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CAPÍTULO 16: "Silueta en la oscuridad"

Capítulo 16:

Actualidad...

-¡Maldición! -Adriel estaba furioso caminando de un lado a otro en un callejón.

Camila, quien lo miraba asustado, ya no tenía la valentía suficiente para desobedecerlo o acaso contestarle. Se encontraba en una esquina, mientras dos chicas más se paraban frente a él.

-¡¿Acaso no te expliqué todo a detalle?! -Gritaba en desesperación mientras sacaba a una de las chicas de la sombra, agarrándola del cuello.

-A-adriel, no p-puedo respirar -Tosía la de cabellos plateados, intentando zafarse de tan forzoso ataque.

-¡Eres una inútil, Dania! ¡No me sirves para nada! -La lanzó al piso y esta cayó sobre sus manos. -Debería deshacerme de ti inmediatamente.

-No, creo que será inútil. -En las sombras caminaba la otra silueta, moviendo algo que podría parecer una cola de demonio.

-No sirvió para nada -Adriel dijo con seriedad.

-Ten paciencia, nuestro momento llegará. -La silueta sonrió y Adriel camino hacia ella parándose justo al frente.

-Más te vale tener razón, porque se me agota la paciencia.

Ambos se quedaron mirando y Camila salió de ahí, pasando por al frente de una pequeña tienda de instrumentos musicales, donde un grupo de chicos estaba practicando música.

En la acera de al frente, Angélica y Kevin venían caminando uno al lado del otro, mientras la castaña tomaba un helado.

-Oye, creo que esto es tuyo -Kevin sacó de su bolsillo el pendiente perdido de Angélica.

-¿Ese es mi pendiente? -Dijo la chica tocando sus orejas y dándose cuenta de que sí le faltaba uno.

-Lo encontré anoche buscándote. -Ambos se detuvieron y él se lo colocó en el hueco de la oreja.

-¿Pero dónde?

-En una estación de autobús.

Angélica se le quedó mirando.

-¿Pasó algo? -Preguntó él y ella negó.

-Gracias.

-No hay de qué, enana.

-No me llames enana -Angelica lo miró, seria.

-Te lo digo de cariño, enana. ¿Que tiene de malo? -Hizo una pausa y se paró delante de ella, agachándose, posando sus manos en sus rodillas-. Enana

-Esta enana tiene el tamaño perfecto para romperte las pelotas.

-¡Wow! -Kevin alzó sus brazos a modo de rendición-. Alto, fiera.

Angélica sonrió y siguió caminando. Él se le quedó mirando unos segundos y luego caminó tras ella.

3 días después...

-¿Aprobaste? -Sebastián miraba a Kevin nada más salir de la Universidad a su lado.

-No sé, supongo que sí. -Kevin se detuvo en un escalón y miró hacia atrás esperando a que alguien saliera.

-¿Joder, Kevin, qué pusiste en la A?

-Ya no me acuerdo. -Ambos se miraron y se echaron a reír.

En este día, había llegado el inicio de las pruebas para las vacaciones de Navidad. Y sí, la mitad de los alumnos de la Universidad estaban todos nerviosos por saber si habían aprobado. Pero tan solo era la primera.

-¡Hey, chicos! -Anyi bajó las escaleras corriendo y tropezándose contra el pecho de Sebas para no caer contra el concreto.

-Hey, con cuidado.

-Perdón. ¿Puedo acompañarlos?

-¿Por qué querrías acompañarnos? -Kevin le soltó una mirada amenazante.

-¿Qué tiene de malo que lo hago? -Dijo Sebastián para luego mirarlo a él -Sin ella tu no hubieras encontrado a la chica por la cual babeas.

-Yo no babeo por Angélica. -Kevin sacó su caja de cigarrillos y de esta, uno para colocárselo en la boca.

Un zapateo particular llamó la atención de unos ojos azules que dejó caer el cigarro al suelo, cuando un vestido rojo fue reflejado en ellos, resaltando la silueta de quien lo usaba.

Kevin no podía decir nada, nunca había visto a Angélica con ropa tan poco holgada.

-¿Me veo mal? -Angélica lo miró y este tragó saliva, su mirada fue hacia el cigarrillo en el suelo y subió por las piernas expuestas de la castaña.

Puro deseo apareció en sus ojos, estaba atónito. ¿Por qué se vistió así? ¿Acaso lo quería matar? No, Angélica era muy inocente ante sus ojos para pensar en eso.

-Kevin se quedó babeando. -Sebas soltó una risita y el azabache lo golpeó levemente con su codo.

-Sabía que no debía hacerle caso a Camila. -Angélica se abrazó con vergüenza y cuando se iba a ir, Kevin la tomó de la mano.

-Te ves hermosa.

-Alucinante diría yo -dijo Sebas y ella sonrió.

-Divina -Anyi le dio pulgar arriba. -Esa Camila tiene muy buen estilo.

-Gracias... -dijo ella y se sonrojó por tanto halago, algo que hizo a Kevin sonreír.

-Te ves muy hermosa. -El de cabellos negros tomó una de las manos de la ángel y la besó.

-¿De qué estaban hablando?-Preguntó mientras desvió su mirada ya que su sonrojo era muy notable.

-Anyi que nos quiere acompañar a la casa, pero Kevin no quiere -Sebas dijo y Kevin rodó sus ojos.

-No dije que no quería, dije que era raro que quisiera acompañarnos.

-¿Por que extraño? Ella es mi amiga.

-Está bien, puede venir con nosotros -dijo Kevin-, aunque aún no sabemos si vamos a ir a la heladería o por unas cervezas para celebrar.

-Estoy loca por una cerveza -dijo Anyi.

-No creo, no me gusta la bebida alcohólica.

-En eso estoy de acuerdo contigo -dijo Kevin quien aún no soltaba su mano.

-Aburridos -Anyi suspiró y Sebas rió, mirándola.

-¿Y si mejor todos vamos a casa de Angélica, pedimos pizza y, compramos helado y refrescos?

-¡Me apunto! -Gritó Angélica.

-¡Y yo! -Gritó Anyi.

Los chicos rieron, mirándolas, y todos bajaron las escaleras de la Universidad para tomar un taxi.

8:45 pm...

Era la hora que daba el reloj de la pared de casa de Angélica. Ya había pasado mucho desde que su pequeña celebración comenzó, por lo que la comida tirada en todos lados estaba siendo recogida por ella y el televisor que tenía una película estaba siendo apagado por Kevin.

-En serio me divertí mucho -dijo Anyi-. Pero ya debo irme.

-Yo te acompaño, ya es de noche. -Sebastián se levantó de uno de los sofás.

-Vauan tranquilos, yo ayudo a Angélica a ordenar todo.

-Nos vemos mañana, chicos. -Sonrió la castaña despidiéndose con la mano.

Tanto Anyi como Sebas salieron del departamento y Kevin y Angélica se quedaron limpiando.

-Oye, no hagas eso, te vas a caer -decía Kevin viendo como Angélica se subía en una silla para poder quitar una pedazo de pizza del techo.

Mejor que nadie quiera saber cómo llegó eso ahí.

-No me va a pasar nada -dijo Angélica e intentó despegar la pizza del techo, pero la silla se tambaleó.

-¡Cuidado!

Logró tomar la pizza y sacarla, pero sus pies pisaron mal y su cuerpo fue absorbido por la fuerza de gravedad.

-¡Ahhh!

Rápido, antes de que cayera al suelo, Kevin la agarró haciendo que cayera en sus brazos.

Un contraste de colores se formó cuando los ojos de Angélica y Kevin se cruzaron en una mirada que les llegó hasta el alma.

La vista de los ojos de Kevin bajó por el rostro, hasta los labios de Angélica. Tan pequeños que los labios del azabache se humedecieron solos.

Kevin se acercó con una intención clara, una que ya había sido interrumpida varias veces.

-Kevin...

Los labios de la castaña se abrieron levemente mientras su respiración se estaba descontrolando.

Kevin la bajó de sus brazos y la tomó de la cintura, acorralándola. Pero simplemente, el destino parecía no querer ese beso entre ellos.

Toques en la puerta los volvieron a interrumpir.

La puerta sonó unas tres veces e hizo que la castaña saliera de ese sueño y que el azabache gruñón se parara luego de separarse.

-¡Ya voy yo! -Angélica caminó a la puerta.

El joven Kevin se quedó atónito, algo molesto, pero repitiéndose por dentro:

"Tal vez no es el momento."

Esa chica la estaba volviendo loco. Necesitaba aire fresco y eso fue a tomar acercándose a la ventana.

Angélica abrió la puerta aún sonrojada por lo que casi sucedió.

-Hola, pequeña. -Fue a Adriel al que encontró parado frente a ella y quien entró sin antes ser invitado. Pero afortunadamente, cosas pasan cuando vas sin avisar a una casa.

La sonrisa de Adriel fue remplazada por un semblante frío y serio al ver a Kevin, el cual al voltearse para ver quién era, su mirada tomó un tono divertido.

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CAPÍTULO CON EDICIÓN CONCLUIDA

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