• Capítulo 26 •
M.
Llegamos a Ocracoke aproximadamente a las siete de la mañana y para ese entonces, todos los pasajeros ya parecían tener claro sus destinos, pero para Chaeyoung y yo, la aventura apenas comenzaba, puesto que nuestro plan era conseguir al llegar aquí un hotel donde hospedarnos, el problema era que ninguna de las dos conocía Ocracoke y esperaba que aún así no fuera tan difícil encontrar un lugar donde pasar los días siguientes.
Para nuestra suerte antes de bajar del barco el capitán se nos acercó. Me dijo que es muy amigo del hermano de Adam y que él le comentó sobre mí, aunque intenté no profundizar tanto en el tema, una cosa llevó a la otra y como gesto de amabilidad me presentó con una mujer que era residente de la isla y le encargó que nos hospedara en el mejor hotel, claramente él no lo iba a pagar, pero tampoco me iba a negar.
—Si gustan ella también puede ser su guía por la isla —menciona el capitán señalándola—. Kary es conocida en los alrededores por su buen trabajo, seguro quedarán maravilladas.
—No se preocupe... —digo con la intención de conocer su nombre.
—Josh, un placer. —Me sonríe amablemente y le regreso el gesto.
—Mina. —Le extiendo la mano y con respeto nos damos un leve apretón—. Se lo agradezco, señor Josh, pero ya tenemos planeado que lugares visitaremos durante todo el viaje, así que no hará falta.
Lo último que quiero es tener a una persona pisándome los talones y que además, pueda ver todo lo que hago con Chaeyoung. Quiero que este viaje sea de lo más íntimo y especial que se pueda tener, solo quiero que seamos Chaeyoung y yo.
—Comprendo. —Me entrega un papel, el cual contiene la dirección del hotel.
—Gracias.
—No hay de que. —Guarda silencio—. Pensé que vería al joven Adam por aquí.
—No, no, los boletos eran para mí y mi pareja. —Empuño mis manos cuando me doy cuenta de lo que he dicho.
—¿Pareja? —Mira a Chaeyoung, quien se encuentra a unos cuantos pasos de nosotros.
—Él no pudo venir por el trabajo —me apresuro a decir—. Así que invité a... mi sobrina en su lugar.
¿Sobrina? ¿De verdad? ¿No sé me pudo ocurrir algo mejor? Ugh.
—Ya veo, pobre de él, Ocracoke es un lugar increíble para venir a vacacionar.
—Sí, es una lastima. —Sonrío.
Dos hombres se acercan a Josh y por sus uniformes confirmo que son trabajadores de él. Ambos me miran con cierta coquetería y encanto. Comprendo sus movidas, pero no vine aquí para irritarme con los hombres, así que me apresuro a despedirme antes de que alguno se atreva a dirigirme la palabra.
—Bueno, me retiro, señor Josh. Fue grato conocerlo.
—Igualmente, señorita Mina.
Voy directamente hacia Chaeyoung, ella me señala al joven que nos interrumpió ayer en la noche, pues se encuentra abajo con nuestras maletas.
—En un momento vamos —digo.
—¿Qué quería él? —me pregunta Chaeyoung con una ceja elevada.
Está celosa.
—Solo quería ofrecerme una guía para nuestro viaje, pero le he dicho que no.
—Ya —menciona distante. Ambas vemos bajar a las últimas personas del barco.
Quiero tomar su mano, pero es claro que no puedo hacerlo. Me trago las ganas posando una de ellas sobre su hombro, Chaeyoung me regala una corta sonrisa y devuelve su atención hacia la gente.
Apenas pasan unos minutos cuando un oficial de cubierta se acerca a nosotras para informarnos que nuestro auto ya está en tierra firme, le agradezco y ahora es por fin cuando nosotras bajamos. Tomamos nuestro equipaje y subimos al auto. Con la dirección en mano es solo cuestión de tiempo para que este aparcando al frente del dichoso hotel.
Es tal y como me lo imaginaba, grande y lujoso. No hay muchas personas a pesar de que ya son tiempos vacacionales, pero me gusta, pues con ello evitaré toparme con cualquier posible conocido.
