E s p e c i a l
A partir de este apartado quiero dejar en claro que no es parte de la historia, son solo extras que estoy haciendo por mis lectores.
***
Estoy haciendo lo imposible para ignorar a las personas a mí alrededor. Sobre todo, al chico que hace varios días rompió mi corazón. Bueno, no se puede romper el corazón, pues es un órgano que solo bombea sangre. Así que... rompió mis emociones. Ay, no, suena fatal. Sería...Él hizo que cayera en depresión.
Mejor.
Mi mirada se enfoca en el suelo, en teoría no es precisamente el suelo pues mi mirada está en los zapatos de mi amiga que se mueven de aquí para allá buscando una torta; es de esta manera que no me doy cuenta que alguien se me acerca y me toca el hombro.
Ahogo un grito de sorpresa y voy levantando mi mirada con toda la lentitud posible, dándome cuenta que la persona que se me acaba de acercar es Joaquín. El ingeniero de mis sueños.
— ¿Joaquín? —pregunto bastante asombrada.
No, América, el rey de España.
Él muestra una pequeña sonrisa sin mostrar los dientes.
—Yo también estoy sorprendido de verte, aunque ya entiendo porque me insistieron tanto en venir aquí.
—Y-yo —tartamudeo nerviosa—, no tenía idea de que estarías aquí.
Joaquín se encoge de hombros y voltea la cabeza en dirección a sus amigos, no sé qué es lo que hace porque está a espaldas a mi, pero ellos sonríen y hacen un gesto como animándolo para que continúe.
Vuelve a voltear y yo me quedo observándolo fijamente. Se le ve tan lindo. ¿Por qué a él se le ve tan perfecto y a mi tan hecha un desastre? ¿Acaso él no la sufrió igual que yo? ¿Él no sentía lo mismo que yo? O... ¿Es que ya se consiguió a otra? No, no puede ser, sería muy rápido.
—Mare...
—Antes de que digas algo —lo interrumpo porque tengo miedo de que me diga que me odia—, tienes que saber que estoy muy arrepentida. Realmente fue un plan tonto, yo no sabía que en algún momento te ibas a enterar —y por los nervios empiezo a divagar— porque sé que no tiene sentido...
Joaquín un poco alterado se acerca a mí y me cubre la boca con las manos.
—Te perdono —murmura un poco dolido—, aunque no creo que podamos seguir juntos.
Es porque tiene a otra, ¿cierto? Apuesto que es una ingeniera, como ella sabe de números y yo no.
Aparto su mano de mi rostro.
—Lo sabía —murmuro—. Estas con otra, así tan rápido y te olvidas de mí.
—Mare...
—Es que yo sabía que te iba a perder, pero solo fue dos semanas...
—Mare... —dice exasperado.
—No entiendo cómo pudiste cambiarme tan rápido, sé que cometí una tontería pero...
No me doy cuenta como el tiempo pasó tan rápido. Joaquín me toma por las mejillas y me besa en cuestión de segundos, es para callarme. Y claro, no hay otra mejor manera de hacerlo.
Sus labios se sienten tan bien junto con los míos.
Lo extrañaba tanto, sé que duramos poco pero ese poco tiempo, junto con todos los meses que fuimos amigos, hizo que le tomara tanto cariño.
Todo a mí alrededor se nubla y no me percato de nada de lo que está pasando en la cafetería. Solo somos Joaquín y yo.
Pasado unos segundos, Joaquín se separa de mí y puedo volver a tomar aire. Se queda muy cerca mío, rozando su nariz con la mía y una pequeña sonrisa se asoma en su rostro, no parece triste, sino, feliz.
—Todos nos están observando —susurra.
Mis mejillas se tiñen de rojo por la vergüenza.
—Creo que somos un espectáculo a ver —imito su susurro.
— ¿Te parece si nos vamos para poder hablar con tranquilidad?
—Claro —le muestro una sonrisa, gesto que él imita.
Volteo a ver hacia donde se encuentra Leslie, la cual está muy interesada en nuestra conversación, me despido haciendo un gesto con la mano, Joaquín hace lo mismo pero con sus amigos. Mi ingeniero me hace un gesto para salir y lo sigo.
Ya afuera de la cafetería puedo sentir el aire que nos rodea un poco tenso. ¿El beso significó algo? ¿O solo era para callarme? ¿Él ya no me quiere?
Volteo hacia Joaquín para poder empezar la conversación pero él la inicia.
—Te he extrañado muchísimo, América —me confiesa y sus mejillas se tiñen de rojo.
Bajo la mirada al suelo porque no tengo la menor idea de qué decir.
—Y estoy 99.9% seguro que tú también me has extrañado —dice con aire de confianza—. Se supone que quería dejarte en claro que nosotros no seriamos algo —levanto la mirada para verlo. Me encuentro bastante nerviosa—, pero en el momento que empezaste a divagar, me di cuenta que esa es la América por la cual caí rendido y no quiero alejarme de ella.
— ¿Joaquín? —pregunto, confundida.
— ¿Te parece si empezamos de nuevo? Sin absurdos planes de conquistar al chico de tus sueños, ni tampoco pasos para conquistar a un chico, solo tú siendo completamente auténtica.
—Claro —sonrío.
Él me devuelve la sonrisa.
—Hola —me tiende la mano como para estrechársela—, mi nombre es Joaquín Palacios.
—Yo soy América Carrizo.
Él me pide que vayamos a algún otro lado y le digo que sí, porque a él yo lo sigo a la luna si quiere.
***
Simplemente, gracias. Sé que no se esperaban ese epílogo pero intenté dejar en claro muchas cosas y ademas dar una introducción a las demás historias.
Mil besos.
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