"Porque si tanto te gusta cómo te ves, ¡oh nena! Deberías ir y amarte

                                                                                                                   a ti misma".

                                                                               Love yourself - Justin Bieber.

Moira se acurrucó un poco más en su cama mientras seguía llorando. Jennifer no sabía qué hacer, un "Todo estará bien" no parecía la mejor opción en ese momento. Así que optó por quedarse arrodillada al lado de la cama, junto a su amiga, mientras le daba el tiempo y el espacio para desahogarse.

—¿Por qué me hizo esto? —logró decir entre sollozos.

Jennifer no sabía muy bien qué decirle. En realidad, sí sabía, pero no quería lastimar más a su amiga.

—Porque es una mierda de persona —no había forma de decirlo suavemente, pero estaba segura que había elegido la mejor.

Moira volvió a estallar en llanto y Jennifer solo se quedó a su lado, para que sepa que podía contar con ella.

Jennifer estaba segura que Nicanor era una mierda de persona que no sabía valorar a la increíble chica que tenía a su lado.

En el fondo, ella siempre esperó que algo así pudiera suceder, lo veía venir. Y trató de advertirle a Moira, pero ella siempre fue terca y no la escuchó.

Nicanor no quería a Moira, solo quería divertirse y Jennifer notaba a leguas eso. Pero también notaba lo encaprichada que estaba Moira con él y ella no podía ni quería aceptar la realidad. Se había puesto una venda en los ojos y se engañaba con la idea de que Nicanor era el hombre perfecto. Pero no lo era. Incluso él mismo se lo había dicho a Moira, pero ella no escuchaba a nadie y él terminó aprovechando la situación.

Todo había sucedido rápido, era una hermosa tarde de sábado cuando Moira la llamó desesperada. Y ella no dudó en ir a su encuentro. La encontró llorando desconsolada y luego de varios intentos, consiguió que le contara que había sucedido.

Resulta que Moira había ido a visitar a Nicanor, pero lo encontró besándose con otra en la puerta de su departamento. Ella enloqueció y arremetió contra él.

—No somos novios. Solo paso un buen rato contigo, nos divertimos y disfrutamos el tiempo juntos. Del mismo modo que lo hago con muchas otras, no eres especial. Solo una chiquilla.

Y luego de esas palabras de parte del chico que Moira estaba supuestamente enamorada, su amiga no había sabido qué hacer.

Y ahora solo podía llorar y preguntarse por qué.

Y Jennifer se quedaría a su lado.

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"Moira no está bien. Sería genial que pudieras visitarla".

Agustín leyó el mensaje de Jennifer y se preguntó qué había pasado ahora.

—Creo que no me olvido nada —dijo Celeste mientras volvía a revisar su bolso.Agustín rio y guardó el teléfono en su bolsillo.

—Solo te falta el protector —dijo con burla mientras señalaba el objeto mencionado que se encontraba en el centro de la mesa ratonera.

—¡Eres mi héroe! —gritó mientras guardaba el protector y luego le tiraba un beso.

Agustín hizo el gesto como si lo agarrara en el aire.

—¿Lista? —preguntó mientras iban hacia la puerta.

—Lista —dijo emocionada.

Agustín sonrió y la besó.

Estaba seguro que ese día en el balneario sería hermoso, después de todo tenían que festejar tres meses juntos.

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—¿Ya le mandaste? —Moira se veía destrozada pero también esperanzada.

—Sí, le dije que viniera a verte —contestó Jennifer.

"Lo siento. Me fui a pasar el día con Celeste, más tarde la llamo".

Jennifer no sabía qué hacer. Agustín nunca se había negado a ir con Moira, siempre estaba con ella a pesar de que Moira muchas veces podía llegar a ser demasiado cruel.

Pero ahora tenía a Celeste y Moira ya no era su única prioridad.

—¿Era él? —preguntó ilucionada al escuchar que un nuevo mensaje le había llegado a su amiga.

Y Jennifer no quería romperle el corazón.

—Bueno, resulta que...

Y Moira no escuchó más.

+++

Jennifer había recibido un mensaje de Agustín al día siguiente, donde le decía que Moira estaba perfectamente bien y que básicamente no necesitaba a Agustín para nada.

"¿Qué pasó? Se veía igual que siempre cuando la visité".

No lo entendía, su amiga estaba destrozada, así que no esperó más y fue directamente a buscarla.

—¡Jenni! —Moira la abrazó y se veía realmente feliz. Ella seguía sin entender.

—¿Estás bien? —interrogó dudosa. Moira sonrió.

—¡Claro que sí! ¿Por qué no iba a estarlo?

—Ayer estabas destrozada y ahora me dices que estás perfecta —algo tenía que estar sucediendo y ella no estaba enterada.

—¡Volví con Nicanor! —exclamó emocionada.

Jennifer tenía que haber escuchado mal, esto no podía ser posible.

—¿Qué?

—Lo perdoné y estamos bien otra vez.

—¿Lo perdonaste? ¡¿Tú estás bien de la cabeza?! —gritó enfurecida y a Moira nunca le había gustado que le cuestionaran sus decisiones.

—¡Estoy perfecta! Así que no me grites —se estaba enojando.

—No lo parece. Ya que fuiste demasiado tonta para volver con ese estúpido.

—¡No lo llames así! Tú no lo conoces y no voy a permitir qué digas eso de él. ¡No eres nadie para meterte en mis asuntos! ¡Así que vete! —Jennifer trató de que esas palabras no la lastimen.

Siempre había estado para Moira cuando ella la necesitaba, en las buenas y en las malas, y no se merecía esto.

—Tienes razón, me voy a ir. Pero la próxima vez que te lastime, no vengas a buscarme, para mí nuestra amistad se terminó aquí —sin esperar respuesta se marchó.

—¡No te voy a necesitar porque él nunca me va a lastimar! — gritó fuera de sí y azotó la puerta al cerrarla.

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Aaron llegó el viernes por la tarde a la terminal de colectivos y sonrió al volver a la ciudad donde había pasado un tiempo de su vida, y donde tenía grandes amigos.

Sería una sorpresa para todos, hace tiempo que no venía a visitarlos.

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