue imposible caer en un indiscutible enamoramiento que es todo menos amor.
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C.
Los sucesos de aquella noche me han dejado bastante confundida. Más allá de algo insignificante, realmente me ha agradado mucho la fresca personalidad que tiene la maestra Myoui. Desearía que también fuera así en la escuela, aunque entiendo muy bien el por qué no lo es, pues es más que obvio que eso solo le traería problemas con sus estudiantes. Esa bola de tontos que hay no solo en mi salón, sino que también en toda la escuela, intentarán aprovecharse de su amabilidad y sin duda, eso es algo que mi maestra no quiere.
Inevitablemente termino por irme a dormir más tarde de lo esperado. Casi rogando por conciliar el sueño, he cerrado los ojos media hora después y mágicamente he terminado por caer dormida. La mañana siguiente estoy un poco aturdida en el trabajo, Tom no ha llegado y pronto se va a dejar de servir el menú del desayuno para pasar al de la comida completa. ¿Dónde estará? Ayer le había dicho que pasara al R'chester, quiero suponer que se ha demorado un poco con su familia, pero no parece que sea así, porque al final nunca llega.
Dahyun había intentado hablar varias veces conmigo, pero la he ignorado, mi mal humor no me permite ahora mismo entablar una plática con nadie, así que tan rápido como termina mi turno, salgo corriendo hacia la casa de Tom. Usaré el motivo de venir a ver a su hermana para saber por qué no ha venido a desayunar hoy. Y también para saber qué ha hecho anoche con los chicos.
En cuanto estoy en su casa me doy cuenta que el auto de su padre no está, por lo que muy seguramente él tampoco lo esté, pero no es así y Tom termina por salir con un aire de mala muerte de su casa.
—¿Te encuentras bien? —exclamo preocupada. Él niega mientras me invita a pasar—. ¿Resaca? —me atrevo a indagar.
—Al parecer. Siento que todo me da vueltas.
—¿Ya tomaste algo? —digo y él asiente antes de tumbarse sobre el sillón—. ¿Por eso no fuiste hoy?
—En parte, una de las hermanas de mamá está enferma y mis padres han ido a visitarla.
—¿Tu hermana igual?
—Sí, fueron los tres. Mi mamá decidió llevarla porque ya se sentía bien, ¿por qué? ¿Venías a verla?
—Bueno... sí, quería saber si ya estaba mejor y también para saber por qué no habías ido hoy al R'chester.
—Lo lamento —se disculpa y niego mientras tomo lugar al lado de él. Trato de suavizar el ambiente, así que acaricio sus castaños cabellos al mismo tiempo que lo escucho hablar—. La próxima semana iré sin falta, lo prometo.
—Está bien —suspiro. Tal vez es el momento indicado para hablar sobre la maestra Myoui—. Tom.
—¿Sí? —dice risueño por mis caricias y termina por recostar su cabeza sobre mi regazo—. Dime.
—Ayer, bueno... ¿Recuerdas que tiramos a alguien? —Asiente—. Era la maestra Myoui.
—¡Oh, demonios! —exclama asombrado y frunzo el ceño por aquella palabra—. Disculpa, se me ha escapado.
—Tom, pudimos habernos metido en muchos problemas si ella se hubiera enterado que fuimos nosotros, incluso se dobló el tobillo y no podía caminar, dudo mucho que asista el lunes a la escuela.
—¿Le dijiste que fuimos nosotros?
—No, claro que no. Fingí que pasaba por ahí y le brindé una mano. Al final termine por llevarla a su casa en su auto.
Él se levanta de mi regazo y me mira divertido.
—¿Manejaste tú? —Asiento con vergüenza—. Su auto es impresionante, creo que jamás había visto uno así. Que suerte tuviste. Y sobre lo otro, no te preocupes, no volverá a pasar —me hace saber.
—Eso espero, porque no quiero volver a mentirle. A ella ni a nadie.
Se recuesta nuevamente en mi regazo y suspira.
—Te lo prometo.
El día termina por pasar rápido, siempre pasa así cuando estoy al lado de Tom, no sé cómo es que lo hace, pero por el momento no me quejo. Aunque deseo estar más tiempo con él, me siento realmente agotada, así que después de una hora conversando, decido que es tiempo de irme. En el transcurso a mi casa el recuerdo de la noche anterior con la maestra Myoui viene a mi cabeza. Fue agradable haber escuchado música con ella. Espero ansiosa que pronto se repita.
Regreso a mi casa antes de la cena, mi padre no está por lo que al terminar de comer tomo un baño. Cuando salgo me dirijo a la cama y en pocos minutos me quedo dormida.
Este domingo he estado toda la mañana tentada a ir a la casa de la maestra Myoui, quiero llevarle algo de comida porque tal vez aún no se sienta bien y a lo mejor necesite un poco de ayuda, pero siento que sería inapropiado. Suponiendo que ella, una mujer de ciudad, lo último que querrá es ver a una pueblerina en su casa, prefiero mejor tragarme las ganas y limitarme a ir al trabajo.
Nada relevante pasa ese domingo, así que regresando del R'chester ayudo a mi mamá con las compras de la semana, donde me cuenta que ahora ha conseguido un mejor trabajo y que si todo sale bien, pronto podré dejar de trabajar para así poder dedicar todo mi tiempo a mis estudios. No quiero pelear con ella debido a que se ve realmente feliz por la noticia, así que una vez que terminamos de hablar, me voy directo a mi cuarto. Desgraciadamente los sucesos de los días anteriores me persiguen todavía en la cama y es casi imposible poder conciliar el sueño.
La mañana siguiente, tan pronto como termino de desayunar, salgo corriendo hasta la parada de autobuses. Ahí me encuentro con Tom caminando alegremente mientras conversa con Anthony, quien se mantiene ausente en toda la conversación. Ambos notan mi presencia y no dudan ni un segundo en acercarse a mí.
—Buenos días, pequeña —dice Tom dulcemente. Y Anthony termina por chocar los puños conmigo—. ¿Cómo amaneciste?
—Bien —miento. Apenas y puedo mantener los párpados abiertos y todo por culpa de él y de la maestra Myoui—. ¿Y ustedes?
—Igual —menciona Anthony mientras suelta un bostezo—. Aunque pudo estar mejor.
El autobús llega en ese momento, Tom como siempre se sienta a lado mío. Todo el camino vamos hablando sobre la salida en el Break con los chicos y él termina por contarme que en casa de Anthony las cosas se habían puesto mucho mejor. Al parecer Brad, el amigo de Tom, había invitado a unas cuantas amigas y el ambiente sin duda había mejorado. Le sonrío en toda la conversación tratando de que el hecho de que Tom haya bailando con otras chicas no me moleste, pero es imposible, así que en cuanto llegamos a la escuela, bajo del autobús y salgo casi corriendo hasta mi salón.
—Que fastidio —escupe abruptamente Dahyun mientras toma lugar en la mesa de al lado.
—¿Qué sucede?
Ella rueda los ojos y suspira con frustración.
—Otra vez ese idiota de Steven y su pandilla. —Niega molesta ante lo que dice—. Hicieron que me tropezara y golpeara accidentalmente al maestro de matemáticas. Ya conoces a ese viejo, se molestó y me mandó a la dirección.
—Rayos, ¿te lastimaste?
Niega y termina por esconder su rostro entre sus manos.
—Los odio.
Antes de que pueda decir algo más, la entrada casi triunfal y poderosa de una mujer me obliga a detener mis palabras.
—Buenos días. —Giro bruscamente mi cuerpo y me topo con la maestra Myoui, quien entra más alegre que de costumbre—. Se dice buenos días —vuelve a decir.
—Buenos días, maestra —repetimos todos aún sin entender por qué ha llegado tan temprano. Aún faltaban varios minutos para que la clase comience, pero ella toma su lugar y termina por dejar sus cosas sobre el escritorio.
La sorpresa para mí es mayor, por el simple hecho de que la última vez que la vi, parecía que tendría que ingresar a la escuela en sillas de ruedas, sin embargo, ahora parece todo lo contrario, pues apenas y cojea del pie. Se gira con elegancia y nos regala a todos una de sus extremadamente únicas sonrisas. Como siempre, viste elegantemente. Su cabello se encuentra adornado por un lazo que deja al descubierto sus pequeñas orejas y su largo cuello. Se quita cuidadosamente sus guantes y los guarda en su maletín.
Son acaso imaginaciones mías o no hay nada en el mundo que esa mujer no pueda hacer con suma elegancia. Rayos, debe ser un pecado verla. Myoui Mina sin duda es la definición de elegancia.
—Tan bonita como siempre —escucho susurrar a uno de mis compañeros y no puedo estar más de acuerdo con él.
Comienza pidiendo que nos acomodemos en parejas y saquemos un cuaderno. Entre dientes tengo que preguntarle a Dahyun si quiere trabajar conmigo y a ella no le queda de otra más que aceptar. Ambas nos acomodamos juntas y esperamos a que ella vuelva a hablar, sin embargo, cuando la maestra pasa por nuestra mesa dice que la actividad mejor será individual. Un abucheo por parte de los demás estudiantes hace que ella golpee su escritorio y termina por pedir silencio.
—Guarden silencio y hagan lo que les he pedido. No me hagan repetirlo —dice mientras toma la tiza y escribe sobre el pizarrón "¿Qué es la historia?".
Todos, incluso yo, nos quedamos en silencio. El hablar sobre el pasado no es algo que se nos dé bien a nadie de este salón, debido a que no es muy común ver a maestros de historia impartiendo clases.
Miro con impaciencia a Dahyun, quien con desinterés suelta un bostezo y termina por recargar su cabeza sobre la mesa y como de costumbre, se queda dormida.
—La tarea es simple —comenta ella con autoridad—. La respuesta es toda su opinión, pero tampoco quiero algo vago. Deberán hacer su mayor esfuerzo por darme una idea original sobre lo que significa la historia para ustedes. Esto es su examen. Así que háganlo con esmero, porque con esto los evaluaré a cada uno.
Dios, yo ni siquiera sé escribir bien y ahora la maestra desea que le escriba algo de lo cual no tengo ni la más mínima idea. Si tan solo no hubiera faltado a la mayoría de clases de la maestra Katarina, tal vez ahora no la estaría pasando tan mal.
—¿Cuántos días en la semana tenemos clases? —pregunta menos severa que antes.
—Tres veces —menciona Marck. Otro insoportable compañero de mi salón.
—Entonces les daré a más tardar dos semanas para entregarme este trabajo. Llévenselo con calma, tienen tiempo suficiente, sin embargo, el lunes a primera hora estaré pidiendo a todos sus trabajos —sentencia antes de retomar el tema de la clase anterior.
—Es un dolor de cabeza —escucho susurrar a otro de mis compañeros. Suspiro y comienzo a tomar nota.
Llegando a casa comenzaré a mejorar mi escritura, pues si deseo darle una buena impresión, debería al menos saber escribir sin errores. Aunque a este punto lo veo casi imposible. Si no fuera porque mis maestros de secundaria nunca me enseñaron a escribir, no estaría teniendo tantos problemas y seguramente como las demás mujeres de mi escuela, tampoco me estaría sintiendo tan incompetente.
Terminando las clases tomo casi corriendo el autobús, nuevamente sin esperar a Tom. Me siento extraña por estarlo ignorando, pero por el momento solo me limitaré a dejarlo pasar. En cuanto llego a casa me encuentro con que mágicamente mi papá está allí. Me saluda malhumorado y termina por subir a su habitación.
Por alguna extraña razón hoy me siento con la suficiente valentía como para ir a la casa de la maestra Myoui y no desaprovecharé la oportunidad, pues no sé cuando me volveré a sentir así. Como algo rápido y lo que sobra decido que será buena idea llevárselo. Tal vez con esos pequeños gestos dejaré de sentirme tan culpable. Además, me servirá para agradecerle nuevamente por la música del viernes.
—¡Papá, voy a salir! —digo, pero él no contesta, aún así, supongo que me ha escuchado.
Tomo la pequeña olla y la llevo con cuidado por todo el pueblo hasta llegar a su casa. Su auto está aparcado afuera como de costumbre. El portón de su casa se encuentra abierto por lo que imagino que acaba de llegar. Dudo por un momento en tocar a su puerta, pero suponiendo que lo qué pasó el viernes nos haya vuelto un poco más cercanas, tal vez no sea tan incómodo y tampoco tan raro para ella. O mejor dicho, para ambas.
—¿Señorita Son? —dice incrédulamente cuando abre la puerta.
—Hola —digo nerviosa—. Creí que a lo mejor tendría hambre. —Alzo la olla y ella me sonríe convencida al tiempo que me invita a pasar—. Permiso.
—Pues estás en todo lo correcto. Porque en efecto, aún no he comido nada —dice alegremente.
Río mientras la sigo hasta la cocina.
—Espero que no le moleste verme nuevamente aquí. Simplemente creí que sería buena opción traerle algo de comida. Es sopa de pollo, no es la gran cosa, aunque no sé si usted lo coma, quiero decir... no sé, quizás no fue buena idea.
—Hey, tranquila —me detiene—. Gracias. Justo ahora un caldo de pollo es todo lo que necesito —aclara y suspiro aliviada—. Además, no me molesta que vengas, no conozco a nadie, por lo que es un poco triste estar sola todo el tiempo. A veces me aburro, pero es gratificante saber que una de mis estudiantes viene a visitarme y aún más, me trae comida —me hace saber.
—Que bueno, la verdad no sabría qué hacer si a usted no le agradaba mi presencia y menos el hecho de haber tenido el atrevimiento de traerle comida sin siquiera antes preguntarle.
—No es necesario que sigamos siendo tan formales. Puedes llamarme Mina, mientras estemos fuera de la escuela. —La miro avergonzada y ella hace una mueca—. Claro, si no te molesta.
—Para nada. Usted también puede decirme Chaeyoung —exclamo y ella asiente satisfecha—. Por cierto, es caldo de pollo con verduras, mamá lo preparó antes de irse a trabajar.
—Vaya, huele muy bien —dice sorprendida mientras toma una cuchara y prueba un poco—. Y también sabe muy bien.
—Ella trabajó en un restaurante por diez años, es una experta y sin duda hace la mejor comida que he probado en toda mi vida.
—No lo dudo —menciona divertida—. Esto está delicioso. ¿Ya lo has probado tú?
—Sí, comí antes de venir.
—Justo ahora estaba teniendo una terrible indecisión sobre qué comer hoy. Sin contar por el hecho de que una de mis nuevas vecinas extrañamente vino a dejarme más de cuarenta latas de espinacas y ya estoy harta de tener que seguir comiendo eso —reímos.
—Oh, ¿entonces es por eso que había tantas latas de espinacas en su alacena? —pregunto divertida y ella asiente frustrada.
—Dos días después de haberme mudado una señora llegó a mi casa con un pequeño carrito donde transportaba dos cajas grandes. Solo me deseó una buena estadía y me dijo que era bienvenida, después se marchó dejándome ambas cajas en la puerta de mi casa. No me quedó de otra más que aceptarlas.
—Eso se escucha demasiado raro.
—¿Verdad? —pregunta riendo.
La miro detenidamente, ya no trae la ropa de esta mañana, ahora se ve mucho más hogareña. Sus hombros se encuentran casi descubiertos por un sutil escote, que aunque no es para nada provocador, si llama mucho la atención. Nuevamente parece hacer todo con gracia. Desde la manera en que sirve el caldo en una taza, hasta la manera en que camina de un lado al otro acomodando cada cosa sobre la mesa.
—Vamos al comedor, me es un poco incómodo comer aquí.
—Claro. —Me avergüenzo cuando accidentalmente ella me mira por debajo del rostro.
Se acomoda en una esquina y me indica que me siente frente a ella.
—Fui a la iglesia este domingo —dice y asiento para que continúe—: Fue extraño, casi de inmediato cuando entré, la gente se me acercó. Pensé que sería buena idea escuchar la palabra de Dios en una nueva iglesia, pero terminó siendo todo muy incómodo.
—¿Incómodo? ¿Por qué?
—Por los hombres. —Me pasa un vaso de jugo—. Disculpa, es todo lo que tengo de bebida. Aún me estoy acostumbrando a este nuevo ambiente, por lo que no sé cómo comprar cosas sino es en una tienda de conveniencia —dice, sin embargo, todavía me quedo en silencio por lo antes dicho.
¿Le incomodan los hombres? ¿O esos hombres la incomodaron a ella?
—No se preocupe, realmente adoro el jugo de caja. —Lo tomo agradecida y ella por fin comienza a comer—. Hay un mercado al que suele ir mi mamá, si quiere puedo llevarla. Voy con ella todos los domingos antes de ir al trabajo. Podríamos ir las tres.
—Oh. —Niega avergonzada—. No quiero molestarla, si me dices donde es, puedo ir yo sola.
—Insisto. Así como usted dice que yo no la molesto, pues usted tampoco lo hace conmigo. Será divertido, mamá tiende a ser muy habladora con los desconocidos. Creo que es algo típico de las mamás, ellas siempre son más sociales que nosotros.
—Ya creo que sí —ríe.
—¿Entonces? ¿Nos acompañará?
—Seguro, suena bien conocer más de este bonito pueblo. Sin duda elegí bien el venir a vivir aquí.
—¿Le agrada Belhaven?
—Tiene sus pros y contras. —¿Pros? ¿Qué es eso?—. Aunque me gusta que sea un lugar calmado, sin el ajetreo de la ciudad, sin todo ese ruido. Es admirable ver a la gente trabajar tan efusivamente todos los días. Sin contar que dar clases aquí es mucho más interesante que en la ciudad.
—¿Interesante?
—Sí, a pesar de que los estudiantes son un poco más pesados y groseros, parecen bastante intrigados por la materia. Nunca antes mis estudiantes habían puesto tanta atención a mis clases como ahora. Parece que al relatar los acontecimientos históricos del pasado quedan aún más sorprendidos que antes.
—En eso tiene razón, además de que sus clases suelen ser mucho más entretenidas que la de los demás maestros.
—Me alegra saber eso —ríe nuevamente.
Esa tarde ambas nos quedamos hablando hasta que la noche por fin cae, e inevitablemente es el comienzo de muchas más porque extrañamente los días siguientes me es casi imposible no ir nuevamente a su casa. Al terminar los días entre semana ya ambas parecemos conocernos un poco más. Y me agrada saber que puedo contar con otra persona además de mi madre. Quedamos de vernos el fin de semana, así que tan rápido como termine mis turnos en el R'chester, iré a pasar la tarde en su casa de nuevo. Sin duda espero con ansías que el sábado llegue ya.
Recuerden votar y seguirme, se los agradecería mucho. Besos.
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