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Navidad

Los días pasaron rápido, los padres de Zeth, a pesar de que no se quedaron en la casa, vienen a diario, me encargo de supervisar los ejercicios de recuperación de Zeth, y a pesar de los reproches de Louisa, la esposa de Donovan, soy yo la que se encarga de todo lo que tiene que ver con la alimentación de Zeth, lo cual me tiene tranquila, ya que me encargo de darle vitaminas y proteínas naturales.

Por otra parte, he continuado con mi psicólogo, las sesiones son cada dos días, debido a mi petición, nos encerramos casi una hora con cuarenta minutos, recuerdo que cuando comencé las sesiones solo me quedaba sentada frente al computador y el psicólogo se disponía a estar ahí, respetando mi espacio, ahora que podemos hablar cara a cara me siento más libre de expresarme, pero aún hay temas de lo que no hablo, ya que no quiero volver a recordar, como lo es el día de mi rescate, ese día está bloqueado en mí, la mayoría de lo que pasó mi mente lo absorbió, y está casi olvidado para mí.

Aparte de todo lo que he ayudado a Zeth, también me encargo de fortalecerme mental y físicamente, levantándome temprano a entrenar y manteniendo la cabeza ocupada durante todo el día, para no darle chance a los pensamientos negativos de que entren en mí.

-Hora de la cena –digo entrando a la habitación de Zeth, quien se encuentra en la cama con la computadora, trabajando con la mano que puede mover, ya que la otra la tiene estática gracias al cabestrillo que debe usar.

La bandeja con comida que llevo en las manos, lo hace voltear lamiéndose los labios, le prepare una carne para hamburguesa de pollo, ya que debe de comer proteínas mañana tarde y noche, para que su cuerpo se recupere más rápido y una ensalada con verduras cocidas a un punto medio, para que no pierdan sus nutrientes.

-Muchas gracias –dice mientras le dejo la bandeja sobre sus piernas, después que quito su computadora.

Destapo el plato, revelando la comida y se ríe, ya que como lo debo de ayudar a comer me aseguró de hacerlo divertido, poniéndole caritas divertidas a la comida, y está vez hice un payaso con la hamburguesa y la ensalada, poniéndole la nariz roja con salsa de tomate, los ojos con mostaza y la boca con un pimiento.

Parto la hamburguesa y tomo un pedazo de ella con algo de lechuga y finjo ser un avión de combate, haciendo los ruidos del motor, luego, cuando voy llegando a su boca, simulo disparos y al meter el tenedor hago el ruido de una explosión.

-Deberían de contratarme en el "equipo Foley" de alguna película de acción, imagínate –digo mientras el evita reírse para no escupir la comida.

Le termino de dar de comer entre bromas y me bajo limpiar lo que ensucie en la cocina, que yo le dé de comer en la boca no es necesario, ya que él pude hacerlo solo, pero a ambos nos gusta, así que lo volvimos algo nuestro, y que solo hacemos en la habitación.

-Hola cariño –dice Louisa al verme entrar a la cocina con la bandeja –deja eso ahí.

-Yo puedo encargarme –digo tratando de pasar, pero la mujer me quita la bandeja, dejando en claro quién manda y decido no refutar, para no crear una batalla campal por lavar los trastes.

-Kaira, unos jóvenes la esperan en la sala –dice Donovan entrando a la cocina.

-Gracias –digo, limpiándome las manos.

Salgo de la cocina, Adam ya me había avisado sobre la visita, por lo que no me asombra, cuando llego a la sala, Zeth ya está saludando a nuestros compañeros, con sumo cuidado, para no lastimarse, y obviamente Logan es el primero en fijarse en mí, llegando a abrazarme, solo para molestar a Zeth y Carter, quien cuando nota que estoy comienza a llorar.

-Chantajista –dice su mamá, mientras se acerca a saludarme y darme a mi sobrino, quien se calma en mis brazos.

-Bueno, a que se debe la visita –digo cuando los saludos terminan y todos estamos sentados en los muebles.

-Por mañana –dice Samanta, con obviedad, pero sigo sin entender.

-Navidad –la secunda América, y se me prende el foco.

- ¿Es hoy? –pregunto al estar perdida en las fechas y todo se ríen de mí.

-Mañana –responde Nickolas, mientras le saca un eructo a Louis.

-Bien, ¿Cuál es el plan? –pregunta Logan, y las propuestas comienzan a surgir.

-Carnes asadas.

-Vamos a un restaurante.

-Vámonos a un hotel.

-Vamos a un bar –propongo, ya que todos están dando su opinión.

-No vuelvo ir nunca a un bar –dice Adam, recordándome la forma en que baile con Zeth la última vez que fuimos.

-Si quieren, pueden venir a la casa, contrato un servicio de bufet –dice Zeth, y todos murmuran a favor.

Tardan más de dos horas hablando sobre diversos temas, Nickolas y Rox son los primeros en marcharse, por sus bebés, y después poco a poco, se van marchando los demás, dejándonos de nuevo en el silencio que estamos acostumbrados, quedamos en invitar a Benedic, y a algunos familiares de cada uno, para que sea una noche en donde todos estemos juntos.

-Vamos a la cama –me pide Zeth cansado, así que me levanto y lo sigo a nuestra habitación.

Entramos y antes de acostarnos, obviamente hacemos nuestra rutina de noche, o al menos yo, ya que la de él solo consiste en lavarse los dientes, mientras que la mía es desmaquillarme, lavarme la cara, lavarme los dientes, ponerme cremas, ponerme protectores y mascarillas, lo que me lleva más de cuarenta y cinco minutos, cuando salgo Zeth ya está adormitado, solo se mueve cuando me acuesto en la cama, para abrazarme con su brazo bueno, el cansancio es tanto en mí, que no tardo nada en quedarme dormida.

La madre de Zeth llego a las 8 de la mañana a la casa, por lo que tuve que bañarme y arreglarme rápido, ya que estaba sudada, por mi ejercicio matutino, y otras cosas de las que me estaba encargando, después de eso me pase con ella la mayor parte del tiempo, encargando cosas a ultimo tiempo para la cena, la decoración y comida nos lleva más de dos horas en decidirnos que es lo que queremos, y ahora, por fin tengo cinco minutos sola, anhelando nicotina, ya que mis nervios están al máximo.

-Amos, ¿te encuentras bien? –pregunta Zeth, saliendo al balcón del segundo piso, en donde me encuentro, viendo el patio de su casa, tratando de pensar que todo saldrá bien y obviamente, evitando fumar, ya que no creo que a su madre le agrade.

-Es solo que, no he tenido tanta felicidad en tanto tiempo, que me cuesta creer que esté pasando –confieso, sin dejar de mirar lo verde y bien podado que está su patio.

-Te tengo una sorpresa –dice y por fin me enfoco en él, admirando lo hermoso que se ve, es la primera vez desde su operación que usa una camisa de planchar, por lo que me permito deleitarlo.

- ¿Cuál sorpresa? –pregunto, y sin querer mi voz sale más deseosa de lo que esperaba.

-Acompáñame y sabrás –responde, y agradezco que haya ignorado mi calentura.

Entramos nuevamente y bajamos las escaleras, de manera lenta, como si me lo hiciera a propósito, ya que sabe que soy muy desesperada, no veo nada diferente en la sala, por lo que sigo de su brazo cuando me saca de la casa, en donde grito y salgo corriendo a abrazar a mi bebé.

Princesa también se emociona al verme y me comienza a lamer, y mover la cola de manera apresurada, me levanto, y antes de moverme, me estiro y la cargo, recordando lo mucho que le gusta, ya que cuando se quedó conmigo, lloraba para estar en mis brazos.

-Te dejo en claro que, si hay divorcio, ella, se va conmigo –le amenazo juguetonamente a Zeth, quien ve con reprobación el que este cargando a la perra, cosa que ignoro, entrando a la casa nuevamente –gracias por traerla –le digo dándole un beso en la mejilla, y la perra aprovecha para hacer lo mismo.

-No la mal eduques, acaba de regresar de entrenamiento –me regaña.

-Es mi perra y voy a hacer lo que quiera con ella –digo haciendo caso omiso a sus palabras.

Me dura poco el gusto de jugar con ella, ya que Scarlet me vuelve a necesitar, para que escojamos la música que habrá, lo que me hace sentir asfixiada en todo esto, me siento como la Señora James y es algo con lo que aún no puedo, ósea, sí, pero no soy el tipo de mujer que se queda en la casa, vigilando que todo esté perfecto, y así me siento ahora.

-Hubiéramos ido a un bar –murmuro, mientras la madre de Zeth me hace recomendaciones de música para la comida.

- ¿Tu qué opinas? –dice Scarlet, haciéndome mirar la pantalla en donde están las opciones.

-Música clásica navideña para la cena, me gusta el cuarteto de cuerdas, hay que preguntar si están disponibles –digo escogiendo la tercera opción que me mostro.

-Excelente –dice aprobando mi respuesta –me marcho, tengo que ir al salón a arreglarme, y tú has de estar cansada.

-Nos vemos luego –le respondo dándole un beso en la mejilla, cuando me la ofrece para despedirse.

Camino con ella, hasta la puerta de la casa y espero a que se marche, con su chofer, todo mi cuerpo se destensa cuando está fuera de mi vista, no es que me caiga mal, solo que mi madre o Nickolas serían mejor compañía que yo.

