Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 27.

—Buenos días... —Susurró Jayden en mi oído según besaba mi mejilla con cariño. —Ya son las siete...

Gruñí acurrucándome en las gruesas sábanas, aquella noche no habíamos dormido mucho.

—No me obligues a sacarte de la cama. —Sonrío acariciándome el pelo.

—Atrévete. —Respondí según me giraba hacia él.

Besó la punta de mi nariz para después darme un cálido abrazo. Rodee su cuello embelesada para dejarle algún que otro beso detrás de su oreja.

—Te quiero, nunca lo olvides. —Susurró después de un suspiro.

Sonreí jugando con los rizos de su pelo. —Yo mucho más.

—Eso es imposible.

—¿Todavía estáis durmiendo? —Preguntó Sam desde la planta baja. —Si estáis follando por favor no contestéis.

—Ahora vamos. —Respondí abrazando con fuerza al pelinegro.

Tenía un mal presentimiento que no me dejaba disfrutar del momento, ¿qué me pasaba? Quería disfrutar de su compañía pero cada vez sentía como si esos momentos fueran una cuenta atrás inevitable. Sentía que esos momentos se empezaban a terminar.

Después del instituto, estando todos en salón Jayden decidió cambiarse para ir a trabajar.

—¿Puedo ir contigo? —Pregunté desde el sofá.

El pelinegro se asomó desde la habitación algo pálido. —¿Por qué? Te vas a aburrir.

—Es que nunca he visto donde trabajas, una vez me dijiste que me lo enseñarías.

—Bueno está bien, pero si te vas a cambiar hazlo ya.

Salimos del apartamento dejando a Sam estudiando puesto que sus primeros exámenes no habían salido muy bien, yo en ese momento no estaba centrada en todos los suspensos que estaba sacando.

—¿Cómo se llama el bar? —Pregunté metiendo las manos en los bolsillos de mi chaqueta.

Las calles estaban adornadas con los árboles anaranjados y el cielo nublado que traía una brisa fría cada rato.

Stober's Bar. No es un nombre muy original a decir verdad.

Llegamos a una calle algo más transitada y ya pude ver el letrero. Parecía un bar viejo pero al entrar estaba lleno de neones, luces de colores y sobresalía la figura de un águila de madera.

—¿Qué te parece? —Preguntó mirando cómo los hombres jugaban en un billar.

—Pues siento que en cualquier momento me van a enseñar una escopeta, me van a preguntar si estoy a favor o en contra de los esclavos y además van a preguntarme que qué opino sobre los indios.

Jayden estalló en carcajada mientras entraba detrás de la barra.

—No te imaginas la de veces que me han hablado de escopetas.

Le sonreí mientras se metía a una sala, supuse que para cambiarse. Me senté en un taburete que estaba algo alejado de todos los hombres que tomaban cerveza en jarras. No tardaría en ir a la gasolinera puesto que aquel día me tocaba turno de noche.

Reconocí a Mich que salía de la cocina para servir más cervezas de grifo y a Nath que iba y venía tomando apuntes a las mesas del fondo.

—Hombre, pero a quién tenemos por aquí. —Se alegró el rapado apoyándose sobre la barra después de haber servido a varios clientes. —Haberme avisado de que venías ¿Te sirvo algo?

—Una cerveza con limón, por favor.

—Marchando.

En menos de cinco segundos tenía el botellín delante y este ya había desaparecido.

Lo bebí mientras Jayden limpiaba y arreglaba las mesas. Sirvió jarras y botellines hasta hartarse ¿Cuánta cerveza bebía la gente?

—Emily, cuánto tiempo. —Sonrió Nath secando vasos de cristal frente a mí.

—Mucho la verdad, ¿qué tal estás?

—Pues aquí me ves, de barman. Sobreviviendo, supongo.

Reímos en lo que llegó el pelinegro con una bandeja vacía. —A ver de qué os reís tanto, que a lo mejor me toca liarme a puñetazos.

Nos reímos un rato hasta que me terminé mi botellín y me despedí de todos para darle un beso a Jayden.

—Avísame cuando salgas y te paso a recoger. —Dijo antes de darme el último beso.

—Está bien.



No ha estado nada mal, pensé después de ayudar a una señora mayor a pagar su gasolina. Su ambiente laboral estaba mucho mejor que el mío, me aburría como una ostra y lo más interesante que podía hacer era leer el periódico que supuestamente debía vender.

Estaba inmersa en pensamientos sin importancia hasta que entró alguien por la puerta. Era Olivia.

No habíamos vuelto a hablar después de la pelea así que no sabía exactamente cómo comportarme.

Dejó un pack de seis cervezas y unos chicles de fresa sobre el mostrador.

—Lo siento pero aquí no vendemos alcohol a menores de veintiuno. —Dije con mi voz mecánica de siempre al tener que repetirlo mínimo seis veces al día.

—¿Y tú que sabes qué edad tengo?

La miré extrañada mientras está me miraba mascando chicle, ¿era gilipollas?

—Pues enséñame el carnet de identidad y así salgo de dudas.

—¿A ti para qué?

La volví a mirar pensando que enserio me lo decía de broma. Nos miramos unas segundos hasta que abrió la boca sorprendida.

—¡Si eres tú! La zorra a la que expulsaron.

—Yo que tu cuidaría mis palabras. Además nos expulsaron a las dos, no sé si el tinte que llevas te ha frito el cerebro. Quizás por eso no te acuerdas.

Cogió aire enfadada. —Yo no soy teñida, zorra de mierda.

—Pues ya me jodería entonces. Los chicles llévatelos pero la cerveza se queda.

—Esto no se quedará así. —Agarró el paquetito rosa y dejó varias monedas al lado de las latas de cerveza que no se iba a llevar.

Negué con la cabeza según metía las monedas en la caja registradora. Que pena de chica.


Llegó la hora de irse y relevarle el turno a mi compañero. Estaba comenzando a amanecer y por suerte ese día había podido descansar un rato entre clientes.

Llamé a Jayden y no tardó más de diez minutos en estacionarse frente a la gasolinera.

—Hombre mi trasnochadora favorita. —Bromeó antes de besarnos.

—Muchas gracias por recogerme, lo siento por el madrugón. —Me puse el cinturón y arrancamos.

—No es nada, por mi novia lo que sea.

Dijo mirando a la carretera pero con un tono más apagado, asumí que simplemente debía estar cansado.

Fuimos en silencio por la ciudad mientras apreciaba el amanecer de cada mañana, los colores eran tan intensos que casi parecía estar el cielo en llamas.





Nos vestimos para ir al instituto donde me reuní con Sophie en las taquillas.

—Emily... No te vas a creer de lo que me he enterado. —Saludó preocupada.

La miré extrañada por su cara de incomodidad, lo primero que pensé fue que Olivia habría hecho de las suyas. —¿Qué ha pasado?

—Pues, a ver como te lo digo... ¿Te acuerdas de la chica de la que te hablé? Que estuvo con Jayden.

Asentí lentamente dejando de colocar mis libros.

—Me han dicho esta mañana que ha vuelto. No sé el por qué ni cómo la dejaron sabiendo todo lo que pasó, pero vendrá en el almuerzo.

Sentí un nudo en el estómago que no me gustó nada, ¿por qué mi cuerpo parecía siempre saber las cosas malas que iban a pasar?

—P..Pero el instituto sabe que fue mentira, ¿no?

—Claro que sí. No entiendo cómo pudo haber vuelto.

—Bueno, no vamos a darle importancia, que haga lo que quiera. —Dije restándole peso mientras cerraba la taquilla.

Sonó el timbre y nos dirigimos a clase. Quise aparentar normalidad pero en el fondo había un dolor en mi pecho que no sabía explicar, sentía que ella había vuelto para algo, y no era para nada bueno.

En el almuerzo me reuní con Jayden y Sam como de costumbre y nos sentamos en la mesa de siempre con los amigos de ambos.

—¿Te has enterado? —Le pregunté al pelinegro en voz baja mientras los chicos discutían sobre coches.

—¿De qué?

—Ha vuelto, la que mintió sobre tí ha vuelto.

Me miró pálido apretando la mandíbula y analizando mis facciones mientras pensaba a toda velocidad.

—V..Vendrá ahora, o eso me han dicho.

Sin responderme se giró hacia la puerta del comedor, cosa que imité. No la había visto nunca pero en aquel instante supe exactamente quién era.

Una chica de pelo rizado color caramelo y ojos grises estaba en la puerta mirando desorientada hacia las mesas, buscaba algo, o más bien, a alguien.

Tragué saliva mirando como se dirigía hacia nosotros mientras sus rizos rebotaban al andar. Jamás me había sentido insegura pero en aquel momento comenzaba a dudar de mí.

Jayden la miró todavía impactado mientras esta se plantaba frente a nosotros con un rostro neutral, diría que incluso sonriente. A penas reparó en mi presencia, simplemente se miraban fijamente a los ojos, ella con nostalgia y él con pánico.

—¿Tu qué haces aquí? —Preguntó el pelinegro con desinterés.

Les miré mientras notaba todos los ojos del comedor apuntando hacia mí con lástima. Esa sensación me daba ganas de llorar pero tampoco podía hacerlo delante de todos los estudiantes que cuchicheaban en mi nuca.

—¿No me has echado de menos?

—Aplaudí en cuanto saliste por esa puerta ¿Se puede saber a qué cojones has vuelto?

Sin responderle me miró, sus ojos grises coincidieron con los míos pero cambié mi expresión a una más segura. Jamás me iba a mostrar débil.

—¿Y tú quién eres? —Preguntó cruzándose de brazos.

—Creo que eso debería preguntártelo yo.

—Soy Abbie, ex novia de Jayden.

Me tendió la mano con poca amabilidad, la cual correspondí. —Yo Emily, actual novia de Jayden.

Levantó las cejas volviendo a mirar al pelinegro el cual estaba sumamente incómodo.

—¿Luego podemos hablar?

—No tenemos nada que hablar.

—Es importante.

—¿No te ha dicho que no tenéis nada de que hablar? —Intervine de los nervios, sin duda me estaba poniendo de muy mal humor.

—No estoy hablando contigo.

Me miró con asco. Me ardían las venas y en ese momento me imaginé estampando su cabeza contra la mesa.

—Vuelve a mirarme así que a lo mejor te comes el suelo.

—¿Ah si? Eso tendría que verlo.

Saqué la mano del bolsillo de mi sudadera cuando Jayden me agarró de la muñeca.

Justo sonó el timbre que marcaba el regreso a clases. Volví a mirar a Abbie con rabia antes de irme chocando su hombro y agarrando a Jayden de la mano.

—Déjalo, no merece la pena. —Susurró saliendo del comedor.

—¿Vas a ir luego a hablar con ella?

—No me quedará de otra.

Le miré indignada, claro que había más opciones ¿Por ejemplo no ir?

No entendía qué me estaba pasando y por qué sentía tantos celos por primera vez.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro