Para: Angie C. L.

Me equivoqué, la suma de mis insomnios no estaba bajo tus cejas, la cura de mis heridas al final no figuró en tus labios, y parece, que el dulce de coco que guardó nuestras miradas se ha ido de las manos. 

Solía ​​estar triste pensándote, haciéndome ideas en la mente entre tantas dudas e inseguridades, creyendo que no eras suficiente para ponerte siempre en un pedestal. Y ahora, míranos, peleamos, gritamos, es cierto de vez en cuando nos cuidamos las manos, pero eso no es cierto, es probable que tengamos miedo a alguien más y mi miedo de soltarte por el solo echo de no verte en todos mis futuros. 

Volvemos, nos vamos, agarras tus maletas y después regresas, me entretuviste y me hieres, te pierdas la pista y te agarro fuerte, sé que no estoy sano, que te estoy intentando todo por alguien que no da ni un gramo por esto. 

Me equivoqué no eres para tanto ni yo para tan poco, no pienso volver, el que me extrañes cuando ya no me veas, que ese sea tu perdonarte una y otra vez, y es que ese tu brillo ya no me parece tan especial, eso es lo que me pasa cuando se agotan las opciones ya no me suena, eso de que me abraces cuando sientes frío ya no me pasa, creo que ha iniciado.

EL PRINCIPIO DEL FINAL.