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TREINTA Y OCHO: La soledad del nuevo año escolar


                                                             "Silencio vuelve a sonar, él ya se fue".

                                                           Después de soltarnos – Vanesa Martin.


Ese día le costaba tanto caminar hacia la escuela, en parte porque ya extrañaba las vacaciones y volver a empezar el colegio no entusiasmaba a cualquiera. Pero se motivaba mentalmente con saber que era su último año de secundaria.

Técnicamente no era el primer día de clases, eso había sido ayer, pero como buena estudiante de sexto año, el día anterior había salido a festejar "El último primer día" y no era bueno ir borracha a clases. Así que después del reto de su madre, se pasó durmiendo todo el día para librarse de la resaca.

Pero hoy ya no se salvaba, tenía que ir sí o sí. No le quedaba otra, lo que la sorprendió fue que Agustín no pasara por ella para ir juntos, como había hecho todos los años, y ella realmente hubiera preferido ir en moto que tener que caminar. No era un buen día.

Seguramente su amigo seguía enojado con ella por la última pelea, pero si Moira lo pensaba bien, ella debería estar enojada con él y no al revés, después de todo había sido Agustín quien no le contó sobre su noviazgo con Celeste.

Mejor no pensar en esa rubia, ya se ponía de mal humor. Hablaría con Agustín y con dos palabras, él la perdonaría porque era más bueno que el pan. Y mañana ya vendría en moto a la escuela. Era un buen plan, eso la llenaba de energía, así que apuró el paso para no llegar tarde a su segundo día de clases.

— ¿Nos sentamos juntas?— Jennifer la había abordado unos metros antes de entrar al aula y después de saludarla la interrogó.

—Lo siento. Todos los años me siento con Agustín, pero mañana nos podemos sentar juntas— Jenni se encogió de hombros de forma indiferente.

—Está bien. Me sentaré con Claudia— Moira le sonrió.

Jennifer era una gran amiga. Después de todo, no había vuelto a interrogarla o hacerle ver su punto de vista sobre su relación con Nicanor, desde esa charla que habían tenido en el auto después de que la buscase del departamento el último domingo.

La mayoría de sus compañeros estaban hablando sobre las vacaciones y riéndose, otros preferían sentarse con sus amigos y hablar en voz más baja. Pero definitivamente el clima era muy alegre, todos podían sentir que era su último año.

Jennifer se sentó con Claudia e inmediatamente comenzaron a charlar, Maia y Candelaria ya estaban juntas y se unieron a las otras dos. De reojo miró al frente, al asiento que siempre era ocupado por la cerebrito de Celeste, pero estaba vacío. ¿Acaso la chica diez iba a llegar tarde?

Rodó los ojos, igual a ella no le importaba.

Buscó rápidamente a Agustín y lo encontró sentado solo y hablando con sus amigos que estaban atrás. Moira sonrió y fue directo a su lado, pero todo sucedió muy rápido. Pudo ver como Celeste colocaba su mochila en el banco que estaba al lado de Agustín, lo saludaba con un beso en la mejilla y finalmente se sentaba.

Los dos parecían unos idiotas felices.

— ¡Buenos días, chicos! Cada uno vaya tomando asiento— la mayoría contestó el saludo, otros comenzaron a quejarse, pero igual obedecieron— Moira, siéntate querida— fue ahí cuando reaccionó y se dio cuenta que seguía parada en la mitad del pasillo.

Todos la miraban con curiosidad y otros con burla. Ella se moría de la vergüenza, solo asintió y buscó un lugar.

Por inercia quiso ir con Agustín, como siempre, pero estaba sentado con Celeste. Buscó a sus amigas, pero todas ya tenían compañía. Fue al fondo, a un banco solitario.

El resto de su día escolar fue una mierda.

Cuando finalmente salió de esa prisión que otros llamaban escuela, Moira se apoyó en la reja, un poco lejos de la entrada para que los directivos no la vieran y sacó un cigarrillo.

Fumar la calmaba, era una forma de liberarse del estrés. Nunca pensó que lo haría, pero un día Nicanor se lo ofreció y ella para no ser menos probó. Hoy era un salvavidas cuando sentía que el mar la ahogaba. Pero lo hacía a escondidas, si sus padres se enteraban, no se libraría sin recibir un gran castigo antes.