Hacemos todo el registro y nos entregan la llave de nuestra habitación. El botones se acerca a nosotras para llevar nuestras maletas y es en silencio como nos dirigimos a nuestra habitación. Una vez ahí, le agradezco a aquel hombre. Nuevamente estamos a solas, así que ya me siento mucho mejor.
—Esta habitación es incluso más bonita que la del barco —exclama Chaeyoung repasando con sus ojos la infinidad de decoraciones que hay.
—En definitiva. El hotel es perfecto, cuenta con un restaurante y también con una gran piscina, por si deseas nadar mejor en agua dulce que en salada.
—Para serte sincera no estoy muy emocionada con el tema de la playa, pero lo voy a intentar por ti —menciona resignada y sonrío encantada—. Por cierto, no conseguí un traje de baño.
—Yo tampoco, de hecho pensaba que los consiguiéramos en alguna tienda.
—¿Crees que podamos?
—Sí, solo debemos preguntarle a alguien del hotel, seguro ellos saben.
—¿Quieres ir ahora? —pregunta curiosa y niego con la cabeza.
—Primero desempaquemos nuestras cosas, luego daremos una vuelta por los alrededores para conseguirlos.
—De acuerdo.
Entre risas y besos, nos toma más de treinta minutos el tener toda la habitación lista. Hemos acordado antes de salir el cómo manejaremos nuestro comportamiento, aunque no queramos dejar de ser melosas la una con la otra, debemos aparentar.
Por otro lado, Chaeyoung se ha muerto de risa cuando le he revelado mi pequeño accidente con el coronel y que ahora si alguien nos pregunta por nuestra relación, deberemos decir que soy su tía y ella mi sobrina. Aunque he temido por su reacción es verdad que me agrada que lo tome con gracia, no obstante, sé que en algún momento terminará por incomodarla, sin embargo, por ahora ella me repite con cierta malicia que no es correcto que su tía le coma la boca y menos que se aproveche de su pobre sobrina.
Después de nuestra extraña conversación nos dedicamos a buscar una tienda donde comprar trajes de baño, casi temiendo no poder hacerlo, le hemos preguntado a un señor y nos ha podido guiar al lugar correcto. Ambas hemos encontrado el traje de baño perfecto, aún así, Chaeyoung se ha avergonzado por completo de usar una prenda que no cubra ciertas partes de su cuerpo, sin embargo, en cuanto me ha visto salir del probador con un traje de dos piezas, la expresión en su rostro ha cambiado.
Es así como al finalizar terminamos con un traje de una sola pieza y otro de dos en la cajuela de mi auto. Chaeyoung no se ha negado a utilizarlo, además me ha dicho que no debo dejar que ningún hombre se me acerque y yo le aseguro que tampoco lo permitiré con ella. Aunque por otro lado Chaeyoung se ha visto en mis ojos como un lindo dulce, el cual quiero comer. Esa feminidad e inocencia que la rodea, justo ahora la desprende más que antes.
Cuando volvemos al hotel ya son pasadas de las nueve, ambas estamos cansadas por el viaje. Nuestros cuerpos aún están agotados a pesar de que hemos dormido muy bien. Pedimos algo de cenar y una vez al terminar, vamos a dormir.
A la mañana siguiente son los primeros rayos de luz lo que me hacen abrir los ojos. Hemos pedido dos camas solo para aparentar, porque Chaeyoung y yo hemos dormido juntas, su cuerpo aún se encuentra abrazado al mío y aunque no quiero despertarla, no debemos desaprovechar el día.
La levanto con suaves caricias y ella me recibe con dulces besos. Apenas salimos de la cama y armamos pequeñas maletas para ir a la playa, luego bajamos para desayunar. Como ayer, los trabajadores nos han tratado con mucho esmero, así que la estancia en la isla sin duda es maravillosa.
El viaje a la playa es de apenas diez minutos, hay algunos autos estacionados y una pequeña cantidad de personas que se esparcen por todo el lugar. Rentamos sillas, una mesa y un paraguas. He conseguido para el día unas cuantas sodas y aperitivos para pasar la mañana. A lo lejos puedo ver varios restaurantes y a los lados regaderas y cambiadores para los bañistas. Lo bueno es que ambas tenemos los trajes de baño debajo de nuestras ropas, así que no será necesario el caminar hasta allá.
—Vaya —pronuncia Chaeyoung con asombro—. Que clara se ve el agua.
Observo hacia donde ella mira y confirmo que es así, el agua luce tal y como la describe. Aún con sandalias puedo sentir lo caliente que está la arena. No hace mucho calor, pero es lo suficientemente fuerte como para hacer que me quiera meter al agua. El sol está en su punto perfecto e ilumina fervientemente el lugar. El agua brilla y se enaltece de una manera espectacular.
—Es hermoso —susurra Chaeyoung incluso más encantada que antes. Esta pérdida en la belleza del paisaje.
—Lo sé.
—Gracias —dice de repente y la miro curiosa—. De verdad, Mina, gracias. Jamás hubiera podido conocer la playa si no fuera por ti.
—No tienes nada de que agradecerme. —Me acerco a ella y la tomo de la mano—. Quiero que conozcas todo lo que desees, Chaeyoung.
—Quiero conocer el espacio.
—Bueno, creo eso sí no se va a poder —digo y ambas reímos.
Miro a la gente que nos rodea, todos están en su propio mundo, disfrutando de la playa y pasando el tiempo con personas que les importan, al igual que yo.
—¿Qué te parece si vamos a nadar? —menciono alegremente.
—No me dejaras morir ahogada, ¿verdad? —pregunta preocupada.
—Quien sabe, si resultas ser mucho problema como aprendiz, puede que lo considere.
—¡Oye! Sabes que eso no me ayuda en nada a calmar mis nervios.
—Estoy bromeando, bonita, antes muerta que dejar que algo malo te pase.
—¿Segura?
—Bueno... quizás no del todo. —Abre los ojos indignada y me da un golpe en el brazo—. ¡Auch!
—Mina, detente.
—Está bien, está bien —digo entre risas—. Prometo no dejarte morir ahogada.
—Más te vale. —Me mira amenazante y niego con una sonrisa.
—¿Vamos?
—De acuerdo —exclama con cierto temor.
—No te preocupes, Chaeyoung, de verdad no dejaré que te pase algo.
Nos miramos intensamente, realmente me gustaría besarla en este momento, tomar su mano y caminar así por toda la playa, sin miedo a nada, pero ambas nos conformamos con miradas llenas de amor y aunque no es nuestra opción preferida, sé que sigue siendo igual de significativo para las dos.
Chaeyoung observa a un grupo de chicos que se encuentran al frente nuestro. Primero nos miran y luego hablan entre ellos. Al principio temo que estén haciéndose ideas de nuestro comportamiento, pero rápidamente descarto esa opción cuando uno de ellos me guiña el ojo y me regala una sonrisa, otro más joven hace lo mismo, pero con Chaeyoung. Le mira el cuerpo de forma lasciva y se muerde el labio.
Como odio a los hombres.
Me tiembla la mano de la impotencia que tengo así que desvió la mirada de ellos y me concentro en una familia que también se encuentra al frente de nosotras, todos ellos están preparándose para entrar al agua, así que se deshacen de sus prendas, los niños se adelantan y corren hacia el agua, ríen y saltan, y la gran molestia que tengo poco a poco va disminuyendo.
Me quito el vestido a una velocidad impresionante, quiero ya estar con Chaeyoung en el agua para así evitar a esos chicos. No quiero que ninguno de ellos se me acerque a mí y mucho menos a Chaeyoung. No quiero que la miren como si fuera un objeto o le digan cosas obscenas, porque estoy segura que no podré contenerme y terminaré haciendo una locura. Y lo que menos quiero es exponernos.
Ayudo a Chaeyoung a quitarse su vestido. Su traje de una sola pieza es de color blanco y hace que su bello color de piel resalte más. La tela se ajusta muy bien a su perfecta figura y aunque Chaeyoung es tímida por ser su primera vez usando uno, la halago y la enaltezco hasta que ella es lo suficientemente valiente como para alzar la cabeza y mirarme a los ojos.
Ella posa una de sus manos en mi cintura y aunque mi primer reacción es mirarla confundida, se torna curiosa por los leves movimientos que hace. Me sonríe y con un sonrojo extendiéndose por sus mejillas me dice: "Tienes una linda figura, Mina". La sangre sube hasta mi cabeza y trago fuertemente, me tomo un tiempo antes de responderle un "gracias" y luego ambas caminamos hacia el agua.
Remojo primero mis pies y luego me sumerjo hasta que el agua llega a mi cintura. Regreso mi mirada hacia Chaeyoung y la veo todavía en la arena apenas a un paso del agua.
—¿Qué pasa? —pregunto acercándome hacia ella.
—No lo sé, Mina —dice Chaeyoung con nerviosismo—. Se ve profundo y peligroso.
—Hey, tranquila —menciono intentando calmarla—. Yo estaré todo el tiempo contigo, no te voy a soltar.
—Aún así tengo miedo.
Extiendo mi mano y ella la toma dudosa.
—Chaeyoung, mírame a mí, no al agua —le pido dulcemente y ella asiente.
—Bien. —Fija sus ojos en los míos y con pasos lentos nos vamos adentrando.
Sus manos se posan en mis hombros, cierra los ojos y aprovecho ese momento para que nos demos un rápido chapuzón. La tomo de la cintura y nos sumergimos por completo. Se asusta así que regreso rápidamente hacia la superficie.
—¿Qué tal? —pregunto acariciando su brazo. Ella da una corta respiración y abre los ojos—. No estuvo tan mal, ¿verdad?
—Sí, creo que puedo soportarlo.
La próxima hora nos la pasamos en el agua, la ayudo a sumergirse por sí misma, aunque al principio está aterrada, pronto logro que lo haga ella sola. No le toma ni una hora cuando ya se siente confiada para hacerlo, sin embargo, una vez que lo hace vuelve a mi lado y toma mi mano.
Mientras estamos en el agua nos contamos cortas y extensas anécdotas de nosotras de pequeña. Reímos y gritamos cuando comenzamos alguna que otra guerra de agua. Y después de un tiempo regresamos a nuestros lugares para comer algo. Todo va perfecto hasta que nuestra estancia es interrumpida por tres chicos que se nos acercan y cubren nuestro bello paisaje con su presencia.
—¿Se les perdió algo? —pregunto con tono sarcástico.
Son de aquel grupo de jóvenes que nos miraban al llegar.
—Sí, y nos gustaría saber si podrían ayudarnos —exclama el más alto con tono coqueto.
—Claro —dice Chaeyoung con inocencia.
—¿Y qué se les perdió? —digo con desdén.
—Dos hermosas chicas. —El joven de cabellera cobriza posa una de sus manos en la mesa y se inclina hacia mí—. Deberían estar con nosotros, pero se encuentran aquí.
—Que bueno por ellas, seguro se la han de estar pasando genial sin ustedes.
Los tres se miran entre sí al notar mi desprecio. No quiero que arruinen nuestro día.
—¿Es tu hija o tu hermana? —indaga el más joven.
Me dan ganas de gritarle que es mi novia, pero me lo reservo, al final son hombres y es imposible que entiendan algo.
—Sea lo que sea que estén buscando, aquí no lo van a encontrar, mejor vayan con sus otros amigos y ayúdense entre sí a cambiarse los pañales, par de mocosos. —No tengo frenos al correrlos y no me arrepiento.
—Oiga, ¿qué carajos le pasa? —El más alto intenta golpear la mesa, pero el chico al lado mío lo detiene.
—Vámonos, ni que estuvieran tan buenas. —Bufan los tres y luego se marchan.
—Mina —me llama Chaeyoung y la miro aún con enojo.
Esos idiotas solo saben arruinar mi humor.
—Dime, bonita.
—Me gusta cuando eres tan severa. —Me da una mirada picara y río.
—Es que no soporto a los hombres, me colman la paciencia con sus estupideces.
—Eso vi —ríe.
Suspiro intentando calmarme y agito mi cabeza para despejar mi mente. Me levanto del asiento y tomo su mano. Ella me mira confundida, pero le aclaro de inmediato mis inmensas ganas de volver al agua, ella me sonríe y en silencio vamos.
No sé cuanto tiempo pasa, pero cuando ambas sentimos que nuestra piel arde por el intenso sol y también por la falta de bloqueador solar, regresamos a nuestra mesa. Ambas concordamos que ya es momento de volver, sin contar que el cansancio empieza a hacerse presente y aunque hemos dormido lo suficiente, nuestros cuerpos piden la comodidad de una cama.
Tomamos nuestras cosas y volvemos al auto. Aún estamos empapadas de agua y con nuestros trajes de baño puestos, así que vamos a los baños a cambiarnos. En cuanto entramos todo se encuentra en completo silencio. No parece que haya nadie a parte de nosotras.
Sin ninguna invitación Chaeyoung y yo compartimos la misma ducha, nos deshacemos de la arena en nuestros cuerpos, pero seguimos en ropa y es debido a eso que el trabajo se vuelve complicado.
Aunque los vestidores se encuentran al lado nuestro, sigo sin entender por qué estamos bajo la misma regadera. Hemos entrado mientras conversábamos, que no nos hemos percatado de que esta situación podría llegar a ser incómoda para ambas, y aunque no tengo vergüenza de hacer este tipo de cosas con ella, es cierto que para Chaeyoung puede ser diferente.
La observo por un momento, lucha con la arena que se ha quedado entre sus piernas, no me mira y tampoco dice algo. Debe estar igual que yo: sin saber qué hacer. Aunque intento apartar mis ojos de ella, otra vez su piel resulta sumamente tentadora para mí. Quiero volver a posar mis manos por sus costados y detallar su cintura. Quiero devorar su boca.
Quiero llegar más lejos.
—¿Pasa algo, Mina? —menciona Chaeyoung cuando nota mi intensa mirada.
—N-no. —Me aclaro la garganta—. ¿Quieres bañarte tú sola? Puedo ducharme en...
—Estoy bien aquí, solo quiero quitarme el agua salada y la arena, además en el hotel me daré un mejor baño.
—Sí, claro, yo igual pensaba hacer lo mismo.
Quiero besarla, aunque estemos en un lugar público.
—¿Y entonces? ¿No quieres que me bañe contigo?
—No, no, Chaeyoung, pensé que estarías más cómoda si te daba privacidad.
—Mina —ríe—. Me siento cómoda contigo.
—Ah... —alargo la oración sin saber qué decir.
—Oye.
—¿Sí?
—Si me quieres besar no es necesario que lo ocultes, puedes hacerlo, sabes que no me importa —pronuncia riendo.
—¿De verdad? —Me ha pillado.
—Siempre lo haces, no sé por qué hoy sería diferente.
—Porque estamos aquí.
—¿Aquí? —pregunta confundida.
—Ya sabes, tomando una ducha.
—¿Y eso qué tiene? Tenemos ropa —menciona con obviedad.
—Lo sé, pero no es a eso a lo que me refiero. —Cierro la regadera y guardo silencio.
¿Debería hablar de estas cosas con ella? Realmente quiero a Chaeyoung y aunque nunca he pensado en tener intimidad con nadie, es verdad que con ella mis hormonas se disparan. Quiero hacer tantas cosas con Chaeyoung, incluso si son demasiado obscenas.
—Entonces, dime —pronuncia sin despegar la mirada de mí.
—Nada. —Busco darme la vuelta, pero ella me detiene.
—Si no me dices, Mina, no puedo entenderte. —Frunce el ceño—. Dijiste que las parejas siempre se cuentan todo, yo estoy aquí y estoy dispuesta a escucharte tanto como quieras.
—No me refiero a eso, bonita, son cosas mías, pensamientos que no tienen nada que ver con nosotras —miento.
Chaeyoung me pone en un gran aprieto. Me controlo para que lo de anoche no suceda en un baño público, pero de verdad quiero besar esa linda boca que tiene y tocarla hasta que alguna de las dos quiera parar.
Quizás estoy siendo muy egoísta por tener ese deseo hacia Chaeyoung, pero lo he experimentado incluso antes de ser novias y no quiero asustarla, menos llenarle la cabeza con mis propias perversiones, sin embargo, necesito que ella lo quiera tanto como yo. Que sienta ese deseo por mí, pero sobre todo que sepa si soy la persona indicada para su primera vez, así como yo lo pienso con ella.
—¿Entonces en qué o en quién piensas? —pregunta con cierta enfado.
—No es lo que piensas, Chaeyoung. —Estoy complicando las cosas.
—¿Y qué es según tú? —Me quedo en silencio y eso parece enfadarla aún más—. Si no quieres hacerlo, está bien.
Sale de la ducha y toma sus cosas, busco que volvamos a hablar, pero ella se encierra en uno de los vestidores.
Chaeyoung siempre me cuenta todo, incluso lo que más vergüenza le causa. Nunca me oculta nada y eso me hace sentir mal. De verdad quiero que nos comuniquemos en todos los aspectos, pero la veo tan inocente que no quiero que alguna de mis acciones y palabras la hagan sentir incomoda conmigo, sin embargo, sé que si no soy sincera con ella la terminaré lastimando y eso es lo último que quiero.
—De acuerdo, Chaeyoung, te lo diré. —Toco la puerta, pero no se digna a abrirla.
—Te escucho —dice del otro lado—. ¿En qué pensabas?
—En sexo —revelo sin más.
No hay respuesta. Un silencio nos sepulta y temo que ahora el viaje se haya arruinado por mi declaración.
—¿S-sexo? —exclama Chaeyoung con cierto desconcierto.
—Sí, y también sí, te mentí. Lo siento, si tenía que ver con nosotras.
Ella abre la puerta, sus ojos me miran con una expresión indescriptible. Traga saliva y empuña sus manos con cierto nerviosismo.
—¿Tú quieres tener sexo conmigo? —pregunta atónita.
—Sí, pero si tú no quieres, lo comprendo completamente.
—No es que no quiera, Mina, es que nunca había pensado en eso.
—Chaeyoung, no te estoy pidiendo nada, tampoco quiero que creas que haré algo sin tu permiso.
—Lo sé, solo que no me imaginé que tuvieras esos pensamientos.
—No es necesario que sigamos esta conversación, bonita, mejor cambiémonos ya, para que no se nos haga más tarde, ¿vale?
—Bien. —Asiente y cierra de nuevo la puerta.
—Me cambiaré en el vestidor de al lado —le informo tocando la puerta, ella no me responde, pero sé que me ha escuchado.
Salimos en silencio del lugar y regresamos al auto. Cada quien en el transcurso hacia el hotel va con sus propias inquietudes. No sé si fue correcto revelarle eso a Chaeyoung, porque es claro que ella ya no me verá de la misma manera, aún así, no me molesta. Quiero que lo sepa.
El viaje es corto, apenas hacemos una parada en el camino para comer y luego retomamos nuestro camino. Estaciono el auto frente al hotel y suspiro agradecida. Me giro hacia Chaeyoung y le anuncio que ya puede bajar, pero ella se mantiene inerte.
—Lo pensaré —exclama de repente, sin despegar la mirada de la ventana.
—¿Qué cosa? —pronuncio sin entender.
—En nosotras teniendo sexo.
La observo asombrada y aturdida a la vez. ¿Acaso he escuchado bien? Ella sin mirarme baja del auto y camina hacia la entrada. La sigo detrás en busca de una explicación, pero ella se mantiene en silencio. Sin duda este viaje va a ser más interesante de lo que imaginé.
Recuerden votar y seguirme, se los agradecería mucho. Besos.
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