Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16


Luego de pasados varios minutos, Dash me volvió a enviar un mensaje:

‹‹¿Vas a venir? Ya me he cambiado. Así no volverás a armar un escándalo. ¡Pesada!››

¿Pesada yo? Él era el pesado, con su carácter irritable, su poco tacto al tratar y hablar, y su poca consideración hacia mí al recibirme casi desnudo en su habitación.

Cuando estaba a punto de responderle como se merecía, el celular me avisaba que estaba recibiendo una llamada de él.

—¿Qué pasó? —pregunté, fastidiada.

—¿Por qué no has venido a mi cuarto? Necesitamos hablar urgente. Te estoy esperando.

—Pero, oye, recién acabo de ver tu mensaje y...

No me dejó terminar. El sonido de clic colgando la llamada me demostró que seguía siendo igual de "encantador" como siempre. Suspiré profundo ante su acción. Ya a estas alturas debería estar acostumbrada.

********

Cuando llegué a su habitación, toqué su puerta, muy nerviosa. Todavía recordaba cómo mis hormonas se habían alborotado de solo verlo con una toalla. Rogué a todos los cielos que, de verdad, estuviera decente para nuestra charla.

Felizmente que, mis ruegos fueron escuchados. Cuando se apareció delante de mí con su pantalón jean desteñido (¿o aquellas manchas que tenía eran de comida?) y una camiseta de color verde, cuyos bordes tenían los hilos deshilachados y algunos huecos que se podían ver desde el cuello hasta ambas mangas (¿o acaso los había cortado con una tijera?), en una apariencia que poco o nada provocarían que la temperatura de mi cuerpo aumentara, agradecí que todo volviera a ser como antes. Definitivamente, solo podía trabajar con el Dash apestosín, no con el Dash provoca "hormonamiento".

Al verme, ni siquiera se disculpó. Solo con un movimiento de cabeza me invitó a pasar y me dio la espalda, para luego decir:

—Vaya con la escenita que me formaste. Que no vuelva a pasar, ¿te quedó claro? —me dijo para luego darme la espalda y concentrarse en su laptop.

‹‹¿C-Ó-M-O?››

—¿C-Ó-M-O? —hablé, incrédula.

—Y ahora, a lo que nos atañe...

—¡Espera un segundo! —dije poniéndome en su ángulo de visión.

Él ladeó la cabeza, con un gesto de fastidio.

—¿Y ahora qué? —Se cruzó de brazos—. ¿También te molesta verme vestido así? ¡Qué pesada eres! A ti no hay quien te complazca en nada.

¿Que me complazca dijo?

Pasé saliva. Esto sí no me lo esperaba.

—Porque ya no sé qué es lo que quieres, mocosa. Con toalla... Con esta ropa... —Sacudió la cabeza—. Así es como me visto, no hay más. Además, no me vas a venir con exigencias en mi casa. ¿Te quedó claro?

Rodé los ojos, resignada. Con este chico no había punto intermedio. No podía aspirar a que entendiese el mello de la situación, menos me pidiese disculpa.

Suspiré profundo al darme cuenta de que, si antes había creído que había hecho avances en mi relación, estaba equivocada. No obstante, lo que me soltaría a continuación me dejaría helada:

—Pero, antes de hablar sobre lo que nos interesa, ¿cómo está tu padre?

‹‹¿Ah?››

—¿Ah?

—¿Que cómo está tu padre? —agregó de lo más tranquilo, como si estuviéramos hablando del clima.

Me aclaré la garganta para tratar de asimilar su cambio de actitud.

—Bi... bien.

—¿Solo bien? —acotó con la frente fruncida.

Yo asentí.

—¿Puedes ser más explicativa? Cuéntame, ¿ya no hay peligro de alguna recaída? ¿Se cuidará su corazón? ¿Va a seguir algún tratamiento?

Volví a asentir, no muy convencida.

—Un infarto al corazón no es algo que haya que tomar a la ligera. Ha tenido suerte de salir bien librado y ser atendido a tiempo. Hay otros que no la cuentan, sobre todo si es uno fulminante. —-Bajó la vista. Pude notar un atisbo de tristeza en ella. ¿Qué estaba pasando aquí?— Un minuto la persona puede estar bien, sin aparentar ningún síntoma evidente, y al siguiente, simplemente...

Parecía saber mucho sobre el tema. ¿Podría ser que...?

Quise preguntarle sobre ello, pero no me dio tiempo:

—Y dime, ¿está sano y salvo?

Le expliqué que había sido dado de alta, pero que debía hacerse chequeos continuos, así como cambiar su estilo de vida, no tener mucho estrés y seguir una dieta estricta. Incluso mis padres estaban pensando en vender la casa en nuestro pueblo e irse a vivir a otra provincia. Había rumores de que el aire podía estar contaminado debido a la mina aledaña, que aunque eran sin confirmar, los posibles efectos de la contaminación debido a la minera eran uno de los temas recurrentes en las protestas de los pobladores locales.

—Incluso se les pasó por la mente venirse a vivir aquí, de paso que me hacían compañía —sonreí—, de no ser porque el precio de la vivienda aquí está carísimo.

