CINCUENTA Y UNO: Nunca es tarde, ¿seguro?
"Yo no me voy a perdonar,
si por nunca admitirlo tú desapareces".
Causa perdida - Morat.
El mes de enero había decidido que quería ser el más caluroso y agobiante de los últimos cincuenta años, pero desgraciadamente eran las personas quienes pagaban los caprichos del mes.
—¡Esto es insoportable! —exclamó Aaron mientras se tiraba en la cama de Agustín y dejaba que el ventilador golpeara el sudor de su cuerpo.
—Deja de quejarte y ayuda —intervino Celeste quien estaba en la repisa de los libros. —¿Vas a llevarte este? —le preguntó al dueño de casa mientras le mostraba un ejemplar. Agustín asintió.
—Lo haces a propósito, me quieres torturar —comenzó Aaron mientras se ponía de pie y seguía juntando los apuntes. —¿Quién decide mudarse en pleno enero? Y lo peor de todo, el día más caluroso del año —dijo refunfuñando.
—Nadie te está obligando —contestó Agustín tratando de ocultar su risa.
—¡Claro que no! Pero necesito asegurarme de que te vas, así pasaré a ser el hijo adoptivo favorito de tu madre en tu ausencia y la deliciosa tarta de manzana que hace, ¡será solamente para mí! —exclama intentando que su voz suene como un villano de Disney.
Celeste no puede contener las carcajadas al escuchar las tonterías del chico.
—Das vergüenza ajena —murmura la rubia y sigue seleccionando los libros que Agustín necesitará.
—Solo quieres robarte a mi madre y su tarta de manzana —niega con la cabeza, pero no hay odio en su voz, solo alegría.
Después de perderse la graduación, muchas cosas cambiaron, sus amigos se comunicaron con él para saber por qué había estado ausente, casi temiendo que algo grave haya pasado. Pero en cambio, se enteraron sobre el parto de Moira.
Celeste rompió con ese distanciamiento que existía entre ellos y Agustín encontró a una amiga única y de fierro. Sabía que la chica seguía enamorada de él, notaba como en su mirada por momentos seguía estando ese cariño que siempre tuvo, pero también había aceptación hacia el hecho de que no volvería hacia atrás.
La admiraba por eso, y la quería tanto que trataba de no lastimarla y de dejar los límites de amistad bien claros, aunque sabía que Celeste ya lo tenía bien presente.
Y con Celeste regresó Aaron, su amigo era una caja andante de hacer estupideces y los alegraba en cada momento.
Guardó la última remera, hoy había llegado el día de empacar, ya que mañana se iría a Santa Fe para instalarse y comenzar en unas semanas el propedéutico para poder ingresar a la universidad. Se iría a vivir con su padre, quien luego del divorcio, se mudó a la provincia vecina y volvería los fines de semana para estar con su madre. Así que técnicamente tampoco estaba abandonado la ciudad ni muchos menos se iba para siempre.
—Creo que hemos terminado —mencionó mientras inspeccionaba su habitación para asegurarse que no dejaba nada que pudiera necesitar.
—¡Al fin! —exclamó Aaron y volvió a tirarse en la cama para descansar.
—Pensé que Moira vendría a ayudarte —dijo Celeste.
Agustín la miró por unos segundos, no pensó que fuera justamente ella quien mencionara la ausencia de la morena, teniendo en cuenta todo su pasado.
—No hemos vuelto a hablar, ella decidió alejarse de mí y creo que es lo mejor —soltó a medias.
No creía que fuera necesario hablar de su dolor y su fracaso amoroso, justo con su ex novia, quien estaba pasando por lo mismo pero por su culpa.
Celeste frunció el ceño desconcertada.
—¿Hablas en serio? Después de todo, ella te está ignorando —profirió casi enojada, Agustín se encogió de hombres.
—No quiero hablar de esto, ya está cerrado para mí —respondió con voz neutral y rogando que ella dejara el tema.
Parecía que Celeste quería decir algo más, pero notó la incomodidad de Agustín y la mirada de Aaron le suplicaba que dejara el tema.
—Está bien —concedió para el alivio de los dos hombres presentes en la habitación. —¿De verdad tienes la película de Las Chicas Superpoderosas? —interrogó alarmada luego de revisar sus dvd.
Agustín se avergonzó al instante y recordó cuando de niño Moira lo obligó a verla. Debía estar guardada como hace diez años y nunca la había visto, y justo tenía que encontrarlo Celeste para humillarlo.
Aaron explotó en carcajadas mientras empezaba a burlarse de él.
La próxima vez, ordenaría todo solo.
Cuando Moira abrió la puerta de su casa, nunca esperó encontrar a Celeste parada frente a ella.
—Hola —dijo sin saber muy bien qué decir.
—¿Podemos hablar? —preguntó la rubia.
Moira asintió y la dejó pasar. Sus padres habían llevado a la bebé al médico, ella prefirió quedarse en casa.
Quiso preguntarle si quería sentarse o si quería algo para beber, pero Celeste no le dio tiempo.
—No te entiendo —comenzó frustrada. —Te envidio porque tienes lo que yo quiero, pero aún así lo desechas.
—Soy yo la que no entiende, ¿de qué hablas? —intervino Moira porque realmente estaba desconcertada.
—De Agustín —contestó como si fuera obvio, Moira contuvo la respiración. —He estado enamorada de él desde la primaria, pero solo tiene ojos para ti —dijo con dolor. —Y tú simplemente lo rechazas.
—No sé me puede culpar por no sentir lo mismo —soltó a la defensiva.
Celeste la miró intensamente y Moira comenzaba a ponerse nerviosa.
—¿Realmente no sientes lo mismo? Porque te aseguro que no es lo que el resto ve —dijo casi rendida por la terquedad de la morocha. —Voy a contarte una historia y si después de escucharla, sigues sin sentir nada por Agustín, te juro que te dejaré en paz.
Moira quiso pedirle que se marchara, pero no pudo hacerlo.
Cuando terminó, no sabía cómo reaccionar ni qué decir ni qué hacer. Fue Celeste quién tomó la palabra.
—Agustín se va mañana en el colectivo que sale a las cuatro de la tarde de la terminal —se quedó callada por unos segundos, intentando buscar las palabras correctas para hacerla reaccionar. —Si no sientes nada, entonces ni siquiera te presentes a despedirlo, pero si cambias de idea no dejes que se marche sin saberlo porque podría no haber vuelta atrás. —La miró para descubrir algún tipo de respuesta, pero Moira seguía pensando en la historia que le había contado. —Solo te pido que no lo lastimes, Agustín es la persona más increíble que conocí, y lo amo demasiado pero también sé que nuestra historia no estaba destinada a terminar con un final romántico —dijo con dolor y buscando la manera de contener las lágrimas. —Quiero que sea feliz, pero no dejaré que nadie lo lastime, aunque en el proceso sea yo quien salga herida.
Moira la miró por primera vez, sus ojos mostraban vulnerabilidad.
—Haz lo que sientes hoy, mañana puede ser demasiado tarde.
Y luego de eso se marchó, dejando a Moira con una revelación emocional demasiado grande.
Obligó a que sus piernas se movieran más rápido, pero ya le dolían por el exceso de ejercicio. Había decidido no ir, pero lo que sentía era demasiado, así que siguió el consejo de Celeste.
Lamentablemente, justo ese día cuando más necesitaba los colectivos de línea, los choferes habían decidido hacer paro para reclamar que se les pagara el sueldo que se les debía. El reclamo era justo, pero Moira vivía demasiado lejos de la terminal y los remises eran muy caros, así que solo le quedaba caminar hasta el lugar.
Sentía a la situación como un deja vú, hace muchos años, ella también había corrido hasta la terminal para despedirse de Aaron, de quién creía estar enamorada. Era paradójico que quién la acompañó es vez fue Agustín, y ahora ella corría para verlo a él. Solo esperaba que igual que esa vez, hoy también alcanzara a hablar con él.
Recorrió toda la terminal pero no tenía ni idea de cuál era el colectivo, por suerte pudo reconocer a la madre del chico que buscaba, así que fue hacia ella. Solo para notar que también estaban Aaron y Celeste y los tres miraban en dirección hacia un colectivo que ya daba marcha atrás y tomaba rumbo hacia la ruta, directo a la avenida.
Los tres se marcharon, pero antes, Celeste dirigió su vista hacia donde ella estaba y la miró casi con lástima pero no se detuvo, siguió de largo.
Había llegado tarde, nada volvería a ser como antes.
¡Capítulo 51! Y como no podía faltar, incluí el cliché de que corre el colectivo para alcanzar al chico que le gusta jajja, aunque esta vez no llegó a tiempo :(
Solo queda 1 capítulo.
PROHIBO LA COPIA PARCIAL O TOTAL DE ESTA OBRA, ASÍ COMO TAMBIÉN LAS ADAPTACIONES. USA TU IMAGINACIÓN Y CREATIVIDAD, NO LA DE OTROS.
TANTO LOS PERSONAJES COMO LA HISTORIA SON MÍOS. NO AL PLAGIO.
Mañana es el gran final, veremos si sabremos cómo decir te amo...
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