—Fumar es malo para la salud— sonrió al reconocer la voz y lo miró con alegría.

—Depende, para ti será así, pero a mí me ayuda de librarme del estrés— Agustín negó con la cabeza.

—Lo digo en serio, deberías dejarlo— volvió a insistir el chico.

—Me lo hubieras dicho cuando empecé, ahora ya me acostumbré— dijo aún divertida, era bueno volver a hablar con su amigo.

—Ni siquiera sabía que fumabas, pero te lo hubiera dicho— Moira notó que esto parecía ser un tema serio, así que intentó calmar las aguas.

—No soy adicta ni nada, solo fumo muy de vez en cuando— era una pequeña mentira, pero su amigo no tenía que saberlo.

Él volvió a negar y pareció que también prefirió dejar el tema.

—Si ya estás estresada el primer día, no me quiero imaginar cómo será el último— bromeó y ella sonrió.

—Estoy cansada y eso se debe a que tuve que venir caminando, — aclaró— ya que alguien no pasó por mí— picó la chica, pero él pareció no escucharla y se preguntó qué era lo que había llamado la atención de su amigo para llegar al punto de ignorarla.

— ¡Ya estoy!— y ahí estaba su respuesta.

Celeste llegó corriendo hasta donde ellos dos estaban.

—Perdón por hacerte esperar, pero este libro es súper importante y no podía olvidármelo en la escuela— se justificó la chica y fue ahí donde pareció notar su presencia— Hola, Moira— soltó alegre.

Y ella quiso pegarle una trompada en el medio de la cara. Seguramente, no seguiría sonriendo después de eso.

—Hola— casi ladró.

— ¿Nos vamos?— preguntó Agustín y Moira estaba agradecida y a punto de responderle.

—Claro— contestó Celeste.

Agustín le pasó uno de los cascos de la moto y ella se subió a la parte trasera, abrazando al chico por la cintura.

Agustín le sonrió a su novia y luego miró a Moira que seguía sin dar crédito a lo que estaba viendo.

—Nos vemos mañana, y hablo en serio cuando digo que dejes de fumar— se bajó el visor del casco, Celeste la saludó con la mano y luego, se marcharon.

Escuchó durante unos minutos el ruido de la moto perderse en el tráfico, hasta que fue imposible distinguirla.

Acto seguido, se indignó. Agustín ni siquiera le había preguntado si quería un aventón, solo la ignoró y se llevó a la nerd. ¡Pero esto no se quedaría así!

Marcó el número de Nicanor.

— ¿Qué pasa?— parecía molesto, Moira lo dejó pasar.

—Quiero que me vengas a buscar al colegio, ya terminé.

— ¿Estás loca? Estoy en la facultad. ¡No me jodas!— le reclamó su novio de mal humor.

—Pero...— y Nicanor le había cortado.

Esto no podía ser posible.

Miró el cigarrillo que aún estaba entre sus dedos, casi consumido en su totalidad.

Dio una última calada y mientras miraba el humo que expulsaba de su boca, se percató que estaba sola y tenía la sensación de que había hecho algo mal, pero no sabía qué.

Tiró el cigarrillo al suelo y lo pisó con la zapatilla para apagarlo totalmente. Acomodó la mochila sobre su hombro y comenzó a caminar hacia su casa.

Igual que esa misma mañana, en soledad.


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Hola amores, hoy estaba super inspirada, así que no lo desaproveché y en una hora salió este capítulo (eso es súper rápido para mí jajaja).

Aunque no lo crean, me tomé en serio lo de terminarla este año jajaja

Como habrán notado hubo en cambio de portada y eso se le debemos a @seulRN ¡Gracias! ¡Me encantó!

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Creen que Moira estará a tiempo de revertir la situación? ¿Se dará cuenta de lo que está haciendo mal? ¿Se lo merece?

Gracias a todos los que contináun leyendo, comentando y votando. ¡Me alegran el día!

Si quieren estar atento a cualquier actualización porque a veces Wattpad falla y no nos notifica, puedes seguirme en mis redes (Twitter e Insta), el link está en mi perfil.

P/D: Recuerden que fumar hace mal a la salud, ustedes no lo hagan.

¡Buen fin de semana! ¡Nos leemos la próxima!

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