Él asintió.

—Por eso es que le he dicho a mi mamá que suba el alquiler de los cuartos, pero ella no quiere.

—Tu madre es muy buena.

Dash soltó un bufido, dándome la razón.

—Me alegro que todo saliera bien —me dijo con una sonrisa, que removió miles de mariposas en mi interior—. Nunca se sabe lo que puede pasar y más si son propensos a sufrir del corazón. Aprovecha al máximo los momentos que puedas tener con él, ¿eh?

Me miró con complacencia al tiempo que pude atisbar un pequeño brillo en sus ojos, para luego bajar la cabeza con tristeza. Al contemplarme en ellos no pude evitar sentir un estrujón en mi interior, muy distinto al que había experimentado minutos antes, cuando lo había tenido sin toalla frente a mí.

¿Estaba feliz porque mi padre estaba sano? ¿Me estaba dando consejos? ¡No lo podía creer!

Iba a responderle para agradecerle por su preocupación sincera, pero enmudecí. En ese momento simplemente me hallaba sin reacción. No obstante, como antes, su siguiente acción me descuadró por completo.

—Bueno, volvamos al trabajo.

Me dio la espalda y se puso a digitar en su laptop.

—Dime, ¿cuáles son tus cinco libros favoritos?

—¿Eh? —pregunté sorprendida.

Su interrogante me había dejado descolocada.

—¿Que cuáles son tus cinco libros favoritos? —Frunció el ceño—. Valeria me dijo que sueles leer mucho y necesito conocer cuáles son tus referencias literarias para, en base a ellas, saber cómo vas a ayudarme con mi trabajo.

Pasé saliva. Luego, me aclaré la garganta y me decidí contestar:

—Bueno...

—¿Sí? —Me dedicó una mirada penetrante.

—Crepúsculo... —empecé al tiempo que me apoyaba contando con mis dedos.

Dash enarcó una ceja e hizo una mueca de decepción.

—Cincuenta Sombras de Grey...

Abrió los ojos como si hubiera visto un fantasma.

—Beautiful Disaster —dije poco convencida al ver que se agarraba la cabeza con ambas manos e hizo un gesto de espanto.

Pasé saliva. No estaba segura de si le gustaría lo que a continuación iba a decir. Mas, me armé de valor y decidí soltarlo. Total, él había insistido, ¿ok? ¿Qué tan malo podría ser?

—After...

De improviso, se levantó de su silla y empezó a dar vueltas en la habitación, al tiempo que soltó un sonido raro, entre un bufido y una carcajada, provocándome estupefacción.

¿Qué era lo que había hecho mal para que reaccionase así? ¿O era que acaso había enloquecido de pronto?

¡Bah! Decidí ignorarlo. Total, a estas alturas, tratar de encontrarle explicación al nada predecible de Dash Patterson, era toda una odisea.

No me iba a complicar la vida por nada. A este punto ya había descubierto que el ogro no era tan malo como lo pintaban, por lo que, no debería preocuparme su impredecibilidad.

Por último, decidí soltarle el último libro, de mi lista de cinco favoritos, el cual había dejado para el final como una muestra de mi admiración por su trabajo.

—Schnake —dije muy oronda.

—¡¿Pero qué mierda de libros lees?! —habló al mismo tiempo que yo.

Se me quedó viendo raro.

De inmediato, se acercó hacia mí y me cogió por ambos brazos, arrinconándome a la pared.

—¿Has...? —Sacudió la cabeza—. ¿Has mencionado el nombre de mi libro? —preguntó con una mirada muy penetrante, que atravesaba mi alma.

Pasé saliva.

—S... sí. —Asentí con timidez.

Arrugó la frente al tiempo que sus ojos me miraban con una mezcla de ira y de expectación, que me intimidaba por completo. Pude percibir que una gota de sudor frío bajaba por mi sien izquierda.

—¿Estás segura de que mi libro está en tu lista de cinco favoritos?

Asentí, muy nerviosa. Me observó con una furia tal, que en sus ojos podía verse un fuego abrasador.

—¿Sabes lo que acabas de hacerme?

Me sacudió de ambos brazos.

—¿Qué...? ¿Qué quieres decir? —pregunté con dificultad.

Las miles de mariposas en mi interior de mi nerviosismo inicial ahora habían mutado a unas de pánico.

—¡ME ACABAS DE PONER AL MISMO NIVEL DE ESAS MIERDAS LITERARIAS!

¡Oh, no! ¡Eso quería decir que...! ¡Ayyyy, no! Tragué saliva al darme cuenta de la situación.

¡Dios santo! ¡Esto no podía estar pasándome! No había sido mi intención... No había querido...

De inmediato, me apresuré en aclararle:

—No... No... ¡No es eso! ¡Yo...! —dije, pero no me dio tiempo de terminar.

De inmediato, me dedicó una mirada de furia, para luego soltarme con desprecio y darme la espalda. Finalmente, abrió la puerta de su cuarto y con un movimiento de cabeza y de su brazo, me pidió que me retirara.

¡Lo había estropeado todo! 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro