Esta podría ser una historia de romance cualquiera, tomada a la ligera por quien empieza a leer este manuscrito y más con el título que lo consigna. Total, no decidí comerme mucho el cerebro al titularlo, porque decidí concentrarme más en su contenido... En lo que sangran mis manos mientras termino de escribir estas líneas... En lo que mi corazón vibra, a la vez que llora, mientras el sentimiento que lo envuelve, y quiero dejar atrás, todavía sigue más vivo que nunca... En mi cerebro que se niega a olvidar y vuelve a experimentar cada día que viví desde que mi mundo tuvo un giro de 180° desde que lo conocí... Pero, antes de continuar escribiendo, volvamos al comienzo.

Como dije antes, no te dejes llevar por el título; dicen que las apariencias engañan y en este caso podría seguirse esta regla, aunque no quiero sonar presuntuosa, pero la humildad no es una de mis virtudes, producto de que desde muy joven conocí el éxito (y el fracaso también).

Primero que todo, quiero que te quites de la cabeza que, al contarte el cómo una adolescente se enamoró perdidamente, sea un tema ligero cualquiera. Total, sobre el amor se ha escrito y se seguirá escribiendo hasta que la humanidad exista, porque si el ser humano no amara, simplemente no existiría como tal. Y yo, pues no voy a ser la excepción y quise escribir sobre lo que el amor significó —y tristemente sigue significando— para mí.

Estuve durante años buscando aquella historia no cliché, súper original, perfecta y creativa, que acallara a las miles de críticas negativas que recibí luego de publicar mi primer libro... Sin embargo, luego de mucho batallar, pensar, escribir, reescribir y botar a la basura aquello que no me convencía, simplemente decidí dejar de lado mis presuntuosidades en mi vida y solo seguir a mi corazón.

Sobre la escritura Oscar Wilde decía: ‹‹No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo››. Y es cierto... clara, cruel y tristemente es cierto.

Hoy, luego de escribir la palabra ‹‹FIN›› a este manuscrito de cientos de páginas, puedo afirmar que, decidí sincerarme con mi corazón y poner en letras aquello que me pedía a gritos ser escrito: el cómo me enamoré de él, de Dash, y cómo esto cambió para siempre mi escritura... y mi vida misma.