De nuevo estás en ese lugar sentado, mirando hacia la nada, tan precioso por la luz del sol, te ves fascinante como todos los días, con tu hermoso cabello negro, tu forma de sentar y tus deliciosos labios.

Es el momento para empezar a actuar y acercarme hacia a ti, avanzar para poder tomarte.

Te levantas del césped, junto con tus cosas, vas al parecer camino a casa. Me muevo y empiezo a caminar del lado contrario hacia donde tú caminas, cuando nos vamos acercando por accidente choco contigo y se te cae tu cuaderno negro.

–Lo siento – Dices con aquella bella voz, pero que yo quiero escucharla de otra forma.

–Descuida, yo debería disculparme – Me agacho para recoger tu cuaderno y te lo doy, rozamos manos.

–Oh gracias, Yoongi hyung – Agradeces para después seguir tu camino.

(...)

Llegas a tu casa, cruzas tu patio y te detienes delante de tu puerta al ver algo pegada en ella, una nota, una que yo te dejé.

"Eres lindo ¿Sabes? Park Jimin, eres lindo"

Algo simple pero encantador para ti, lo sé porque te he visto leer libros de poemas, el romanticismo te encanta. Veo como tus hermosas mejillas se tornan un color carmesí, te ves tan tierno que quisiera comerte a besos.

Volteas a ver a tu alrededor, pero no me notas, después, metes la llave a la cerradura y entras a tu casa.

Ahora es el momento.

Con pasos no apresurados me voy acercando a tu puerta café, llego y toco el timbre, a los segundos escucho "ya voy" con tu hermosa voz.

Abres la puerta e inmediatamente sonríes.

–Hola Yoongi hyung ¿Sucede algo? – preguntas cruzándote de brazos.

–Jimin, quiero que tengamos una cita – Dije tranquilo, al terminar de decir la oración ví como te tensaste, agachaste tu mirada al suelo.

–¿Una c-cita? – preguntaste dudoso ¿Acaso Jiminie no ha tenido una cita?

–Si, una cita, conmigo – afirmé con una sonrisa juguetona – vendré por ti mañana a las 5:30 de la tarde ¿Si? – agregué para luego apretarte una de tus mejillas sonrojadas, en serio, adoro tus mejillas, dan ganas de comertelas a puros besos.

(...)

Es el día esperado. Nuestra cita.

Salgo de mi casa para dirigirme a la tuya. Al llegar toco y a los segundos sales, te ves precioso y deseable como siempre.

–Hola ¿Listo?

–Si hyung

–Vámonos entonces

Subimos al auto y comienzo el camino, te ves nervioso, ah eres tan lindo Jiminie pero creo que eso todos lo saben ¿No?

–¿A dónde vamos hyung? – preguntas con esa voz de miel.

–Ya lo verás – respondí.

El camino será un poco largo, ya que queda fuera de ella ciudad, conversamos la mayoría del camino, tus ojos son bellísimos al igual que tu sonrisa.

Al llegar observaste todo el lugar ¿Acaso no te han traído aquí?

–wow hyung

–¿Te gusta?

–Si..

Entramos al restaurante hecho de madera, es un lugar tranquilo, no hay tanta gente, nos sentamos y esperamos a que nos atiendan.

Ves el menú con una cara de concentración, es algo que nunca me cansaría de ver.

Vino un empleado a tomar nuestra orden, la pedimos y a los quince minutos ya estaba en nuestra mesa.

Cada vez que tomabas de tu bebida esos labios como tocaban el vidrio del vaso...

Tus labios, tus labios son una tentación para saborearlos. Seguro son deliciosos. Comes tan tranquilamente, como lo haces siempre.

Cuando termino de comer tú lo haces, acerco mi mano a la tuya entrelazandola, ví como tus mejillas se tornan carmesí, sonrojandote, tan tierno.

Pago y después salimos de ese lugar, ahora iríamos a la cabaña.

–¿Iremos a otro lugar hyung?

–Si pequeño, te encantará.

Paso por donde mismo, entre el bosque que se ve afectado por el clima del comienzo del invierno, las hojas torneadas en un color café cayéndose para morir.

Caminábamos en silencio, mirabas hacia alrededor fascinado por los árboles que lo rodeaban.

Luego de minutos caminando llegamos a la cabaña.

–Entra lindo.

Entramos y todo estaba como siempre, era hora del siguiente paso. Me quité mi chaqueta e hiciste lo mismo, dejé las chaquetas en el sofá y volteé a verte.

–Jimin...

Me acerco a ti con una sola intención.

–Hyung...

Y tú sabes de mis intenciones... Lo sabes muy bien, siempre lo sabes ¿O no Jiminie? ¿O por qué razón cada fin de semana llega un chico diferente a tu casa y se va al día siguiente?

Uno mis labios con los tuyos desesperadamente, no te opones.

Pronto comenzamos una guerra de lenguas, poco a poco nos vamos dirigiendo hacia la habitación sin dejar de saborearnos. Toco tu cuerpo mientras tus manos están en mi nuca.

Llegamos y te recuesto en la cama, verte jadeando debajo de mi no es algo sano para mi mente.

–Hyung, hágalo...

Eso fue suficiente para mí y te quito tu suéter. Eres tan hermoso.

Me quito mi camisa y desabrocho mi cinturón mientras te acomodas en la cama quitándote el pantalón.

–Ah Jimin

–Vamos, hyung – dices inocentemente.

Me acerco a ti y en un movimiento rápido te quito la camisa dejando ver tu torso, tu piel. Te toco y eres tan suave como lo imaginé. Sin pensarlo de más empecé a besar tu hombro, tan delicioso.

Ladeas tu cabeza para dejarme probarte de mejor manera, llego a tu cuello y dejo marcas rojizas.

–Ah hyung... – suspiras.

Me recargo contra el respaldo de madera y te sientas encima de mi doblando tus piernas, a costados de las mías y nos volvemos a besar.

Pronto siento algo en mi entrepierna, tu mano, travieso como siempre Jiminie.

Sonrío en medio del beso y te empiezo a quitar el pantalón, cuando lo logro, repites la misma acción en mi, quedando los dos en ropa interior con notorias erecciones.

Agarras una de mis manos y empezas a lamer mis dedos, rayos.

De repente la ropa de interior desaparece, te volteo y así quedó arriba de ti, enredas tus piernas en mi cintura.

–Hyung.. hágalo.

–Claro, pequeño.

Con los dedos ya lubricados, meto uno en ti, te quejas pero sé muy bien que te gusta.

–¡Ah!

Dices cuando meto el segundo dedo, hago movimientos en forma de tijera. Así lo hago por un rato hasta que decidí meter el último dedo, te remueves, pero así te gusta.

–¿Listo?

–S-Si...

Sacó mis dedos y alineo mi miembro en tu entrada, acerco mi boca a tu cuello besándolo y empiezo a entrar lentamente.

–A-Ah... H-Hyung...

Entró y salgo sin prisa, dándote placer, dándonos placer. Lamo y chupo tu cuello y parte de tu hombro, pronto, acelero mis movimientos, mis embestidas se hacen más rápidas y en mi espalda siento como me arañas.

–Ah.. Yoongi h-hyung ¡Mgh!

Tus gemidos es música para mis oídos, más si yo soy el que los provoca.

Levanto mi mirada hacia tu rostro y veo como tienes tu boca abierta y tus ojos cerrados suavemente.

Aprietas más tu agarre de tus piernas en mi cintura, quieres más.

Ahora salgo lentamente y entro rápidamente con movimientos circulares.

–¡Ah! Hyung más ¡M-Más!

Sin avisar retomo mis embestidas salvajes, haciendo la cama rechinar y que tu cabello se mueva.

–¡Ah! ¡Si! ¡Yoongi hyung! ¡Mgh!

Y acabas, segundos después lo hago, dentro de ti.

Ahora es donde comienza lo mejor para mí, lástima que para ti... no.

Aún sobre ti, de costado del colchón de la cama, saco un cúter y te hago un corte rápido -pero no tan profundo- en tu suave cuello.

Abres tus ojos y te levantas llevando tus manos a la zona herida llenándolas de sangre , que espero con ansias probar.

–Y-Yoongi hyung...

–¿Si?

Me visto mientras te desangras en la cama.

Voy hacia a ti y pruebo tu sangre, tienes un sabor deliciosamente dulce.

–¿H-Hyung? –Tiemblas.

–Sabes malditamente bien, Jiminie, se me abrió el apetito.

De nuevo corto tu piel, esta vez en tu pecho y chupo el líquido carmesí que brota.

–Siempre he imaginado tu sabor... Pero esto está fuera de mi imaginación...

Muerdo tu piel arrancándola y gritas de dolor. Mierda, tienes un sabor muy dulce.

–¡Ah! ¡N-No! – Lloras, gritas de dolor.

Recorro mi boca desde tu pecho a tus labios y te beso, muerdo tu labio y este empieza a sangrar.

–¿Por qué lloras?

–Por f-favor...no—

–¿"No me comas"? Lo siento pequeño, lo deseo, te deseo.

Segundos después no obtengo respuestas tuyas a mis acciones, ahora tu cuerpo es mío.

Descuida, lo voy a saborear bien, Jiminie.