》Once《
Abrimos la puerta y nuestra boca cayó de golpe al suelo. Nuestros ojos estuvieron a punto de salir volando por las cuencas de nuestra cara.
— Oh... dios... —murmuró _________ con una enorme sonrisa en el rostro.
Segundos más tarde, todos entrábamos como locos en donde sería nuestro apartamento por los próximos tres días.
Había rentado un apartamento, en lugar de una habitación de hotel, ya que bueno... quería que fuese especial para ________. Eso era antes de que medio mundo decidiera auto invitarse.
Seguía maravillado por el lugar. Había sala, cocina, comedor, una estancia al aire libre e incluso una hamaca. ¡Era Perfecto!
— ¡Pido la habitación más grande! —entre corriendo.
— ¡No! ¡Yo la pedí primero! —replicó Alonso.
— No es cierto, yo lo dije primero, ¡ASÍ QUE ES MÍA Y GANÉ!
— ¡Que no! —chillo molesto.— ¡Fernanda dile algo! —suplicó como un niño, mientras fruncía el ceño.
— ¿Cuándo van a madurar? —susurró ella rodando los ojos y dejándonos a ambos solos en la pelea.
— ¡Como quiera te gane! —le exclamé victorioso.
Finalmente el rubio sólo hizo una mueca y me saco la lengua para irse a otro lado. Fue en ese momento cuando me dí cuenta de la ridícula e inmadura escena que había hecho.
__________ estaba en la estancia de afuera disfrutando de la maravillosa vista al mar, no pude evitar sonreír.
Fui hasta ella y me recargue junto a ella en la barandilla de metal, echándole una ojeada al mar. No podría esperar a ir a nadar.
— ¿Es lo que esperabas? —pregunté rompiendo el silencio.
Ella giró la cabeza para mirarme y una sonrisa deslumbrante apareció en su rostro, haciendo que mi corazón se agitara más de lo normal.
— ¡Es incluso mejor! —exclamó pasando sus brazos por mi cuello, atrapándome en un abrazo del que no quería salir jamás.
Las puntas de su corto cabello volaron sobre mi rostro, provocándome cosquillas. Inhale con fuerza y una oleada de su maravilloso olor invadió mis fosas nasales.
— Ya puedes soltarme, Jos... —ininterrumpio ella intentando no reír. Ni siquiera había notado que ya había pasado unos minutos y yo seguí abrazado a ella.
— Lo siento —me separé al instante y rasque mi nuca con algo de timidez.
— ¿Crees que te gustaría ir conmigo a la playa más tarde? —pregunté mordiendo mi labio por dentro, deseando con todas mis fuerzas que dijera si.
Miró nuevamente al mar y luego me miró a mi, con una sonrisa divertida. La miraba más feliz desde el momento en el que nuestros pies habían tocado el suelo australiano. Y su felicidad, era la mía.
— ¡Sabes que si! No me perdería por nada una caminata por la playa. — soltó con un notable tono alegre.
Comienzo a creer que estoy viviendo un sueño...
Ambos regresamos con los demás. Entonces Fernanda fue hasta mi con una cara divertida, e inconscientemente fruncí el ceño, preguntándome de que se trataba.
— Jos hay un problema. —dijo ella, una vez cerca de mi. Mi rostro mostraba una total confusión, por lo que la dejé proseguir.— Sólo hay dos habitaciones.
Oh no...
Por poco y lo había olvidado. Claro que sólo habría dos habitaciones, era el único apartamento con ese número de piezas, aunque originalmente quería sólo una, ahora deseaba que fueran más.
— Carajo... —murmuré.— Lo había olvidado.
Fernanda seguía sonriendo maliciosamente y eso me seguía teniendo confundido. No le entendía la gracia o el chiste, más sin embargo ella parecía saberlo al derecho y al revés.
— ¿Te alegra saber que unos deberán dormir en el sofá? —pregunté buscando una respuesta a su desconocida sonrisa.
— Jos. —susurró ella para que sólo yo escuchara.— Yo dormiré en la segunda habitación, es una cama simple de una persona. Alonso y Ethan en la sala... la habitación más grande está hecha para dos personas... ¿entiendes o eres un completo retrasado?
Y mis ojos se abrieron poco a poco, mientras una sonrisa maliciosa se formaba en mis labios. Ahora seguramente me miraba como ella hace unos segundos.
Nos echamos miradas cómplices y ambos fuimos hasta _______, quién ahora estaba sentada en el sofá de la sala, cambiando los canales con una notable energía.
Me senté junto a ella. Y Fernanda alzó y bajo ambas cejas repetidamente.
Preferí no comentarle nada por ahora, hasta que llegara la noche, así no tendría más opción.
— ¿Qué haces? —pregunté mirándola divertido.
— Miró televisión... ¡Los canales son incluso mejor aquí! —soltó ella sin creerlo.
— Bueno... —comenzó.— Las princesas merecen lo mejor.
Ella me miró y se encogió en su asiento, intentando ocultar sus mejillas rojas.
— Sabes acabo de recordar algo. —comente.
— ¿Qué cosa?
Hubo un pequeño silencio. Entonces sin siquiera saber el porqué, me lance como una fiera, y comencé a hacer cosquillas en su vientre, quedando ella envuelta en carcajadas y retorciéndose en el sofá, mientras yo estaba —casi sobre ella— esquivando sus manotazos para que para.
— ¡Basta, Jos... Jos! —formuló entre risas estruendosas, yo no podía parar de reír tampoco.
Pero finalmente me detuve y ella acabó completamente agitada, con algunos cabellos pegados a la cara. Y me di cuenta que ahora estábamos bastante cerca, nuestras respiraciones se encontraron. Y esa sensación de querer besarla me ataco por la espalda, logrando únicamente que me alejara inmediatamente.
No quería causarle problemas con Ethan... o tal vez si... pero no ahora.
Hubo un silencio aniquilador por unos momentos, únicamente con el sonido de las caricaturas de fondo. Era increíble como de estar riendo a carcajadas, ahora estábamos serios, mirando a la televisión, con un espacio de distancia entre nosotros.
Embarré mis manos sudorosas contra la mezclilla de mi pantalón, y mordí mi labio por dentro.
— Chicos, iremos por algo de comer, ¿Van a... —Fernanda había irrumpido en la sala, y se había quedado confundida cuando nos miró tan serios y callados.— ¿Qué pasa con ustedes? ¿Tienen problemas de bipolaridad o algo así? Hace un segundo juro que escuchaba sus risas por todas partes y ahora nada. —más sin embargo ninguno dijo ni una sola palabra. Fernanda soltó una bocanada de aire y rodó los ojos.— Como sea, iremos a buscar algo de comida, ¿Quieren ir? —habló desinteresadamente.
— Si —soltamos ______ y yo al unísono. Esto sólo se ponía más y más incómodo.
— ¿Y no piensan cambiarse? Hace calor aquí, ¿recuerdan? ¿O están muy ocupados ocultando su amor que ni siquiera han notado el clima?
Tenía razón, ahora que lo recordaba. Comenzaba a sudar por la elevada temperatura. Era como si estando con ______ no pudiera ni siquiera sentir algo tan básico como: el calor.
— Si —volvimos a soltar al unísono y eso sólo logró ponerme los pelos de punta.
Fernanda nos miró con recelo, intentando averiguar lo que ocurría, pero sólo se limitó a regresar a su habitación, no sin antes llamarnos raros.
Antes de que el silencio pudiera inundar la sala, me puse de pie rápidamente, listo para ir a buscar algo de ropa para combatir el terrible calor que ahora sentía por todo el cuerpo.
— Bueno, iré a cambiarme —avise y ella asintió con una sonrisa ligera sobre los labios.
Cuando estaba por desaparecer por una de las habitaciones, escuché su voz llamarme, enseguida me giré, sorprendido porque ella quisiera hablar conmigo.
— ¿Si? —conteste.
Ella pareció tener una batalla interna sobre algo, por lo que apretó sus labios y me miró unos segundos sin decir nada. Pero finalmente negó con la cabeza.
— Olvídalo. —musitó ella.
Fruncí el ceño.
— Puedes decirme.
Ella suspiró, estaba negada a hacerlo, quizás porque la parte que deseaba no decir nada, había resultado ganadora en su discusión interna.
— ¿A que hora iremos a la playa? —preguntó claramente mintiendo sobre que esa era su única duda.
No quise insistir más y le ofrecí una sonrisa.
— Cuando regresemos, si quieres. —dije sonando tan tranquilo que hasta yo me sorprendí. Ella volvió a asentir y finalmente entre en mi habitación.
Momentos más tarde, estábamos caminando entre las maravillosas y transitadas calles de Australia. Mirando los increíbles lugares que había por ahí, a las personas y turistas, y aún logrando escuchar el sonido del mar.
________ caminaba emocionada, mirando a todas partes como una niña. Y debo decir que con solo mirarla comenzaba a sentir... cosas... cosas allá abajo. ¡Y como no lo iba a sentir! Llevaba puesto unos shorts cortos de mezclilla que marcaban sus atributos y dejaban ver lo hermosas que eran sus piernas, además de que la blusa de tirantes que portaba no ayudaba mucho.
Trague saliva, intentando controlarme al menos sólo un poco.
— ¿Qué les parece el Shark's Burguer? —cuestionó Alonso, apuntando a un restaurante con el logo de un "amistoso" tiburón devorando una hamburguesa.
— Se ve bien. —dijo Fernanda convencida, pues había pasado los últimos treinta minutos negándose a cualquier otra oferta de comida que los demás le habían dicho.— Si, comamos ahí.
Ambos caminamos hasta el lugar, cruzando la calle rápidamente cuando el semáforo había cambiado a verde.
Entramos y una oleada de frío invadió nuestros cuerpos, sintiendo una gran satisfacción. Afuera hacia un calor terrible, incluso había algunos chicos caminando por la calle sin camiseta, entre ellos, estaba Ethan.
Pedimos algo de comer y nos sentamos en una de las mesas junto a la ventana, a petición de _______.
Enseguida trajeron la comida, y Alonso y yo estábamos especialmente emocionados, pues habíamos comprado un juguete especial.
La chica que nos atendía y todos los demás en la mesa, nos miraron extrañados cuando Alonso, con su tiburón, y yo, con mi dinosaurio, comenzábamos a hacer una pelea sangrienta y violenta, mientras hacíamos sonidos y rugidos "estruendosos".
— Ejem... —carraspeó Fernanda, y ambos la miramos sin saber que ocurría, abríos los ojos y nos dio a entender que controláramos nuestra inmadurez.
Al instante guardamos estros juguetes con algo de decepción. La chica que había dejado la comida de ________ en la mesa, me miró con una sonrisa traviesa y me guiño un ojo, le sonreí inconscientemente.
_______ lo notó todo.
Y por la manera en la que miró a la chica y por la forma en la que tomó violentamente su hamburguesa con queso extra, supe que estaba molesta y celosa. Lo cual era fantástico.
Miré como comía su comida en silencio mientras los demás platicaban y reían. Ella estaba enfadada y lo sabía.
— ¿Estas bien? —le pregunté en un susurro, agachando la cabeza para acercarme más a ella.
— Lo estoy. Estoy perfectamente. ¿Entendiste, Jos? —soltó con rabia.
Su mano apretaba cada vez con más fuerza su bebida, estaba a punto de reventar, y ella ni siquiera lo había notado.
— ¿Segura? porque por lo que veo estás estrangulando a tu limonada. —destaque.
Ella miró hacia su mano rodeando el recipiente abollado y enseguida lo soltó, volviendo a mirarme, esta vez con menos enojo.
— Lo siento. No sé... no sé qué me pasa últimamente. —dijo finalmente para volver a comer.
La miré unos segundos más antes de regresar mi vista a mi hamburguesa, pensando que las personas se ponen celosas cuando... cuando alguien coquetea con quién les gusta, ¿no?
Estaba segura que eso ocurría con ________. Porque es lo que ocurría conmigo cada que la veía con Ethan.
No volvimos a cruzar palabra alguna durante toda la comida. Hablamos con los demás y reímos, más sin embargo, si intercambiábamos miradas de vez en cuando.
Eventualmente, terminamos con la comida y caminamos un poco más por las calles, conociendo lugares y comprando alguna que otra cosa pequeña.
Al regresar al apartamento, pude notar por el ventanal que daba a la estancia de afuera, que el Sol comenzaba a esconderse. Inmediatamente me metí en mi habitación y me puse el primer traje de baño que encontré entre mis cosas.
Cuando estuve a punto de salir, recordé a _______. Ella quería ir a la playa también. Sólo espero que no siga molesta.
— ¿________? —la llamé, esperando a que respondiera. Entre en la cocina después de no encontrarla en las otras habitaciones, y me quede quieto frente a la escena que estaba frente a mi.
_________ estaba sentada en la mesa, con Ethan entre sus piernas, devorando los labios de mi chica, e intentando quitarle la blusa a esta.
Mis puños se cerraron tan bruscamente que creí que me lanzaría sobre Ethan, más sin embargo sólo me quede de pie, encajando mis uñas en las Palmas de mis manos.
— ¿Iremos o no? —llegó Alonso junto a mi, y entonces una mueca de espanto se formó en su rostro.
Esta vez ________ y Ethan nos habían escuchado, o más bien, habían escuchado a Alonso. Ethan parecía apenado por la situación, mientras que _________ no mostraba ninguna otra expresión más que frialdad.
Ambos nos retamos con la mirada, y eso sólo hizo que el ambiente se volviera más tenso.
— Amm... supongo que... no querrán ir a la playa, ¿ah? —interrumpió Alonso con una tos falsa.
— No, no quieren. Vámonos Alonso. —dije enseguida con un tono mordaz. Mientras que el rubio me miraba sin saber que hacer.
— Yo quiero ir. —habló _______.
— ¿Segura? ¿No estás ocupada? —hablé refiriéndome a la escena anterior.
— No, Jos. —dijo tan secamente al pasar de largo junto a mi, incluso golpeando mi hombro con el suyo.
Apreté mis labios al cruzar la mirada con Ethan, quien seguía sin hacer nada en la esquina.
Los tres salimos sin decir ni una sola palabra, y no es como que quisiera hacerlo.
Al sentir la arena en mis pies supe que habíamos llegado, pues es que ni siquiera había puesto atención al camino. Las olas del mar chocaban entre sí, provocando un sonido relajante.
Nos quedamos de pie frente al mar, mirando como un montón de tontos. Pero que podíamos hacer, _______ y yo estábamos enfadados y Alonso estaba en un ataque de crisis.
— ¿Se van a quedar ahí parados todo el día? —pregunté llamando la atención de el par.
Sin decir o hacer algo más, deslice mi camiseta por mi torso para después pasarla por mi cabeza, y quedar únicamente con el short largo.
Deje mi camiseta en el suelo, y antes de poder sentir el agua del mar en mis pies, _______ salió corriendo por un lado mío entrando al agua antes que yo.
Y por Dios, el bikini que traía puesto hacía que tu mente comenzara a pensar por sí sola. Y es que mi boca cayó al suelo cuando mi mirada viajó un segundo por la espalda baja de ________, hasta llegar a su trasero.
Un hermoso y glorioso trasero.
Por un momento casi olvido lo ocurrido en el apartamento. Entre en el agua, seguido por Alonso y nos adentramos poco a poco a las profundidades del mar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro