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• Capítulo 16 •

M.

Veo a Chaeyoung y la presión que siento en mi pecho se vuelve asfixiante. Al igual que ella, desde el día en que la besé, no he podido dejar de pensar en eso. Aunque traté de disculparme con ella por haberlo hecho sin su consentimiento, es cierto que no tengo ni una mínima pizca de arrepentimiento. Soy increíble, Chaeyoung es menor de edad, además de mi alumna y no siento nada de culpa.

Quiero desviar la mirada, pero sus ojos son algo de lo que estoy consciente ahora, y la verdad, es que son hermosos. Hace tiempo que no los admiraba como el día en que la conocí en el R'chester. Son de un hermoso café, profundos y claros al mismo tiempo. Que belleza. Veo sus mejillas enrojecerse ante mi —evidente—, mirada penetrante. Es claro que no estoy pensando bien porque a este punto debería parar, pero con Chaeyoung siempre quiero sobrepasar los límites.

—¿Quieres algo de beber? —me pregunta con timidez. Asiento de la misma manera—. Voy a la cocina, ya vuelvo.

Se levanta del sofá y con pasos lentos termina por desaparecer.

Mis manos tiemblan. ¿Debería ir a ayudarla? No creo que quiera. Aunque me ha dicho que no la incómodo, estoy segura que sí. Tal vez lo mejor sea esperar hasta que regrese y así poder hablar con ella con más calma, sin embargo, aún estoy inquieta por lo que me ha dicho en el auto, porque quiera o no, la verdad es que me intriga mucho saber lo que piensa al respecto sobre lo que pasó entre las dos. Me gustó haberla besado y muero por hacerlo otra vez. Nunca antes lo había hecho, pero sin duda no he dado un mal primer beso como para no querer repetirlo.

Quiero ser madura con respecto a esta situación, porque aunque quiero besarla, es verdad que ella sigue siendo mi alumna. Y para Chaeyoung el hecho de que sea una mujer a la par de su maestra, seguro que hace que su cabeza de vueltas. Desearía aclararle las dudas, decirle que no hemos hecho nada malo, pero no es así.

Froto mis mejillas, el fuego comienza a calentarme, tanto que ya no estoy tan segura si hay o no una tormenta afuera. Miro por la ventana, solo puedo notar la densa nieve cubriendo mi auto y el suelo. Las ventanas están empañadas. Tengo miedo de estar aquí a solas con ella y no saber en qué momento sus padres van aparecer. Quizás lo mejor hubiera sido el haberme ido, pero por el mal clima tampoco parece ser una opción, o al menos no una buena.

Me relajo en el sofá y dejo caer mi cabeza. Estoy tan cansada porque desde ayer no he podido conciliar correctamente el sueño.

—Ya estoy aquí —menciona Chaeyoung y la veo aparecer con dos tazas, una en cada mano. Ella me entrega una y luego se sienta a mi lado.

Está bastante caliente el líquido que contiene la taza, pero no distingo qué puede ser lo que me está dando. Eso sí, huele muy bien y luce bastante apetitoso a pesar de que solo es un líquido blanco.

—¿Qué es esto? —digo intentando no sonar grosera. Si pregunto es porque ambas tenemos diferente gastronomía.

—Es arroz, se hierve y se combina con canela, de ahí sale una bebida caliente. Es muy rico.

—Oh —exclamo con sorpresa. Sí, se escucha y se ve muy apetitoso. En cuanto lo pruebo, es inevitable que cierre los ojos. Como siempre, ha acertado muy bien—. ¿Lo hiciste tú?

—Sí, ¿te gusta?

—Me encanta.

Mantengo la mirada en el fuego. Tengo ganas de hablar con ella como comúnmente lo hacemos, pero entiendo que ella no quiera hacerlo. Quizás si me mantengo distante las cosas entre las dos fluyan con naturalidad. Será algo que habrá que averiguar.

La oigo moverse al lado mío y cuando la observo, mantiene sus pies arriba del sofá mientras los esconde con el largo de su vestido. Me mira con las mejillas rojas y es inevitable que yo también me sonroje. La veo beber con calma y aunque ella no me ha dicho nada respecto a mi estadía, tomo el atrevimiento de igualar su acción y subo los pies arriba del sofá.

—¿Cómo era dónde vivías antes? —dice de repente, pero evito parecer sorprendida—. ¿Cleveland, no?

Asiento y sonrío. Ella quiere que las cosas entre nosotras no estén tensas y me alegro por eso.

—Así es, Cleveland es la sede del condado de Cuyahoga. El municipio está situado en el noreste de Ohio en la orilla sur del lago Erie. —Ella me mira atenta. Me agrada esta situación—. Es un lugar muy bonito.

—¿Te gustaba vivir ahí?

—Claro. —Hago una mueca. Aunque ya le revelé mi secreto, no sé si deba decirle el verdadero motivo de mi estancia aquí en Belhaven, sin embargo, no quiero tener secretos con ella—. Amaba vivir ahí, tiene paisajes muy hermosos, lugares impresionantes y muchas bibliotecas, que en mi opinión, son lo mejor de Cleveland.

—¿Y por qué te fuiste de ahí?

—Es complicado. —Sabía que llegaríamos a esto—. Ya te dije que me fui porque mis padres buscaron casarme con el dueño de una gran inmobiliaria de autos... pero también se debe a que ellos saben que soy lesbiana.

La veo esconder su rostro detrás de sus rodillas, parece tímida ante el tema.

Me siento triste hablando sobre mi familia, pero ver la reacción de Chaeyoung me provoca ternura y hace que me sienta menos melancólica.

—¿Te corrieron de tu casa? —menciona con delicadeza sin despegar la mirada de mí.

—Sí, mi madre me dijo que si no me retractaba, entonces lo mejor sería que me fuera de la casa. Y ya sabrás lo qué pasó —suspiro—. Fue algo difícil, yo amaba a mi familia y nunca antes habíamos tenido algún problema. Mis padres eran muy amorosos conmigo y me cuidaban mucho por ser la más pequeña, pero en cuanto terminé la universidad, mi madre vio en eso una oportunidad para que me casara.

—Me molesta imaginar por lo que te hicieron pasar. ¿Y estás bien ahora?

Le sonrío. Me gusta que se preocupe por mí.

—Estoy mejor —le aclaro—. Eso era algo que aunque yo no lo quisiera, sabía que tarde o temprano iba a pasar. Mi madre tampoco habría querido que saliera con nadie. Según ella debíamos guardar nuestra pureza hasta encontrar al hombre con el que nos fuéramos a casar, pero no sé por qué creí que ellos tendrían consideración conmigo cuando les dijera que no quería hacerlo.

—No tienes que casarte con nadie por obligación —pronuncia con el ceño fruncido. Parece realmente molesta, no obstante, titubea como si decirlo no fuera algo que creyera del todo. Como si detrás de esas palabras hubiera un efecto diferente en ella—. Eso está mal.

—Lo sé, pero en mi mundo... donde las apariencias y el dinero lo es todo, mi madre no pudo tolerarlo. Jamás hubiera aceptado que una de sus hijas no fuera como ella quería. Siempre que había reuniones ella buscaba emparejarme con alguno de los hijos de empresarios con los que trabajaba mi padre, pero yo me negaba rotundamente cada vez que lo hacía.

—Lamento eso.

—No te lamentes por nada, Chaeyoung. No es tu culpa. —Me aclaro la garganta—. Haberme ido de la casa fue la mejor decisión que pude haber tomado. Puede que me moleste el hecho de haber quedado en malos tratos con mi familia, pero si ellos no me aceptan tal y como soy, entonces no los necesito. Estoy bien así, sola.

—No estás sola, Mina. —Toma una de mis manos—. Justo ahora puede que las cosas entre nosotras estén... extrañas, pero siempre podrás contar conmigo. —Me mira con intensidad y mi corazón se acelera—. Yo nunca te voy a dejar sola.

—Gracias.

Lo había pensado por tanto tiempo, pero es cierto: Chaeyoung es la primera mujer que me gusta. Y también quiero que sea la única. Sé que no debo forzar las cosas entre nosotras, porque aunque haya una oportunidad para que ella pueda verme de otra forma, es cierto que en vez de eso, podría terminar por asustarla, sin embargo, si no quiero que eso pase, debo ser paciente. Lamentablemente eso es algo que por desgracia no soy. Es muy egoísta de mi parte confundirla y hacer cosas sin que ella me dé su permiso de hacerlo, pero no puedo describir lo que ella me hace sentir. Es como si todo mi cuerpo reaccionara de forma inmediata a su presencia.

Cómo justo ahora.

—Chaeyoung.

No lo hagas...

—Dime —exclama ella con cierta inquietud.

Debo detenerme...

—¿Qué piensas sobre el beso?

No puedo detenerme.

Me mira sorprendida por lo que acabo de preguntarle. Estoy segura que no quiere hablar de eso, pero necesito que sea clara. Yo no le haré nada malo y entiendo que crea todo lo contrario. Siempre he sido una mujer bastante tímida con otras, pero con Chaeyoung no es así. Ella saca mi lado más impulsivo, el que hace que nada me avergüence, el que me hace ser más atrevida. Me gusta, pero, ¿debería serlo?

—No sé qué quieres que te diga, Mina. Tú eres mi maestra y también eres una mujer —pronuncia suavemente, casi tanto que tengo que esforzarme para escuchar lo que dice—: Yo nunca antes me había besado con alguien y que tú seas la primera con quien lo hago, hace que me sienta confundida.

—¿Te molesta que lo haya hecho?

—No. —Mi corazón se detiene—. Al contrario... Me gustó que lo hayas hecho. —Sus mejillas se vuelven rojas y desvía la mirada avergonzada.

—Y yo... ¿te gusto? —La voz me tiembla al igual que las manos.

—Quiero creer que no, pero en este punto ya no estoy muy segura de eso. ¿Tal vez?

No me ha correspondido como tal, pero tampoco se ha negado. Puede que Chaeyoung se aleje por lo que voy hacer. Mejor dicho, quiero que lo haga porque no quiero ilusionarme, sin embargo, aquello que temo no pasa y es inevitable que caiga ante sus encantos. Me gusta Chaeyoung, me gusta mucho. Y es por eso que quiero besarla otra vez, ahora mismo. No sé dónde he dejado la taza, pero pronto me encuentro con mis dos manos en sus piernas y acercándome a su rostro. Me mira sin ninguna expresión y tampoco replica que no quiere que la bese, así que lo hago. Mis labios de nuevo se posan en los suyos y su sabor vuelve a ser todo mío.

Sus piernas se deslizan sobre el sillón y me da mejor acceso para besarla. Parece aturdida por lo que estamos haciendo y no la culpo, porque yo estoy igual. Mis manos suben hasta sus hombros y con lentitud me acerco más hacia su cuerpo. No tengo idea de como besar, pero agradezco haber visto tantas películas y haber leído muchas escenas de besos.

Mis labios presionan los suyos y con sutileza masajeo su largo cuello. Aunque la siento tensarse, parece no desistir a lo que estamos haciendo. Me siento tan viva que no me importa volver a caer bajo mis impulsos si con eso vuelvo a probar sus dulces labios. Ella abre su boca y permite que mi lengua se encuentre con la suya. No puedo describir lo que me provoca hacer eso, pero lo adoro. Hace que mi cuerpo se sienta caliente. Sus manos no se quedan quietas y apresan mi cintura. Tomo impulso de su propio cuerpo y me abalanzo sobre ella. Me gusta besarla, es adictivo, tanto que podría hacerlo todo el tiempo y no tendría ningún problema.

Sus labios son gruesos y suaves. Me provocan querer morderlos. Estoy encima de ella y aunque el mueble es bastante grande, no es tan amplio, así que tengo que sujetarme de él para no caer. Ella aún me tiene apresada a su cuerpo y entre caricias la siento relajarse. Esta vez ella me sigue el paso y mueve sus labios de una forma exquisita. Tomo su rostro con una de mis manos y la obligo a no alejarse de mí, pero por lo visto no es necesario, porque ella no parece querer hacerlo. Siento como sus manos se deslizan sobre mi espalda y hace que mi cuerpo se estremezca.

Chaeyoung supo conquistarme sin siquiera intentarlo. Empiezo a creer que fue amor a primera vista y tal vez sí, así fue, porque desde que la conocí me llamó la atención. Fue lo primero que me cautivó en este pueblo, y sus atenciones y carácter solo hicieron que me diera cuenta de eso. Quizás estábamos destinadas a estar juntas, no lo sé, pero quiero creer que sí. Ella no me ha alejado por haber tenido de nuevo el atrevimiento de besarla y sé que se debe porque le provoco algo. Quiero que sea así y que Chaeyoung sea solo mía. Porque si no le gusto yo, entonces no sé qué es.

El fuego ha hecho su trabajo porque me he calentado hasta la temperatura máxima. Todo mi cuerpo arde bajo sus caricias, bajo sus besos. Ella ha sumado también su lengua, al igual que yo todavía está aprendiendo. Y me gusta que lo haga conmigo. Quiero que tome todo de mí, y yo con gusto la dejaré hacerlo. Sus labios húmedos y cálidos se vuelven irresistibles y me alejo de ella solo para morderlos. La escucho gemir y aquello sin duda se vuelve la mejor música que he escuchado en toda mi vida. Estoy bajo el efecto de sus besos y no puedo separarme de ella. Quiero más. Mucho más.

—Mina —susurra, pero la calló con un beso.

Mis manos ahora están apoyadas en el mismo sillón para que mi peso no caiga por completo sobre ella. No sé qué rayos está sucediendo conmigo, debería parar, pero en cuanto me alejo y la observo mejor, sus ojos se ven tan deseosos como los míos, que es imposible callar mis impulsos y de nuevo vuelvo a ella, incluso con más intensidad que antes. Noto su sonrojo extenderse hasta sus orejas. Se ve tan pura e inocente que me provoca querer corromperla.

—Mina —repite mi nombre con la voz agitada. Aleja sus manos de mi cuerpo y traga fuerte—. Espera, no me dejas respirar.

—Lo siento —digo y ahora soy yo la avergonzada—. ¿Páramos?

—¿Quieres seguir? —Aún lucha para recuperar el aire y yo solo quiero volver a sus labios.

—¿Tú quieres?

—Sí quiero.

¡Dios!

—Pero creo que es suficiente —dice y mi calentura baja. Debo recapacitar—. ¿Qué pasa si me gusta besarte?

Me mira con timidez e inocencia. No hay ni una pizca de atrevimiento en su pregunta. Ella está siendo sincera al decirme que no sabe. Quiero responder a todas sus preguntas y más si soy yo quien las genera.

—Puede que yo te guste. —Y quiero que sea así, pero si no lo es, también lo aceptaré.

Ella no dice nada. Su silencio vuelve a traer mis nervios. Mis manos tiemblan. ¿Me echará de su casa? No, Chaeyoung no es capaz de hacerlo.

—¿Y cómo sé si me gustas? —pronuncia después de un tiempo.

Me alejo de ella. Estamos en una posición que no deja que mi cabeza piense con claridad. Ella se acomoda correctamente en el sillón y yo la igualo. El sonido de la madera quemándose y el fuerte viento es lo único que se escucha en toda la casa.

—Es lo mismo que cuando un chico te gusta. —Aunque a mí no me pase, pero sé que Chaeyoung no ha sido sincera conmigo con respecto a Tom. Sé que en algún momento ha gustado de él—, o una chica también. Te gusta su compañía, te sientes protegida a su lado, te gusta que sonría y te alegras de su felicidad, te duele su tristeza y te lastima su dolor. Es tu mundo en general y tampoco te gustaría vivirlo sin esa persona.

De nuevo se queda callada.

Este tema parece estar jugando con su cabeza y con su corazón. Temo que no me vea de ninguna de esas formas, pero aún así, estoy lista para su rechazo. Es mi primer amor y aunque no lo planeé, no lo cambiaría por nada. Chaeyoung supo ganarse mi corazón y es merecedora de él. Sé que no soy la mejor persona para expresar lo que siento y tampoco me considero una persona melosa, pero por ella puedo hacerlo. O mejor dicho, lo he hecho.

—¿Te molestaría darme un poco de tiempo? Quiero saber realmente qué es lo que siento por ti —dice con timidez.

Siento como si me hubieran quitado un peso de encima. Aún tengo posibilidades con Chaeyoung.

—Tomate el tiempo que necesites.

Me sonríe agradecida.

Estoy segura que después de lo que hemos hecho no cabe duda que siente algo por mí. Puede que no se de cuenta ahora, aunque tampoco quiero apresurarme, pero voy a arriesgarme a todo, solo por ella.

—Mina —menciona con sutiliza y la miro.

—¿Sí?

—¿Te puedo preguntar algo?

—Claro —digo intrigada.

—¿Recuerdas el día que viniste a cenar a mi casa con mis padres?

—Sí, ¿por qué?

—Siempre tuve la duda sobre lo que hacías con mi mano mientras dormía.

No parece tímida, al contrario, su rostro confundido me aclara que nada malo ha pasado por su cabeza, sin embargo, por la mía sí.

—Tú una vez me hablaste sobre el significado de la palabra erótico. —Oh, no—. Dijiste que a veces hay caricias que suelen extenderse a lugares que normalmente no tocaríamos de otras personas, como entre las piernas. ¿Es por eso que me hiciste que te tocara ahí?

Mi cara arde y ya no sé si es por vergüenza. ¿Qué debería decirle? Es obvio que debo aclarar las cosas porque mis intenciones no han sido malas, pero ahora mi cabeza asocia cosas sucias. Jamás he pensado en nadie de otra manera, pero Chaeyoung ha abierto un mundo nuevo para mí y no sé si quiero explorarlo.

—Bueno... —No sé por qué estoy tan nerviosa si solo es un malentendido—. Verás, tu mano fue a parar ahí por accidente y yo intenté retirarla, pero justo despertaste en ese momento. Eso fue todo. —Ha sido más fácil de lo que creía, pero ella todavía se ve llena de dudas y eso me asusta, porque ahora no sé qué me pueda preguntar.

—¿Y al fin me lo vas a decir?

—¿De qué hablas? No entiendo —pregunto y suelto sin querer una risa nerviosa.

—Nunca me respondiste cuando te lo pregunté en mi cuarto y todavía quiero saberlo. ¿Por qué alguien se tocaría ahí?

No. No me hagas esto Chaeyoung. No cuando las dos estamos a solas en tu casa y por lo visto no hay forma de que pueda detenerme cuando comienzo algo. Puedo ver en sus ojos la inocencia misma, nunca nadie le ha hablado de estos temas y aunque estoy segura de que al menos debe saber cómo vienen los bebés, no creo que sepa nada más. Ella no tiene malicia y está confundida, pero yo estoy siendo bastante hormonal a pesar de mi edad y puedo decir una locura. No debería caer bajo mis impulsos que mágicamente han aparecido, pero todo de ella me grita que le muestre. Aunque yo no sepa nada.

—No hay mucho que debas saber, Chaeyoung. Son cosas que pasan con normalidad entre enamorados. Eso es todo —exclamo y ella frunce el ceño.

—¿Cómo así?

—Algún día te lo mostraré.

—¿Y eso es bueno o malo?

—Dependerá de ti. —Desvío la mirada. Ya no quiero hablar de esto. He podido controlarme, pero no sé por cuánto tiempo siga siendo así.

—Entonces, esperaré.

Nuestra plática se extiende, pero ya no sobre ese tema. Y lo agradezco. Chaeyoung parece bastante curiosa con respecto a mí y mi pasado. Trato de aclarar todas sus dudas y parece gustarle. De un momento a otro nos damos cuenta que la noche ya ha caído y ambas nos ponemos tensas con respecto a eso. La tormenta no ha bajado y por lo visto, ninguno de los padres de Chaeyoung piensa llegar, por lo que nos tocará pasar la noche juntas y a solas.

Ella me mira inquieta, y no sé si se debe a lo que hemos hecho horas atrás, pero parece que su cabeza le está haciendo una mala pasada. Me invita a cenar, aunque no dice mucho al respecto. Después de unos minutos nos encontramos cenando en su comedor. Parece que el día ha estado lleno de emociones y ha sido demasiado para ambas, pues las dos nos encontramos bostezando mientras hablamos. Me rio por su carita de sueño. Chaeyoung aún sigue siendo pequeña y me hace sentir mal el hecho de ser tan atrevida con ella, pero simplemente no lo controlo.

La ayudo a lavar los trastes y después de que ella apaga la chimenea, me invita a subir a su cuarto y dormir con ella. No estoy muy convencida y quiero negarme, pero ella me dice que no hay forma que me deje dormir en el sillón y me obliga a caminar a su cuarto. En cuanto entramos me doy cuenta que todo sigue igual a la última vez. Sus cosas están muy bien acomodadas y me gusta el olor que se percibe en toda la habitación. Chaeyoung corre a su armario y se disculpa para salir un momento. En cuanto regresa noto que se ha cambiado de ropa. Me entrega una de sus batas y me da privacidad para que me cambie. No refuto y lo hago. Cuando vuelve a entrar me sonríe y ambas nos acostamos en la cama.

El frío es tanto, que se cuela por las paredes. Puedo escuchar como la nieve cae y golpea contra el techo y las ventanas, aunque por la expresión de Chaeyoung parece no incomodarle, aunque no está para más, porque tampoco a mí lo hace. Al contrario, estoy más preocupada por su cercanía. Nuestros brazos y piernas se tocan y aunque ninguna hace o dice nada, es verdad que se percibe una tensión muy grande. Me giro y la encuentro viéndome. Tomo de excusa el pesado clima que hay y la abrazo, no se opone y la escucho reír con timidez. Chaeyoung también me abraza y después de un tiempo ambas nos quedamos dormidas en esa posición.

Me agrada lo que Chaeyoung me hace sentir y aunque este día sin duda quedará grabado en mi memoria, temo que las cosas se me escapen de las manos. Porque en un pequeño pueblo como Belhaven, donde todo en algún momento se llega a saber, sé que nosotras no seremos la excepción y quizás aquello que nosotras consideramos un secreto, alguien más lo podría llegar a saber, sin embargo, eso es algo que solo el tiempo nos dirá.

Recuerden votar y seguirme, se los agradecería mucho. Besos.

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