"Déjame que vuelva a acariciar tu pelo.

                                      Déjame que funda tu pecho en mi pecho.

                                                     Volveré a pintar de colores el cielo,

                                     haré que olvides una vez el mundo entero".

                      ¿Dónde está el amor? – Pablo Alboran ft Jesse y Joy

—Agustín

El chico gira en dirección al sonido de su voz. Moira se encuentra a tres metros de él, parada en la entrada del supermercado que él acaba de abandonar.

Parece que no se da cuenta que interfiere en la entrada y salida de las personas del local, ya que no se mueve a pesar de que una mujer mayor le susurra algo entre dientes, y está seguro que ella le contestaría algo grosero de vuelta.

La mujer ya ha cruzado la calle cuando él decide contestarle.

—Moira— solo un reconocimiento de la otra persona, tampoco piensa hacer algo más.

La última vez que hablaron, pelearon. Esta vez no será él quien dé el primer paso.

— ¿Podemos hablar?— Agustín asiente.

Pero aun así, su amiga se acerca con pasos vacilantes y por fin deja de bloquear la puerta, los clientes están muy agradecidos con él o deberían estarlo.

Tiempo atrás, Agustín le hubiera ofrecido ir hasta la plaza que está a dos cuadras, para hablar. Pero hoy, tiene que dejar de ser el estúpido, ser el que siempre perdona, el que siempre deja pasar todo, el que siempre cede dentro de esta amistad. Porque eso es lo que son: amigos y nada más.

Contra todo pronóstico, Moira parece captar el mensaje que esta vez no se la hará tan fácil porque no insiste en ir hacia otro lugar, a pesar de que lo desea. Hablar a unos metros de un supermercado donde va y viene tanta gente, no es nada bonito.

Toma aire y lo mira a los ojos, él nota su sinceridad y arrepentimiento.

—Lo siento— sabe que le cuesta decir esas palabras, pero ya era hora— Me comporté como una idiota contigo— se queda en silencio por unos segundos— Y si tú eres feliz con Celeste, yo estoy feliz por ti. Te mereces lo mejor— Agustín puede sentir que es verdad, pero también cree que le causa dolor el aceptar esa verdad.

Y a él también le duele.

—Está bien— Moira frunce el ceño ante esas palabras.

— ¿Solo eso vas a decir? ¡Te acabo de abrir mi corazón!— exclama desconcertada. Agustín piensa que le hubiera gustado que le abra su corazón de otra forma, pero ella no quiso— ¡Eres un insensible!— grita indignada y él no puede contener la risa que surge de su interior.

Ésta es la Moira de siempre, la niña caprichosa.

— ¡Lo haces adrede!— y sigue gritando mientras le intenta pegar.

—Anda vamos— dice mientras comienza a caminar.

Moira sigue rechistando todo el camino, pero lo sigue. Pasan el resto de la mañana charlando sobre cualquier cosa, haciendo tonterías o poniéndose al día después de un tiempo sin hablar. Almuerzan junto con la madre de Agustín quién se sorprende de ver a la morena ahí.

En ningún momento mencionan a Nicanor y a Celeste, y aunque no dicen nada, los dos lo agradecen.

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Domingo a las 5.37 de la mañana, el boliche está repleto de gente, la música alta y las luces te marean. Pero Agustín sabe que nunca disfrutó tanto salir a bailar.

Después de las cuatro de la madrugada, todos sus amigos se perdieron por ahí, querían ver si encontraban una chica linda. Jennifer también desapareció al notar que el chico con el que estaba iniciando una relación había llegado. Así que solo quedaron Celeste y él, ambos bailaron hasta cansarse y se dieron cuenta que era hora de regresar a casa.

—Pasa— dice la chica mientras tira sus zapatos a alguna parte de su habitación— ¡Pies libres! ¡Qué bien se siente!

Los dos ríen, saben del odio de Celeste por los zapatos taco alto.

—Creo que es hora de ir a casa, ya has llegado sana y salva.

— ¡No!— pero enseguida sus mejillas se vuelven rojas— Quédate— apenas lo susurra de lo avergonzada que está.

—Tu madre...— comienza él, pero ella lo interrumpe.

—Terminator no está. El viernes se fue a una convención sobre los derechos del niño y recién regresa el martes— el color rojo no ha abandonado su rostro.

—Estás sola— es una afirmación, pero de todos modos ella asiente.

—Estamos solos— se acerca lentamente y toma su rostro— Solo nosotros— y lo besa lentamente, probando, tanteando, preguntando.

Y Agustín le responde. Posa sus manos sobre la cadera de su compañera y profundiza el beso, aceptando.

Caen sobre la cama y se miran a los ojos, los dos están seguros. Celeste entrelaza sus dedos para darse más confianza, para saber que es real, que él está a su lado y no la dejará al amanecer.

Besan cada parte del cuerpo contrario, explorándose, conociéndose de un modo tan diferente e íntimo. Y saben que su primera vez, la de ambos, ha sido perfecta con la mezcla justa de dulzura, pasión y sobre todo, un sentimiento tan puro como el amor.

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Ese mismo domingo, bien entrado el mediodía, Moira se despierta en la cama de Nicanor completamente sola y con una resaca que no le desearía ni siquiera a su peor enemigo, o tal vez sí.

No hay rastros del chico, nunca lo hay, ya que él piensa que eso de despertar juntos son cursilerías. Por eso, siempre se despierta sola y con una nota que dice que cierre el departamento cuando se vaya.

Ella se baña, limpia todo porque él odia que le dejen mugre en su departamento y se marcha a su casa.

Un día le gustaría sentir el calor del cuerpo de otra persona a su lado, pero solo tiene sábanas frías.

Mientras que Agustín se despierta con una sonrisa y abrazado a Celeste. Ella aún duerme tranquilamente y él sabe que es perfecta. Besa su mejilla y decide quedarse un rato a disfrutar de la tibieza y felicidad que siente.

Se percata que las manos de ambos aún están entrelazadas, como si no quisieran soltarse y sonríe ante ese pequeño detalle antes de apretar más fuerte y acurrucarse contra ella. Porque sabe que no quiere alejarse.

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No pude resistirme a publicar un capítulo este 14 de febrero.

Amores, recuerden que este día no se trata solo de la pareja, sino también de los amigos, la familia, de la vida y por sobre todas las cosas, amarse uno mismo.

¡Espero que les haya gustado!

¡Nos leemos la próxima!