-Dedicado a todas las chicas con las pude vivir 1000 cosas, pero terminamos dándonos un adiós prematuro.-

Olvidé decirte que nos quedaron varios pendientes, que en mi lista aún tengo el par de cervezas en ese bar que vimos desde fuera pero no entramos porque estaba muy lleno, que aún guardo espacio para el postre de nombre raro que nos recomendó el mesero y ya no nos cupo, teniendo que dejarlo para luego.

Nos sigue esperando ese pequeño pueblito al que prometimos ir las vacaciones siguientes, en mi cajón se quedaron los boletos para ese concierto que serían sorpresa por tu cumpleaños, en mi cabeza aún suena esa canción que escuchábamos la vez que me orillé a ver las luces de la ciudad a media carretera.

Me faltó confesarte que esperaba que valieras las penas y las alegrías, que pensé que contigo funcionarían cada uno de mis intentos y que rendirse no entraba en el diccionario, que deseaba por lo menos siete vidas en donde el destino nos haría coincidir y revolcarnos en la felicidad como niños pequeños.

Nunca te dije que tenías un saborcito tropical a frambuesa y a un toque de menta, que en esos labios por fin había encontrado la composición química de mi alegría, que mi paisaje favorito era tu carita iluminada con las luces de los carros cuando te quedabas dormida de camino a casa.

No me he podido quitar la costumbre de querer escribirte cuando algo bueno me pasa, sigo yendo al museo donde nos dimos nuestro primer beso a pesar que nunca hay nada nuevo, siempre llegó tarde a todos lados para ver si un día de casualidad te encuentro y nos sonreímos como la primera vez.

Me faltó decirte algunas palabras, como que me sigues debiendo un montón de besos, una cena de navidad, un abrazo de año nuevo, una sonrisa y unos cuantos polvos, que tal vez nos faltaron ganas, suerte o a lo mejor un poco de ambas, pero por si un día lees esto, que te quede claro que aún tenemos pendientes una cita, un café y una vida”.

Pendientes.

-Una Vida-