Chat de Mamá y  Luna.

Mamá: Luna recuerda que mañana tienes que ir a tu escuela nueva, tu uniforme está en el armario colgado.

Luna: Bueno mamá :/

Mamá: Buenas noches Luna.

Luna: Buenas noches mamá.

Al día siguiente.

Luna se levanta, su mamá se va temprano a trabajar al igual que su papá, ella se va a la escuela más tarde que los dos por esa razón no alcanza nunca a despedirse.

Luna va al armario y lo abre, ve una camisa blanca al parecer muy ajustada, una falda azul marino muy oscuro con dobleces, calcetas negras muy largas, una corbata de un gris no tan oscuro ni muy claro, unas zapatillas negras para escolares y una chaleca negra con gris en los bordes con el logo de la escuela hecho con hilo.

Luna se pone el uniforme de su nueva escuela y va caminando a la parada de autobuses escolares. El autobus no estaba tan lleno por suerte había un asiento libre junto a otro chico que llevaba el mismo uniforme de su nueva escuela solo que traía pantalones grises, claro que pantalones si un chico no puede llevar falda.

Llegaron a la escuela y Luna se había echo amiga del chico que de gran casualidad era se su mismo grado.
El se llamaba Noah.

Se sentaron juntos para la primera clase, la clase de biología no es tubo tan mal a Luna le gustaba mucho biología, pero a Noah no le gustaba tanto pero ponía empeño en aprender.

Al reseso todo jugaban y Luna y Noah empezaron a charlar.

—Noah... ¿Eres nuevo como yo?— dijo Luna con un poco de vergüenza.

Noah era un chico que media 1.78 más o menos, pelo castaño con un flequillo que a cualquier chica le encantaría, delgado y con ojos verdes que enamoraban.

—No Luna llevo unos tres años aquí— Dijo Noah, Luna no pudo evitar sonrrojarse, ella se había enamorado ya—pero nunca hice tantos amigos, nunca fui una persona de hablar mucho—

Tocaron la campana, Luna y Noah fuero a clases, les dieron un trabajo en parejas. Luna quedó en ir a casa de Noah mañana en tarde.

Al día siguiente en la tarde.

Luna estaba llegando a la casa de Noah según la dirección era la casa ochocientos cuarenta y nueve, Luna se sorprendí al ver una casa enorme de tres pisos sin duda era la casa más linda que había visto en su vida.