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CUARENTA Y UNO: Todos tenemos miedo

"Quiero estar ahí para abrazarte y decirte que me quedaré aquí,

                                                        a tu lado para siempre. Y sentirnos".

                                                                Hace tiempo - Manuel Medrano.



— Entonces, ¿la policía sabía que asuntos internos le iba a tender una trampa? — Celeste soltó una carcajada.


— No hay nada de eso en la serie — le siguió la broma entre risas.


— Es que cuando me aburro suelo inventar cosas — dijo mientras se encogía de hombros.


Ella frunció el ceño intentando parecer enojada, pero era difícil ocultar su sonrisa.


— ¿Eso significa qué te aburres conmigo? — se llevó una mano al corazón fingiendo dolor.


Agustín sonrió pícaro y se acercó a su oreja.


— Contigo nunca — susurró y luego, mordió el lóbulo de su oreja.


Celeste lo empujó para alejarlo.


— Tú mamá está arriba, ¡cochino! — exclamó totalmente roja y Agustín rio.


Levantó las manos en son de paz y se volvió a acomodar en el sillón.


— Pero hablando en serio, no entiendo nada esta serie, ¿qué se supone qué es el humo? ¿Y la isla? Y te aviso que no confío en ese chino que no habla español, para mí es un espía.


Celeste le pegó un vistazo al pasillo para ver si la mamá de Agustín no se aparecía de repente, se moriría de vergueza si los cachaba haciendo cositas sucias. Tampoco pensaba dejar que su novio avance más, al menos mientras estaban en el sillón de la sala de estar viendo una serie. Tuvo que volver a reír cuando escuchó lo que dijo.


— Para entender lo que es el humo negro tienes que ver toda la serie y aún así te quedas con dudas. No es un chino, es un surcoreano y es uno de lo más buenos, su mujer es media turra.


— ¿Y para qué la voy a ver entera si igual me voy a quedar con dudas?


— ¡Porque Lost es un clásico! — Agustín negó.


— Prefiero hacer otras cosas — Celeste lo fulminó con la mirada y buscó los almohadones para colocarlos entre ellos dos, así mantenían la distancia.


— Pues hoy no, nadie insulta a Lost y vive sin su castigo — dijo firme y volvió a mirar la pantalla, donde ahora parecía que el chino, el rubio y el negro no pudieron escapar en la balsa y para colmo, unos tipos secuestraron al hijo del negro.


No entendía nada.


Suspiró derrotado.


— Está bien — dijo desanimado mientras se levantaba para ir a la cocina y buscar más papas fritas.


¿Quién iba a decir que Celeste era una adicta a esas cosas?


El timbre de la casa sonó cuando él estaba a mitad de camino.


— Amor, abre tú. Seguro que es Aaron que iba a venir a visitarme — gritó mientras buscaba en la alacena más papas.


Celeste tuvo que pausar la serie de mala gana para abrir la puerta. Agustín ya le había comentado sobre su amigo, quién supuestamente vivía en La Pampa y había ido un año a la escuela con ellos, pero ella no lo recordaba.


— ¡Hola, Agustín! ¡Tanto tiempo sin vernos! — Celeste solo pudo ver una cabellera morocha y una gran sonrisa — Tú no eres Agustín — dijo mucho más desconcertado.


Celeste negó.


—No, evidentemente no soy Agustín, pero él está adentro, así que puedes pasar y...


— Eres tú —dijo el chico emocionado.


— ¿Yo? —no entendía de qué estaba hablando.


— La chica de las entradas — Celeste frunció el ceño intentando recordar hasta que supo de qué estaba hablando.


—¡Aaron! — Agustín se acercó a ellos y abrazó a su amigo —Ven pasa, no te quedes en la puerta —Celeste se hizo a un lado para darle espacio, el chico parecía feliz de la vida.

—Tardé bastante, pero me alegro de estar aquí—dijo sonriente el invitado.


—No pasa nada, me alegro mucho de verte.


Celeste se sentía como una intrusa y no sabía muy bien qué hacer, así que prefirió mantenerse a un costado hasta que Agustín la presente. Mientras tanto, cerró la puerta de la entrada.


—Amigo, ¿por qué no me dijiste que estaba aquí?—Aaron susurró a su amigo. Agustín lo miró sin entender y se lo hizo saber a su amigo.


—No te entiendo—dijo también en voz baja.


—Ella —le hizo una extraña seña con las cejas, Agustín miró a Celeste como buscando una respuesta, pero ella parecía entretenida mirando por la ventana. Se centró otra vez en su amigo, demandando un mejor explicación—Es la chica de la convención de Supernatural.


Y Agustín no precisó más explicación que eso. Cualquier alegría había abandonado su rostro. Él conocía la historia de amor a primera vista de su amigo con esa chica que le regaló entradas.


—¿Nos vas a presentar?—Aaron le dio un codazo en sus costillas, mientras le dirigía una gran sonrisa a la única mujer en la habitación.


Agustín se tensó y cuadró los hombros.


—Celeste, este es mi amigo Aaron.


—Mucho gusto —sonrió más por ser amable que por sentirse cómoda.


Aaron era todo felicidad y grandes sonrisas. Y Agustín se transformó en la seriedad en persona.


—Aaron, ella es Celeste,— se acercó y pasó su brazo por la cintura de la chica—mi novia.


De repente, el silencio se volvió extraño y asfixiante. No había sonrisas fáciles ni incómodas. No había más que un instante tenso.


—Mucho gusto —logró decir el invitado, pero parecía distante y cómo si quisiera desaparecer.


—¿Encontraste las papas fritas?—preguntó animada, solo para romper un poco la situación. Agustín negó—Eres un desastre, no encuentras nada en tu propia casa—dijo alegre—Iré yo, ustedes pongánse al día.


Y desapareció en la cocina. Más bien, huyó a la cocina.


Ninguno de los dos amigos se movió en los siguientes segundos.


—Mira, no tenía ni idea de quién era ella. Te juro que si lo hubiera sabido nada de esto hubiera pasado—Aaron fue el primero en hablar, parecía desesperado y arrepentido.


—Pero te gusta... —dijo mortalmente serio.


—Solo la vi una vez y me pareció linda—Aaron lo cortó rápidamente. Agustín volvió a tensarse ante esas palabras—Ese día la vi mal y quise ayudarla y sí, me gustó. Pero no la conozco y no la quiero. Me gusta como puede gustarte una famosa o una chica que ves caminar por la calle. Nada más, debes creerme—dijo más desesperado ante el silencio de su amigo—No intentaré nada con ella, te lo juro.


Agustín pareció relajarse un poco al saber que su amigo decía la verdad.


—Está bien—dijo lentamente.


Aaron pareció aliviarse un poco.


—De ahora en más, Celeste tiene bigotes—intentó aligerar el ambiente con una broma. Agustín terminó de relajarse.


Celeste apretó con más fuerza las papas. No había querido meterse, por eso se fue a la cocina, notaba el ambiente demasiado tenso y no se sentía cómoda. Pero escuchó todo detrás de la puerta y ahora se sentía peor, pero sabía que tenía que cortar toda esta situación extraña, así que eligió ese momento para regresar.


—Ya las tengo, ¿seguimos viendo Lost?—preguntó alegre porque sabía que eso molestaría a su novio. Ese mismo que resopló indignado.


—¡Amo Lost!—Aaron se mostraba emocionado y Agustín se tensó imperceptiblemente.

—Mejor veamos la nueva de Rápido y furioso—ofreció rápidamente.


De un momento a otro, no le agradaba la idea de qué Celeste y Aaron compartieran gustos.


Al final, siguieron la idea de Agustín, quién para evitar cualquier problema, se sentó en el medio del sofá, separando a su novia de su amigo.


Tarde se dio cuenta que Celeste se había comido todas las papas fritas ella sola.



+++



—¿Qué te pareció Aaron?


Su amigo ya se había marchado hace horas y la noche se estaba haciendo presente, pero él se sentía cómodo acostado en su cama y con Celeste en sus brazos.


La chica se encogió de hombros, desinteresada, mientras comía palitos salados y miraba The Maze Runner.


—Bien, a simple vista parece buena persona.


Agustín asintió a su respuesta y comenzó a acariciar el brazo de su novia. Subía y bajaba, produciéndole escalosfríos. Adoraba su sensibilidad.


—¿No lo recuerdas? En cuarto grado fue con nosotros—seguió presionando.


Celeste negó y se puso totalmente colorada. Él la miró curioso.


—Bueno, en esa época —parecía muy nerviosa —solo tenía ojos para ti. Siempre tuve ojos para ti, nadie más ha existido—se recostó un poco más contra él para que no notara su verguenza y él la abrazó con más fuerza.


Ella estaba a su lado, lo quería a él.


Pero aún así, no podía negar que más personas habían notado la belleza de Celeste y que con el tiempo aún más lo harían. Tampoco pudo quitarse ese sentimiento llamado miedo al saber que podría perderla, que no era el único que descubrió la maravillosa persona que era la chica.


La revelación de Aaron solo había sido una advertencia de todo lo que estaba por suceder.


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¡Nuevo capítulo amores!

Estoy feliz porque hoy me he enterado que esta historia ganó el TERCER LUGAR en Romance en los BEAUTY INSIDE AWARDS 2019.

Y Agustín ganó como mejor personaje masculino en el Concurso Panda Edición Febrero 2019.

¡Así que super contenta con los logros de esta historia! ¡Y gracias a ustedes por seguir apoyándola!


Como algunos ya suponían el chico que se enamoró de Celeste y fue a la convención de Supernatural cuando Agustín la dejó plantada, fue nuestro querido Aaron... ¡qué ha regresado!

Ya lo había deslizando en algunos capítulos, pocas personas unieron los cabos, por eso siempre digo, estén atentos a cada detalle. Todo tendrá sentido al final.

Bueno, comenzamos a perfilarnos hacia la recta final de la historia, así que voy avisando que ahora ya nada será un juego de niños, cada paso que den nuestros protagonistas tendrá sus consecuencias y les aseguro que serán consecuencias mayores.

Pequeño spoiler: el siguiente capítulo será intenso y dará un giro importante. Quedará explicado pequeños detalles de capítulos anteriores y todo irá tomando forma antes de que se desencadene la hecatombe jajajajajjajaja

Los dejo con la intriga. ¡Nos leemos la próxima!

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