• Capítulo 19 •
M.
Hoy he decidido venir a la ciudad junto con Chaeyoung. Ella ha podido convencer a sus padres de venir conmigo, aunque ha sido muy arriesgado, es cierto que un viaje así de largo necesita el permiso de sus padres. A pesar del supuesto "malentendido", Chaeyoung me ha dicho que su madre no mostró resistencia contra ella por venir conmigo, al contrario, dijo que estaba preocupada porque de nuevo tuviera que salir lejos sin ellos, pero que aún así, ambos supieron comprenderlo bien. Además de eso, también me confirmó que sí podrá pasar la navidad al igual que el Año Nuevo a mi lado. Tantas buenas noticias me han hecho sentir la persona más feliz del mundo, y eso se ha visto reflejado en todo el día.
Desde que llegamos a Brown hemos recorrido las tiendas comprando adornos de navidad. Chaeyoung como siempre se ha mostrado curiosa por todo lo que sus ojos ven en los estantes, ella tiene un pequeño mundo en sus ojos, y me gusta ser yo quien le muestre todas esas cosas que jamás ha podido conocer y menos disfrutar. Su felicidad se ha vuelto vital para mi vida, y verla sonreír por pequeñas cosas, es ahora mi pasatiempo favorito.
También hemos aprovechado el viaje para poder comprar ingredientes para ambas cenas. De verdad deseo que nuestra primera navidad —aunque no estemos en una relación—, sea inolvidable y aún más, que sea un día en donde podamos conservar buenos recuerdos para el futuro, pero sobre todo, atesorar recuerdos al lado de la otra.
En tres días será navidad así que las tiendas han estado más llenas que de costumbre, aunque he querido hacer este viaje con mayor anticipación para poder conseguir mejores cosas, es verdad que todo ha salido muy bien. Chaeyoung me ha comprado un regalo en mi propia presencia y aunque no he visto realmente de que se trata, me causa mucha gracia su cero nivel de discreción. Es tan tierna que ha sido imposible dejar de decírselo en todo el viaje, sin contar que nos hemos tomado de la mano en todo el transcurso de regreso a casa. Sus regalos y los míos —de los cuales me he encargado que no note con tanto descaro—, van en la cajuela.
Ella canta una canción de uno de los músicos que le he mostrado y su melodiosa voz provoca que en el transcurso piense en lo afortunada que soy por haberla conocido. En estos meses a su lado hemos creado una rutina maravillosa: Chaeyoung llega a mi casa después de la escuela y mientras yo tomo un baño, ella cocina para las dos. Aprovechamos para conversar sobre nuestro día al tiempo que comemos, luego vamos a la sala, nos sentamos sobre la alfombra y escuchamos música hasta que alguna de las dos cae dormida. Pequeñas cosas como esas hacen que me sienta inundada de diferentes emociones.
¿Así se siente que te guste alguien? Parece que sí, aunque al paso que vamos no solo hará que me guste más, sino que también llegará el momento en el que esa palabra me quede corta para todo lo que siento por ella.
—¿Cómo te la pasaste hoy? —digo mirándola brevemente, para luego regresar la vista al frente.
—Muy bien, gracias por traerme. —Aprieta mi mano y la acaricia con suavidad.
—No me agradezcas, sabes que no habría venido si no me hubieras acompañado. Además, todo esto es por ti, quiero que tengas una navidad especial, así como tú.
—¡Mina! —sentencia avergonzada—. Tú también eres especial.
—Tierna.
—Ya quiero que sea veinticuatro, para estar todo el día contigo —dice sin despegar la mirada de mí.
—Solo faltan tres días, Chaeyoung, así que no esperarás por mucho tiempo.
—Ya lo sé, pero ahora estamos en vacaciones y no es tan fácil poder verte, sin contar que después de navidad estaremos casi una semana sin vernos hasta Año Nuevo.
—Recuerda que no debemos ser tan recurrentes en nuestras visitas, además, solo será mientras tu madre nos pierde la desconfianza.
—Estoy segura que a principios de año todo volverá a la normalidad, aún así, no puedo evitar desesperarme por lo mucho que falta para eso.
—Tranquila. —Dejo un beso sobre su mano y le regalo una rápida sonrisa—. ¿Segura que tu madre no tiene ningún inconveniente con que te quedes conmigo en esas dos fechas?
—Le dije que estaría fuera por algunos días ya que me quedaría a dormir en tu casa y ella no se quejó, me dijo que estaba bien, pero que me cuidara mucho. Ya sabes cómo es mi mamá, tiende a ser muy sobreprotectora.
—Está bien, las mamás son así. —Detengo el auto cuando llegamos a su casa—. Entonces, ¿te quedarás al día siguiente de navidad y también al del Año Nuevo?
—Si no tienes problemas con eso, me encantaría.
—Sabes que no. —Acaricio su mano por última vez y le sonrío—. Te veo el viernes.
Chaeyoung mira para ambos lados, para luego plantarme un fugaz beso en los labios. Yo también me muero por un beso más profundo y largo, sin embargo, eso es todo el contacto que nos podemos ofrecer mientras no estemos en mi casa.
Bajo con ella y la ayudo a sacar sus compras de la cajuela. La acompaño hasta la puerta de su casa y regreso a mi auto antes de que su madre salga. En cuanto lo hace, Katerin desde la puerta me hace un saludo con la mano para después entrar con Chaeyoung. Ella por su puesto no vuelve a despedirse de mí y no me queda de otra más que acelerar y salir de aquí.
Los días vuelan y en un cerrar de ojos, esos tres días sin estar a su lado pasan tan rápido que cuando vengo a reaccionar, Chaeyoung de nuevo se encuentra conmigo, solo que ahora en mi casa y a solas.
Decidí comprar un pequeño árbol para acompañar a mi creciente y espontánea —muy espontánea—, amor por la navidad. Es obvio que todo lo he hecho con la finalidad de hacer sonreír a Chaeyoung, no obstante, me he divertido mucho en el proceso y me ha ayudado a olvidar por un momento todos mis problemas. Aunque es cierto que estas fechas son muy importantes para mí, la realidad es que tampoco soy muy participativa en el tema de ser amante para decorar, pero Chaeyoung está muy feliz por cada cosa que comienza a adornar la casa, que por ella puedo permitirme ser esta nueva Mina, una que crece como persona, pero que gracias a ella, conserva esta alma de niña.
—¿Qué te parece? —dice Chaeyoung, mientras se hace a un lado para que pueda ver su propio diseño del árbol de navidad. Ella tiene ese don de siempre acertar en todo—. ¿No te gusta? Puedo cambiarlo, solo dime...
—¡Ha quedado estupendo! —Y no miento, ella es muy talentosa.
—¿De verdad? —pregunta tímida.
—Claro que sí. —Me acerco a ella y la abrazo—. ¿Qué dices tú de mis decoraciones en la ventana?
—Son... interesantes —ríe y me sonríe apenada.
¿Interesantes? Es muy dulce de su parte, porque notándolo bien, las guirnaldas y las luces parecen estar luchando contra viento y marea para mantenerse en su lugar. Y como si ellas leyeran lo que estoy pensando, toda la decoración se escurre por las ventanas y caen al suelo, dejándome aún más en vergüenza de lo que ya estoy.
—Parece que esto no es para mí —menciono con resignación.
—Tranquila, es tu primera vez.
—Igual tú, y mira como has dejado la sala —pronuncio señalando cada adorno correctamente colocado sobre las paredes y en los estantes. El pequeño árbol que a pesar de parecer haber sido arrojado cuesta abajo por un acantilado, se encuentra muy bien decorado gracias a ella.
—Claro que no, Mina. —Me toma de la mano y me arrastra de nuevo hacia la ventana—. Tú solo debes poner un poco más de esfuerzo y ya. —Toma todo las cosas que cayeron al suelo y me las entrega—. Vamos, intenta de nuevo.
—Gracias por el animo, pero creo que paso. —Hace un puchero al ver mi falta de interés—. Yo me encargaré de la comida y tú de las decoraciones, ¿de acuerdo?
—Está bien —suspira.
Dejo un beso en su cabello y voy directo a la cocina.
Me la he pasado muy bien decorando la casa todo el día con ella, pero he llegado a mi límite, aún así, todo el interior ha quedado muy bien, más de lo que me imaginaba, tomando en cuenta que ambas somos unas inexpertas. Ciertamente Chaeyoung me ha sorprendido por la habilidad que tiene para que todo resulte atractivo a la vista.
Gran parte de mi salario se ha ido en esta celebración, sin embargo, no me quejo de nada, el dinero aunque es algo que decide muchas cosas en la vida, tampoco lo es todo, y su valor no se compara con lo que vale una genuina sonrisa de Chaeyoung y menos el ver sus ojos iluminarse por cosas tan banales como un pequeño Santa Claus de cerámica. Su alma pura es un arma muy peligrosa para mi corazón, pues constantemente caigo rendida ante la inocencia de ella. Y el hecho de ser yo quien presencie todo su esplendor, me deja aún más cautivada.
Las horas transcurren sin que yo me haya despegado ni un solo momento de la cocina y mucho menos del horno. He decidido cocinar un pavo relleno acompañado de un puré de papas. En el centro comercial no he podido encontrar todo lo necesario para la cena, pero Chaeyoung se ha encargado de ir al mercado y buscar en cada puesto todos los ingredientes. La he recompensado con muchos besos y aunque todavía no sé lo que ama comer, me la he ingeniado para saberlo sin que ella se de cuenta.
Sus ojos se han desviado en repetidas ocasiones cuando estábamos en la sección de postres y he notado su atención en una gran torta de chocolate. El precio de dicho gusto me ha costado un ojo de la cara, sin embargo, valdrá la pena, más cuando después de la cena sirva el postre y vea su cara de sorpresa. También le he comprado dos regalos más, pero los dejaré bajo el árbol para que los note mañana que será navidad y su felicidad se extienda un día más, pero conociéndola, seguro que su alegría durará por todo lo que resta del mes.
Chaeyoung siempre es así: agradecida. Tiene un noble corazón que lucha constantemente contra ella cuando hace algo mal, y aunque sus acciones no tienen maldad, ella tiende a herirse con mucha facilidad ante cualquier situación. Se sonroja ante cualquier halago que le digo y suele sonreír por todo. Es un alma joven, inexperta de la verdadera crueldad del mundo, pero aún así, mientras yo este aquí, voy a cuidarla y le mostraré todo lo bueno que una persona como ella debe conocer de la vida.
—¿Cómo va la cena? —pregunta Chaeyoung entrando a la cocina. La veo detenerse en la mesilla y observarme con ímpetu.
—Muy bien, no falta mucho para que la comida ya esté lista —le informo.
—Genial, porque ya tengo hambre —ríe—. Desde la sala puedo sentir el olor que desprende la comida y eso me asegura que todo sabrá increíble.
—Yo que tú no estaría muy segura —digo en broma y ahora somos las dos quienes reímos.
—Voy a tomar una ducha, así que me...
—No tienes que preguntar —la interrumpo—. Eres libre de hacer cualquier cosa en mi casa.
—Aún así me sentiría incómoda si no te pidiera permiso para usar tu baño. —Me mira con timidez, a pesar de que ahora estamos en confianza, sé que ella intenta que no malinterprete sus acciones.
Me acerco a ella y paso uno de mis brazos por su hombro. Ella recuesta su cabeza sobre mi pecho y suspira. No quiero presionarla, así que intentaré ir a su paso.
—Está bien, si así te sientes mejor, entonces pregúntame, aunque no sea necesario —digo resignada y ella asiente—. Puedes usar todo lo que hay en el baño y si quieres, lleva tus cosas a mi habitación y vístete ahí, no tengo ningún problema.
—De acuerdo.
—Hay agua caliente, así que disfruta el baño —pronuncio y ella me mira maravillada por la noticia.
—Eso haré. —Me da un corto beso sobre mi mejilla y la veo perderse entre el umbral de la puerta.
Dejo los últimos preparativos listos y voy directo al segundo piso. Mientras subo por las escaleras escucho la regadera abierta, Chaeyoung no se ha demorado ni un segundo en apresurarse para estar lista, así que la igualo. Entro a mi habitación y encuentro el lindo vestido que se pondrá Chaeyoung para la cena y aunque he decidido dejar mis regalos para ella hasta mañana, la tentación me gana. Busco entre mi armario uno de los obsequios y lo dejo encima de la cama. Espero que sea de su agrado, porque lo he hecho con mucho amor para ella.
Antes de que salga Chaeyoung tomo la ropa que he elegido para hoy y salgo de la habitación. Apenas transcurren unos minutos cuando oigo la puerta del baño abrirse y después de unos segundos la de mi habitación. Reviso por última vez el pollo y rectificando que está bien, voy directo al baño y tomo una ducha. En cuanto salgo voy a mi habitación para terminar de arreglarme.
—Chaeyoung —digo en cuanto salgo y bajando las escaleras me termino por encontrar con ella colocando un gran regalo bajo el árbol de navidad.
Y como si se tratara de una película romántica, Chaeyoung se gira para encontrarse conmigo y siento mi corazón acelerarse ante su mirada. Sus mejillas están sonrojadas y me observa de la misma manera que yo. Aunque ya había visto lo que se pondría para esta noche, las emociones que tengo cuando mis ojos la detallan sin pudor alguno, hacen que se me corte la respiración. La definición de perfección le queda corta. Un vestido rojo con encaje es el culpable de que haya perdido la habilidad de hablar. Sus labios son adornados por un color natural que aún así, hace que su boca se vuelva irresistible para mí.
—Te ves increíble —menciona con timidez. Y no puedo estar más encantada con ella y su tierna personalidad.
—Tú más. —Aunque solo he optado por un vestido blanco para esta ocasión, ella no deja de mirarme con asombro.
—De verdad, Mina, estás muy linda. —Se acerca a mí y toma mi mano—. Siempre has sido hermosa, pero creo que hoy lo estás más —dice y mis mejillas arden.
Es la primera vez que un halago hace que me sonroje. Siento mi corazón sacudirse con fuerza mientras sus ojos me miran embelesada. Esas palabras que ha dicho con tanta dulzura, es la muestra perfecta para mí de que realmente le gusto. Cientos de veces he escuchado a personas hablar sobre mi belleza, pero que tenían intenciones de todo, menos de darme un halago sincero. Palabras perversas o de envidia disfrazadas de amabilidad o de admiración me perseguían a donde iba, pero esta vez es diferente. Chaeyoung solo me mira con amor y en sus ojos puedo confirmar que detrás de sus palabras, no hay ninguna otra intención.
—No pongas esa cara —dice sonriente y se abraza a mí—. Es verdad. No cabe duda de que eres la mujer más hermosa que he conocido en mi vida.
Otra vez sus palabras se apoderan de mis emociones y es inevitable que me sienta amada.
—Chaeyoung, aunque me atraen las mujeres, tú eres la primera que me gusta. —Deslizo una de mis manos por su cintura y la pego más a mí—. Y para mí, tu belleza siempre estará por encima de cualquiera. Eres tan bella que me duele verte.
—¡Mina! —exclama entre risas cuando pego mi mejilla contra la de ella y muevo mi rostro—. Detente.
