Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11: Volviéndonos a encontrar.

Magy.

Lunes, 15 de Abril de 2019.

Presente.


Cuando Jacob se sentó en la cama sin ningún rastro de sentimiento en su rostro, comencé a secarle el pelo con una de las toallas pequeñas del baño. Ninguno de los dos había dicho nada de lo que había pasado, pues luego de que durásemos abrazados por un largo rato salimos del baño y ahora le estaba ayudando a secarse porque él parecía todavía muy perdido. Por eso me obligué a dejar de pensar en lo que había sucedido en el pasado para poder ser la persona fuerte entre los dos ahora, así que me sequé las lágrimas y atendí a mi hermano mayor. Secando sus cabellos largos, y yendo a por unas sabanas para envolverlo así y que estuviese caliente, puesto que estaba temblando tanto que sus dientes se chocaban.

Sin embargo, una vez que lo arropé bien, y me senté a su lado para abrazarlo de nuevo, dejó de temblar, y acabó recostando su cabeza sobre mi hombro. Jake no decía nada, pero el hecho de que no me apartase de él significaba mucho para mí, y que no quería que lo dejase solo. Y por eso no dije nada que lo pudiese incomodar, y nos volvimos a quedar así de abrazados por un largo rato en la tenue habitación. Hasta que él habló con un tono muy bajito:

- Las cagué...

Me volví hacia él, y me dí cuenta de que tenía los ojos humedecidos.

- ¿Qué pasó?- le arrullé, abrazándolo y mirándolo como sí él fuese un niño pequeño-. Por favor, dime, Jake.

- Deje mis guantes en el remolque... Del maldito de Diego- murmuró, y se sumergió más entre las sabanas calientes-, y ahora nos atraparán por mi culpa... Yo las cagué, Magy.

Sus palabras me dejaron pasmada, y el corazón se me aceleró al escuchar aquello. Pero no flanqueé y lo abracé fuerte, respondiendo:

- ¡No! Todo... Todo estará bien, Jake.

- ¿Por qué piensas que la policía no nos encontrará?- musitó, y una lágrima solitaria cayó por su mejilla-. Cuando eso pase..., quiero que tomes a Zoe y escapes con ella. Yo debo ir a prisión, ustedes no merecen ese destino.

- ¡No voy a dejarte solo en ésto, idiota!- espeté, y mis ojos volvieron a humedecerse, pero me obligué a no llorar por él-. No pienses que la jodida policía nos encontrará y que no daremos batalla antes de huir, ¡Escaparemos de ellos! ¡Los tres escaparemos y seremos felices!

- ¿Después de haber... asesinado a seis personas?- susurró, y yo lo tomé del mentón y lo obligué a mirarme para decirle con seguridad:

- Sí.

Nos quedamos mirando fijamente, y Jake se limpió aquella lágrima con torpeza antes de rodearme con él entre las sabanas y abrazarme. Podía sentir como su cuerpo temblaba, y que mi ropa se mojó un poco por la suya. Volvimos a disfrutar del silencio mutuo que había entre ambos, y yo confesé muy bajito:

- ¿Y sí nos vamos del país...?

Él se quedó en silencio, y yo seguí contándole lo que había estado pensando sin habérselo comentado siquiera a Zoe:

- Digo..., podríamos hacerlo todavía. Estamos a tiempo de irnos de este país, no lo sé. Podríamos ir a México, está cerca. O, incluso a Estados Unidos... Podríamos irnos lejos, Jacob.

- ¿Irnos lejos...?- repitió él, lentamente.

- Sí, y dejar todo nuestro pasado en este jodido país- acepté, sonriendo con melancolía-. Porque esta... Esta venganza no te está haciendo bien, Jake. Y ya no podemos seguir haciendo ésto sin correr con el riesgo de que la policía nos atrape... Tenemos que pensar en nosotros, y en Zoe.

- Pensar en nosotros...- volvió a repetir él.

- Hablo en serio, Jacob... Tenemos que irnos del país, y olvidarnos de todo ésto, por favor.

- Irnos lejos...

- ¿Jacob?

Él no respondió.

- ¿No te gustaría vivir con Zoe y conmigo en una casita humilde lejos de éste país de mierda? Podríamos trabajar, mientras que Zoe podría estudiar- sugerí y los ojos se me llenaron de lágrimas al imaginarme que todo eso se hiciera realidad-. Podríamos tener una nueva y feliz vida.

Me tragué las lágrimas, y aunque por un momento pensé que Jacob no diría nada. Al final, me abrazó más fuerte, y a duras penas respondió:

- Eso suena bonito...

- ¿Irnos lejos de éste país?

- Ser feliz.

No dije nada y solo me quedé como una niña pequeña entre su pecho, escuchando el sonido calmado de sus latidos. Hasta que poco a poco los dos nos comenzamos a calmar mientras que seguíamos sentados en el colchón de mi cama, y yo le sugerí dulcemente:

- ¿Qué te parece si vamos por ahí a comer algo?



Harry.



Teníamos la teoría de que aquellos guantes eran del asesino serial, y por eso irían a revisión enseguida para saber de qué tienda habían sido comprados, puesto que yo había sugerido que una vez diesen con la tienda donde fueron vendidos, deberían de buscar a todos las personas que llegaron a comprarlos para revisarles su historial. A ver sí alguno de ellos tenía una mancha negra en él que nos llevase hacia nuestro asesino. Algún mal expediente que revelase más información.

Y aunque no habíamos conseguido mucho, sentía que cada vez estábamos más cerca de conseguir la verdad.

Y de atrapar al asesino.

Una vez que acabamos de discutir lo que pasaría, tuve que volver al auto con mis amigos para volver a la estación policial de Suicylum para informarle al resto del equipo lo que habíamos obtenido. Sin embargo, cuando encendí el auto y estuve a punto de conducir rumbo a la comisaría. Asher, en lugar de subirse en los asientos de atrás, rodeó el auto y abrió la puerta del piloto, donde yo yacía sentado. Cosa que me desconcertó, y me hizo preguntarle:

- ¿Te molesto?- dije, elevando una ceja y este me comenzó a empujar con sus manos. Y yo con una mueca me eché a un lado, hasta acabar sentado en el copiloto. Mientras que Erika estaba sentada atrás, mirando a Asher con ojos pequeños.

- ¿Qué planeas, idiota?- le replicó la rubia, haciendo un ligero puchero a la par de que asesinaba a nuestro compañero con su mirada de serpiente.

- Qui plinias idita- le copió él en tono burlón, y se subió al volante, añadiendo-: Es hora de que chico bestia tome el control de la situación. Vamos, anímense, después de haber visto esa horrible escena del crimen necesitamos un poco de distracción, ¿No lo creen, muchachos?- dijo con diversión, y encendió la radio en el instante en que cerró la puerta y comenzó a conducir el auto.

- ¿No nos meterás en problemas con Keating?- cuestioné, mirando a través de las ventanas obscuras.

- ¡Te prometí que te llevaría a comer tacos, novato!- contestó Asher, ruidosamente y eso hizo enfadar a Erika de nuevo-. ¿Y saben a quién más le gusta comer tacos? Así es... ¡A mi mami!

Me pegué en la cara con la palma abierta, y traté de no perder la cabeza.

- ¿No escuchaste que nos puedes meter en problemas con Emily?- bufó la rubia, rodando los ojos y Asher solo se encogió de hombros, diciendo:

- Sólo se vive una vez, chicos.

- Yo quiero seguir estando con vida- musité, aferrándome al asiento como sí fuese un gato asustado, puesto que mi compañero al volante estaba manejando a toda velocidad por las calles de Suicylum.

Eramos policías, ¡Pero Asher creía que estábamos en «Rápidos y furiosos»! ¡Oh, joder! ¡Oh, joder!

- Bueno...- escuché a Erika decir, mientras que se acomodaba cómodamente como sí nada allá atrás-. Si tu pagas todo no me voy a quejar cuando Emily tire nuestros cuerpos en un hoyo.

- ¡¿Tirar nuestros cuerpos?!- chillé, volviéndome hacia ambos con temor de que algo así pasara y los dos no hicieron más que echarse a reír en mi cara-. ¡No quiero que me echen por un hoyo! ¡Joder, no!

- Como quien dice por ahí, Harry... El que tenga miedo a morir, mejor que no nazca- soltó Erika como sí nada, y Asher largo carcajadas.

Esos dos estaban locos.



***



El corazón me latía a toda prisa una vez que Asher aparcó en el estacionamiento de un humilde restaurante de tacos que estaba en el centro de la ciudad. Y mientras que yo seguía quejándome una y otra vez, insistiendo en que deberíamos de ir a la comisaría antes de que Emily nos arrancase la cabeza a los tres. Ellos simplemente se bajaron del auto con calma en sus rostro y caminaron como sí nada hacia el restaurante Mexicano.

Y a fin de cuentas, yo los terminé copiando.

- ¡Emily Keating nos matará!- advertí una vez que entramos, y los dos se volvieron hacia mí con esa espeluznante calma.

- Yo me encargo de ella, Harry- habló Erika.

- Disfruta el momento, novato- acuñó Asher, y yo sólo quise matarlos en ese jodido momento.

¡Joder!

Estábamos haciendo algo malo, muy malo. Pero aún así no dí más quejas una vez que el delicioso olor de los crujientes tacos me pegaron en las fosas nasales al entrar, y el estómago me rugió por comida.

Guau... Sí que tenía hambre.

El restaurante era muy bonito y al muy estilo Mexicano. Creo que eso me gustó mucho, pero estaba demasiado lleno. Habían cuadros de vida animal en las paredes (cosa que me pareció irónico, ya que el lugar no era de comida vegana). El suelo era de cuadros blancos y negros, habían mesas redondas y en el ambiente se escuchaba el alboroto de toda la gente y el sonido de unas canciones al muy estilo «Country».

- Vayamos a otro sitio, aquí está muy lleno- sugirió Erika cuando divisó a través de todo el local, viendo al gentío, y yo no hice más que asentir.

Sin embargo, cuando nos volvimos hacia la entrada para salir, Asher nos rodeó a ambos con sus brazos, diciendo con un tono que había sonado de todo menos coqueto:

- ¡Esperen, nenes! Éste encanto puede hacer magia y conseguir dónde sentarnos- escaneó con sus ojos el lugar de pies a cabeza, hasta que exclamó de repente-: ¡Allá!- señaló con su dedo indice a una de esas mesas redondas de la esquina, justo donde estaban dos chicas y un pequeño niño.

Erika frunció el ceño, y jaló de su oreja como sí fuese su madre, gruñendole:

- ¡Idiota! Esa mesa está llena, ¿Qué no ves?

- ¡Auch!- Asher se quejó, apartando la mano de la rubia fuera de su oreja, espetando-: ¡Yo puedo hacer que nos dejen sentarnos con ellas!

- O puedes hacer que nos denuncien por acoso- Erika rodó los ojos-. Mira es mejor que vayamos a otro sitio.

- ¡Confíen en chico bestia!- Asher exclamó sin importar nada, y antes de que Erika y yo nos diésemos cuenta de lo que estaba a punto de pasar, nuestro compañero trajeado ya nos estaba arrastrando de los brazos hasta la mesa de esas chicas.

Y aunque, me dí cuenta de que Erika estaba echando humos por eso, yo solo me eché a reír y al final me encogí de hombros para mí mismo... Pues ahora comería tacos gratis y no gastaría ni un céntimo.

Qué más da Emily Keating.

Cuando llegamos a la mesa redonda, con cuatro sillas más convenientemente libres que tenía. Asher se aclaró la garganta, y se acercó con un extraño tono corporal de sensualidad a la chica que parecía más mayor, diciendo:

- ¿Qué tal, nena? Soy Asher.

La muchacha elevó una ceja, y lo miró de arriba y abajo con una mirada extremadamente seria, antes de pronunciar:

- ¿Y tú quién eres?

Entonces sentí que Erika se aferró a mi brazo y que quiso arrastrarme lejos del sitio para que Asher fuese el único que pasara pena solo. Pero yo me quise quedar para ver cómo rechazaban al egocéntrico más grande de la comisaría de Evotica.

- No me conoces- señaló Asher rápidamente, y le guiñó el ojo a la chica-, pero mis amigos y yo hemos venido a éste lugar con las intenciones de comernos unos taquitos, y todo el local está muy lleno. Pero da la casualidad que ustedes tienen cuatro sillas disponibles en su mesa. ¿Será que nos podrían dejar quedarnos?

- ¿Tú y quiénes?- cuestionó la chica, y Asher nos señaló con un ademán que hizo con su mano. Y creo que esa muchacha también nos inspeccionó con sus severos ojos, y que al final se encogió de hombros puesto que dijo:

- Me da igual, si quieren sentarse está bien.

Entonces por un pequeño segundo me dí cuenta de que la chica más joven pareció mirar fijamente con ojos enormes a la otra chica, como sí le estuviese haciendo una seña. Pero al final no pude entender nada, puesto que acabamos sentándonos en las sillas vacías frente a ellas.

- ¿Crees que está bien que se sienten con nosotros?- escuché que la chica más joven le susurró a la otra en la oreja, quien noté que le dio un calmado asentimiento de cabeza, y continuó leyendo la carta del restaurante para ver qué escogería del menú. Mientras que la adolescente volvía a relajarse, pero de vez en cuando podía notar que me echaba ciertas miradas que me incomodaban.

Y por extraño que pareciera, sentía que había algo que no andaba bien. Pero aún así decidí dejar de pensarlo mucho, y solo me concentré en ver qué pediría en éste restaurante de taquitos.

- Creo que estamos haciendo el ridículo aquí sentados...- me susurró Erika, y Asher la miró con ojos pequeños, antes de preguntarle a la chica mayor:

- ¿También acaban de llegar?

- Sí, y guau, no me esperé que éste sitio estuviese tan lleno- dijo, riéndose un poco-. Creo que los tacos son buenísimos.

- Disculpen, si no se sienten cómodas, podemos irnos- de pronto Erika habló, sonriendo falsamente-. Porque mi amigo tiene problemas mentales, y a veces no sabe lo que dice- dijo, riendo nerviosamente y Asher la fulminó con la mirada en la mesa. Mientras que yo solo me eché a reír.

- Descuiden, aquí hay mucho espacio para todos- respondió la muchacha con bastante amabilidad.

Y yo noté por un pequeño momento, como sí la chica más joven de las dos. Parecía estar muy extraña y nerviosa, como sí no quisiera que viéramos mucho al pequeño niño, puesto que en más de una ocasión le había bajado más la gorra para que no se le viese el rostro. Por eso no había podido ver muy bien sus facciones, y no hice más que apartar la mirada de él una vez que mi estómago siguió rugiendo, puesto que comencé a revisar la carta también. Porque ya que nos quedaríamos quería ver qué pediría de la extensa lista del menú.

- Quiero irme- escuché a Erika susurrar.

- Tacos gratis- le recordé, sonriendo.

Y Erika no hizo más que farfullar para sí misma y revisar su carta. De modo que cubrió su cara, al igual que como a mí me había pasado al levantarla sobre la mesa, sin ninguna otra intención. A diferencia de la rubia, quien me dijo enseguida en un tono muy bajito:

- Yo invito la cena sí nos vamos ahora mismo.

- ¿Por qué tan apresurada en irte?- musité, volviéndome hacia ella con una ceja levantada-. Ya ríndete, ¡y son tacos gratis!

- Los venden muy caros aquí.

- ¡Pero si tú no vas a pagarlos!

- ¿Por qué no apoyas a tu mejor amiga?- fingió un lloriqueó, y con un puchero reposó su cabeza sobre mi hombro como una niña pequeña-. ¡Se supone que somos una sola entidad que se apoya sin importar qué!

- No montes un drama ahora, Miss Dramaqueen- puse los ojos en blanco, y ella me miró con su carita de cachorro suplicante.

- ¡Por Dios, nunca te pido nada!- chistó-. Sólo te pedí una vez que me hicieras todas las tareas durante el segundo semestre de la Universidad porque andaba de zorra con el infiel de mi ex novio. Te pedí que tomaras la culpa por mí cuando pegué volantes en todos los pasillos del colegio diciendo que la directora Richards tenía «tetas puntiagudas», y que con ellas podía sacarte un ojo. Y sé que una vez te pedí que comieras nieve para saber a qué sabia, puesto que te parecía anti-higiénico, y aunque recuerdo también... Haberte obligado. ¡Al final lo hiciste porque eres un buen hermano!

»Y también sé que en el preescolar te pedí que intercambiásemos nuestras plantas de caraota, porque la mía se había muerto y la tuya era perfecta. Y también sé que una vez pasamos la noche en prisión por mi culpa, ya que hiciste lo que te pedí. Y que cuando estábamos en la preparatoria fingiste ser mi novio por dos años enteros porque unas niñas se burlaban de mí diciendo que era fea y que no conseguiría a nadie. Y sé que te he pedido todo eso, ¡Pero no fue nada!