Me regreso a la recamara, pero no me puedo acostar, ya que son las 4 de la tarde, y la persona que me va a maquillar y peinar llegara en una hora, así que me toca meterme a bañar. Dejo que el agua se lleve mi estrés, y me permito relajarme, estoy en mi territorio, así que estoy segura, Persy no intentará algo en estos momentos, y Park está buscando a alguien que tenemos resguardado bajo la mayor seguridad que puede existir, así que puedo permitirme relajarme las próximas semanas, y regresar a lo que me hace feliz, FMCE.

Antes de que me dé cuenta estoy llorando, termino de bañarme y salgo envuelta del baño, dirigiéndome al vestidor, en donde mi pongo ropa fácil de quitar, y elijo el vestido que me pondré, el que me maquillen y peinen fue insistencia de Rox y las chicas, por lo que no pude negarme. Una vez vestida bajo y las chicas ya me están esperando, los estilistas ya llegaron, y están montando su estudio en la sala, me alegra que Scarlet no esté, porque se muere.

-Me gusta verte sonreír –dice Zeth llegando a mí y dándome un beso en los labios.

-No lo hago muy seguido ¿verdad? –le pregunto mirándolo a los ojos.

-No, la verdad, no, siempre estas frunciendo el ceño –responde dándome otro beso, pero esta vez en la frente.

-Siempre estoy preocupada –digo intentando que suene a broma.

-Pero ya estás segura –afirma, e intento creerle.

Su cabestrillo no nos permite abrazarnos a como quisiéramos, pero es mejor, ya que puedo dominarlo, ya que solo le funciona una mano, así que lo beso a mi manera, con él solo pudiéndome tocar la cintura, mientras yo me deleito pasando mis manos por sus brazos y espalda, sintiendo los músculos y...

-No antojes –se burla Rox, recordándome que están ahí.

-Envidiosa –le respondo sacándole la lengua en un gesto muy infantil –Nos vemos en un rato –me despido de Zeth y le doy un último beso.

Saludo a las chicas y me percato que Marina Díaz también está, la incomodidad que percibo de ella, me hace sentarme a su lado, ambas nos que damos en silencio, mientras escucho todas las tonterías que dicen mis amigas.

-Bien, y ¿Qué se siente ser la señora James? –pregunta Samantha haciendo que me mueva un poco, causando la desaprobación de la persona que me está maquillando.

-No digas eso –le respondo.

-Vaya, pusiste la cara como si te hubiera dicho que encontré un cadáver en tu sótano –dice riéndose.

-Es cierto –concuerda América.

-No es eso, me tomaste por sorpresa, a parte, soy Kaira O'connor, solamente –me defiendo.

-Pero, tienen pensado casarse, ¿verdad? –pregunta Rox, haciendo que todos se callen y me miren, hasta las personas que nos están arreglando, se quedaron estáticas.

-No hemos hablado el tema –miento, recordando que hace dos noches tuvimos una conversación sobre, eso.

-Pero, te pidió matrimonio –insiste Samantha –tienes un anillo.

-Queremos llevar las cosas despacio, somos muy jóvenes, tal vez en tres años –digo, pero en la Milicia te casas joven o mueres solo.

-¿En tres años? Yo ya compré el vestido –dice Rox fingiendo estar ofendida, pero creo por su cara que lo del vestido es real.

-A parte, me gusta mi apellido, no sé si sea capaz de cambiármelo –sigo sacando puntos, como si intentara defender algo.

-Apoyo eso –dice Rox, ya que desde hace un par de meses ella es Rox O'connor.

-Kaira James –dice América, como si estuviera promocionando una película.

-Tu qué opinas, Marina –digo tratando de meterla a la conversación, ya que ha estado muy cayada.

-Creo que lo hará cuando esté lista, ya que no es una decisión fácil unir tu vida a la de alguien más, menos aquí, en donde un día estamos y al otro no –dice, dejándome cayada, ante su respuesta.

Una hora después estamos casi listas, solo falta los vestidos, pero nos los pondremos hasta que estén por llegar los invitados, así que decidimos tomar vino y comer pizza en la cocina, mientras continuamos con la plática, en donde las horas se nos van rápido.

-Es extraño que hayas aceptado a rentar un banquete –dice Rox, quien toma agua, ya que al estar amamantando no puede ingerir alcohol –siempre cocinas tú, Zeth no conocerá tu sabor navideño.

-Sí, pero cocino para 10 invitados, ahora serán 58, pero, tengo una sorpresa –digo dejando mi copa en la tabla y camino al horno, que la abrirlo revela las 6 tartas que hice.

- ¿A qué hora hiciste eso? –pregunta Samantha desconfiando de mí.

-A las 5 de la mañana comencé a prepararlas, y le pedí a Louisa que las metiera al horno.

-Acaso eres Superman –dice América achispada por el alcohol, haciendo reír a todas.

-Tal vez –respondo, haciendo que abra los ojos con sorpresa, Samantha le retira la botella de vino, para que no tome más.

Donovan se encarga de recibir y verificar que todo lo que se encargó venga en perfecto estado, y nos vemos obligadas a irnos de la cocina, cuando los cocinaros y meseros que contratamos llegan, por lo que las chicas se van a la habitación que les día para que se cambiaran y yo me meto a la de Zeth.

Quien está saliendo del baño, detrás de una nube de vapor, con una toalla envuelta en la cintura, y me es inevitable no recorrerlo con la mirada, digo, quien se reusaría a mirar eso, Zeth se queda quieto, y me da risa el pensar que parezco una leona acechando a el venado que está apunto de comerse, vaya imaginación, creo que el alcohol también hizo efecto en mí.

-Te ves hermosa –dice caminando hacia mí.

-Tengo que arreglarme –digo pasándole, por un lado, evitando su cercanía.

Me meto al vestidor y me coloco el vestido que voy a usar, hasta que ocurre un accidente, intento por segunda vez, y nada, otra más, otra, otra, otra... y, el peor sonido que puede escuchar una mujer antes de salir de fiesta, retumba en mis oídos.

- ¡ZETH! –grito, llamando al hombre que no tarda en entrar a la habitación.

- ¿Te paso algo? –pregunta Zeth asustado.

-El cierre del vestido, se rompió –digo entrando en pánico.

-Déjame intentar –me pide, y no me niego, pero no soluciona nada.

El cansancio, alcohol y estrés, hacen de su parte, dándome ganas de llorar, que trato de evitar, para que no se me arruine el maquillaje, salgo del armario y me tiro en la cama, reviso el reloj, y este, marca las 11:30, por lo que me rindo, no me puedo quitar el maldito vestido.

-Kaira, desde hace días has estado algo, sensible, ¿Qué pasa? –pregunta Zeth, sentándose a mi lado.

-No quiero hablar de eso –digo, sin poder aguantar más, y comenzando a llorar, sin importarme si arruino el maquillaje.

-Cariño, ¿Qué pasa? –insiste.

-Es que, por más que intento, no puedo relajarme, he estado feliz durante los últimos días, hoy tome vino con mis amigas, mientras platicamos, ¡vino!, sabes desde hace cuánto deseaba esto, pero no puedo, ahora que lo tengo no puedo relajarme, cada parte de mí, se mantiene alerta, día y noche, es demasiado –me confieso.

-No tienes que hacerlo, no tienes que sentirte bien todos los días, te entiendo, somos seres humanos, vivimos de los errores, pero si erras si prefieres vivir mal, a luchar por tu bienestar –dice y siento un nudo en la garganta.

Estos días he estado tratando de hacerme creer que estoy bien, que no he estado con Zeth por lo que paso, pero la realidad es diferente, me he negado la felicidad, me he castigado por todo lo que ha pasado, y ya estoy harta.

-No quiero bajar –informo, mientras me pongo de pie y voy al cuarto de baño, lista para desmaquillarme, pero cambio de idea, al ver Zeth.

-Voy a informar a los invitados que estás indispuesta y regreso con helado –dice, lo ayudo a terminar de vestirse y se marcha, dejándome sola.

Me miro en el espejo y relajo los hombros, me quito el vestido a tirones, haciéndolo una bola y tirándolo a la basura, me quito el peinado, sintiendo menos dolor en mi cabeza, camino rápido al vestidor y tomo la lencería que me regalo Rox por mi cumpleaños.

Regreso al baño y me la coloco, la imagen en el espejo me sube la autoestima en un mil por ciento, con las manos me acomodo el cabello, y me acomodo bien la lencería, no me contengo, al salir y tomar el celular de Zeth, para dejarle unas fotos, que lleve a sus viajes.

-Cariño, traje helado y algo de tarta –dice Zeth –¿todo bien ahí a dentro? –pregunta, y se escucha preocupado.

-Todo muy bien –digo.

Abro la puerta, recostándome en el marco, haciendo una pose sensual que lo deja con la boca abierta, camino hacia él, y lo empujo a la cama, haciendo que me admire, sus ojos recorren todo mi cuerpo, dejando una sensación calidad, en cada parte recorrida.

-Cada quien tiene problemas, y lucha contra su demonio, a su manera, déjame lidiar con el mío de la forma en que me gusta –digo mientras comienzo a besarlo.

-Feliz Navidad –dice cuando nos separamos.

-Feliz navidad.

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