—Está bien, está bien —digo alegre mientras me separo de ella—. ¿Te gustó mi regalo?
Chaeyoung asiente alegremente quitándose el gorro que he tejido especialmente para ella. Quería darle algo hecho por mí, que le demostrara cuánto me importa, y por su amplia sonrisa mientras lo detalla con fascinación, me hace ver que ha quedado maravillada.
—Me encanta, ¿tú lo hiciste? —Asiento igual de feliz que ella—. No sabía que tejías, pero he de decir que te ha quedado muy bien. Gracias, Mina.
—No hay nada que agradecer. —Beso su mejilla—. Vamos a cenar, ¿te parece?
—Sí, aún muero de hambre —menciona y ahora soy yo quien ríe.
Nos encaminamos a la cocina y entre las dos terminamos por poner todo los platillos para comer esta noche. El pavo que he hecho con tanto esmero se encuentra en el centro de la mesa y aunque me siento satisfecha por como ha quedado todo, lo que más me satisface es el rostro emocionado de Chaeyoung. Ella mira todo con gran asombro y ansias de probarlo, y sé entonces que mi meta se ha cumplido.
—¿Qué te parece? ¿Te gusta lo que ves? —digo intrigada.
—Sí. —Toma lugar en la mesa y yo hago lo mismo—. Todo luce increíble.
—No soy la mejor cocinera, pero me he guiado por un famoso libro de cocina y espero que sea lo suficientemente bueno para que sepa bien.
—Seguro que sí.
Reviso el reloj y noto que hemos llegado justo a la hora perfecta para comer. Son las doce en punto y no veo mejor momento para robarle a Chaeyoung un significativo beso. Se sonroja ante mi acto tan descarado, pero la veo encantada cuando vuelvo hacerlo.
Ya es navidad así que sirvo una porción de cada cosa en nuestros platos. Chaeyoung me mira atenta mientras corto el pavo y el delicioso aroma que desprende, inunda toda la sala. Sé que Chaeyoung es menor, aún así la ocasión me pide a gritos que me sirva una copa de vino y eso hago. La noche no puede ser más significativa para mí y me alegra saber que no soy la única, pues Chaeyoung me lo resalta en cuanto comenzamos a comer. Las horas transcurren entre miradas coquetas de parte mía y miradas tiernas de parte de ella.
—¿Qué tal el día? ¿Te la has pasado bien? —digo cuando al fin terminamos de comer. Aún falta el postre, pero esperaré un poco más para darle la sorpresa.
—Demasiado diría yo, ya sabes que me gusta pasar tiempo contigo, además hoy es un día muy especial para ti, y hasta ahora creo que todo ha estado bien.
—¿Crees? —menciono sugerente.
—Quiero decir, todo ha estado "muy bien" —enfatiza.
Asiento satisfecha y ella niega divertida.
—¿Cómo han sido tus anteriores navidades? —le pregunto, al tiempo que nos acomodamos más cerca de la otra—. Yo te he hablado de mi navidad, pero no sé nada de la tuya.
—Bueno... para serte sincera es la primera vez que lo hago. —Me mira avergonzada—. Si no fuera por las películas, creo que nunca hubiera sabido que la navidad se celebra o que incluso existe.
—No tienes nada de por qué avergonzarte, Chaeyoung, ya te lo he dicho. Además qué mejor que conocer cosas nuevas.
Y sobre todo si es a mi lado.
Otra primera vez que ella me entrega, y me siento dichosa por eso.
—Quiero no hacerlo, pero es inevitable. Yo sólo.... no quiero darte vergüenza —pronuncia cabizbaja. Tomo su mentón y ella lentamente alza la mirada.
—Es cierto que somos de diferentes mundos, Chaeyoung, pero seguimos teniendo el mismo valor. —Acaricio su mejilla—. Yo tuve la suerte de conocer muchas cosas, de tener grandes oportunidades en la vida y estoy agradecida por eso, sin embargo, eso no me hace más persona y por consiguiente, a ti no te hace menos. Así que no vuelvas a creer que voy a sentir vergüenza por ti, al contrario, adoro ser yo quien te muestre por primera vez las maravillas del mundo.
—¿De verdad?
—¿Por qué crees lo contrario?
—Porque... yo no te puedo ofrecer nada más que mi amor por ti. —Me sonrojo ante sus palabras, pero ella no termina ahí, y parece querer matarme—: Jamás había conocido a alguien como tú. Me has mostrado un mundo desconocido, pero atrayente. Y aunque aún soy inexperta, quiero conocerlo todo, porque no tengo miedo de explorar cosas nuevas si es a tu lado.
La navidad siempre ha sido mi festividad favorita, sobre todo por la cena familiar y aunque justo eso no está ocurriendo ahora, Chaeyoung llena por completo ese sentimiento de melancolía. No puedo dejar de sonreír y eso es algo que me hace sentir extraña. Quiero pasar todas las navidades que vienen con ella y aunque no quiero presionarla a nada, la paciencia no es una de mis virtudes. Tomo su mano y ella me mira confundida por mi cambio de actitud. Las palabras están en mi boca, pero no piensan salir. Como solo me pasa con ella, los nervios vuelven a tomarme por sorpresa y mis manos me tiemblan.
—Yo te gusto, ¿verdad?
—Claro —dice extrañada por mi repentina pregunta—. Me gustas mucho.
—Y tú a mí igual —aclaro y ella sonríe dulcemente.
—Sabes que para mí todo esto sigue siendo algo nuevo. —Toma mi mano—, pero no por eso creas que lo siento por ti, va a disminuir. Mi corazón ahora te pertenece.
La quiero a mi lado, siendo solo mía. A mi lado. Solo mía.
—Chaeyoung.
—¿Sí?
—Se mi novia.
—¿Qué? —exclama sorprendida.
—Lo que escuchaste. Sal conmigo.
—Pero ambas somos mujeres —dice confundida, al mismo tiempo que frunce el ceño.
—¿Y eso qué tiene? Nosotras también podemos hacer lo que una mujer y un hombre hacen, incluso ser pareja.
—Nunca he salido con nadie.
—Y yo tampoco.
—¿Y si soy mala novia?
—Bueno —río—, ya veremos que hacer para solucionar eso.
—¿Estás segura? —pregunta con timidez, casi no creyendo lo que le he propuesto.
—Completamente.
Si es muy pronto entonces me obligaré a esperar. Todo sea por ella. Sé que es la mujer indicada para mí, porque me hace sentir mil emociones con tan solo una mirada, y aunque hay mil cosas en medio de esta relación, como su edad o mi trabajo, estoy dispuesta a pasar por cualquier adversidad por estar a su lado. Toda mi vida soñé con un amor como en las películas o como en los libros y aunque en el momento que me di cuenta que me gustaban las mujeres supe que eso nunca me pasaría, luego conocí a Chaeyoung, y me mostró que tal vez no estaba en lo cierto y que muy probablemente sí viviría mi propia historia de amor.
—¿Entonces? ¿Quieres ser mi novia?
—Sí, sí quiero.
La alegría que me invade sobrepasa cualquier cosa que en la vida me ha hecho feliz. Ya he pasado tres estaciones a su lado y ya espero impaciente por la llegada de la próxima, en donde las dos disfrutemos algo más que caricias traviesas y que ahora una relación sea lo que nos una. Quiero estar a su lado y es inevitable que ante su respuesta me lance en busca de sus labios y la bese como nunca antes lo he hecho. Las emociones se desbordan por cada parte de mi cuerpo y con esta gran noticia es como concluimos nuestra primera navidad juntas. Estoy lista para crear nuevos recuerdos a su lado. Primavera, llega ya.
Recuerden votar y seguirme, se los agradecería mucho. Besos.
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