Dedicado a todas las mujeres con las que tuve un buen Final. Como el de éste libro.

Hace mucho conocí a una muchacha muy guapa, fue como amor a primera vista, aunque ella tardó un poco más que yo en darse cuenta, pero le gusté tanto que fue ella quien me invitó a salir.

Y así comenzó todo, una historia de amor bien bonita, bastantes citas, bastantes besos y un montón de abrazos, era como si hubiéramos nacido el uno para el otro, o al menos, eso decían todos.

No sé en qué momento los defectos dejan de ser tan perfectos, se convierten en piedras en el zapato que van creciendo, que van calando hasta ser astillas que se clavan y hacen imposible seguir caminando.

Las pequeñas diferencias se convirtieron en guerras, cualquier pretexto era bueno para destruir lo que con tanto trabajo se había construido, poco importaba ya ponerse de acuerdo, cada quien estaba de su lado.

Nos dejamos ir, nos soltamos, dejamos que la indiferencia se saliera con la suya, es que a veces hay personas que se aman pero son más felices lejos, en caminos distintos, y no es que haya faltado algo, es que a veces el destino cambia de opinión para burlarse de todos.

Hoy somos dos extraños, deseándose lo mejor de lejos y apostándole a la ruleta para no volver a encontrarse, volteando a ver a la luna de vez en cuando y sonriendo, por esos bailes, por esas madrugadas, por esas tardes eternas y por tantas risas que parecía que jamás acabarían, pero hoy son apenas cenizas, de un incendio que prometía jamás apagarse. No es que el amor falle, es sólo que nadie nos dijo que también existen finalices felices aparte, con cada quien en su historia, con cada quien en diferentes brazos, porque a veces somos el mapa pero no el lugar donde termina el viaje.