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John Park (cara a cara)

Siento mi cabeza palpitar y mi piel hormiguear, abro los ojos y la luz me ciega, por lo que los vuelvo a cerrar, al abrirlos las imágenes frente a mí son borrosas, las voces se escuchan lejanas, a pesar de estar cerca, la cabeza me retumba y las luces me causan molestia, intento mover las manos, pero están atadas a mi espalda, y mis pies y piernas están atados a una superficie que no me permite moverlos.

-La Comandante ya despertó –dicen, pero la voz se escucha como si la digieran en una bocina metida en agua.

Cierro y abro los ojos aclarando un poco la vista, pero no es de mucha ayuda, aunque logro ver un poco el lugar, al parecer es un sótano, o un refugio, las paredes son de metal, la luz es eléctrica, caigo en cuenta que esto sentada en una silla, mi cuerpo comienza a sentir frio y giro la cabeza encontrando un aire acondicionado, puedo ver a dos hombres frente a mí, pero no me observan, están mirando para afuera de la habitación, como si esperaran a algo.

Trato de hablar, pero no puedo, siento mi cuerpo adormecido, y estoy un poco segura que me inyectaron algo, muevo las manos tocando la otra tratando de averiguar con que me ataron, pero el darme cuenta que son esposas especiales me doy por vencida.

-Señor –dicen los dos hombres cuando un sujeto entra a la fría habitación.

-Largo –les responde el hombre.

La silueta que no logro distinguir se acerca hasta mi lado y se agacha quedando a mí altura, me toma del mentón y por más que intento mover la cara mi sistema no me responde.

-Creo que mis hombres te inyectaron de más –me dice –pero no te preocupes, en unos minutos estarás igual que siempre, pero aun no es tiempo.

Trato de reconocerlo, pero mi vista sigue nublada y los sonidos se siguen escuchando como ecos, lo único que percibo es el cítrico de su perfume, su mano acaricia mi rostro y murmura cosas que no logro entender.

-Tienes gran parecido a tu madre, pero los ojos inconfundiblemente café, casi negros, como los de tu padre –dice en voz más alta –tu cabello color chocolate contrasta con el rosa de tus labios y el bronceado en tu piel, asiéndote inalcanzablemente magnifica.

Sus palabras me causan escalofríos, su forma de hablar y su porte me hacen caer en cuenta de enfrente de quien estoy, trato de hacer reaccionar a mi cuerpo, pero nada sirve, lo que me inyectaron durmió mi sistema nervioso, y lo único que puedo mover son mis manos y mi cabeza, aunque solo son leves movimientos, trato nuevamente de hablar, pero solo me salen balbuceos inentendibles.

-No te esfuerces –dice y se levanta.

Sale y después de un rato vuelve a ingresar, trato de ver si trae algo, pero no puedo notar nada, su cara aún me es borrosa, pero su silueta ya es más clara y puedo detallar el cuerpo alto y ejercitado que camina en mi dirección.

-Debes descansar –al momento en que dice eso siento un pinchazo en mi brazo.

Los parpados me comienzan a pesar y mi mente solo piensa en como saldré de aquí, no sé cuántas horas han pasado, pero estoy segura que mi equipo ya me está buscando, y no descansaran hasta encontrarme

El frio me eriza la piel, estiro los dedos y siento mi cuerpo reaccionar a mis órdenes, muevo la cabeza aun con los ojos cerrados y el cuello me truena debido al tiempo que estuve en la misma posición, abro los ojos y por fin puedo detallar la habitación, todo lo que hay a mi alrededor es metal, no hay fotos, no hay muebles, solo una puerta al frente y una ventilación de un clima probablemente industrial, que enfría todo el lugar, la luz es más fuerte que la última vez y la puerta se encuentra cerrada, no puedo ver ninguna cámara en la habitación, pero minutos después un soldado abre la puerta y la cierra al verme.

-Buenos días comandante –dice la viva imagen de Park entrando un rato después que el soldado se fue.

- ¿Por qué me tienen aquí? –pregunto ignorando el saludo.

- ¿Tu padre no te enseño modales? –dice con burla –a claro, lo mate antes que pudiera hacerlo.

- ¡Cállate imbécil! –las palabras salen de mí antes de pensar y él sonríe por obtener la reacción que esperaba.

Tomo respiraciones para calmarme y no darle lo que quiere, pero su manera de verme es la que te indica que está apunto de decir algo que te va a matar, por lo que trato de mentalizarme para lo que se viene, nos miramos a los ojos durante varios minutos.

-Por cierto, me entere de que serás tía –me dice como si fuéramos viejos amigos y eso me hace explotar.

- ¡Maldito! ¡Ni se te ocurra! ¡te juro que te matare si tocas a alguien de mi familia! –grito y suelta una risa ronca que me dan deseos de arrancar, al igual que su garganta.

-Te gusto el regalo que te deje en los contenedores –habla tranquilamente, como si lo que dijo hace algunos minutos no fuera nada.

-Sí quieres matarme solo hazlo y déjate de estupideces –le digo y él ríe negando con la cabeza.

-Soy un hombre que ama el orden –dice mientras se recuesta en la pared frente a mí –también tengo excelente paciencia, Kaira, han atrasado mi plan al reforzar la seguridad de Carlos Moreno, pero te aseguro que dentro de poco lo tendré en mis manos, y nada podrá detener que tú seas la última en morir.

- ¿Por qué demonios me tienes aquí si no me vas a matar? –le digo mientras mi paciencia se va agotando.

-Digamos que te quería conocer en persona, conocer a la tan nombrada Kaira O'connor –contesta mientras mueve las manos restándole importancia, pero no le creo.

-Esa no es la verdadera razón –digo y el me observa con curiosidad.

-No lo entiendo, ¿por qué te has encaprichado en matarme? –pregunta mientras comienza a caminar por la habitación –he buscado respuestas, pero todas se me hacen absurdas.

-No tengo porque darte razones –respondo irritada e intranquila, "todos te están buscando, tranquila, todos te están buscando" repito esas palabras en mi mente en busca de consuelo.

-Estas muy tranquila ¿Por qué? –sigue preguntando.

-Porque mi equipo me encontrara, y me encargare de matarte lenta y dolorosamente –le respondo recuperando un poco de tranquilidad.

Se queda en silencio y luego tocan la puerta, él sale y se pone a hablar con un sujeto, y después se va por completo de la habitación, el frio me congela los dedos, por lo que aprieto los puños en un intento de calentarlos.

Park vuelve a entrar con un vaso de agua en las manos, camina hasta mí y lo pega a mis labios, obligándome a abrirlos y beber el líquido, pero cuando quita el vaso le escupo el chorro de agua.

-Tienes la fe de que tu equipo te encontrara ¿verdad? –pregunta retomando el tema de antes.

-No es fe, es confianza en mis tropas –le respondo.

-Pues estoy encantado de verte perder la confianza –dice con seguridad.

No respondo nada a pesar de que la lengua me pica por decirle hasta de que se va a morir, las tripas me rujen, lo que me recuerda que no sé cuánto tiempo llevo en este lugar, solamente pido que Logan se esté encargando de todo junto con Zeth, y que mi hermano este cuidando muy bien el bebé que Rox lleva dentro, nada más me importa...

-Creo que necesitas comer, las mujeres se ponen de mal humor si no comen –dice dando vueltas a mi alrededor al notar mi silencio.

-Puedes meterte tu comida por el

-Señor, esta es la comida que pidió

Las palabras se me atoran en el tórax, la duda y dolor crecen en mí, los ojos sin brillo, la piel pálida y maltratada, el cabello opaco y corto, la delgadez y la sumisión de la persona que entro a la habitación me retuercen los órganos en sufrimiento, la rendición en su voz y la mirada agachada acaban con mi fuerza, todo mi cerebro explota en preguntas y dudas, no sé lo que es real o no y trato de creer que aún estoy drogada, de repente mi muro de valor cayó en un abismo de tristeza.

-Madre –mi voz es apenas un susurro que la mujer a lado de la puerta lo logra escuchar alzando la vista.

Los platos caen y las lágrimas se le acumulan en los ojos, puedo notar la vergüenza y sufrimiento en su mirada, volteo a ver a Park y el solo observa todo divertido, la impotencia de no poder hacer nada me matan y el no saber qué está pasando me saca las lágrimas.

-Que hermosa reunión familiar –dice Park caminando hasta mi madre y dándole un beso en los labios que me hace apartar la mirada –Querida, ya puedes ir con a hacer tus deberes.

Mi madre sale sin decir nada más, me dedica una última mirada y puedo notar una leve alegría entre todo el sufrimiento que hay en sus ojos.

-Supongo que tienes dudas –dice Park mientras se agacha y levanta algunos espaguetis y volviéndolos a poner en la bandeja de plata.

- ¿Cómo es posible que esté viva? –digo al no poder contener la pregunta.

-Recibió dos disparos esa tarde, uno en el abdomen, y el otro le rozo la cabeza, causando sangrado, pero no su muerte, mis chicos actuaron rápido y después de dos años de recuperación estaba igual que siempre –responde explicándome todo –lo contrario a tu padre, quien se suicidó después de que ustedes escaparon.

Quiero decirle que es mentira, que mi padre jamás se suicidaría, quiero gritarle, quiero maldecir, pero el shock y las dudas no me deja hablar, porque sé que al abrir la boca lo único que saldrá será llanto y suplicas y también porque realmente no sé si tengo razón, se acerca a mí y se agacha quedando a mi altura, deja la comida a un lado y me toma de la barbilla uniendo nuestras miradas.

-Espero haberte impresionado –dice, luego se levanta y se marcha.

La misma soledad que sentí el día en que mi hermano y yo corrimos al bosque, o cuando perdí a Benedic me embarga por tercera vez, me siento simplemente cansada, cansada de luchar, cansada de ser fuerte, solo quisiera ser de nuevo la pequeña que pensaba que las armas eran un juguete o la que amaba cocinar galletas junto a su madre.

Un hombre entra a la habitación y luego los de afuera la vuelven a cerrar, el hombre me quita las esposas y sin perder el tiempo lo tomo del brazo llevándolo contra el suelo y estrello su cabeza contra el piso una, dos, tres veces, sacando mi odio, con el piso lleno de sangre y el hombre sin vida tomo su arma y reviso el cargador, el cual está lleno, y también tomo un cuchillo que tenía escondido entre el zapato, pero aún tengo tres razones por las que luchar.

Toco la puerta a como he visto a Park hacerlo anteriormente, la abren y sin previo aviso te entierro el cuchillo en el ojo al hombre que la abrió, mientras el otro me estrella contra la pared, lo tomo de los hombros y me impulso enterrándole la rodilla en el abdomen, haciéndolo caer de rodillas y ya así le giro la cabeza, haciendo que caiga sin vida, regreso con el anterior, quien tiene sus manos en el ojo tratando de evitar que sangre, cuando me acerco a él le saco el cuchillo y se lo entierro en la cabeza en forma vertical "Una persona armada es peligrosa, pero una persona que lucha por alguien no tiene limites".

Subo las únicas escaleras del lugar con tres pistolas, un cuchillo y un arma larga que le quite a los tres hombres, al terminar las escaleras hay una puerta de madera, pego la oreja y no escucho nada, por lo que cautelosamente abro la puerta.

Un estudio aparece frente a mí, por las ventanas se cuela la luz de la luna, salgo por completo y cierro la puerta, todo cambio, la habitación y pasillo en el que me encontraba eran de un material como el metal, pero en la habitación en donde me encuentro todo es normal, las paredes y el piso, todo parece de material normal.

-Revisa que todo siga en orden –escucho que dicen afuera de la puerta y rápidamente me escondo detrás del escritorio.

La puerta se abre y un joven que no aparenta más de 22 entra e inspecciona la habitación, trato de no hacer ningún ruido, pero cuando abre la puerta que lleva al lugar en donde estaba tengo que salir y rápidamente le corto el cuello evitando que sufra, cuando las piernas le fallan lo agarro y lo llevo al suelo con sumo cuidado, cuando su mirada me encuentra no veo miedo, sino agradecimiento, en cierta forma me recuerda a Benedic, por lo que no me separo de él hasta que me aseguro que esta sin vida, y antes de parame le doy un beso en la frente y le cierro los ojos.

-Ya puedes descansar –le digo mientras me levanto, tomo la radio que tiene en el pantalón y escucho lo que dicen.

-Preparen los helicópteros, la familia Park se marcha en media hora –dice y algunos responden.

Salgo de la habitación y no hay nadie, el escuchar "familia" me causa nauseas, camino por pasillo y llego a una parte de la casa con varias puertas, abro la primera y me quedo paralizada con lo que veo, mi madre se gira al notar mi presencia y el niño al que estaba besando en la frente me observa confundido, pero después de que mi madre le dice algo me sonríe, salgo y cierro la puerta rápidamente, los ojos me arden y el pecho se me oprime, un hombre pasa cerca y me nota y antes de que haga algo ya tiene un hueco en la cabeza, sin importarme que todos hayan oído.

- ¿Escucharon?

-Fue en el área norte

-Muévanse

- ¡Rápido! ¡fue dentro de la casa!

No me escondo, solo saco ambas pistolas y espero a que lleguen, camino por el lugar y los primeros dos llegan y los mato sin dificultad, para mí el tiempo para muy lento, por lo que cada hombre que se acerca le vuelo los sesos sin problema, cuando se me acaban las balas tomo el arma larga y comienzo a dispararles a los hombres que me rodearon, acabando con ellos.

Veo como una escolta saca a mi madre y al niño cuidándolos de mí, la rabia me gana, así que suelto las armas de fuego y recojo dos cuchillos, ya que mi instinto y dolor pide sangre, regresándome a lo que fui años atrás Némesis, peleo con los hombres, dejando que su sangre me manche y sus gritos me satisfagan, el cansancio me afecta, pero el odio y las ganas de sangre son más ayudándome a acabar con cada contrincante saliendo solo con moretones.

La adrenalina me sigue alimentando, así que cuando termino con ellos tomo dos armas largas y corro en la dirección en la cual se fue mi madre, salgo y llego hasta en grande recibidor, pero al llegar más hombres de los que puedo matar me rodean y aun así alzo las armas y disparo, y como si fuera obra de magia las ventanas se rompen dándole la entrada a mis soldados quienes les disparan a todos, y apenas puedo continúo corriendo, me meto en un nuevo pasillo y al final veo a mi madre tirada.

Corro hasta ella y cuando me nota se comienza a arrastrar con temor, la reviso con la mirada y veo la herida que tiene en la pierna, el miedo en su mirada me hace bajar el arma y me acerco a ella con ambas manos alzadas.

-Madre, soy yo –digo y su mirada aplaca un poco a mis demonios, a pesar de que aun siento la sangre arder dentro de mí.

Cuando su mirada me lo permite me llego a su lado y me siento sobre mis piernas quedando a su altura.

-Pequeña –dice mientras alza su mano acariciándome como si fuera una ilusión.

Veo las lágrimas salir por sus mejillas y el tenerla frente a mí me hacen pensar que todo mi pasado fue una mentira, la palidez de su cuerpo y el sudor que le recorre el cuerpo me hacen saber que su salud no está bien, por lo que busco con la mirada a alguien de mi equipo, pero no hay nadie, quiero gritar, pero su mano me detiene.

-No, por favor, no –dice al notar mis intenciones.

-Te tengo que salvar –le digo con la voz rota.

-Yo no tengo salvación, mi alma está rota, mi espíritu se rompió, mi cuerpo no es más que el vacío de lo que una vez fui, así que no me intentes salvar –sus palabras me quiebran, y son como una daga atravesándome el cuerpo.

-No puedo, no puedo, tengo que intentarlo –digo intentando sonreír, pero mis lágrimas ya empezaron a caer por mis mejillas.

-Solo tú puedes hacerlo –dice mientras en mi mano pone una daga.

- ¿Qué quieres decir? –mi mente no quiere entender y mi corazón se niega a obedecer.

-Déjame ir, por favor –me ruega y eso me termina de matar.

- ¿Quién es el niño? –le pregunto y ella agacha la mirada dándome una respuesta sin palabras.

Tomo la daga y le doy un beso en la frente como despedida, la miro y por última vez puedo ver esa seguridad que alguna vez su cuerpo demostraba, tomo la daga y con el ardor de mi corazón y la tristeza de mi alma, le paso el filo con la fuerza suficiente por el cuello, la sangre brota y me mancha, su mano en ningún momento suelta la mía, su

Un ruido sordo se escucha y giro la cabeza encontrándome a mi hermano arrodillado viendo a mi madre con suma tristeza y cuando su mirada pasa a mi puedo ver un odio que no me pongo a refutar cuando me levanto y me voy, dejando el cuerpo de mi madre en el suelo y a mi hermano en ese pasillo.

Me limpio las lágrimas y salgo del pasillo, Zeth es el primero en notarme y corre hasta mi pegándome a su cuerpo apenas llega, su perfume llega a mis fosas nasales, quisiera abrazarlo, pero no reacciono, así que él me suelta y me dice algunas palabras que no entran por mis oídos, empiezo a caminar dejándolo hablando solo, salgo del lugar y encuentro las camionetas y coches de la central, camino hasta uno de los coches y me recuesto en el capo tomando respiraciones.

-Kaira –dice Logan llegando hasta mí.

-Regreso –le digo antes de que me abrase.

Se queda observándome en silencio entendiendo lo que le dije, mirándome con la comprensión y apoyo que siempre me ha dado.

-Todo va a salir bien, yo te voy a ayudar –dice envolviéndome en sus brazos.

-No sé si pueda hacerlo esta vez –digo aferrándome a él –ella siempre me vence.

-Yo estoy aquí, no te dejare caer –dice abrazándome con fuerza confortándome, aun que sé, que esta vez no será suficiente su ayuda.

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