Para : Katy E. M.

No es que te extrañe, pero de vez en cuando me pregunto si estarás pasando frío, si a tus dientes no les falta morderme los labios al concluir el fenómeno cósmico al que tú llamabas beso, si ya hay otro chico que te mira mientras en su cabeza se preguntaba si acaso eres ciega y tuvo la suerte de enamorar a la princesa del cuento.

Y no, no es que te extrañe, pero estar contigo era volar papalotes por las tardes incluso sin viento, disfrutar de la melodía que formaban nuestros pasos en el camino, ser golpeado en la cara por la felicidad en el momento en que tocabas a la puerta y estabas detrás sonriendo, despertarme a medianoche y darme cuenta que tirando la baba sobre la almohada lucías jodidamente guapa.

No es que te extrañe, lo juro, he parado de ir a los lugares que frecuentas para ver si te encuentro, ya no me emociona que te aparezcas de pronto y sin aviso, le he tirado la onda a un par de chicas para rellenar tu lugar en cama pero no sé qué rayos me hiciste que no encuentro un cuerpo tan bonito, hasta dejé de revisar tu perfil para ver si me mandabas indirectas que delataran el hecho de que me extrañabas también, aunque sea un poquito”.

Katy.