➷ CAPÍTULO I ➹
Triggered - Chase Atlantic
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Maverick:
Creo que me rompí la polla.
No estoy bromeando, el dolor sube y me tensa los músculos de la entrepierna a cada paso que doy y para cuando tomo asiento en mi lugar habitual estoy 100% seguro de que si mis bolas tuvieran boca, hubieran gritado.
Mierda.
Esto es estúpido, muy, muy estúpido.
Y también doloroso, muy, muy doloroso.
Jesús ¿Que pecados cometí para que me hagas vivir esto?
En realidad sí sé que pecados cometí y si esto es un castigo, merecido me lo tengo, pero como soy humano y por lo tanto quejumbroso, ignoraré el hecho de que quizá esto sea gracia divina por mi propio bien.
Me acomodo en el bendito asiento de por si incomodo con las piernas abiertas y recargo los codos sobre la mesa para dejar caer la cabeza sobre las manos.
Creo que hoy puedo morir. De verdad.
Mi madre hará un bonito funeral, ella seguro llorará, o quizá se le quiten los dolores de cabeza una vez que deje el cementerio, quien sabe.
—Aquí —Zenne se deja caer a mi lado y me tiende algo parecido a un analgésico y una bolsa de guisantes que no se dé donde coño sacó y tampoco voy a preguntar—, estoy preocupado por los sobrinos que en algún momento me darás, si es que todavía te queda algo servible al terminar el día.
—¡Dios! Cállate idiota, no necesito esa imagen mental.
Suelta una risa ronca y niega con la cabeza mientras que me paso la píldora blanca sin siquiera un trago de agua.
Espero que sea algo demasiado efectivo o alguna droga para dormir caballos que me tumbe lo suficiente como para no sentir.
Parezco nuevo, lo último que esperaba en el entrenamiento de hoy es que me derribaran y el tipejo que lo hizo no cuidara de retorcer el codo en mis bolas cuando cayó ¡Carajo! ¿Qué acaso nadie en este colegio sabía cubrir a su maldito mariscal?
Estoy adolorido, enojado y muy estresado.
Voy a matar a alguien o le pediré a algún cristiano en la carretera que acabe con mi agonía y me atropelle de una buena vez.
—Mírate, estás lleno de tanta vida —Everett toma asiento frente a nosotros y frunce el ceño—, te ves fatal.
—Gracias por la obviedad idiota de mierda, como si no estuviera consciente.
—El gatito está enojado, E, es mejor no provocar que empiece a vomitar pelo —dice Zenne con una sonrisa lobuna en la maldita cara de cabrón.
—Copiado —responde el otro siamés y me lanza un guiño—, solo tendré piedad de ti porque si estás así ahora, imagínate cuando vayas a mear.
El pelo de la nuca se me eriza y un escalofrío me recorre la espina dorsal, no había pensado en eso en lo absoluto y ahora la imagen no abandonará mi mente hasta que tenga que ir al sanitario.
Cosa que no haré, prefiero que se me reviente la vejiga a comprobar que la hipótesis de Everett es real.
Noup. Descartado colega.
—Entonces ¿Ya podemos hablar sobre lo mal que irá la temporada si la línea defensiva sigue de esta manera? —pregunta Everett arqueando una ceja mientras se acomoda la corbata del uniforme—, quiero decir, realmente necesitamos hablar con el entrenador.
—Lo mismo pienso yo —añade Zenne soltando un suspiro—, dudo mucho que los que pasen las pruebas de hoy sean mejor que la porquería de Bodhi y los demás, necesitamos un buen Linebacker o estamos jodidamente perdidos.
Hablando de dolor en las pelotas.
El hecho de que toda nuestra línea defensiva caracterizada por ser casi impenetrable se haya ido al demonio por los que se graduaron el año pasado, no me hace sentir mejor, para nada.
Quiero gritar del dolor y la frustración.
Estamos acabados, D' Angelis no llegará a los playoffs si en el primer partido de la temporada todo el mundo se da cuenta que no hay ni un solo defensa que sepa como bloquear.
Estoy a dos de arrancarme los cabellos del estrés.
Soy el capitán, el Quarterback, el centro.
