CAPITULO 10 : "Con chispas y chocolate"
Pequeña nota: Me gustaría dedicar la canción de arribaa todos mis lectores preciosos que aunque no son muchos, son especiales. Y que sepan que yo quiero ser como ustedes. ¡Los amo!
Aylena Rodríguez
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Capitulo 10
Sentado uno al lado del otro se encontraba Demon y Evanz, los cuales anotaban todo lo necesario mientras el profesor de filosofía vigilaba la clase con el cinema de Romeo y Julieta en la televisión.
Entre tanto silencio algunos murmuros empiezan a ser escuchados.
—Shh —el profesor dió con una regla varios golpecitos en la mesa como señal de silencio.
Pero como siempre hay personas que no se callan ni porque les cosan la boca.
—Angélica —en un susurro muy bajo Demon intentaba llamar la atención de la castaña que se sentaba a su lado.
—¿Qué pasa? —respondió bajito y rápidamente al ver que el profesor se aproximaba devolvieron su mirada a los cuadernos y se hicieron los que escribían.
Cuando este se volvió a alejar se volvieron a mirar —¿Cuál es tu helado favor?
—¿En serio me preguntas eso? —Angélica soltó una risa pequeña.
—Anda, dime.
La castaña puso su dedo índice en el mentón dando a entender que lo estaba pensando.
—Chispas y chocolate.
La mirada de Kevin la miró triste al mencionar ese sabor de helado.
—¿Dije algo malo? —Angélica quiso tomar su mano pero este la bajó de la mesa.
—Ese era el sabor predilecto de Sofía.
Fue lo único que hizo falta salir de sus labios para que Angélica tomará su mano aunque a él le incomodara el contacto físico.
—Tu hermanita está orgullosa de que la recuerdes cada día créeme. Fuiste un grandioso hermano. Pero en el libro de la vida las cosas pasan por algo y nadie puede escapar de su destino.
Él se le había quedado mirando, Angélica se lo estaba ganando poco a poco y eso era bueno.
—¿Crees que sea capaz de encontrar mi luz al final de de el túnel? —Él le pregunto y ella asintió.
—Donde oscuridad hay, siempre un rayito de luz se cuela.
El sonrió y besó la mejilla de la castaña lo que hizo que los colores le subieran. Kevin rió levemente al verla. Hasta que recibió un leve golpe con la regla del profesor que lo miraba de manera seria, dando palmadas con su regla en una de sus manos.
—¿Algo que quiera compartir con la clase?
—No señor, perdón señor —Kevin se disculpa eliminando su sonrisa.
—Bien
El profesor se va mientras dos manos seguían agarradas y entrelazadas debajo de una mesa.
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Las horas empiezan a pasar acompañados de la matemáticas, la física y la geografía, hasta llegar la hora de salida. Sebastián, Angélica y Kevin bajan riendo por las escaleras de la Universidad.
—En verdad no puedo creer que tengamos examen la próxima semana —Angélica se abrazó al brazo de Sebas.
—Es verdad, odio la Universidad.
—Déjala pues —Dijo Kevin cargando su mochila y la de Angélica.
—¿Estás loco? —Sebastián lo Miró —¿Luego quién me va a comprar mi Ferrari, estúpido?
Angélica y Kevin se echaron a reir a carcajadas.
—Oigan, no se rían, luego no los voy a llevar a pasear en mi auto.
—Es que... ¿Es en serio? —Kevin lo miró —¿Un Ferrari?
—Tal vez si lucha lo suficiente sí lo logre.
—¿Ves tío? —Sebas abrazó el cuello de la castaña —Ya estoy empezando a quererla para mi solo.
—Ella no es de nadie, así que mejor suéltala —Kevin tomó la mano de Angélica jalandola hacia el. Haciéndola caminar a su lado con los dedos entrelazados. —Mejor vamos por el helado, Angélica es interesante e inteligente. Seguro saca la mejor nota de el salón.
—¿Tú crees? —preguntó Angélica.
—No, no creo —Kevin sonríe para ella —estoy seguro de ello.
Los tres salieron de ahí y se fueron bromeando entre sí aunque Kevin nunca soltó la mano de Angélica.
En lo lejos se veía a Adriel enfadado, apretaba su puños a los lados haciendo que sus nudillos se pusieran blancos.
—Calma Adriel —Se decía el mismo para controlarse —Llegará tu momento, y cuando eso pase nada podrá detenerte.
El rubio se quedó mirando al grupo de tres hasta que ya no los vio cuando doblaron por una calle.
—Angélica es mía y tú me las vas a pagar, Kevin Demon.
Al voltearse vio a la pelirroja tras de él.
—No, Adriel, no lo hagas —el rubio la miró.
—No te metas en mis asuntos, Camila. No te quieres volver mi enemiga.
—¿Me estás amenazando?
—Te estoy advirtiendo —Los ojos de Adriel se tornaron negros por un momento como si de un demonio se tratara.
—A-adriel t-tus ojos —la pelirroja lo miró asustada y este agarró su cuello.
—Obedecerme es tu única opción si no te quieres ir a la mierda conmigo.
—A-Adriel, para, me lastimas —Los ojos de Camila reflejaban miedo.
Este la soltó dejándola caer arrodillada al suelo y sus ojos volvieron a su color normal.
—Mejor ya vámonos —dijo dando un suspiro de cansancio para luego empezar a caminar, dejándola a ella tirada aún intentando recuperar el aire.
Adriel tomó por detrás de un callejón de la universidad y se desapareció en la oscuridad.
—Está loco.
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En la heladería estaban dos chicos hablando entre si. Uno tenía la piel más oscura que el otro, pero su sonrisa iluminaba hasta la misma oscuridad del infierno.
El otro chico no sonreía mucho, pero tenía un rostro alegre con unos ojazos color verdes que te hacían querer mirarlos todo el día de lo hermosos que eran.
—¡Ahs! Jordán, no puede ser que el guitarrista renunciara a estas alturas —El moreno se veía algo frustrado mientras atendía la llamada entrante a su móvil —¡¿qué?! —se levantó de la silla —¿Cómo que ella también?
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CAPITULO CON EDICIÓN CONCLUIDA
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