POV. América

8 de septiembre, 2017

El día de hoy Joaquín y yo tenemos una cita, ya vamos como cuatro citas pero yo me emociono cada vez que él las etiqueta como tal.

Es hermoso decir que tengo una cita con él. Además, que estoy aprovechando al máximo la oportunidad que me dio.

Me gusta, me gusta mucho.

Estoy usando un bonito vestido tres dedos más arriba de la rodilla color azul, el cual es mi favorito, unas ballerinas porque la verdad no pensaba usar tacones después de mi vergüenza en la fiesta de Renato y una chaqueta que combina perfectamente con lo que estoy usando.

La verdad es que me he esmerado mucho para estar bien para esta cita ¿La razón? Estoy dispuesta a decirle mis sentimientos más ocultos por él.

Mi mamá me acaba de avisar que Joaquín está esperándome, veo como mi hermana pasa por mi habitación y me observa de reojo, lamentablemente, la relación con mi hermana se estropeó el día en que ella le confesó todo a mi ingeniero.

Lo que hizo no es de hermanas.

Mi casa consta de dos pisos y está de una manera muy mal ubicada con respecto a las habitaciones, todavía no entiendo por qué la habitación de mamá está en el primer piso y la habitación de África y yo en el segundo. Algo que nunca entenderé.

Estoy bajando las escaleras que dan de inmediato con la sala cuando escucho que mi hermana me llama y desvío mi atención de los escalones que faltan para concentrarme en África, pero la verdad es que Dios no me ama o debo ser su hija menos favorita, porque no cuento los escalones que faltan y tropiezo con mis propios pies de nuevo, y esta vez no estoy usando tacones, y ruedo por las escaleras como un saco de maíz.

Que pésima comparación.

Escucho la voz de mi ingeniero que viene a socorrerme, también escucho la risa de mi hermana y los chillidos de preocupación de mi mamá.

Intento levantarme con lo poco de dignidad que tengo y eso que me costó volver a traerla, pero pego un grito de dolor cuando intento mover mi pie derecho. Siento como aguijones en mi talón que no me dejan mover, y duele, duele muchísimo.

— ¿Estás bien?—me pregunta Joaquín tomando mi mano para ayudarme.

Niego con la cabeza con la amenaza de llorar porque duele bastante mi talón. Señalo mi lugar de dolor cuando él se sorprende ante mi respuesta.

—Debemos llevarte a un hospital —afirma y mi mamá le concede toda la razón.

— ¿Puedes llevarla? —le pregunta mi progenitora con la excusa que ella tiene que hacer algunas cosas .

Joaquín acepta y cuando estoy dispuesta a ponerme de pie, él hace algo completamente extraño. Me toma de la cintura y rodea con su otro brazo la parte trasera de mis rodillas levantándome del suelo quedando como una princesa siendo llevada por su príncipe.

Ay, Leslie tiene razón, veo muchos romances.

—Al hospital más cercano — murmura él.

— ¡No! — pego un grito de alerta y él se asusta— Odio los hospitales, vamos a una clínica, tengo seguro médico.

—Pero...

—Me dan miedo, por favor.

Él asiente con un gesto medio raro.

Mi ingeniero me lleva en brazos hasta el carro que es sumamente inteligente porque solo con apretar un botón en la llave y se enciende el carro, se quita el seguro de las puertas, todo. Me gustaría que pudiera hacer café también. ¿No sería una genial idea?

Entramos al carro con todavía un dolor agudo en mi pie derecho. Siento que soy demasiado torpe para mi propia seguridad. Debí de darme cuenta de los escalones y que mi hermana me había llamado para solo des concentrarme.

Lo que hizo no es de hermanas x2

—Llama a Leslie — le digo a mi acompañante cuando se posiciona en el sitio del conductor.

—Tengo que conducir, Mare —me dice de una forma muy dulce como si fuera una niña.

—Pues —mi voz se pone un poco más aguda— Si yo la llamo, va a reñirme como si fuera una bebé ¡Tú la conoces! —le señalo con el dedo indice no sé por qué pero es parada dar con un punto.

—De acuerdo —levanta las manos en actitud de rendición pero está manejando. Todas las alarmas se prenden en mi cabeza cuando un carro adelante nuestro aparece y de inmediato Joaquín vuelve a tomar el control del volante entre risas por ver mi gesto de horror en el rostro.

Ay, lo odio.

Mentira.

Saca el celular y marca el número de mi mejor amiga, se lo lleva a su oreja y con la otra mano lleva el control del carro. Creo que fui un poco egoísta y debí llamar yo a mi mejor amiga. Bueno, lo hecho, hecho está.

—Hola, Leslie, te habla Joaquín —dice mi lindo ingeniero a mi lado a la persona al otro lado de la línea. Su voz parece angustiada pero la verdad es que se está riendo de toda la situación.

Eso, no es amor.

—Lo que acaba de pasar es que América se ha caído de las escaleras y estamos de camino a la clínica porque a la chiquita esta no le gustan los hospitales —lo dice de una manera tan, pero tan calmada que la verdad es que creo que no está para nada preocupado.

Imagínate si me rompí un hueso, bueno, la verdad es que no creo romperme un hueso pero tal vez un ligamento o algo por estilo.

—Te esperamos —murmura y al instante corta la llamada para poder por fin manejar con tranquilidad.

Él voltea a mirarme por un momento y yo solo sonrío como inocente. No he hecho absolutamente nada.

—Si teníamos un accidente por estar hablando por celular mientras manejaba era enteramente tu culpa —dice calmado.

—De acuerdo —me encojo de hombros.

Un semáforo nos para ya que está en luz roja y Joaquín voltea a mirarme de nuevo con una gran sonrisa.

—Tenía pensado llevarte a la playa —se rasca la nuca un poco nervioso— luego, íbamos a ir a comer, tal vez al Mc Donalds o por unas salchipapas ya que te encantan. Al final te dejaría en tu casa y tú ibas a decirme para ver una película porque las últimas veces has hecho lo mismo. Y mientras estemos viendo una película, que creo que debe ser una de Marvel porque lo amas, te diría que te quiero. Te quiero como nunca he querido a alguien y que te has convertido con facilidad en una de las personas más importantes para mí.

Mi cuerpo entero empieza a temblar entusiasmada mientras mis mejillas se tiñen de rojo por aquella declaración.

—Te iba a decir que tu torpeza y tus chistes te hacen única, que tu sonrisa o cuando te sonrojas me vuelven loco y solo provocas que tengas muchas ganas de besarte. Te quiero tanto, que te bajaría la luna pero estoy seguro que ya vives allí. Te quiero tanto que te prometo ayudarte en todos estos momentos donde tu torpeza te gana y me necesites. Porque América, eres lo mejor que me ha pasado, no pienso dejarte ir.

¿Qué rayos puedo responderle a eso?

***

Hola mis conquistadores :)

Este es el último extra que voy a hacer para esta historia porque ya hay que dejarla ir. Ya terminó y no va a volver, lamentablemente. Este extra trata sobre una escena que algunas ya han podido leer en la siguiente historia, solo quería darles a conocer un poco más de como fue la historia de Joaquín y América después de todo lo sucedido.