CUARENTA Y NUEVE: Punto y aparte
"Me he enamorado como nunca te había dicho,
y ya no puedo compartir nada contigo.
Perdoname, perdoname".
Mi amante amigo - Vanesa Martin.
Todo lo que le había dicho Celeste aún rondaba en su cabeza cuando llamó al timbre de la casa de Moira, pero eso no significa que tuviera el valor para hacerlo.
—¡Agustín! —exclamó Helena, la madre de su amiga, cuando abrió la puerta. —¡Qué gusto verte! Pero pasa —obedeció a la mujer y entró a la casa. —Moira está en su habitación, así que ve, yo tengo que cuidar la cena —asintió al no saber qué decir. —¡Moira, visitas! —gritó la mujer y le hizo una seña para que siguiera su camino, ella desapareció en la cocina.
—¿Quién? —preguntó, cuando se encontró frente a frente con el chico que le había declarado su amor. —Agustín
—¿Podemos hablar?
Ella dudó pero dejó que pasase y cerró la puerta para que nadie los escuche. Él se quedó parado en el medio de la habitación y ella se sentó en su cama, la panza ocasionaba que le costara quedarse de pie mucho tiempo y sabía que esta conversación sería larga e intensa.
Agustín sabía que era él quien tenía que iniciar la conversación, pero no era tan fácil. ¿Cómo empezar a hablar sobre algo que sentía hace demasiado tiempo? ¿Y justamente a la persona que lo había rechazado? ¿Qué sentido tenía?
Pero también sabía que tenía que hacerlo, se lo debía a él mismo.
—No sé en qué momento me enamoré de ti —comenzó diciendo y Moira lo miró asombrada por tal inicio. —Pero de un día para otro, supe que lo que sentía por ti era mucho más que una simple amistad —miró a Moira a los ojos para que sepa que estaba siendo sincero. —Y me aterré, tuve miedo de mis nuevos sentimientos y de que tú los descubrieras. Me dije a mí mismo que estaba confundido y que no podía ser amor, pero las mentiras no duran para siempre —dijo resignado.
Ambos se quedaron en silencio un poco más, Moira no sabía qué decir y Agustín estaba juntando las palabras para poder continuar.
—Cuando acepté mis sentimientos, me empecé a cuestionar si te lo contaba o no, pero el miedo a que no sintieras lo mismo y que te alejaras de mí, siempre fue más grande que mi valor para decírtelo —dijo un poco avergonzado de su cobardía, ahora todo parecía tan lejano y estúpido. —Y luego de decidir que nunca te lo diría y que me conformaba con tu amistad, empecé a recibir señales mixtas de tu parte —dijo, mientras ella fruncía el ceño claramente confundida por lo último que había mencionado. —Cuando pensé que no podía haber nada entre nosotros porque estabas con Ariel, te apareces en mi casa llorando. Entonces soy otra vez tu apoyo y tú pareces mostrar interés por mí, ¡incluso me besaste! —Moira se avergonzó y bajó la mirada mientras sus mejillas se volvían rojas. —Pero luego, me dices que no recuerdas nada de lo que pasó y me presentas a Nicanor, tu nuevo novio —no se le escapó el dolor en los ojos de la chica, ese imbécil seguía siendo importante para ella a pesar todo. Y eso dolía. —Me permito conocer a Celeste y descubro a una chica increíble —sin levantar la cabeza, Moira aprieta los puños de frustración al escuchar el nombre de la rubia. —Pero tú seguías ahí, rondando y montando escenas de celos, que traté de ignorar porque estaba convencido que no sentías lo mismo. Pero cuando ese desgraciado te hizo lo que te hizo, tú volviste a mí, entre todas las personas, volviste a buscar refugio conmigo y debí rechazarte, pero no pude. —Celeste intentó no llorar, pero era difícil, Agustín estaba abriendo una herida que la seguía lastimando. —Entonces, a pesar de todo el dolor que me habías causado y de todas las veces que me dejaste de lado, me di cuenta que te seguía amando. —Ella contuvo la respiración, pero tuvo miedo de mirarlo, así que se quedó inmóvil. —Hasta Celeste se dio cuenta y me dejó, lo peor de todo es que lastimé a una chica que no lo merecía, a una chica que desde el principio me brindó su amor sin pedir nada a cambio y todo porque no podía dejar de pensar en ti. —La rabia invadió a Moira.
—Yo no fui la culpable de que ustedes dos terminaran, nunca te pedí que la dejes ni nada por el estilo —dijo enojada mientras lo fulminaba con la mirada.
No soportaría que le echen la culpa de algo que no tenía nada que ver.
—¡Lo sé! El único culpable fui yo, por tratar de olvidarte estando con otra persona, solo para darme cuenta que un clavo no saca otro clavo —dijo un poco acalorado, pero volvió a calmarse.
No dijeron nada por unos minutos, cada uno mirando hacia otro lado y tratando de organizar sus sentimientos.
—Vine a aquí solo para decirte lo que siento. El otro día me precipite al besarte y te pido perdón por eso, no fue la forma ni el momento. Pero hoy, te lo digo de frente y sinceramente, estoy enamorado de ti y no estoy esperando una respuesta, solo necesito liberar lo que lleva años dentro mío. Tú serás la que decide —dijo a lo último y se quedó callado.
Moira se mordió el labio nerviosa e insegura. No era justo, Agustín soltaba la bomba y luego esperaba que ella resolviera todo. No se merecía esto.
Sintió al bebé moverse en su interior y eso fue peor para su estado de ánimo, no quería recordar a cada segundo que estaba embarazada. ¡Lo detestaba! ¡Ella no eligió estarlo y aún así, tenía que soportarlo! Ella nunca decidía nada en su vida.
Pero Agustín, su amigo desde la infancia, le estaba dando esa oportunidad. Le estaba dando la opción de elegir y decidir que quería para su vida, y la iba a tomar.
Se levantó de la cama y lo miró, quería que él supiera que ella sabía la seriedad del tema.
—Te quiero Agustín, de verdad lo hago. Hemos sido amigos desde el primer día del Jardín de Infantes y has estado ahí para mí siempre, incluso cuando no lo merecía —respiró hondo porque reconocer sus errores costaba demasiado, pero el chico se merecía su sinceridad. —Y no voy a negar que una vez pensé que estaba enamorada de ti, pero apareció Nicanor y revolucionó todo el mundo que conocía —intentó no llorar al recordar a su ex y todo lo que le había hecho. —Pero no siento lo mismo que tú, no puedo amarte como tú me lo pides, yo solo puedo ofrecerte mi amistad —no supo como seguir.
Agustín tragó el nudo de dolor que invadía su garganta y trató de mostrarse fuerte, Celeste le había dicho que nadie elige de quién enamorarse, y él no podía obligar a Moira a quererlo. Así no funcionaba el amor.
—No te disculpes, lo entiendo —su voz se quebró y se tomó unos segundos para recuperarse, Moira quiso decir algo pero no supo qué. Así que se mordió el labio y se quedó callada. —Uno no gobierna al corazón y nunca te presionaría a sentir algo que no existe.
El silencio volvió a reinar y Agustín supo que debía marcharse, había venido a declararse y con suerte obtener una respuesta de Moira, había conseguido las dos cosas. Así que no había razón para continuar en la habitación de la chica. Hizo amago de marcharse, pero Moira se apresuró a hablar.
—No quiero perderte, nuestra amistad es muy importante para mí —dijo casi desesperada.
Agustín contuvo la risa irónica y recordó las palabras de Celeste: "No quiero convertirme en un nuevo Agustín y no quiero que te conviertas en mi Moira". La chica tenía razón y recién se le caía la venda o tal vez recién era capaz de aceptarlo.
—No lo sé Moira, no puedo pensar en mañana cuando hoy estoy mal —dijo con calma y bastante claro para que a la chica no le queden dudas. —Te acabo de declarar que estoy enamorado de ti y me rechazaste, ¿te has puesto a pensar cómo me siento? —Ella lo miró dolida y también indignada, se supone que la entendía y no le echaría en cara el no amarlo. —En este momento no puedo pensar en nuestra amistad cuando no es esa relación la que quiero tener contigo. Lo siento, pero necesito tiempo para pensar y recuperarme.
La miró una vez más, esa chica había hecho latir a su corazón más rápido que las alas de un colibrí, pero también se lo había roto en mil pedazos y cuando tuvo la oportunidad de juntarlos, no quiso.
Pensó en decirle algo más, en despedirse, pero no tuvo fuerzas. Le dedico una sonrisa triste y se encaminó a la salida.
Años sintiendo en secreto y ocultando el amor muy dentro de él, pero hoy lo había liberado. Sin embargo, sus alas fueron cortadas abruptamente y sin darle tiempo a despegar.
Ya sabía que no podía seguir insistiendo en esta historia, debía poner un punto final y dar vuelta la página.
Y él estaba dispuesto a hacerlo.
¡Solo quedan 3 capítulos para el final!
Agustín se rindió con Moira y está dispuesto a continuar, ¿creen que podrá? ¿Moira realmente no siente lo mismo?
Un capítulo 49 bastante sensibilero igual que el anterior, vemos qué pasará en el siguiente.
PROHIBO LA COPIA PARCIAL O COMPLETA DE ESTA OBRA, ASÍ COMO TAMBIÉN LAS ADAPTACIONES. NO AL PLAGIO.
TANTO LOS PERSONAJES COMO LA HISTORIA ME PERTENECEN. USA TU PROPIA IMAGINACIÓN Y CREATIVIDAD, NO LA DE OTROS.
¡Nos leemos mañana!
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