Para: Fany G. B.

No quiero que te vayas, ni tampoco quiero que te quedes para no romperme, porque el amor es libertad y no condena, porque a tu despedida sabré que la felicidad es similar a un montón de fuegos artificiales que se elevan para iluminarlo todo, y luego se apagan, regresando a la oscuridad la esperanza.

Es una pena que tus pasos ya no encuentren motivos para dirigirse a los míos, o a los nuestros, o a como quiera que se les llame, lo entiendo, que tampoco soy tan terco, que siempre te he preferido volando y siento tuya, sonriente y despeinada, bailando y muriendo de risa, así te conocí y así me gustaría que te vayas.

No quiero perderte, aunque pedirte de regreso sería enjaularte, y a esto del amor es imposible colocarle jaulas, que prefiero verte florecer lejos a quedarte a mi lado y marchitarte, porque lo mereces todo, porque los fracasos también son cosa de este mundo y me parece que tienes tinta de ser uno de mis peores.

Ha llegado el momento de tu huida, de saber que tu felicidad la probarán otros labios y volcarás el sol de tus sonrisas sobre otras manos, pero es sólo el precio de saber que fuiste jodidamente mía un instante, pues no puedo impedir que eches raíces en otros campos.

Te pido que no vuelvas si sientes algo de culpa o remordimiento, no espero que regreses a poner un par de curitas sobre mi herida y alargar el vals de esta despedida, porque es mejor arrancarte de golpe que a pequeños trazos, porque es mejor soltarte para que enciendas con tu llama otra vela, a pedirte que quedes y apagarte lentamente, por eso es mejor que te marches de prisa”.

Por favor.