La miré con ojos pequeños, y me golpeé en la cara con la palma abierta, respondiendole sarcásticamente:

- ¿Y eso fue poco para ti?

- ¡Vayámonos de aquí!

- Me muero de hambre, Erika- gruñí, meneando la cabeza-. Y me agrada la idea de no tener que gastar dinero.

- ¡Oh, claro! Pero si te lo pidiese Douglas Delfín sí aceptases irte con ese viejo barbudo y sexy de buen paquete- farfulló, dejando su carta sobre la mesa y cruzándose de brazos con una gran carota. Y yo me sonrojé por completo, antes de volverme hacia ella para asesinarla con la mirada, contestándole discretamente:

- ¡No pasó nada entre nosotros!

- Ajá, y mi nombre es Dieguito Maradona- dijo, y dejó de fruncir el ceño para echarse como una vagabunda sobre la silla. Con la espalda súper recostada de la silla y de piernas abiertas-. Deberías de agradecerme ese acostón- me guiñó el ojo, y mi cara no pudo estar más ruborizada que nunca.

- ¿Qué quién se acostó con quién?- escuché a Asher interferir, como un metiche. Y enseguida miré con ojos enormes a Erika para que cerrase el pico, haciéndome delatar a mí mismo de lo que había pasado con Douglas, a lo que Erika ahogó una risita y se acercó para susurrarme en la oreja:

- ¿Ves? Mamá lo sabe todo...

Quise matar a esa mujer en ese momento por la vergüenza que tuve a continuación, puesto que me comenzó a bombardear con preguntas que decían:

- ¿Y qué tal es su pene? ¿Realmente acaba rápido como escuché que decían? ¿Lo tiene pequeño? ¿En qué posiciones lo hicieron en el baño?

Así que agradecí una vez que Asher le comenzó a sacar tema de conversación a esas chicas, puesto que Erika se quedó callada nada más para escuchar de qué hablaban ellos. Y claro, sin apartar la mirada de ese rubio idiota, cosa que se me hizo muy extraño. Pero que al final no le presté atención, y seguí viendo el menú con tranquilidad ya que Erika le había bajado dos rayitas a su intensidad.

- ¿Y cuáles son sus nombres?- les preguntó nuestro tonto compañero con un ligero tono coqueto, que me parecía bastante gracioso.

Noté que Asher tenía ciertas intenciones de coquetear con la chica mayor, pero creo que sus planes se vieron interrumpidos por algo, puesto que de pronto la mesa quedó en un completo silencio cuando menos me lo esperé. Y yo no lo entendí al principio, hasta que escuché la voz suave y tímida de la chica menor, que parecía estarse dirigiendo a alguien que recién se estaba sentado en la mesa.

- ¿Por qué te tardabas mucho en el baño?- la adolescente le preguntó, con ese tono suave y dulce-. Ya estábamos por pedir los tacos.

- Lo siento, es que no había jabón para lavarme las manos y tuve que pedirle uno a un empleado- escuché que él le respondió con naturalidad en un tono bastante grueso, y cuando aparté la carta de mis ojos para ver de quién se trataba, puesto que muy dentro de mí algo de esa atrayente voz se me hizo familiar. Me quedé paralizado sobre mi asiento cuando lo hice, completamente rígido. Porque a pesar de lo que había pasado esa jodida noche, y que estuviese tan borracho hasta el tope... Le recordaba.

Y le recordaba a la perfección.

Y no lo pude creer cuando lo volví a ver con su jodida capucha puesta, que no hacía más que cubrirle un poco el rostro. Ahí sentado en la silla frente a mí, con sus ojos obscuros y esa maldita mirada de chico malo que tenía. Porque el destino había hecho lo posible para que ese malnacido apareciese en mi vida de nuevo. Ese jodido malnacido que me echó de su cuarto de hotel cuando me encontraba en la jodida mierda.

¡Era ese jodido cretino, y ahora estaba sentado frente a mí!

Y creo que el mundo se detuvo una vez que nuestros ojos se volvieron a encontrar como había sucedido la primera vez.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro