Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

VEINTICINCO: Una semana antes de las vacaciones

Lunes de la última semana de clases. El viernes finalizarían quinto año y luego, solo quedaría un año más para terminar la secundaria y dar comienzo a la universidad, pero para eso aún faltaba tiempo.

Pero como buen lunes, era un día horrible. No por el clima porque había un sol radiante a las siete y media de la mañana, tal vez hacía un poco de calor pero era entendible ya que estaban a principios de diciembre y el verano estaba golpeando las puertas para entrar.

Era un día horrible porque era lunes. Punto.

¿A quién podía gustarle? Después de un fin de semana de descanso, lo que toda persona odiaba era empezar la rutina, el trabajo, la escuela... Y Moira no podía estar más de acuerdo.

Pero, por primera vez en su vida, estaba ansiosa de que llegara el día lunes. ¿Por qué? Simple, quería ver a Agustín. El viernes no había tenido noticias de él, no habían ido a la Peatonal y el Día de series hace bastante que ya se habían olvidado de él. El sábado no contestó ninguno de sus mensajes y el domingo ya estaba bastante enfadada con él para ir a verlo en su partido de fútbol, así que salió con Jennifer.

Y hoy, 7.30 de la mañana, estaba esperándolo en la entrada del colegio para tener una charla larga y tendida con él. ¿Qué era eso de no contestarle los mensajes y olvidarse de ella? No se lo iba a permitir.

Y lo esperó. Tocó el timbre para ingresar al colegio y ninguna señal de Agustín. Moira comenzó a preocuparse, su amigo no era un alumno de asistencia perfecta, pero solo faltaba si era necesario; y eso comenzaba a asustarla. ¿Y si le había pasado algo grave? Ahora se sentía culpable, ella enojada con su amigo y él seguramente estaba sufriendo.

Quiso escaparse del colegio e ir a la casa de Agustín, algo que tuviera que haber hecho desde un principio, pero su intento se vio frustrado cuando apareció el preceptor y la obligó a ingresar al aula.

Pero toda preocupación fue remplazada por enojo cuando entró al aula. Agustín estaba perfecto, sin ningún rasguño y hablando tranquilamente con Celeste. No lo soportó y fue directo a sentarse junto a Jenni, ¡qué le den! Si prefería estar con la nerd, allá él.

— ¿Estás bien?— inquirió su amiga. Era extraño que no se sentara con Agustín.

—Sí — fue una respuesta tan seca que Jennifer supo de inmediato que estaba mintiendo.

No quiso insistirle a su amiga, sabía que no iba a poder sacarle nada cuando estaba con ese ánimo. Era mejor dejarla y cuando se le pasase, ella misma le contaría. Pero para satisfacer su curiosidad dirigió su vista por toda el aula y encontró su respuesta al instante.

El profesor entró y todos se dirigieron a sus asientos dispuestos a comenzar, Jennifer sabía que esto solo era la calma que antecede al huracán.

La clase fue aburrida, tampoco se podía esperar nada de un lunes bien temprano a la mañana, la mayoría de los alumnos estaban más dormidos que despiertos. Moira cerró su carpeta con demasiada fuerza y se marchó hacia el recreo, sus amigas la siguieron sin entender muy bien que le pasaba. Jennifer dirigió una rápida mirada hacia Agustín y lo vio hablando con un compañero. Luego, siguió a las otras tres.

— ¡Se puede saber qué demonios te pasa!— Candelaria frunció el ceño y Moira se lo regresó, pero no le contestó. Se quedó callada y con un aura que espantaría a cualquiera.

—Agustín—fue lo primero que dijo Jennifer cuando alcanzó a sus amigas. Maia y Candelaria la miraron sin entender y Moira acentuó aún más su mal humor, si eso era posible—Agustín y Celeste, eso es lo que la tiene como alma que lleva al diablo.

Las otras dos amigas se miraron entre sí y comprendieron al instante. Moira optó por no pronunciar una sola palabra al respecto, era su nuevo modo de hacer visible su enojo. Ellas prefirieron no intervenir y para desviar el tema comenzaron a hablar sobre lo que habían hecho el fin de semana.


Otra vez estaba en la entrada del colegio y esperando a Agustín, pero a diferencia de la anterior, era durante el horario de salida.

—Hola—fue lo primero que atinó a decir cuando Agustín cruzó a su lado, él se sobresaltó un poco porque no se había dado cuenta de su presencia por ir tan perdido en sus pensamientos.

—Hola, Moira—contestó tranquilo y emprendió la marcha otra vez. Moira lo siguió—No te parece un poco tarde para saludar—lo dijo con un tono plano, pero Moira sintió que le estaba recriminando.

—Quise hacerlo a primera hora de la mañana, pero estabas hablando con Celeste.

—Claro que estaba hablando con ella, hoy teníamos que entregar el trabajo de Historia, que por cierto tú también eras parte— le recalcó y Moira se acordó del trabajo. ¡Carajo! Era el trabajo final para aprobar la materia.

— ¡Mierda! Lo olvidé completamente, pero podemos juntarnos esta tarde y entregarlo mañana, y suplicarle un poco a la profe para que lo acepte— comenzó a decir desesperadamente. En su cabeza comenzaron a aparecer miles de pretextos para decirle a la profesora e intentar zafar. No podía llevarse otra materia a diciembre.

—No hará falta, Celeste y yo lo terminamos durante el fin de semana. Y podrías haberme saludado durante algún momento de la mañana, pero preferiste ignorarme por algún motivo que desconozco—dijo retomando la conversación anterior.

— ¡No te ignoré!—dijo ofendida, aunque había sido cierto y ahora se sentía como una estúpida. Pero su cerebro puso su atención en otra cosa— ¿Pasaste el fin de semana con Celeste? Mientras a mí me dejaste plantada el viernes y eso me lleva a que tú me ignoraste todo el fin de semana. ¡No contestaste ni un mísero mensaje!— gritó enojada.

—No te contesté nada porque se me rompió el celular y todavía no me compré uno nuevo—suspiró intentando calmarse, realmente no era su mejor día y tampoco tenía ganas de escuchar una de las interminables rabietas de Moira. Necesitaba calmarse—Si de verdad hubieras estado preocupada por mí podrías haber ido a mi casa y ver cómo estaba. Solo vives a unas pocas cuadras de distancia— no quiso sonar molesto, pero falló miserablemente.

—Yo... yo... no...—pero se calló al no saber qué contestarle.

—Dejemos las cosas así, no me quiero pelear contigo. No es mi mejor día, lo siento.

Y se marchó. Moira hubiera querido seguir hablando y sonsacarle más información, pero no sabía cómo.

Agustín tenía razón, ella podría haber ido a su casa y la idea cruzó por su mente, pero la desechó al instante. No podía ir, no ahora. No cuando acababa de descubrir los nuevos sentimientos, no cuando estaba tan confundida.

Ella no estaba enamorada de Agustín, pero aún no podía ponerle nombre a lo que sucedía. Sus amigas seguramente estaban equivocadas.

Pero de todos modos, estando enamorada o no, no podía haber ido a su casa porque la hubiera visto de un modo totalmente diferente al que estaba acostumbrada. Siempre había entrado a la casa de Agustín como su mejor amiga y nada más, pero ahora, con sus sentimientos encontrados sería difícil. Sentiría nervios pensando que es la primera vez que visitas la casa de tu novio, temiendo cometer algún error; la mamá de su amiga ya no sería la mamá de su amiga, sino su posible suegra; sentarse en la cama de Agustín mientras buscan alguna película para ver ya no sería eso, sino que estaría sentándose en la cama donde tal vez, en un futuro harían cosas mucho más interesantes...

¡NO! Moira debía quitar esas cosas de su cabeza. Estaba delirando, a ella no le gustaba su amigo, pero aun así todo eso cruzó por su cabeza y la hizo acobardarse de visitar al chico. Pero a pesar de todo, que en su imaginación la percepción de todo lo que giraba alrededor de Agustín había cambiado, la relación con el chico no. Seguía gustándole estar cerca de él y cuando se sentía desplazada de su lado realmente se enojaba, pero Agustín seguía siendo Agustín. El chico que la hacía reír, estaba en las buenas y en las malas y Moira sintió miedo, porque tal vez siempre estuvo enamorada de su mejor amigo sin darse cuenta.



Cuando Agustín llegó a su casa pudo escuchar que sus padres estaban discutiendo otra vez, pero se callaron al instante de notar su presencia y lo recibieron con alegría.

Los dos todavía estaban asustados por su pequeña desaparición ocurrida el viernes pasado, y desde ese día parecía que habían vuelto a ser la familia de antes: almorzaban juntos, hablaban sobre lo que habían hecho en el trabajo, cenaban juntos y miraban la televisión. Todo parecía ir bien, pero él podía ver las pequeñas fisuras en esa realidad idílica y lo entendió.



Martes, y Moira se estaba sentando junto a Agustín, nerviosa y sin saber muy bien qué decir. El aula estaba casi vacía, solo había tres alumnos más, pero parecían más dormidos que despiertos.

—Lo siento—musitó mientras apretaba sus manos una contra la otra. Agustín la miró sin entender— Por ayer, actué muy estúpido.

Él sonrió al comprender y solo negó. Moira sintió su corazón acelerarse al verlo, siempre tan lindo y comprensivo. Ella no lo merecía, pero tampoco lo podía dejar ir.

—No pasa nada. Los dos no estábamos muy bien— y otra vez le restaba importancia para que ella no sintiera culpa. Esta vez sonrió ella.

—Entonces, tendremos que recuperar el tiempo perdido— dijo divertida.

— ¿Te llevo a casa?—ella sintió.

—Estaba cansada de ir caminando. Hasta que llegaba a casa estaba peor que un pollo al espiedo con este calor.

Agustín soltó una carcajada con las ocurrencias de Moira, y ella notó como el ambiente alrededor de ellos volvía a relajarse. Todo volvía a ser como antes y como nunca debió dejar de serlo.

El timbre del final de clases sonó y todos suspiraron felices. Agustín fue a buscar su mochila que había dejado tirada al lado de las canchas y le mandó un WhatsApp a Moira.

"Te espero en la salida"

Habían tenido la clase de Educación Física por separado, ya que las mujeres debían rendir el examen jugando al Voley y los varones al Sóftbol. Mientras caminaba al estacionamiento del colegio para buscar su moto, su teléfono volvió a sonar.

"LO SIENTO!!!!! Me fui con las chicas, Jenni tenía una emergencia!"

"Cosas de chicas"

"Pero vení a las 4 a casa"

Agustín le contestó con un simple "Ok" y guardó su celular. No estaba enojado, tal vez hasta aliviado ya que estaba por dar un paso muy importante en su vida y necesita reunir fuerzas para eso.

Frunció el ceño al escuchar una moto acelerar a lo lejos, seguramente otro pibe loco intentando impresionar a las chicas con su moto nueva. No le dio importancia.

Sacó su moto y la arrancó, era una 110 y no una de esas motos que usan los "chicos malos" en las películas y por los que las chicas babean, pero para él estaba bien. Apenas había salido del colegio cuando vio a Celeste caminando hacia su casa.

— ¿Te llevo?— Celeste se sobresaltó al sentir una voz tan cerca de ella.

Agustín estaba sentado sobre su moto todavía en marcha, a un costado de la vereda y la miraba esperando una respuesta.

—Mi casa queda muy lejos de la tuya. Tendrías que desviarte de tu camino— fue lo primero que dijo. No había sido la mejor respuesta, pero debían entenderla, no todos los días el chico que te gusta se ofrece a llevarte.

—No importa— sonrió y Celeste sintió derretirse—Claro, a menos que no quieras mi presencia— parecía afligido y Celeste se apuró a contradecirlo.

—¡No! ¡Claro que no! ¡Me gusta tu presencia!— se sonrojó cuando las palabras habían salido de su boca y quiso que la tierra se la tragara—Digo... quise decir que...— Agustín soltó una carcajada como no lo hacía hace mucho. Celeste realmente era divertida.

—Anda, sube— dijo alegre. Ella dudó, pero terminó asintiendo y subió detrás de él— Agárrate fuerte.

No pudo decir nada más y simplemente le hizo caso. Nunca pensó poder abrazarlo y sintió su cara caliente, por suerte Agustín no podía verla. Decidió aprovechar y abrazarlo fuerte, luego le echaría la culpa a su "miedo de andar el moto". Sí, claro.

Agustín llegó un poco más tarde de lo habitual a su casa, ya que se tuvo que desviar un poco para llevar a Celeste a su casa, pero no estaba arrepentido.

Sus padres ya estaban sentados y esperándolo. Cuando terminaron de almorzar, otra vez en una calma extraña, Agustín tomó valor.

—¿Han pensado en divorciarse?— soltó mirándolos fijamente, ellos parecían sorprendidos.

Agustín solo esperaba que Celeste no haya estado equivocada.

Lo había entendido. A veces, las parejas no duran para siempre. No porque nunca se amaron, sino porque con el tiempo la vida nos lleva por caminos diferentes y la persona que elegiste en un principio ya no busca lo mismo que tú. Y ese es el momento de aceptarlo y seguir adelante, tomar tu camino.

Pero de lo que estaba seguro Agustín, es que esto no era su culpa y que sus padres lo amaban más que a nada y mucho más que a ellos mismos porque habían sido capaces de superar sus diferencias por él. Pero Agustín también los amaba demasiado e iba a dejar de lado su egoísmo para verlos mejor.


****************************************************

Wattpad no está funcionando muy bien y no me dejó actualizar ayer, espero que esto si se publique.

Como verán, aproveché el finde largo por el feriado patrio (VIVA LA PATRIA!!!) y he actualizado dos de mis historias (tenía mucha inspiración jajjaja)

No estoy pasando por muy buenos momentos, dejé mi carrera porque me di cuenta que no era lo que quería, lo malo de eso es que ya perdí este año y tendré que esperar hasta el 2019 para inscribirme en otra.

Pero no termina ahí, lo peor de todo es que perdí mi empleo y eso realmente me preocupa.

Y se preguntarán porqué les conté de mi vida? Fácil, a pesar de tener mucho tiempo libre, estoy deprimida y eso no me ayuda a la hora de escribir, así que no sé muy bien cuando será la próxima actualización. Intentaré hacer una cada 15 días.

Y después de todo mi drama jajjaja Me despido, Nos vemos!!!!

Espero que les guste!!!!!!!!!!!!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro