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• Capítulo 21 •

M.

Sigo sin creer lo que ven mis ojos, incluso me atrevería a decir que es un espejismo, porque no es posible que este en Belhaven, sin embargo, ella está aquí y sobre todo, está frente a mí. Su forma de mirarme me muestra lo molesta que está y no es la única, porque Chaeyoung también me mira así. No he respondido a ninguna de las preguntas que me han hecho ambas, así que las dos se encuentran con el ceño fruncido a la espera de una respuesta.

—¿Nayeon? —pregunto escéptica.

—La misma —menciona con obviedad—. ¿Por qué? ¿Quieres un autógrafo?

—Pero... ¿Qué haces aquí?

—Vaya, hermanita, que gran bienvenida me das después de viajar miles de kilómetros solo para verte.

—¿Hermana? —menciona Chaeyoung sorprendida.

—Así es —dice Nayeon mientras entra a la casa—. Y por el beso que acabó de ver, supondré que eres su novia, ¿o me equivoco?

—Pues... yo —intenta responder, pero los nervios la traicionan—. ¿Q-qué haces? —exclama Chaeyoung cuando Nayeon la acorrala contra la pared.

—Basta —digo separándolas—. Si tienes alguna pregunta, Nayeon, házmelas a mí. A ella no la molestes.

—Que cursi te has vuelto, hermanita.

—No molestes —pronuncio. Ella ríe ante mi actitud e ingresa sin más a la casa.

Aprovecho que se ha alejado de nosotras para arrastrar a Chaeyoung hacia la salida. Sé que debo darle una explicación, pero hoy no será, no mientras no sepa primero qué es lo que hace Nayeon aquí y lo más importante, cómo me encontró.

—Mina —menciona pasiva.

—Hablamos mañana, ¿de acuerdo? —digo, y aunque veo la duda en su rostro, aún así, asiente—. Cuídate.

—Tú igual. —Me sonríe y luego se marcha a toda prisa.

En cuanto regreso, noto que Nayeon ya se encuentra husmeando el interior de la casa. Mira curiosa el árbol de navidad que por desinterés propio no he quitado desde diciembre. Suspiro y la invito a tomar asiento, a regañadientes lo hace. No sé adonde va todo esto, ni por qué rayos está en mi casa, pero sé que si ha viajado hasta aquí es por dos cosas: algo malo ha pasado o viene a pelear conmigo.

—Nayeon...

—¿Así que ella es tu novia? —me interrumpe y avergonzada asiento—. Eso sí que es una sorpresa.

—¿De qué hablas? —pregunto molesta.

—Mina, no es que no crea que puedas salir con una mujer, eres muy bella y cualquier otra mujer con el mismo interés tuyo, seguro que se sentiría atraída por ti, sin embargo, tú siempre fuiste de huir cuando alguien intentaba acercarse a ti, ya sea de manera romántica o por una amistad, es por eso que me cuesta un poco creerlo.

—Mi actitud con otras personas no te incumbe.

—No lo dije para ofenderte, al contrario, me alegra que ahora seas feliz con alguien, pero ella se ve... muy joven.

—Bueno. —Trago saliva—. Eso es lo de menos.

—Mina, no me mientas de nuevo.

—Puede que sí sea algo joven.

—¿Algo? —Enmarca una ceja—. ¿Cuántos años tiene?

—17.

—¡¿Qué?!

—Nos gustamos —aclaro.

—¿Y eso qué? —dice bruscamente—. Aún es menor, Mina. ¿Qué diablos te ocurre?

—Yo tampoco lo sé, solo paso —suspiro—. De verdad no fue intencional.

—Y aunque así lo fuera, ¿acaso no te has preguntado lo que dirán sus padres si se enteran? ¿O ya lo saben?

—No, no lo saben, pero esos asuntos son de Chaeyoung y yo. No te metas.

—Pues esa tal Chaeyoung más le vale que le gustes de verdad y tú a ella, porque en este pueblo de mala muerte lo más seguro es que las condenen a ambas.

—No es necesario que me lo digas, Nayeon, lo sé bien.

—¡Pues parece que no!

—¿Por qué vienes tan agresiva? —pregunto disgustada—. Es mi vida, te lo recuerdo.

—Mina, me importa poco si te gustan o no las mujeres, o si incluso te gustan menores...

—¡No me gustan menores!

—Como sea, pero no me hagas esa pregunta cuando sabes muy bien la respuesta.

—Si es porque me fui sin avisar, comienza a superarlo. —Desvío la mirada y niego con la cabeza. No quiero pelear con ella—. Te quiero, hermana, pero sabes que yo ya no tenía futuro en Cleveland, ya no me sentía cómoda viviendo ahí.

—¿Y por eso tenías que irte sin avisar? ¿No te pusiste a pensar en lo que sentiría yo cuando te dieran por desaparecida?

—Quería rehacer mi vida, perdón por pensar en mi felicidad.

—¡No digas tonterías! —Se levanta del asiento y me señala furiosa—. Tú también sabes que yo te habría apoyado e incluso ayudado a mudarte al lugar que fuera, solo tenías que decírmelo.

—Está bien, puede que haya hecho mal.

—Ya pasaron más de ocho meses desde la última vez que te vi, no sabía como contactarme contigo, era como si la tierra te hubiera tragado. —Toma su frente y cierra los ojos—. Por mucho tiempo pensé que algo malo te había pasado.

—¿Algo malo?

—Sí. —Vuelve a tomar asiento—. El día que te corrieron saliste de la casa entre lágrimas y vuelta furia. Estaba tan preocupada por tu actitud, que estuve tentada a detener a mi madre sobre que te fueras de la casa, pero la conoces. Su palabra es ley en cuanto dicta algo.

—Jamás hubiera hecho algo contra mi propia vida.

—¡Pero eso yo no lo sabía! —dice exaltada. Intento tomar su mano, pero me rechaza de inmediato—. Cuando te fui a ver a tu nueva casa, encontré a otra persona, una Mina que no conocía, era como si mi pequeña hermana ya no existiera.

—Tranquila, Nayeon.

—Temí que por el rechazo de mis estúpidos padres, tú hicieras algo contra tu vida —menciona y sus ojos se llenan de lágrimas—. Esperé pacientemente por una carta de parte tuya, pero los días pasaban y con eso, también la esperanza de encontrarte iba desapareciendo. Nada estaba a mi favor, porque nadie podía dar con tu paradero.

—Lo siento, Nayeon. —Me apresuro a abrazarla y cuando lo hago, rompe en llanto.

—¡No vuelvas a desaparecer!

—Lo prometo.

En cuanto se calma, la llevo a mi habitación y la ayudo a recostarse en mi cama para que se tranquilice. Me menciona que ha dejado todas sus maletas en el auto, así que voy por ellas. Cuando regreso, ya está durmiendo, así que todo el repertorio de preguntas que aún tengo, las dejo para mañana. Por ahora quiero que ella descanse, si ha hecho un viaje tan largo desde Cleveland hasta Belhaven, lo más seguro es que haya usado sus horas de sueño para manejar y así poder llegar cuanto antes.

Nunca pensé que las personas a mi alrededor se sentirían mal por mi partida, pero es cierto que solo Nayeon y Samantha son las únicas que me importan. Ambas han sabido jugar un gran rol en mi vida. Nayeon luce destrozada por mi ausencia y yo realmente creí que yéndome de Cleveland las cosas volverían a ser como antes, pero al parecer me he equivocado por completo. Ahora temo también por mis abuelos. Ellos han sido muy importantes para mí y entiendo que esta situación haya sido dura para ellos, sin embargo, ya he hecho una vida aquí e irme, no está dentro de mis opciones.

Tomo una rápida ducha y vuelvo a mi habitación. Necesito que ya sea mañana, así que me recuesto al lado de Nayeon y cierro los ojos, al cabo de unos minutos ya he caído en un profundo sueño.

Apenas siento los primeros rayos de luz colándose por una de las ventanas, me levanto de la cama. Nayeon sigue dormida y lo mejor será no molestarla. Bajo las escaleras y me encamino a la cocina, preparo el desayuno para ambas. Intento hacer el menor ruido posible mientras busco mis cosas para la escuela, quiero irme sin que ella se de cuenta, por lo que en cuanto ya estoy lista, dejo una nota sobre la mesa y comienzo mi viaje hacia Orange.

Me preocupa Chaeyoung, no quiero que se moleste por lo ocurrido anoche, pero haberla corrido sin tan poco tacto de mi casa me hace creer que muy difícilmente estará bien, así que lo primero que hago en cuanto llego a la escuela, es esperar por ella. Veo a lo lejos el autobús estacionado, ella baja acompañada de Tom y Adam, los tres conversan con cierta tensión y me provoca aún más culpa. Es claro que todavía tenemos esa conversación pendiente y esta vez le daré la debida atención que se merece.

Ella conecta miradas conmigo y con una pequeña seña le indico que me siga. Asiente a lo lejos y se despide de sus amigos para acercarse a mí. La bodega es un lugar seguro para poder hablar a solas, así que nos disponemos a entrar ahí. Chaeyoung no dice nada hasta que cierro la puerta. Siento como toma una de mis manos y le sonrío intentando no parecer nerviosa.

—Hola —menciona dulcemente. Al menos ahora sé que no está molesta.

—Hola. —Dejo un beso sobre su mejilla—. Lamento lo de ayer.

—¿Ya me vas a decir, qué es lo que pasa? —No noto enojo en su pregunta, ella parece estar preocupada.

—Es mi hermana.

—Nos vio besándonos —dice más como recordatorio que pregunta.

—Sí.

—¡Que vergüenza! —exclama cubriendo su rostro—. ¿Qué ha dicho sobre eso?

—No se encuentra muy contenta. —Me mira asustada—. El hecho de que seas menor le perturba un poco.

—En tres meses cumpliré los 18, además, ya sobrepaso la edad suficiente para salir con quien quiera.

—No te preocupes por eso, Chaeyoung, no voy a terminar contigo por tu edad.

—Ni yo por la tuya —dice bromeando y abro los ojos indignada.

—No estoy vieja.

—Solo estoy jugando. —Me besa y vuelve a su postura seria—. ¿Y por qué vino? Pensé que nadie sabía que vivías aquí.

—Yo también pensaba eso —suspiro—. Aún no lo sé, anoche tuvimos una extraña pelea de reconciliación y no tocamos el tema.

—¿Crees que haya venido por ti?

—No me voy a ir. —La abrazo para tranquilizarla—. En todo caso, si tuviera que hacerlo, volvería.

—De todas formas no quiero que lo hagas —exclama triste.

—¿Puedes venir hoy a mi casa? —La miro esperanzada y asiente.

—Sí, ¿quieres algo de comer?

—No, está bien, prepare algo yo para que comamos las tres.

—De... —Guarda silencio en cuanto la campana comienza a sonar.

—Será mejor que hablemos en mi casa, ¿de acuerdo?

—Sí, nos vemos —me dice y asiento.

Salgo primero yo y ella lo hace segundos después.

Las horas pasan y entre clase y clase, llega la hora de irse. Me monto en mi auto y vuelvo a mi casa. Noto que todo sigue en silencio cuando entro, pero la nota ya no está sobre la mesa, así que sé que Nayeon ya está despierta.

—Te dije "no vuelvas a desaparecer" y parece que hubiera dicho todo lo contrario —Me sobresalto cuando la voz de Nayeon me sorprende detrás mío.

Trae consigo un vaso de agua, su cabello está mojado y también se ha cambiado de ropa. No me mira y va directo hacia la sala. Se sienta en los sillones y en silencio bebe.

—Sabes que soy maestra, tengo que dar clases por las mañanas y no puedo faltar.

—En este punto realmente ya no sé muchas cosas sobre ti. —Desvía la mirada y se centra en una de las ventanas en donde dos personas van pasando por la calle.

—¿Sigues molesta?

—No lo estaba, pero resulta que esta mañana me levanto y me encuentro con la maravillosa sorpresa de que no hay nadie en la casa —exclama sarcástica.

—Te dejé una nota.

—¡Vaya, que buena compañía! —dice irónica.

—Vale, ya entendí. —Tomo lugar al lado de ella y la sujeto del brazo—. Fue un error irme sin decirte o al menos despedirme de ti.

—No es por eso que estoy molesta, Mina. —Me mira dolida.

—Dime entonces.

—Desde niñas siempre me contaste todo de ti, y el hecho de que me ocultaras tu gusto por las mujeres hizo que me sintiera traicionada. Yo no te voy a juzgar, solo debía entenderlo y eso hago.

—No fue fácil para mí, Nayeon —suspiro agobiada—. Creí que todos me odiarían en tanto se los dijera, y aunque fue eso lo que pasó exactamente, no pensé que tú me seguirías viendo de la misma manera.

—Aunque comieras perro, Mina, te seguiría viendo de la misma manera. —Me sonríe cálidamente y me abraza.

—¡Horror! Nunca haría eso —menciono con asco.

—Que bueno, porque en el fondo te odiaría —pronuncia y reímos.

—Nayeon. —Entrelazo nuestros dedos y me mira confundida—. Hoy viene Chaeyoung, así que te pido que te comportes.

—Haré mi mejor intento, hermanita, pero si la chica se sonroja con alguna de mis preguntas, dala por muerta. Voy a hacer que le dé un ataque al corazón.

—No harás nada de eso. —Me separo de ella—. Hablo en serio, sé que tienes una boca muy suelta y nunca te guardas nada, pero por favor, no la incomodes. Tanto ella como yo, somos la primera novia de la otra y no quiero que se sienta agobiada por eso.

—Pensé que nunca tendría una cuñada —menciona alegre.

Las dos miramos hacia la entrada cuando la puerta está siendo tocada. Observo a Nayeon y ella me regala una sonrisa malvada. Niego con la cabeza y con resignación camino hacia la puerta. Al abrirla Chaeyoung me espera del otro lado y con extrema timidez entra a la casa.

—Cuñada, un gusto verte de nuevo —dice Nayeon y no cabe la sorpresa en el rostro de Chaeyoung.

—¿Cuñada? —menciona Chaeyoung pasmada mientras Nayeon la toma de la mano y la arrastra hacia la sala.

—Ella se sienta conmigo —pronuncio tomándola de la cintura y llevándola al sillón más alejado de Nayeon.

—No es bueno ser posesiva con tu novia, Mina —exclama Nayeon fingiendo seriedad.

—No lo estoy siendo, solo la cuido de alguien perversa como tú.

—Ni idea de lo que hablas, Mina. —Frunce el ceño confundida y la miro molesta por su actuación—. ¿Cómo te llamas? —pregunta mirando a Chaeyoung.

—Son Chaeyoung. —Le regala una sonrisa, pero mi novia no se da cuenta de que mi hermana solo está fingiendo ser amable con ella.

—Un gusto, yo soy Nayeon, la hermana de Mina, pero por tu reacción de anoche intuyo que no sabías de mí.

—De hecho, sí —menciona directa—. Mina me habló de ti, pero nunca te había visto.

—Ya veo. —Asiente pensativa—. ¿Te vas a quedar a dormir aquí o por qué traes tu mochila?

—No —ríe—. Suelo estudiar con Mina, como ella es mi maestra...

—¡¿Qué?! —exclama Nayeon poniéndose de pie.

—Calma, Nayeon —digo regresándola al asiento.

—Pero qué demonios dices —menciona alterada.

—Ya sé lo que estás pensando con respecto a que salga con una de mis alumnas, pero por favor evita decirlo. Esto es algo que ambas hemos sabido sobrellevar en secreto, así que no hay nada de por qué preocuparse —pronuncio severa.

—¡Sorpresas las tuyas, Mina! —dice tomándose el pecho—. Pero está bien, por esta vez te haré caso y no diré nada.

—¿Te molesta que salgamos por eso? —pregunta Chaeyoung de repente.

—No es eso, cuñada. —¿Le dirá cuñada desde ahora?—, pero me preocupo mucho por mi hermana. Aunque no lo parezca, Mina aún es muy inocente y no quiero que alguien lastime su corazón.

—Yo no lo haré —asegura Chaeyoung, a lo que Nayeon hace una mueca entre complacida y dudosa.

—Si bien su relación es muy complicada en muchos aspectos, no creas que tengo algo contra ti o contra lo que tienen, sino porque Mina sigue siendo la adulta en su relación y de las dos, es ella quien va a salir más perjudicada.

—Nunca dejaría que Mina cargue con toda la culpa —menciona Chaeyoung mientras toma mi mano—. Yo la quiero mucho y me preocupo por ella, no obstante, aunque realmente no estemos haciendo nada malo, entiendo las consecuencias que nos traerán si nos descubrieran.

—Eso me agrada, porque entonces sé que ella realmente te gusta, tanto así como para protegerte —menciona Nayeon mirándome y sonrío.

—Gracias, hermana, pero ella ya me ha demostrado lo que siente por mí, así que no debes preocuparte por eso —exclamo. Confío en Chaeyoung y en sus sentimientos.

—De acuerdo, aún así no se limiten por mí ni por nadie, pero tú, Mina... —hace una pausa—. Ten mucho cuidado.

—Lo tendré, Nayeon.

Aunque aún se percibe una extraña atmósfera entre las tres, es cierto que ahora podemos hablar sin sentirnos incómodas. Quiero que Nayeon se lleve muy bien con Chaeyoung, porque ahora ella también se ha vuelto una persona muy importante para mí y que mantenga una buena relación con mi hermana, es vital para mí, sin contar porque si no lo hicieran, Nayeon seguro le haría la vida imposible a Chaeyoung.

—Que tal si comemos ya, ¿les parece? —pregunto intentando cambiar de tema.

—¿Ya has cocinado algo? —dice Nayeon extrañada.

—No, pero no tardaré mucho en hacerlo. —Me levanto—. Ya regreso.

—Deja y te ayudo, hermana. —Me mira sugestiva y asiento.

—Está bien, vamos. —Toco el hombro de Chaeyoung y le sonrío—. Puedes empezar a contestar los ejercicios en donde nos quedamos, cuando regrese los revisaré, ¿sale?

—Sí, está bien.

Miro a Nayeon y en silencio caminamos hacia la cocina. Presiento que algo malo va a pasar, porque puedo notar como sus propios pensamientos le juegan en contra y la invaden. Comienzo a cocinar y aunque me ha propuesto echarme una mano, se queda de pie mirando como hiervo el pollo.

—Dime que sucede —exclamo, yendo al grano. No quiero posponer por más tiempo esta conversación.

—¿Recuerdas a Alexander? —pregunta, y no puedo evitar fruncir el ceño.

—¿Cómo olvidarlo? —digo sarcástica—. Fue aquel hombre con el que me querían casar.

—Pues ya te imaginarás la cara que puso cuando mamá le dijo que ya no estaba dispuesta a darle tu mano. Primero hizo una escena de "amante con el corazón roto" —ríe—, pero luego empezó a mostrarse indignado, papá quería sacarlo de la casa cuando exigió que lo dejaran verte, pero como nadie le hacía caso, se marchó.

—¿Y qué pasó después?

—Los rumores de que te habías escapado con otro hombre comenzaron a estar en boca de todos y Alexander con sus comentarios solo supo alimentar más el rumor.

—Sabía que algo así pasaría —suspiro—. Él fue varias veces a mi antigua escuela para encontrarse conmigo, pero yo le repetí una y otra vez que dejara de hacerlo porque no estaba interesada en él.

—Pues al parecer quedó completamente hechizado contigo, porque los días siguientes de que nuestra familia te diera por desaparecida, la noticia pareció haber sido un calvario para él. Contacto con la policía del estado y te buscaron por todos lados e incluso siguieron las búsquedas en los estados vecinos.

—¡Dios! —En que lío estoy metida ahora por su culpa.

—Mina, Alexander propuso una búsqueda exhaustiva por ti a la que también agrego una gran suma de dinero para la persona que te encontrara. —Abro los ojos sorprendida, no obstante, Nayeon baja la mirada avergonzada—. Y yo... Perdóname, hermana.

—¿Por qué?

—Yo tampoco sabía nada sobre ti y no te miento cuando te digo que pensé que algo malo te habría ocurrido. En esos meses pensé que jamás te volvería a ver y fue por esos mismos pensamientos que ayudé a Alexander.

—¿Es así como me encontraste?

—No, fue gracias a Samantha.

—Lo suponía —digo y la veo enarcar una ceja—. Fue a la única que le dije adónde iría, claro, aparte del director Colton.

—¿Y por qué ellos sí sabían, y yo que soy tu hermana no?

—Porque Samantha fue quien me dio la idea de que me mudara, aunque ella no quería que me fuera, entendía bien que ya no me sentía cómoda en Cleveland. Y gracias al director Colton fue que pude obtener una plaza de trabajo en Carolina del Norte, al menos así estaría lejos de Ohio.

—Mina. —Me tomo de las manos—. Si tan solo me hubieras dicho tu plan de mudarte, yo no estaría hoy aquí con otros motivos que no tienen nada que ver con querer visitarte.

—Perdón. —Ahora entiendo, pero ya es tarde.

—Al contrario, perdóname tú a mí. Me estaba muriendo por verte de nuevo y Samantha se dio cuenta de eso. Ella vino un día a mi casa y me dijo lo que había pasado contigo. No me dio detalles de todo, pero solo necesité una dirección para viajar cuanto antes.

—Pero no es solo eso, ¿verdad? —digo y ella niega con la cabeza apenada.

—Samantha me dijo tu principal motivo y lo entendí, aún así, ya todo lo que había comenzado a hacer junto con Alexander, no podía dar marcha atrás. La policía te buscaba en muchos estados y pronto sería por todo el país. Alexander es un hombre muy rico y el dinero no era impedimento para él.

—¿Qué hicieron? —menciono asustada.

—Pago a varios hombres para que te encontraran.

—Está loco.

—Alexander jura estar enamorado de ti, así que quería encontrarte para que te casaras con él. Mamá por supuesto tampoco se negó a las búsquedas y como ya sabes, yo tampoco lo hice. Nadie sabía de ti y por lo mismo los rumores cada día aumentaban. Te volviste el tema principal en la ciudad.

—¿Y qué quieres que haga? —pregunto resignada—. Porque sé que no solo viniste a decirme eso.

—No te pido que te cases con él, sin embargo, deseo que al menos regreses a Cleveland, con nosotros. Mamá ya te ha perdonado, ella me dijo que eres libre de salir con una mujer, pero necesita que aclares las cosas.

—¡No! —Me separo de ella—. ¿Por qué le dijiste a mi madre sobre mí?

—Tuve que hacerlo, Mina. —Se intenta acercar a mí, pero me alejo de nuevo—. Tengo un esposo y una hija, no era tan fácil para mí irme sin más, así que vi necesario decirle a ella para que cuidara de mi familia en lo que yo no estaba y también para que cubriera mi ausencia con cualquier motivo.

—No voy a regresar —sentencio molesta.

—¡Mina, entra en razón! —Me toma del brazo y me obliga a mirarla—. Si no vuelves, Alexander te va a encontrar, y todo lo que hayas formado aquí, va a desaparecer.

¿Qué hago? Realmente quiero volver a mi ciudad, pero no si con ello también soy arrastrada a un matrimonio que yo no deseo. Entiendo que tanto Nayeon como mi madre quieran que calme las cosas, para que la gente deje de buscarme, pero qué pasará con Chaeyoung. Ambas cada día nos vamos conociendo mejor y sobretodo, nos vamos encariñando con la otra. Quiero hacer mi vida con ella a pesar de que todo está en nuestra contra, pero ahora Alexander es una piedra demasiado grande en nuestros zapatos, tanto así que simplemente ya no sé qué va a pasar. Carolina del norte no está lo suficientemente lejos de Ohio y Nayeon tiene razón con respecto a mi irremediable destino. Haré esto aunque no sea lo que deseo.

—De acuerdo, volveré a Cleveland.

Recuerden votar y seguirme, se los agradecería mucho. Besos.

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