Es como decir que soy la reina del baile en el campo, y quizá si lo soy, todos los QB lo somos, no hay juego sin nosotros. Somos el motivo por el que el ovoide vuela por los aires y causa la excitación de los aficionados cuando se anota un touchdown y aun así, no soy jodido Cristo, no puedo cargar toda una temporada yo solo.
Estamos acabados.
—Escuché que Fontaine haría pruebas este año. —murmura Zen como si mencionar el apellido le fuera a pegar alguna enfermedad—, es bueno.
Se sabe que Grant Fontaine es un jugador nato, quiero decir, su padre fue una estrella en su época de preparatoria y universidad y aunque no siguió por ese camino, su historia es de las más famosas por todo Kirland Valley. Pero su hijo es tan malditamente quisquilloso y llorón que lo creo muy capaz de chillar sangre si acaso se le desacomoda un mechón de cabello.
El tipo es insoportable y lo estoy diciendo yo, que soy muy experto en romperle las pelotas a los demás.
—¿De dónde viene exactamente tu información? —pregunto intentado que el dolor no se me filtre en la voz.
Todavía me faltan cuatro horas más que aguantar, si esto sigue así voy a tener que cancelarme yo solito las clases.
—Su hermana lo comentó hoy en el comedor —añade con ironía como si la respuesta fuera obvia—, puede que tengamos algo si decide que ya puede mancharse las manos sin creer que contraerá lepra.
—¡Ja! —Suelta Everett haciéndose hacia atrás en la silla—, él cree que se le pegará la viruela de mono incluso abriendo un maldito casillero. Estoy seguro de que Paradis solo les estaba tomando el pelo porque sabía que la estaban escuchando.
—La chica puede ser una capulla, pero no es mentirosa —contesto porque, que mierda, Paradis Fontaine es el claro ejemplo de lo que las madres cristianas les prohíben a sus hijas ser. La segunda mejor porrista de la escuadra de D'Angelis.
Y aunque no es la típica chica aterradora, la mujer es capaz de fracturarte el cráneo si la miras en un día malo.
Igual no es como que la odiemos, nadie del equipo odia a ninguna porrista. Convivimos todos los días por descarte. Las mismas mesas, el mismo círculo. Las mismas fiestas. El mismo lugar en el cual desahogarse.
De vez en cuando incluso bromea y se ríe.
Creo que de hecho es más accesible que Cavalieri, la capitana.
No sabemos si es que de la noche a la mañana a la mujer se le olvidó como interactuar con la gente sin que parezca que va a vomitar si sigue una conversación normal, pero yo que mierda se.
Tampoco es la común capitana mala o insufrible, simplemente es cerrada, como una caja fuerte.
Habla muy de vez en cuando. Ahora que lo pienso, creo que jamás la he visto reír o sonreír a menos que esté con sus amigas y aun así, nunca es por mucho tiempo. Casi nunca va a las fiestas que hace el equipo, o a las juntadas a fin de mes que se realizan en colegio para "mejorar la convivencia".
Si acaso llegas a verla por el pueblo, siempre está flanqueada por su padre o su hermano.
—¿Le preguntaste? —Zenne me mira con una ceja arqueada—, eres su amigo ¿No?
—Corrección, mi hermana es su amiga, muy distinto.
—Entiendes el punto —añade Everett—, si lo que dijo es cierto y Grant hace las pruebas hoy por la tarde, por lo menos tendremos algo con que trabajar.
—Un solo hombre no puede hacer el trabajo de quince —contesto de mala gana—, el entrenador fue idiota al pensar que podía sobrevivir este año sin la línea de defensa pasada solo por tener muy buen material en la ofensiva.
Resoplo, eso es lo que pasa cuando tú ego es más gordo que tu cabeza, demasiada confianza en exceso le provoca eso a un humano. Lo atonta y lo hace creer que puede abrir los mares como el bendito Moisés.
¡Diablos! Y ahora estoy pensando en cosas bíblicas, esa clase de religión me tiene la cabeza podrida.
—Hemos visto cómo te partían el trasero hoy —La voz de Paradis resuena por el aula—, creímos que te habías muerto.
—Ya quisieras tú, tendrás que rezar más fuerte la próxima vez —contesto mientras desvío la mirada a la castaña a su lado que está muy sumergida en su móvil como para mirarnos. Repito, si la funa hoy en día no estuviese normalizada, podría decir abiertamente que es rara—, escuchamos que tu hermano quiere unirse al equipo.
—Eso dice —responde mientras toman asiento a lado de nuestra mesa—, dudo mucho que se atreva.
—¿Grant hará pruebas para el equipo? —Ese es el momento en el que los tres miramos a Colette un poco confundidos y también algo sorprendidos porque sepa de que se está hablando—, ¿El, de entre todos?
—Ni siquiera me lo menciones —responde Paradis rodando los ojos—, fue papá.
—¿Entonces tu padre lo ha estado presionando? —cuestiona Everett con el ceño fruncido—, creo que tu hermano bien podría morir de un paro cardíaco si lo derriban en un charco hoy.
—Terrible, el ciclo de la vida.
—No seas grosera —La reprende Colette y puedo notar que el fantasma de una sonrisa amenaza con aparecer, pero así de rápido se desvanece—, solo tiene un problema con los gérmenes.
—Eso no es un problema —dice Zenne—, es una enfermedad.
—Bueno, pero puede servirle, necesitan la ayuda —añade y regresa su atención al móvil—, su línea defensiva apesta.
Lo último que nos faltaba era que Colette Cavalieri prestara atención en nuestra carente demostración hoy y notara la debilidad del equipo.
¿No se supone que no le interesaba? Este día cada vez empeora más y todavía no son ni las tres de la tarde.
Es la hermana del maldito QB de Briarwood, nuestro mayor rival y el otro mejor colegio prestigioso de la zona, si va por allí contándole al gilipollas de Conelly que D'Angelis es frágil, nos destrozará y bailará sobre nuestros malditos cuerpos sangrantes.
—Espero que no vayas y le comentes al enemigo lo que sabes —Dispara la cabeza en mi dirección sorprendida, no demuestra nada más allá de la momentánea conmoción por haberle tirado la pulla.—, sabes a que me refiero, no me mires así.
—Vete al carajo Maverick —contesta Paradis saliendo en su defensa—, eso se sabía desde el año pasado.
—Ni de coña —añade Everett—, no estamos atacándola, solo, ya sabes...
—¿Saber qué? —pregunta Colette—, no le diré a mi hermano si eso les preocupa.
—Es una clara preocupación, sí, el año pasado tuvimos un topo que le daba nuestras alineaciones sorpresa a Briarwood, tu hermano mágicamente sabía siempre en qué lugar ponerse para interceptar pases.
—¿El no pensar es de nacimiento o es solo que te golpeaste la cabeza muy fuerte de chiquito? —cuestiona retándolo con la mirada, Zen alza las manos en señal de rendición—, como si yo fuera capaz de acércame a sus vestuarios.
—Nadie dijo que fueras tu —dijo Everett con un tono menos acusatorio—, solo es normal Colette, tu hermano es una gran picazón en nuestro culo.
—Bueno, en el de medio pueblo —murmura Paradis ganándose un golpe en el brazo por parte de Cavalieri—, no te vayas a enojar. Es un gilipollas.
—¿Podemos dejar de hablar de mi hermano? Me harán creer que están enamorados, igual y puedo pasarles su contacto.
—La chica tiene carácter —añade Everett lanzándole un guiño que la hace soltar un suspiro cansado—, era broma Collins.
—Yo no estaba bromeando —respondo—, te haré responsable si acaso el aguador de Briarwood se entera de cualquier cosa que pase dentro de estos pasillos.
—¿Eso es una amenaza? —pregunta tranquila—, ya han demostrado hoy que son capaces solos de caerse del trono en el que creen que están, que yo ayude a su entierro solo me haría cruel.
—Touché —murmura Zenne—, es rivalidad.
—A mí me parece imbecilidad, pero pues quien soy yo para opinar —añade Paradis para después darnos la espalda y comenzar a conversar con Colette sin darnos más atención.
No es que tenga algo contra Collins, puede que me parezca rara, pero no podría echarle la culpa de la gilipollez de su hermano. Siempre hay uno en cada familia.
Aun así, me sorprende que haya intercambiado más palabras con nosotros que un saludo.
Antes de siquiera pensar más en la chica, el profesor Edric entra y cierra la puerta de un azotón calmando el revuelo.
—Bien, vamos a hacer esto rápido, las chicas enfrente, es día de elección de equipos.
Todas la caras se mueven en distintas direcciones, D'Angelis no solo es de las mejores preparatorias privadas del estado, está clasificada en el top diez de las más exitosas e inaccesibles del país por la cantidad absurda que pagan nuestros padres para tenernos aquí.
El nivel deportivo es elevado y de primer nivel. El académico ni se diga. Llena de talleres avanzados y mierdas de ese estilo que honestamente no me interesan en lo más mínimo, pero hay una regla no escrita que existe desde antes de que mi culo entrara por primera vez en estos pasillos.
Los equipos no se cambian.
Una vez que ingresas, se te asigna un grupo y se te da tiempo para poder elegir a tus compañeros de silla y equipos que te acompañarán durante los tres años. Nadie, ni una sola alma los mueve, se supone que es una especie de recompensa a los alumnos.
Ya te quiebran demasiado las pelotas entre materias y tareas, tener al menos a personas que te agradan a tu lado y no a cualquier ser desconocido para sobrevivir en la temporada de trabajos puede ayudarte a no colapsar o huir.
Los murmullos estallan y revientan sobre los grandes ventanales decorados entre sí con mosaicos de ángeles, miro a mis chicos en señal de pregunta y ellos parecen igual de confundidos.
—¿De qué habla? —La voz de Demetria Windser cruje y aviva la ira del profesor—, no está permitido cambiar equipos.
—¿Está cuestionando una orden, señorita Windser? Porque bien puede ir a la oficina del decano para discutir al respecto.
Las chicas se ponen de pie de mala gana, el mar de faldas tabladas a cuadros rosadas pasa al frente dando taconazos en el mármol pulido.
Están furiosas y yo también.
—Hombres, pónganse a los lados de cada mesa.
No y jodidamente no.
—¿Y por qué? —cuestiono, Edric me mira con su cara de chulito de quinta—, los equipos han permanecido intactos por lo que llevamos en este lugar. Si el decano autorizó la movida, entonces debió avisarnos.
—No tiene por qué avisar sobre nada, joven Pagani, le recomiendo que se abstenga a cuestionar la autoridad. En mi clase mando yo. Los otros profesores pueden tener preferencia con usted, pero que no le quepa duda de que no pestañearé en reprobarlo si elige ser rebelde dentro de esta aula.
¿El imbécil acaba de amenazarme? A no bueno, es el día de vuelvan loco a Maverick.
Los dientes me crujen por lo fuerte que estoy apretando la mandíbula.
¿Y este indigente que se cree y de que alcantarilla de agua puerca lo fueron a sacar? Tan bien que me caía.
D' Angelis está formado por mucho más que familias ricas. Hay una cantidad absurda de herederos dentro del alumnado. Incluso la línea sanguínea de los fundadores del pueblo asistió al lugar.
Esto va a molestar a más de un padre y la mierda se va a revolver tanto que para cuando terminen de quejarse, el decano mostrará su renuncia ni bien llegada la tarde.
—Mi padre va a enterarse de esta estupidez —murmura Zenne a mi lado mientras se pone de pie de mala gana—, voy a hacer que lo veten de todos los putos colegios del estado.
—Cálmate Draco Malfoy —Le contesta Everett rodando los ojos—, no necesitamos que nos ponga falta y tengamos al entrenador golpeándonos el culo por la tarde.
En eso tiene razón.
Estoy a punto de protestar de nuevo, quiero gritar y aullar como un jodido lobo por el cabreo. A ver, no soy un crío mimado, si, tengo dinero, pero ser pijo no es para mí.
Aun así, que me agarren con la guardia baja de esta forma no me gusta nada.
Los murmullos no cesan, de hecho van haciéndose cada vez más alborotados conforme los nombres empiezan a ser emparejados.
No hay un orden. No existe sentido en las juntas que está haciendo.
Y para cuando dice mi apellido sé que esto es personal, porque una sonrisa mezquina aparece en su rostro cuando mira a la chica de brazos cruzados y ceño fruncido que lo analiza como si fuera a matarlo de una patada.
—Colette Cavalieri, con Maverick Pagani.
O este hombre está jodidamente muerto.
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