viendo una película me puse a llorar de felicidad, porque pude sentir por primera vez lo mismo que un personaje.

escuchando una canción pude memorizar tan rápido la letra que al siguiente día ya podía tararearla para cuando estaba cocinando.

me senté en esa mesa y me sentí tan protegida por todos esos chicos que creí ellos eran mi primeros y únicos amigos.

caminando con esa chica por la calle me di cuenta que podía contar con ella, para hablar, discutir, bromear y hasta jugar a besarnos, sin tener un ataque de pánico, su cabello me transmite seguridad.

con ese chico sentí por primera vez lo que es tener deseo sexual, querer aventarme hacia alguien sólo para sentirlo más cerca.

con otro chico aprendí la importancia de escuchar, de tener siempre algo de que hablar, de mostrarme tal cual soy, de estar enamorada de su talento, de su forma de tratar a los demás

esa chica me enseñó que uno se puede enamorar de los gustos de alguien más, lo divertido que es intercambiar frases de libros, la necesidad de quedarnos así por un rato más

otra chica me enseñó la desilusión, el dejar de apegarse a la idealización de una persona

la primera vez que fumé, la liberación de dopamina por todo mi cuerpo

mi primer beso, repugnante y efectivamente presumible ante mis amigos

los discos que compré con mi mesada todos los fines de semana, los libros que me hicieron entrar de lleno a la historia

días cálidos con mis hermanos, dónde nos sentíamos unos niños, nos amamos tanto

peleas y reconciliaciones con mis padres, palabras que no voy a olvidar, abrazos que me hicieron nacer una o dos veces más

sentirme por un rato feliz, mucho mejor si es por alguien
sentirme por un rato feliz, aunque no sepa todavía identificar la sensación
sentirme por un reto feliz, gracias a la noche por enviarme de nuevo por aquí