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• Capítulo 25 •

M.

Viajar con Chaeyoung ha estado en mis planes desde nuestra primer navidad juntas, la idea de visitar y explorar nuevos lugares alrededor del mundo, fue algo que nació en mí desde el momento en que ella me habló de su gran deseo por conocer más lugares fuera de Belhaven o de incluso Carolina del Norte, en ese momento todavía no había tenido motivos suficientes además de tiempo—, para poder hacerlo, pero las fechas y mi emoción han concordado, y viajar es todo lo que quiero hacer ahora.

La graduación de los de último año por fin se llevará a cabo hoy, la mayoría de chicos parecen estar felices con la noticia, sin embargo, es verdad que muchos de ellos no lo están.

Tom ha pasado cerca mío junto a su amigo Anthony, a ambos los rodea una aura de melancolía y sin importar que tanto se les pida sonreír por el hecho de ser su último día en Orange, las sonrisas no parecen ser algo que les vaya a parecer en el rostro. Los dos se mantienen neutros y cabizbajos en toda la ceremonia y una vez al terminar, ambos se van juntos.

Estoy segura que a Chaeyoung le habría gustado estar aquí hoy para poder ver a Tom recibir sus papeles, pero las fechas no han coincidido y solo tengo recuerdos para contarle en cuanto la vea. Sé que querrá todos los detalles, así que me tomo el tiempo de analizar todo a mi alrededor antes de salir de la escuela y regresar a mi casa.

—Señorita Myoui —dice Adam apareciendo repentinamente al lado mío.

—Sí, dígame —menciono y lo puedo ver sonreír con timidez.

Que sujeto más raro y molesto.

—Quería decirle que mi hermano me ha conseguido los boletos para el viaje que quiere a la isla de Ocracoke. —Me extiende un sobre y lo tomo con emoción—. No ha sido muy fácil obtenerlos, pero por usted haría cualquier cosa.

—Ya veo. —Me aclaro la garganta—. ¿Cuánto le debo? —pregunto y él niega de inmediato.

—No es nada, tómelo como un regalo de parte mía por ser nueva aquí en Belhaven.

¿Nueva? Llevo casi un año aquí.

—De acuerdo, muchas gracias.

—¿Tiene con quien ir? Pregunto porque he visto que son dos boletos. —Me mira nervioso—. Yo estoy disponible por...

—Sí, con mi pareja —lo interrumpo, antes de que termine su auto invitación.

—¡Oh! —Se rasca el cuello incómodo—. ¿Eso quiere decir que ya no está disponible?

—Creo que eso es obvio. —Observo con detalle el contenido del sobre y asiento satisfecha—. Dígale a su hermano que se lo agradezco infinitamente y claro, a usted también.

—Seguro —exclama estupefacto por mi revelación.

Ya no hay nada porque deba seguir aquí, así que me doy la vuelta y junto con mis cosas, es como salgo de Orange. El camino a casa es tranquilo. Al llegar me encuentro con Chaeyoung nuevamente esperando por mí en el porche. Se acerca rápidamente a mí y me ayuda con mis cosas, luego ambas entramos y vamos directo hacia la sala.

—¿Cómo te fue en la graduación? —pregunta con gran interés.

—Bastante bien, ayer por fin pude obtener todos los papeles para la entrega de documentos, el director Richard hizo de la ceremonia algo bastante emocional y con varios discursos no solo emocionó a algunos, sino que también abrumó a otros —digo y ambas reímos.

—¿Qué tal Tom? —pregunta cambiando de tema—. ¿Lo viste?

—Sí, no se encontraba muy feliz que digamos.

—Me lo imagino —dice frunciendo el ceño—. ¿Y Anthony?

—Estaba igual que él, parece que la noticia del internado lo tiene atormentado.

—Ya creo que sí, y no está para más, ambos son muy cercanos, me preocupa cómo vayan a sobrellevar esta situación de tener que alejarse.

—Seguro sabrán seguir adelante. Aún son muy jóvenes para creer que su mundo se ha acabado.

—Eso espero.

—¿Qué tal tú? —menciono con preocupación—. ¿Qué te han dicho tus padres con respecto a la playa?

—Sé que te dije que iba a intentar convencerlos, pero no lo he logrado.

—¿Qué? —Rayos—. ¿Por qué?

—Papá es muy pesado con el tema de dejarme salir a cualquier lugar y mamá ha estado muy rara conmigo en estos últimos días, así que hablar con ella sobre viajar ha consistido en no llegar a nada.

—¿Es por qué vas conmigo?

—No, de hecho les he dicho que voy con los chicos porque será nuestro último viaje de amigos. —Me toma de la mano—, pero si tú me dices que día partiremos, yo tendré listas mis cosas para viajar.

—No te puedes escapar —aclaro de inmediato—. Ese plan ya lo tenemos reservado para otra ocasión.

—Lo sé, Mina —ríe—. A lo que me refiero, es que conseguiré el permiso pase lo que pase.

—¿Estás segura? Porque si crees que es mucho problema siempre podemos cancelarlo.

—¡No! —grita y la miro asombrada—. Lo estuve pensando bien y de verdad quiero hacer este viaje contigo. Además conoceré la playa y es algo que he querido hacer desde hace mucho tiempo.

—De acuerdo, Chaeyoung, si crees poder, entonces lo haremos.

—¿Ya tienes los boletos?

—Ya —menciono emocionada—. Hoy me los dio el maestro Adam, así que partiremos el domingo en la noche para llegar el lunes en la mañana, ¿qué te parece?

—Perfecto. —Se levanta del asiento y la miro confundida.

—¿Qué pasa?

—Me tengo que ir, Mina, solo venía a verte, hoy vendrá mi tío Joseph, el que era marido de Ana. Hace tiempo que no lo hemos visto, por lo que papá me pidió encarecidamente que hoy no saliera, pero bueno, no le he hecho caso —exclama y niego con la cabeza divertida—. Él junto con mi mamá llegarán temprano para poder darle la bienvenida y así poder comer todos juntos.

—Ya, entiendo. —Sonrío—. No te preocupes, solo avísame si algo llega a surgir y ya no puedes viajar.

—Lo haré. —Se acerca a mí y me deja un casto beso en los labios—. Nos vemos.

—Cuidate.

La veo salir de la casa y es inevitable sentirme sola sin su presencia.

El día apenas transcurre entre lecturas y música en la sala de mi casa, como un poco de pollo que he guardado en la nevera y luego de eso voy directo a mi habitación, he tenido una semana muy agitada así que en cuanto toco la cama, me quedo completamente dormida.

Aunque he quedado con Chaeyoung de vernos al día siguiente, ella no ha aparecido. Imagino que su tío sigue en su casa y que por eso mismo no ha podido salir, sin embargo, me preocupa no poder hablar con ella, pues no puedo saber si ha podido o no conseguir el permiso de sus padres, aún así, en cuanto llega el domingo, busco mis cosas y armo mis maletas. Chaeyoung me ha dicho que hará todo lo posible para poder ir, así que confió en que llegará.

Una, dos, cuatro, seis horas pasan y no hay rastros de ella, la tarde está a nada de caer y aún tenemos que hacer un viaje en carro de cinco horas para poder abordar el barco que nos llevará a Ocracoke.

Ya estoy lista, mi equipaje ya se encuentra en la cajuela de mi auto, porque en cuanto llegue Chaeyoung partiremos de inmediato. Reviso nuevamente el reloj, suspiro aliviada porque aún estamos a tiempo, no obstante, si ella no aparece en las próximas dos horas, será demasiado tarde y habremos perdido el barco.

Cuarenta minutos transcurren en donde solo me dedico a mirar por la ventana, autos y personas pasan a cada minuto, pero ninguno es Chaeyoung. La desesperación e inquietud me está carcomiendo. Necesito que llegue ya.

Para mi buena —o extraña—, suerte un automóvil se estaciona al frente de mi casa, de él baja un hombre, no distingo ver de quién se trata porque se encuentra de espaldas, pero de inmediato me tranquilizo cuando del otro extremo veo bajar a Chaeyoung. El hombre la ayuda a bajar dos maletas, ambos se despiden con un abrazo y luego aquel sujeto se marcha sin más.

Salgo de la casa con rapidez y cierro la puerta con llave, ya no hay tiempo de entrar para saludarnos como siempre lo hacemos. Me acerco a ella y le sonrío, tomo sus cosas y las coloco en la cajuela, luego las dos subimos al auto.

—Antes de que arranques —comienza a decir Chaeyoung—. Te tengo que dar algo.

—¿Dar? ¿A mí? —la miro confundida y ella asiente.

—Sí. —Trae consigo su mochila y de ella saca un frasco lleno de dinero—. Esta es mi única condición para viajar contigo.

—¿Perdón? Creo que no te estoy atendiendo.

—Son mis ahorros, Mina. —Me entrega el frasco y niego cuando comprendo de qué va todo—. Es el dinero que he ganado trabajando en R'chester, no es mucho, pero es todo lo que te puedo dar.

—No, no, Chaeyoung, yo no te estoy pidiendo nada.

—Ese es el problema, no me gusta depender de ti y menos que te sientas obligada a pagar todo lo que yo no puedo pagar.

—No lo hago por obligación, bonita, de verdad me gusta hacerlo y lo hago con mucho cariño.

—Pero yo no quiero que lo hagas, Mina, puedo valerme por mí misma, siempre lo he hecho, además si no aceptas el dinero no iré a Ocracoke contigo.

La miro consternada, sé que ella puede valerse sin mí, Chaeyoung me ha demostrado que es una persona que sin importar la situación, saldrá adelante, pero no puedo aceptar el dinero que tan arduamente ha conseguido. Ella se esfuerza para que el peso de las deudas no caigan sobre su madre y es inevitable sentirme frustrada por lo que me pide, quiero ayudarla incluso si ella no quiere.

—Me voy —anuncia Chaeyoung lista para salir del auto, pero la detengo.

—Está bien, Chaeyoung, lo tomaré —pronuncio con cierto disgusto y la veo sonreír satisfecha.

Tomo el frasco y lo pongo en la parte trasera del auto, después de aquella conversación ninguna de las dos dice algo, a pesar de la situación es así como comienza nuestro viaje. Aún estamos a tiempo de llegar, sin embargo, mi cabeza no piensa en eso, sino en la mirada que me ha dado Chaeyoung mientras rechazaba mi ayuda, trataré de no incomodarla de nuevo si con eso evito que vuelva a mirarme así, pero me conozco y sé que no podré cumplirlo.

Apenas pasan unos veinte minutos cuando Chaeyoung vuelve a hablar.

—Sé que te dije que iba a venir ayer en la tarde, como acostumbro hacerlo después de salir del R'chester, pero mamá no fue a trabajar y no tenía ninguna excusa para poder salir, sin contar que sí quería venir hoy, tenía que disimular —pronuncia sin detenerse en ningún momento a tomar aire.

—Tranquila. —La tomo de la mano—. Más despacio.

—El viernes que llegó mi tío fue en realidad una bendición, sino fuera por él, estoy segura que no habría podido venir hoy. Joseph convenció a mis padres de dejarme viajar. Siempre tuve una buena relación con él, así que en cuento le conté sobre mi supuesto viaje con mis amigos, él habló con mi madre para decirle que era bueno que saliera a conocer otro lugar.

—Vaya, entonces que suerte tenemos.

—Lo sé, fue tan bueno conmigo que se quedó un día más de lo esperado, pues él se iría el sábado en la tarde, pero con tal de asegurarse de que fuera al viaje, se quedó hoy para traerme.

—¿No te preguntó sobre quién vivía en donde te dejó?

—Le dije que nos quedaríamos a ver en la casa de uno de mis amigos, así que por eso no indagó más. Y, Mina... —me llama y la miro atenta.

—Dime.

—No sabía cuantos días estaríamos en Ocracoke y con la ayuda de mi tío Joseph, ellos quedaron convencidos que solo necesitaba de unas debidas vacaciones para que yo... —Guarda silencio.

—¿Para que tú qué? —pregunto curiosa.

—Nada, luego te diré. —Desvía la mirada.

—Está bien. —Asiento un tanto confundida—. ¿Entonces?

—Mis papás me dieron toda la semana —dice alegre. La miro extrañada por su cambio de humor, pero si me ha dicho que me lo dirá después, entonces la esperaré.

—Tenía pensado que estuviéramos cinco días —revelo—, pero es bueno saberlo, porque así tendremos más tiempo para conocer más lugares en Ocracoke y no solo la playa, como lo habíamos planeado.

—Sí. —Sonríe—. Ya estoy ansiosa por llegar.

—Yo igual. —La miro por un momento, trae consigo un lindo vestido verde. Se ve tan bonita como siempre, casi parece una muñeca.

Las siguientes horas nos la pasamos entre conversaciones banales y cortos lapsos de completo silencio, a mitad del viaje Chaeyoung se queda dormida. Ella no ha se ha removido ni un instante, está en un profundo sueño y aunque deseo admirarla con más detalle, no puedo apartar mi vista del camino, así que tengo que conformarme con ver el paisaje de los alrededores.

Después de recorrer varios cientos de kilómetros, al fin hemos llegado. La embarcación todavía está ocurriendo, gente con elegantes trajes abordan el barco y es cuando noto el tamaño del barco, es enorme, Adam sí que se lució consiguiéndome esos boletos, ya veré cómo agradecerle por ello después. Quise viajar en un barco que me permitiera poder transportar mi automóvil y al parecer lo he conseguido.

Despierto a Chaeyoung, aún tenemos que hacer que revisen nuestras cosas y también que suban mi auto, por lo que debemos movernos ya para no atrasar el viaje. Me estaciono cerca del barco y es en ese momento que los oficiales de cubierta se acercan a nosotros, revisan nuestros boletos y nos dejan pasar, un chico joven sube nuestras maletas y luego otro de los oficiales se encarga de subir mi auto.

En cuanto entramos Chaeyoung mira embelesada todo a su alrededor, está fascinada con lo que ve. Es un barco transbordador de lujo y el interior de él lo grita por todos lados. Me recuerda tanto a los viajes que hacía antes con mis abuelos, siempre en los mejores barcos o cruceros que tenía Ohio, nos hospedábamos en la zona más exclusiva, todo con el fin de tener una semana relajante. Lo hacíamos sin ningún motivo en específico, solo divertirnos. Extraño esos días, sin embargo, la emoción que siento en este viaje no se compara a ninguna otra que haya tenido.

El joven nos lleva hasta nuestra habitación, aunque no es la sección a la que estoy acostumbrada a pasar la noche, el hecho de que sea gratis me da cierta satisfacción. Río en mi mente por ello.

—Gracias —menciono hacia el joven que deja nuestras cosas. Le doy una moneda y él me sonríe con gratitud.

—¿Algo más que desee, señorita? ¿Quizás algo de comer? La cena estará lista en unos minutos.

—Bueno... —Miro a Chaeyoung quien asiente emocionada—. Seguro, lo que haya para cenar está bien.

—Por supuesto, en un momento se lo traeré —pronuncia por último y después se marcha.

Cierro la puerta y al fin solo estamos Chaeyoung y yo.

—¡Es increíble! —grita ella con emoción. Se acerca a la ventana que da hacia al exterior y su expresión de asombro me confirma que este viaje será maravilloso.

—Sí, de verdad que el hermano de Adam debe ser muy importante, no es tan fácil conseguir poder viajar en este tipo de barcos y menos poder pagarlo.

Me extiende su mano y la tomo encantada. Nos abrazamos mientras vemos como el barco comienza a moverse.

La habitación es tan elegante como todo aquí, me gusta, más porque la puedo disfrutar con Chaeyoung. Aún abrazadas caminamos hacia donde se encuentran nuestras maletas. Debemos desempacar alguna de nuestras ropas para poder cambiarnos hoy y para mañana en la mañana. Todo lo hacemos en silencio, ciertamente estoy cansada, pero hay dos camas, así que voy a dejar que ella elija donde quiere dormir o si es que acaso quiere que durmamos juntas como aquella vez de la tormenta.

—Voy a tomar un baño —menciono, tal vez si la dejo sola termine por decidir.

—Está bien —me dice ella mientras abre una de sus maletas.

La habitación también cuenta con un baño, no es muy grande, pero tampoco es incómodo. Me ducho con calma, quiero dormir fresca. En cuanto salgo ella me mira por unos momentos, me siento expuesta por el hecho de que mi bata no tiene mangas, realmente tampoco es que hubiera pensado mucho en ello, además de la ropa que usaré para cada día en todo el viaje.

—Yo igual voy a tomar un baño —me anuncia.

—De acuerdo. —Asiento, pero sigo sin ver sus cosas en alguna de las camas. Todavía nuestras maletas se encuentran cerca de la puerta y creo que entiendo el por qué—. Chaeyoung.

—¿Sí? —Me mira atenta.

—¿Dónde vas a dormir? —pregunto con cierto nerviosismo.

—Donde sea está bien para mí —pronuncia con timidez.

Su respuesta no me saca de ningún apuro.

—Igual a mí —susurro.

—Dos camas son demasiado, si no te molesta...

—No me molesta —la interrumpo y ella suelta una pequeña risa.

—Entonces podemos dormir juntas —menciona y asiento de inmediato—. De acuerdo, entonces ya vuelvo.

—Por supuesto. —Le sonrío y celebro internamente. No hay nada mejor que empezar este viaje durmiendo con Chaeyoung.

Me recuesto en uno de los sillones y espero a que ella vuelva. Después de un tiempo puedo escuchar la regadera ser cerrada y solo es cuestión de tiempo para ver a Chaeyoung salir del baño. Me mira divertida por mi extraño comportamiento, pero no puedo evitarlo, soy feliz junto a ella. Siempre soñé con algún día tener a alguien con quien viajar y conocer el mundo, nuestro mundo, ahora todos esos sueños se están cumpliendo y no quiero desperdiciar ni un solo minuto.

—Ven —le digo palmeando mis muslos.

Es extraño que le pida que se siente en mis piernas, pero supongo que ya estamos en un punto de nuestra relación en donde este tipo de cosas pasan con normalidad y hacerlas es algo natural.

—¿Qué sucede? —dice sonriente mientras se sienta sobre mí.

—Nada. —Tomo un cepillo para peinar su larga cabellera, desde que somos novias he querido hacer eso. Tiene un lindo cabello negro—. ¿Puedo?

—No es necesario que me preguntes algo así, Mina, puedes hacer lo que quieras —menciona y me sonrojo.

¿Qué significa eso?¿ Acaso, podré hacer cualquier cosa con ella?

—Entiendo —me limito a decir.

Cepillo su cabello con todo el cuidado del mundo para no lastimarla, mientras lo hago la escucho comenzar a tararear mi canción favorita de Sam Cooke "Win your love for me". La letra me hace pensar tanto en Chaeyoung, en cuando al principio pensé que ella sería un amor inalcanzable, porque en mi vida me imaginé que ella también pudiera gustar de mí, pero así es la vida, te da sorpresa y sin duda, fue la mejor que me pudo haber dado a mí.

Su cabello aún está húmedo, pero al menos ya se encuentra bien cepillado.

Chaeyoung huele tan bien, su olor natural me tiene completamente hechizada, desde aquella vez que cené en su casa no he podido evitar acércame a ella solo con la intención de poder envolverme en ese aroma tan embriagador que desprende ella, y aunque trato de no ser tan invasiva con su espacio personal, es inevitable, me gusta nuestra cercanía.

Pego mi mejilla a su espalda y me abrazo a su cintura. Da un pequeño brinco asombrada por lo que acabo de hacer, pero aún así no me alejo.

—Te quiero, Chaeyoung —pronuncio sonrojada.

No debería estar avergonzada, pero decírselo tan repentinamente, es algo nuevo para mí.

—Yo también te quiero, Mina.

Que bien se siente escuchar eso.

—Me gustas.

—También me gustas —ríe y se gira para verme—. ¿Qué pasa?

—No es nada, solo quiero recordártelo.

—Oh —vuelve a reír y sin quererlo soy contagiada por su risa—. Estoy feliz de que me hayas invitado a venir.

—Y yo estoy encantada de que hayas aceptado. No hubiera sido lo mismo sin ti, por un momento de verdad pensé que no vendrías.

—Lo siento de verdad, te juro que hice todo lo posible por venir temprano.

—Está bien, Chaeyoung, te creo. —Acomodo un mechón de su cabello detrás de su oreja y me sonríe tímida—. Tierna.

Ella se ve tan hermosa hoy. La luz cálida de la habitación hace que su piel resalte ese leve bronceado que tiene y que la vuelve tan irresistible, tanto que me provoca querer tocarla. Sus labios rosas y gruesos, se ven tan apetecibles que quiero chuparlos y morderlos hasta que se pongan de un rojo intenso.

Ya no aguanto más y su boca a centímetros de mí no me ayuda en nada. Suelto el cepillo sin importar donde caiga y tomo su rostro, la oigo gemir ante el choque de nuestros labios. Una de sus manos sujeta el sillón y con la otra me toma del cuello. Que bien sabe su boca, soy como un naufrago y estoy dispuesta a perderme en ellos. Profundizo el beso e introduzco mi lengua, ahora soy yo a quien se le escapa un gemido, pero de satisfacción. Somos una sola cuando nos besamos, es tan armonioso que desearía repetirlo todo el tiempo.

Mis manos se escurren por sus hombros y luego llegan hasta sus costillas, mi temperatura corporal sube y no mentiría al decir que soy una caldera hirviendo justo ahora. Llego hasta su cintura y suavemente con mis manos detallo su cuerpo. Ella es tan pequeña al igual que su cintura, puedo definir con mis dedos su ancha cadera y tentando a mi suerte, bajo un poco más hasta llegar a sus piernas, levanto parte de la tela que las cubre y las estrujo, en ese momento ella se separa de mí jadeante.

Sus mejillas están rojas y su cabello ha perdido el orden que momentos antes le he dado yo con el cepillo. Se relame los labios y me mira intensamente, parece estarse debatiendo lo que estamos haciendo, aunque realmente yo tampoco sé lo que está pasando. Solo quiero tocarla, besarla, acariciarla y sentirla.

No dice nada y tampoco se aleja, vuelve a mí incluso con más pasión que antes y con fervor le regreso el beso. Muerdo una y otra vez su labio inferior, y por mucho que trata de evitarlo, un gemido escapa de su boca, luego otro y después de eso pierdo la cuenta de cuantos más salen.

Sigo tocando sus piernas, sus muslos, pero me detengo porque no quiero que mis manos terminen por llegar a un lugar prohibido, al menos que ella así lo quiera.

Nuestras lenguas se tocan, nuestros labios se unen y nuestros cuerpos vibran. Siento mil sensaciones cuando estoy bajo los efectos de sus besos. Ardo ante sus caricias. Ella también quiere sentir mi cuerpo con sus propias manos, pero sé que está confundida, sin embargo, yo estoy lista para aclararle todas sus dudas.

Justo cuando decido ir por más, la puerta es tocada en ese momento. Ambas nos separamos inmediatamente y como si Chaeyoung saliera de un extraño trance, se levanta con velocidad de encima mío. Maldigo en mi interior a la persona que se haya atrevido a interrumpirnos.

Me levanto del sillón y camino hacia la puerta, del otro lado se encuentra aquel joven de unos minutos atrás.

—Su comida ha llegado, señorita. —dice mientras entra a la habitación y deja un bandeja en la cama—. Perdón por la demora, el chef todavía estaba preparando la cena.

—No se preocupe. En este punto no me molestaría si ni siquiera hubiera llegado.

—¿Perdón? —pronuncia confundido.

—Olvídelo, ¿es todo? —pregunto irritada.

—Sí, señorita.

—Entonces, gracias. —Lo acompaño de nuevo a la puerta y le doy una moneda, porque es obvio que eso es lo que buscaba desde un principio. Lo toma satisfecho y junta sus manos en agradecimiento.

—Tengan buena noche. —Asiento y cierro la puerta.

Suspiro y cuando me volteo, me encuentro con Chaeyoung. Tiene la mirada baja, pero no parece molesta sino avergonzada.

—Vamos a comer —pronuncio suavemente y ella me sonríe en respuesta.

No demoramos ni veinte minutos cuando ambos platos ya se encuentran vacíos, al menos la cena ha sido buena, pero de todas formas hubiera deseado que no hubiera llegado.

—Tengo sueño —menciona Chaeyoung mientras se frota los ojos y bosteza.

—Yo también.

—¿Ya vamos a dormir?

—Sí, bonita.

Ella toma su lugar en la cama y después de apagar las luces, yo también lo hago. Me recuesto a su lado y bajo las cobijas nos tomamos de la mano. Se acurruca cerca mío y casi en un susurro me desea buenas noches. Yo también hago lo mismo y después de unos minutos ambas nos quedamos dormidas.

Recuerden votar y seguirme, se los agradecería mucho. Besos.

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