CAPÍTULO 24: "No es suerte, es esfuerzo"
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Capítulo 24:
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La música ese es idioma que todos entenderemos, ese idioma que no importa de qué país sea, sabrás si es una historia de amor o tristeza, y que no importa del género que sea siempre, será vida para el alma y libertad para la mente.
La banda SACCO tocaba después de dos días de la tormenta, en una pequeña calle, aglomerando personas en un mismo sitio con el mismo objetivo: escucharlos.
¿Eran buenos? No.
Eran excelentes, cada uno estaba concentrado en lo suyo, cada uno sonreía por lo que hacía y se sentían orgullosos de ellos porque estaban haciendo lo que les gustaba. Sin reglas sin un “estudia esto porque la música es una porquería y pérdida de tiempo”, porque estaba respirando acordes, melodías, canciones, pero sobre todo: vida.
El nombre era de la canción que Angélica y Luna habían compuesto hace unos días, porque a pesar de ser diferentes, ambas tenían el mismo pensamiento de que la vida solo era una y que cada momento cuenta, una sonrisa y a veces, un llanto; porque la vida no es perfecta y por eso hay que enamorarse de ella con sus bajas y altas, dar sin esperar nada a cambio, luchar por nuestros sueños y nunca detenernos, porque por más que el tiempo corra, no se detiene y al final del camino siempre nos espera la misma persona.
La muerte.
El pequeño concierto acabó y la gente aplaudía pidiendo otra canción, a lo que los chicos sonrieron entusiasmados y animados por tanto apoyo. Era normal, nunca habían tenido tanto público.
Y así cantaban una y otra y otra vez, hasta que ya estaban desarmando y guardando cada instrumento en sus fundas correspondientes.
—¡Ha sido el mejor día de mi vida! —Alex chilló emocionado, viendo el dinero que la gente dejó en su sombrero.
—Lo dices por el dinero —dijo Luna acomodando los micrófonos en una bolsa.
—Oh, vamos, Luna. ¿Viste cuanta gente vino? —Alejando le enganchó el brazo por atrás del cuello, sonriendo, a lo que ella llegó a sonrojarse.
—Fue un día emocionante —Angélica habló por primera vez, con una tono algo suave a lo que ellos estaban acostumbrados. Al parecer lo de sus sentimientos la había afectado un poco.
—¡Hey! ¿Estás bien? —Kevin le habló mientras guardaba la guitarra en su estuche.
—Si... —Ella ni siquiera lo miró.
Kevin no creyó en sus palabras, sabía exactamente lo que se sentía estar así en esas condiciones, con ojos sin brillo y labios secos.
«¿Angélica había llorado?» Se preguntó mirándola.
Al terminar de guardar la guitarra y ponérsela en la espalda, él caminó hacia ella con intención de tomarle de la mano y decirle que podía confiar en él, pero ella solo apartó esta antes de que la pudiera tomar.
A Kevin se le confundió la mirada. ¿Angélica estaba siendo indiferente con él? Ambos se miraron y él pudo encontrar algo de tristeza en los ojos de su castaña.
—Kevin, yo...
Ella iba a decirle algo, pero se vio interrumpida por una voz más dominante y masculina.
—¿Ustedes son la banda SACCO? —Todos voltearon a verlo.
Era un hombre que vestía con elegante traje ranchero y botas de cuero. Era muy bien parecido, tenía pinta de ser de los adinerados esos que podrían comprarse tres hoteles y aún le sobraba dinero.
—Esos somos nosotros —dijo Álex mirándolo—. ¿Necesita algo, señor?
—Si —dijo el hombre y sacó unas cuantas tarjetas de su bolsillo—. Mi nombre es Tomás Frey, soy dueño de una empresa cazatalentos. Y los quiero a ustedes.
Todos se quedaron atónitos mirando al hombre. Nadie se podía creer nada y menos lo que venía después de eso.
—¿Qué? —preguntó Luna, poniéndose a un lado de su hermano.
—Me gusta lo que escuché, fue una pena llegar a la última canción porque me hubiera gustado escucharlos desde el principio. —El hombre los miró—. Los invito a ir a mi empresa mañana, podríamos hablar más cómodos.
Álex estaba en shock, aún uno lograba creerse nada y por eso su hermana tuvo que contestar.
—Ahí estaremos. —Una sonrisa enorme apareció en sus labios—. Muchas gracias de verdad.
—Los espero —dijo el señor quitándose su sombrero vaquero y volviéndoselo a poner.
Se subió a su auto, uno que nadie se fijó cuando había llegado. Era una camioneta Toyota color negra. Cerró la puerta y se fue.
Todo fue silencio, puro silencio hasta que Alejandro gritó:
—¡¿Qué acaba de pasar?!
—¡Un caza-talentos nos quiere en su empresa mañana! —Alex estaba muy sorprendido aún.
—No es simplemente un caza-talentos cualquiera. —Kevin los miró y todos voltearon a verlo.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Jessica, algo tímida.
—Tomás Frey —dijo el nombre del señor—. Es un caza-talentos proveniente de los Estados Unidos, muy reconocido por llevar a muchos cantantes a la fama.
—¡Joder, no es una broma entonces! —Alex empezó a caminar de un lado a otro.
—Claro que no es una broma, yo fui el que lo llamé. —Todos abrieron los ojos como platos—. Él era amigo cercano de mi padre, se criaron juntos.
—¿Por qué lo hiciste? —Alex le preguntó, sorprendido.
—Pensé que no te gustaba estar aquí. —Luna lo miró de forma fija pero siendo sincera.
—¡Joder, qué suerte! —dijo Alejandro.
—No se trata de suerte —respondió Kevin—. Ustedes son talentosos y han luchado más de 6 años por esto. Ya es hora de que recojan frutos. Además, en este poco tiempo se han convertido en la familia que no tengo.
Angélica lo miró, manteniéndose callada.
—Ya debo irme, chicos —dijo ella y Jessica la miró.
—Pensé que iríamos a por chocolate caliente para celebrar.
—¡Ay sí! —Exclamó Alejandro—. ¡Esto hay que celebrarlo!
—Pienso lo mismo. —Kevin sonrió y todos lo miraron raro.
—¡Joder! ¿Qué le hiciste a Kevin el amargado? —Alex lo miró sonriendo.
—Está por ahí, no lo llamen o volverá a aparecer.
Álex rió y Luna observó a Angélica alejarse, entonces corrió hacia ella y la abrazó de la mano.
—¿Te gusta, verdad? —Angélica la miró, confusa—. Te gusta Kevin.
—¿Por qué piensas eso?
—Porque yo también siento lo mismo que tú por otra persona.
—Alejando —susurró Angélica pero Luna la escuchó.
—¿Se me nota mucho, no? —Angélica sonrió levemente y suspiró—. Pena que él no lo note.
Luna miró al cielo y un pequeño copo de nieve cayó de él posándose en su nariz. Un silencio se formó, pero no era incómodo, era tranquilo y lleno de confianza.
—¿Por qué no se lo dices? —La mulata volvió a mirarla mientras caminan juntas.
—¿Decirle qué? —preguntó Angélica.
—Que te gusta. —La miró y ambas se detuvieron—. ¿Por qué no le dices a Kevin que te gusta él?
—Es algo... —Volteó hacia atrás para ver cómo los demás venían, Kevin reía con Alejandro y Álex, Jessica solo sonreía mirándolos—, complicado...
—Oh... Entiendo. —Luna miró a Alejandro—. Lo mío también es algo complicado. —Angélica la miró.
—¿Complicado en qué sentido?
Luna volteó a verla, brindándole una sonrisa.
—Él solo me ve como una hermana —dijo Luna y Angélica se le quedó mirando—. Nos criamos todos juntos desde niños y por eso solo me ve como hermana. ¿Y tú? ¿En qué sentido es complicado?
—¿Le dirías “te amo” a una persona que luego debes abandonar para irte lejos? —Luna la miró sorprendida y luego suspiró.
—Ahora entiendo mucho más. Lo siento, Angélica.
—No, tranquila. Pero tú si tienes oportunidad. Lucha por lo que quieres, nunca te quedes con la duda de que hubiera pasado si... ¿Entiendes?
Luna asintió y en un segundo brazos se enganchó al de Angélica.
—¿De qué hablan? —dijo Jessica sonriendo.
—Solo hablábamos de la entrevista de mañana —dijo Luna sacando su mayor sonrisa.
—Yo aún no me lo creo. ¡Es emocionante! —Jessica rió y Angélica susurro un "gracias" para Luna, mientras ella le devolvió un "gracias a ti",
—¡Vamos a por esos chocolates calientes de celebración! —gritó Álex y todos empezaron a reír siguiendo su camino.
***
—Ya casi es hora, Camila. —La voz de Adriel resonó en la oscuridad de la cabaña, donde algunas personas apagaban las pocas velas que quedaba encendidas.
—Adriel, desiste se esto, por favor.
—¿Y echar a la basura todo lo que he logrado? No lo creo, Camila.
—Hermano. —La pelinegra vino hacia él—. Deberíamos deshacernos de este ángel, no sirve para nada
—Te equivocas, no soy bruto. No traje a Camila hasta aquí solo para que se portara bien. —Adriel se levantó el sillón de piel y tomó el mentón de Camila haciendo que lo mirara—. Ella tendrá el papel más fundamental en todo esto...
Adriel miró a la pelinegra sin nombre de nuevo.
—Esta noche, que empiece el juego. —Volteó la cara hacia la última vela encendida y la apagó de un soplido.
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CAPÍTULO CON EDICIÓN CONCLUIDA
(¿Capitulo largo? 😮 Sí un capitulo largo)
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