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Someone Who Reminds Her Home.

Mon-El planeaba despertar antes que Kara, salir de la cama para preparar el desayuno para ella – asumiendo que pudiera cocinar, claro – y sorprenderla con eso antes de que se fuera a trabajar. Él realmente lo hizo, hasta pensó sobre que si debería hacer panqueques con tocino, o huevos. Él sabía que Kara adoraba los panqueques, pero si ella no tenía la masa preparada no sería capaz de hacerlo. Los huevos eran difíciles, y había quemado una docena de ellos cuando Kara trato de enseñarle como cocinar, pero eran un poco más fáciles que preparar la masa de los panqueques.

Eso era lo que había pensado la noche previa, cuando cayó dormido al lado de Kara en la cama. Y se despertó temprano, no que no quisiera hacerlo, pero... no era capaz de salir de la cama. Él estaba...

Él estaba embelesado por la belleza de Kara.

No era exactamente su culpa. ¿Cómo podría él haber sabido que habría una pequeña abertura en las cortinas que dejarían el sol entrar? ¿Cómo él podría haber sabido que esos rayos de sol iluminarían el cabello de Kara en la forma correcta, haciéndolo lucir como oro líquido cayendo por su rostro? ¿Cómo podría el haber sabido que Kara se enrollaría con la sabana y la sostendría como si fuera si favorita....que lo que ellos hicieron se mantenía ahí?

¿Y cómo exactamente él hubiera sabido que los labios de Kara, sus rosados labios, llenos y ligeramente divididos labios serían tan provocadores? ¿O que sus mejillas rosadas eran tan besables? Él nunca había despertado al lado de una chica en su vida entera, ni siquiera en Daxam. Especialmente no en Daxam. Todas la chicas que estuvieron con él no eran... no eran algo serio. "Aventuras de una noche," como Winn las llamaría. Mon-El nunca había sentido inclinación a quedarse con ellas después de lo que hacían. Pero Kara...era diferente. Ella no era como alguna de esas otras chicas, no podrías solo tener estar con un como ella como un aventura de una noche. No solo que ella podría patear su trasero hasta la siguiente vida si es que lo intentaba, pero también que ella valía mucho más, mucha más que eso.

Aunque, ella no era la único diferente. Mon-El también lo era. Él ya no era esa persona arrogante y egoísta que fue en Daxam. Quizás él nunca hubiera sido la persona con la que pudiera estar. Era solo que...en Daxam, era más fácil ignorar esas cosas que pelear contra ellas. Así que el ignoro todo. Ignoro cada regla y ley que no se adaptara a sus creencias, ignoro a las personas que salían heridas por esas leyes, ignoro el dolor de los inocentes en vez de... en vez de hacer algo sobre eso. No hubiera sobrevivido el ir en contra del rey. Y, junto con eso... ignoro sus sentimientos también. Cuando sentía que algo tomaba un potencial serio, huía. Se forzó a sí mismo a ver a las mujeres nada más como... como si solo significaran sexo. Porque así las cosas eran más fáciles que involucrarse. Involucrarse significaba sentimientos, y los sentimientos podían fácilmente terminar en dolor.

Eso no funciono más. No podía funcionar. No cuando se había dado cuenta la persona que había sido en Daxam solo una máscara para evitar el dolor, pero sabía que si continuaba siendo esa persona... podría perder a Kara. Ella nunca había estado con una persona como esa, ambos él y ella sabían que la krytoniana se merecía algo mejor. Ella lo dejaría, y el ya había experimentado eso, cuando Kara decidió casarse con Myxzptlk. La memoria aún seguía rondando su mente, como si estuviera marcada permanentemente ahí. La desesperación que había sentido, el dolor, la impotencia dándose cuenta que no era suficiente para Kara. De que nunca sería suficiente para Kara.

Estuvo celoso de Mxy. Le dijo todo eso. Estuvo celoso de que el diablillo ese podría darle a Kara todo lo que ella quería, y él no podía. Lo que no le dijo era que... era que cada vez que trata de darle todo, ser todo para ella, le explotaba en el rostro. Trato de ser su compañero, y arruino su oportunidad en su primera misión juntos. Cuando le dijo los sentimientos que sentía por ella solo para ser rechazado. Y eventualmente, cuando se había enterado de que Kara quizás se sentía de la misma forma que él y que podría estar juntos, Mxy se presentó y ofreciéndole a ella todo lo que él no tenía. Era como si el universo les estuviera diciendo que no pertenecían juntos.

Quiso negar eso. No quiso aceptar que simplemente no funcionara. Fue por eso que fue detrás de Mxy. Quería deshacerse de él, detenerlo antes de que se metiera entre él y Kara. Pero... pero también quería probar que era más fuerte que Mxy, que podía vencerlo, a pesar de todos sus poderes mágicos él no era indestructible. Quería ser mejor que Mxy.

Pero todo tomo un giro inesperado, y rápido, cuando Kara decidió casarse con el diablillo. Golpeo a Mon-El duró, y no solo porque no podría tener una relación con Kara. Él había aceptado que ella no tenía sentimientos por él, podía hacerlo de nuevo aunque doliera. Lo que era más doloroso era que el casamiento de Kara no solo significaría que la perdería como novia. También significaba que la perdería como su compañera. Mxy lo remplazaría. Tenía poder ilimitado que podía usar para pelear por justicia, así le dijo ella. Harían un gran equipo.

No sabía qué hacer. Dolía de tan solo imaginarse. Saber que aunque él le diera todo lo que tenía, hasta la última pieza de fuerza y su alma, no sería suficiente con los que Mxy podía hacer. Pensé que ambos haríamos eso, era todo lo que él podía decir cuando las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos, en su garganta. No podía hablar más, a pesar de querer decir todo lo que siempre había querido. Que él y Kara sean un equipo. Un equipo de superhéroes. Pensó que podrían ser un gran equipo con sus súper poderes y claro la experiencia de Kara.

Tomo toda su fuerza tratar de no dejar que las lágrimas rodaran por sus mejillas. Funciono solo hasta que llego a casa, y aunque corrió hacia el DEO sus lágrimas comenzaron a mojar su rostro. Recordó ir al baño de su cuarto armado, mirarse al espejo mientras veía como las lágrimas caían. Él había visto gente llorar antes, claro, pero nunca había el llorado, no desde que se convirtió en un adolescente. Se sentía horrible. Él se sentía horrible, por arruinar todo.

Fue cuando golpeo el espejo en la pared, no siendo capaz de entender su reflejo. El espejo tembló, cayendo en piezas alrededor del baño y su puño casi se había incrustado en la pared. Y no le dolió. Esa fue la peor parte. Quería que doliera, quería que algo lo distrajera del dolor que sentía en su pecho, pero aun así era invencible. Y no era como si le pudiera preguntar a alguien por un consejo.

Toda la cosa termino no siendo cierta al final. Todo dijo Kara. Bueno, casi todo. Ella tenía razón en la parte del ego, y Mon-El sabía que podría trabajar en eso. LO haría. Por Kara. Por sí mismo.

Alcanzo lentamente el rostro de Kara, apartando una hebra de su cabello había caído en sus ojos. Una pequeña sonrisa se mostraba en los labios de la Krytoniana, indicando que ya no estaba dormida. Ya no al menos. Pero aún no había abierto los ojos.

"Me estas mirando," murmuro, acurrucándose en el pecho de Mon-El. El Daxamita se encontró riendo mientras apartaba el cabello de Kara de nuevo.

"¿No estoy permitido de hacer eso?" pregunto, alzando sus cejas. Kara abrió los ojos – solos uno, en realidad, mirándolo con los ojos entrecerrados. Él le sonrió.

"No dije eso." Está vez, ella abrió realmente sus ojos. Y ahí estaban, los cometas, el azul brillante como el cielo de la Tierra escondidos en el rostro de Kara. "¿Lo hice?" Mon-El negó.

"Nope, no lo hiciste" Los dedos de Mon-El viajaron por el cabello de Kara hasta su hombro, ligeramente apretándolo. Miro a su mano por un momento antes de levantar los ojos hacia sus labios, y sus ojos. Hubo una pequeña sonrisa en su rostro como si también tomara la suya. Un gesto de tanta pasión, acompañado con mucho amor que llenaba los ojos de Mon-El en ese momento... no podía creer lo afortunado que era. De llegar a la Tierra de todos los planetas en el universo entero. Llegar a National City, donde Kara lo encontró. Y...y de alguna forma esta hermosa mujer lo había escogido de entre todas las personas. No podía expresar lo agradecido que estaba por como los eventos se dieron.

"Eres hermosa," susurro, no siendo caza de contenerse. Kara dejo salir una sonrisa.

"Creo que ya me lo habías dicho antes," sonrió, acercándose más. Había pocos milímetros entre ellos.

"Si, eso no ha cambiado desde la última vez." Sonrió un poco para ella y continúo. "¿Cómo te sientes?" chequeo, tenía que chequear. "Sobre anoche..." sus ojos fueron hacia el cuerpo de Kara, cubierto en la sabana, sabía que ella estaba debajo desnuda. Como él también estaba. La noche previa...estaba listo para detenerse. Para no apresurar las cosas, tomar lento, si eso era lo que Kara hubiese querido. Pero entonces las manos de Kara fueron a los botones de su camisa, y su jersey cayó al piso, y sus pantalones encontraron su lugar en el piso, y las cosas siguieron su rumbo, Fue...increíble. Indescriptiblemente increíble. Fue el mejor sexo que tuvo con alguien. Bueno, asumiendo, él nunca había sentido lo que sentía por Kara por nadie, pero aun así... aun así no sabía cómo el amor podía agregar tanto significado a algo que había se trataba meramente solo de placer. Era totalmente diferente con Kara, en una forma... en una forma que lo hizo guardar ese sentimiento, mantenerlo dentro de su pecho y nunca dejarlo ir. Él quería a Kara. Ahora. Siempre. Solo ella.

Esperaba solamente que Kara se sintiera de la misma forma.

"Fue asombroso," dijo Kara sin ninguna duda en su voz. Puso una mano en el pecho de Mon-El, volviendo hacia las línea de sus hombros y su cuello hasta que llego a sus mejillas.

"¿Tú no... tú no te arrepientes de esto, cierto?" no podía detenerse de preguntar, forzando una sonrisa. "Porque no quiero que tengas dudas–"

"Mon-El," Kara lo detuvo, presionando un dedo en sus labios. "No me arrepiento. No lo hubiera llevado tan lejos sino lo quisiera." Mon-El dejo salir un suspiro que siquiera se había dado cuenta de que estaba conteniendo.

"Bien," susurro, mirando el hombro de Kara. "Porque no quería que te sintieras como si hubiera sido mejor que no lo hiciéramos. Quiero que seas feliz."

"Mon-El, soy feliz. Contigo. ¿Porque dudas eso?" Mon-El trato de convencerse a sí mismo de que la respuesta no era importante en lo absoluto. Aunque en realidad lo era.

"Siento que... quiero decir, hay muchos- hay muchos otros chicos con los que podrías estar. Sabes, probablemente...probablemente mejores que yo." Rio algo enojado. "Quienes no serían probablemente posesivos y celosos sobre ti y confiarían en ti." Kara rodo los ojos por su respuesta.

"Es correcto," acordó ella, sellando la distancia que había entre ellos mirando arriba. Dos centímetros. Había dos centímetros de distancia entre sus labios, las piernas se Kara estaba entrelazadas con las suyas mientras que su mano viajaba desde su cuello hasta su espalda. Era difícil pensar, escuchar las palabras y procesarlas, pero se forzó a sí mismo. "Hay mucho chicos con los que podría estar. Pero tú eres el que quiero." Tomó una profunda respiración, sus dedos dibujaban círculos en su espada. "Tú me ofreces algo que nadie más en la Tierra me puede ofrecer."

"¿Y eso es?" Pregunto Mon-El casi sin aliento, sus ojos viajaban de los labios de ella hasta sus ojos, y de nuevo a sus labios. Quería besarla. Desesperadamente. Pero aun así también quería escuchar lo que ella tenía que decir. ¿Qué era lo que él podía ofrecerle que nadie más podía? No se le ocurría nada.

"Entendimiento." Dijo Kara sonriendo un poco hacia él. "Tú entiendes lo que se siente perder todo un mundo. Clark también perdió Krypton, pero era un bebé. No lo recuerda. Tú sí. Y sé que....sé que tengo una asombrosa familia y amigos aquí, pero no es lo mismo. Contigo, se siente menos...solitario." Con sus palabras, Mon-El recordó lo que vio hace unas semanas atrás, cuando lo dejaron salir de su celda. Kara estaba hablando con su madre. El holograma de su madre. Le dijo que cuando hacia eso, se sentí menos solitaria. Él entendía. Hablar con Kara, tener a alguien que entendiera por lo que él estaba pasando... quizás eso fue lo que lo ayudo a seguir adelante, ser capaz de no olvidar pero tener mejores términos de lo que era perder su planeta. Era algo entendible que Kara se sintiera de la misma forma. "También, añade a eso que no me tengo que preocupar de herirte cada vez que te toco. Puede dejarme ir." Un sonrisa salió en los labios de Mon-El, una sonrisa genuina.

"Bueno, feliz de ayudar." Envolviendo sus brazos alrededor del pecho de Kara, poniéndola cerca, presionando sus labios contra los de ella. Kara regreso el beso, y si, Mon-El pudo sentir definitivamente que no se estaba conteniendo. Ella no tenía que contenerse. Sabia...sabía que no lo iba a romper, no era como que de alguna forma perdería el control sobre sus poderes, no era como si lo golpeara muy fuerte cuando estuvieran bromeando, no era como si lo abrazara tan apretado cuando necesitara un abrazo apretado.

Ese era el momento en el que Mon-El realmente se dio cuenta de lo mucho que Kara se habría tenido que estar conteniendo, todo estos años. Anoche, pensé que quizás la había sostenido muy apretado, quizás sus besos habían sido un poco rudos, pero fueron hechos con pasión. No era solo es. Kara probablemente se había acostumbrado a contenerse mucho que no se había cuenta de que no tenía que contenerse con él. Todo el tiempo lo estaba haciendo probablemente de forma inintencionada. Hasta anoche, hasta que se dio cuenta que Mon-El era casi tan fuerte como ella y casi tan invencible, y no había riesgo de herirlo.

Después de que sus labios se separaron, Mon-El quedo sin aliento, Kara no se apartó. Al contrario, descanso su cabeza en el pecho de Mon-El, su cabello caía por su pecho hasta su hombre. Picando ligeramente, aún así Mon-El no se quejó o movió. Le gustaba. Le gusta todo sobre eso. La paz y comfort del silencio, de sostener a la mujer que amaba, de saber que ella amaba de vuelta, y esta asombrosa mujer de alguna forma creía en el después de todo lo que había hecho. Le dijo que lo que creía significaba mucho. Era verdad, pero también era un gran entendimiento. Mon-El dudo de que no estaría donde estaba ahora si no fuera porque ella le creía.

"Nunca me he sentido como que perteneciera a la Tierra," Kara comenzó después de un par de minutos en silencio. Mon-el frunció el ceño cuando ella comenzó a dibujar círculos en su pecho, ligeramente trazando líneas en sus músculos.

"¿Enserio?" Pregunto. "¿Pareces tan–"

" –acostumbrada a todo?" Termino Kara la oración por él. "He tenido que hacerlo, si quiera vivir entre los humanos. Tenía que acostumbrarme a una vida normal. Los alienígenas no era aceptados. A decir verdad no eran aceptados hasta el año pasado. No podía encontrarme a mí misma" su mano se detuvo cuando tomo una profunda respiración. "Cree una identidad para mí. Kara Danvers. Aún...aun así me sentía diferente. Podía estar con Winn, y estaríamos bebiendo, y tenía que pretender que me estaba mareando un poco cuando en realidad no me afectaba. Podía golpearme el pie en la esquina de una mesa y pretender que me dolía. No tienes idea cuantas veces he tenido que pretender que no escuchaba conversaciones que estaba pasando lejos que un humano no podía oír. Eran pequeñas cosas, lo sé, pero era un constante recuerdo de que era un alienígena, que no pertenecida a la Tierra, y que no importaba cuanto tratara." Se acurruco a su lado aún más, entrelazando una de sus piernas con las de él.

"Pensé que te gustaba ser Kara Danvers." Kara rio ligeramente.

"Me gusta. Pero no es quien soy realmente. Y el año pasado, cuando puede usar mis poderes por primera vez comencé a ser Supergirl, pensé que cambiaria. Pensé que si usaba mis poderes, al menos alguna parte de mi vida no se contenía o pretendía que no existían... pensé que me podía sentir normal. Pero...pero era solo una máscara. Una máscara que me permitía ser libre por lo menos unas horas, pero era solo una máscara. Y me hizo pensar que...que nunca me sentiría normal, no realmente. Nunca podría volver a tener la vida que tuve en Kryton. Usando mis poderes me di cuenta de que no sentirme normal no solo era por tener poderes, era por....por no tener a nadie de mi antigua vida. Nadie con quien pudiera hablar acerca de Krypton y entendiera las referencias que hacía. Nadie para bromear de algo que paso en Krypton sin tener la necesidad de explicarlo. Nadie con quien hablar sobre cómo era la vida ahí, y a pesar de todos los defectos era mi planeta, y una parte de mi pertenecería ahí." Algo su mirada dirigiéndola hacia los ojos de Mon-El. "Hasta que llegaste tú."

"¿Yo?" Kara asintió con una sonrisa genuina.

"Si. Tu no...no tienes idea de lo bien que se siente ser capaz de hablar con alguien sobre lo que es familiar con mi Antigua vida. Puedo ser Kara Zor-El contigo; no tengo que pretender que soy alguien más."

El corazón de Mon-El se saltó una palpitación cuando registro sus palabras. Claro, eran tan familiares como cuando el vino por primera vez, aún así Kara... parecía tan integrada a la cultura de la Tierra que Mon-El no tenía ni idea de porque esas cosas en realidad la molestaban. Aún así había sido un poco obvio, como sus ojos hablaban de Krypton, o como cuando Mon-El mencionaba algo sobre eso. Siempre le daba una sonrisa, como si tuviera una broma privada. Eso era lo que Winn les había dicho que parecían cuando hablaban de otros Krypton, Daxam y otros planetas. Odio cuando hablar de cosas intergalácticas, mascullo Winn. Se ven tan sonrientes cuando nosotros los pobres terrícolas no entendemos nada.

"No me siento solitario cuando estoy contigo," confeso Mon-El, su manos cayendo en la cintura de Kara sobre la sabana. "Entonces quiero...quiero agradecerte. Por todo lo que has hecho por mí."

"No hay problemas," contesto ella con un brillo de alegría en sus ojos. Se acurruco en su pecho de nuevo, no pretendiendo levantarse. No que Mon-El se quisiera levantar, pero...

"¿Um, Kara?" pregunto.

"¿Hmm?"

"¿No tienes que trabajar hoy?"

"Uh-uh," dijo Kara en una respuesta rápida. Mon-El no podía ver su sonrisa, pero podía sentirla. "Me tome el día libre por hoy."

Bueno, eso explicaba la falta de atención de Kara hacia el tiempo. Una sonrisa se impartió en el rostro de Mon-El.

"¿Eso significa que nos podemos quedar todo el día en la cama?"

"Uh-huh," dijo Kara, mirándolo. "Bueno no hasta que tu tengas que ir a trabajar."

"Creo que puedo lidiar con eso," dijo inclinándose hacia adelante, presionando sus labios con los de Kara. Aunque ella se puso encima de él, con su cabello cayendo como una cortina de oro. No estaba tan seguro de lo que había dicho. Porque esto, ahora, era lo que él quería quedarse por el resto de su vida. Después de perder Daxam, eso era lo más cercano que se sentía de pertenecer a un lugar, tener un lugar que sea su casa.

No aún cerca, quizás. Este era su hogar.

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