Capítulo 21.
Nos montamos en el coche mientras Jayden colocaba las maletas en la parte trasera al igual que unos días atrás, pero el ambiente del coche ya no era feliz. July, que tenía un gran moratón en el pómulo, iba en los asientos traseros con mi hermano pero ambos estaban más separados que nunca. No habíamos vuelto a hablar después de despedir a Mich, July había dormido en el sofá y yo fui a la habitación de Sam para hacerle compañía mientras lloraba toda la noche, eso jamás se lo perdonaría a aquella zorra.
Estuvimos todo el camino en silencio, un silencio bastante incómodo que parecía añadirle minutos al reloj.
Dejamos a la castaña en su barrio pijo sin darle ni un adiós y volvimos a casa esta vez más relajados.
Jayden preparó la comida, se suponía que comeríamos en el lago pero la situación nos hizo volver pronto. Por la tarde el pelinegro se fue a ver a Mich de nuevo, irían el y Nath a su casa mientras yo me quedaba con Sam.
—Toma, te he preparado un batido de chocolate.
Me senté en el sofá donde mi hermano estaba enrollado en mantas mientras soplaba un poco la gran taza de chocolate con nata montada por encima que había preparado.
Al verlo se incorporó retirando algunas de las mantas que le cobijaban.
—Gracias. —Murmuró tomando la taza sin mirarme.
Sus ojos azules estaban rojos e hinchados y sabía que sus emociones estaban a flor de piel.
—¿Cómo te encuentras?
—Devastado. —Dio un sorbo al chocolate. —No soporto este dolor Emily.
Me miró directamente a los ojos, sabía exactamente cómo se sentía. Le ardía el pecho en dolor y deslealtad incapaz de superar el hecho de haber sido engañado de la forma más rastrera posible.
—Pero sabes que no ha sido culpa tuya.
—¿Pero por qué siempre nos tiene que salir todo mal joder? —Sus ojos se activaron comenzando a lagrimear de nuevo.
Le quité la taza de las manos y la dejé en la mesa para abrazarle con fuerza. Se acurrucó en mi hombro a llorar como cuando éramos pequeños, era una sensación nostálgica pero con ápice de melancolía que bañaba todo nuestro pasado.
Le acaricié la espalda con cuidado y empatía.
—Emily me quiero morir. —Reconoció abrumado.
Sorprendida por su declaración le aparté para mirarle de nuevo, esta vez preocupada. —Sam jamás digas eso.
—Pero es que no veo ninguna esperanza en ningún sitio. —Se sorbio la nariz desesperado. —N..No hemos tenido una buena vida, todo ha sido siempre un desastre, n..no merece la pena vivir así.
Lloraba tanto que le daba hipo al hablar. Suspiré sin saber bien cómo calmarle, cada vez que veía una lágrima caer por sus rojizas mejillas era como un pequeño cristal incrustado en lo más hondo de mi alma.
—Pero Sam que tiene que ver esto con...
—Emily afronta la verdad, somos huérfanos, no tenemos a dónde ir ¡Nuestras vidas no sirven para nada! —Dijo elevando el tono intentando respirar entre la angustia que recorría su cuerpo.
—Sam cálmate.
Llevaba razón, nuestra calidad de vida nunca nos ha hecho querer vivirla, pero estaba convencida que algún día todo mejoraría, me había jurado que lo conseguiría y que haría que Sam viviese la vida que merecía.
Mi hermano respiró hondamente intentando calmarse y controlar su llanto pero su voz apenas quería funcionar. —¿Puedo admitir una cosa?
Me miró deseando que respondiera pero me daba miedo su confesión, sabía exactamente qué me iba a hablar y no sentía que estuviese preparada. Tragué saliva. —C..Claro dime.
—Me sigo sintiendo culpable por lo de mamá.
Me miró intentando controlar el temblor de su labio inferior. Ahí estaba lo que me esperaba. Por más que intentase olvidarlo siempre salía el tema. En el fondo sabía que me perseguiría para siempre como un fantasma que se pegaba a mí por simple capricho.
—P..Pero Sam...Sabes que no fue culpa nuestra.
—Pero lo que pasó fue lo que la llevó a ello joder. Emily, contribuimos a su sufrimiento.
—No. —Negué con la cabeza sin querer escucharle. —Todos dijimos cosas.
Le miré con la garganta en llamas y sentía como mis mejillas quemaban en lágrimas, miré hacia arriba intentando contenerlas.
—Emily.
—Nosotros éramos víctimas.
—¡Pero ella también lo era! —Replicó casi gritando
Volví a tragar saliva intentando apaciguar mi garganta, sentía que no podía respirar.
—P..Pero ella nos dejó allí —Rompí a llorar.—¿Qué madre haría eso?
—¡Ella era víctima también, tenía miedo como nosotros!
—¡Pero yo jamás te dejaría a solas con él! ¡Jamás dejaría que te pegasen para que no me peguen a mí! -—Mi voz renegaba en salir pero comencé a forzarla para poder sacar todo el veneno que llevaba acumulando en mi pecho hacía meses. —¡Jamás dejaría que peguen a mis hijos!
Sam apretó los labios dejando caer un largo río de lágrimas por sus labios y cuello. Se levantó sin aceptar lo que acababa de decir, fue rápido hacia la puerta cogiendo su abrigo y saliendo de casa.
Ahí me quedé, llorando por decir en alto lo que jamás quise reconocer que ocurrió, pero nosotros no habíamos sido. Mi padre nos quitó las ganas de vivir a todos y cada día de mi vida incluso sin él seguiré recordando cada golpe y cada insulto como si lo viviera.
Me dirigí a la salida con las piernas temblorosas y la nariz mojada. Cuando me iba a poner mi abrigo Jayden abrió la puerta.
—-Me he encontrado con Sam abajo est... —Cuando me vio llorando con el abrigo puesto acunó mi cara entre sus manos asustado. —¿Estás bien? ¿Qué ha pasado joder?
-—Y..Yo no...
Me abalancé a su pecho rodeando su cintura con mis brazos. Lloré sobre su camiseta mientra este me acariciaba el pelo con cariño pero todavía desubicado.
-—¿Dónde ha ido Sam?
-—N..No lo sé. -—Sorbí mi nariz disfrutando del calor de su ropa.
—-Dile que venga, no debería estar solo por ahí a estas horas. —-Dijo preocupado.
Hice caso a Jayden y llamé a mi hermano, este me dijo que iba a dormir en casa de July porque iban a hablar. En otra situación no lo habría permitido, de hecho me ardía la sangre de pensarlo, pero entendí que era mejor que se quedase allí en lo que la cosa entre nosotros se calmaba.
El pelinegro preparó la cena aún que no tenía nada de hambre y cenamos en un silencio triste. Jayden no entendía mi mal estar pero tampoco me quería forzar a hablar.
—¿Dónde está Sam? —Preguntó casi terminando su plato.
Suspiré sin gustarme la respuesta y sabiendo cuál iba a ser su reacción. —En casa de July.
Abrió más los ojos sorprendido. —¿Y qué hace allí? ¿Cómo le has dejado ir con ella después de lo que ha hecho? —Preguntó indignado.
—Ya es mayorcito para hacer lo que quiera, además no estamos bien, esta noche necesitamos un respiro.
Suspiró y se levantó a recoger los platos sin responder. Aquella noche no hubo baile.
—¿Estás mejor? —Me preguntó Jayden estando tumbados en la cama. Ya habíamos apagado las luces y podíamos observar con claridad las luces danzantes de Lansing.
—No sabría decirte. —Suspiré y le miré. — ¿Mich qué tal está?
—Él está mejor, pero de verdad que no sabía que él y July habían estado juntos. —Me miró como sintiéndose culpable.
Le aparté un mechón rizado de la frente y le di un pequeño beso en la nariz. —No pasa nada, me alegro de que por lo menos estemos juntos.
Sonrió para después besarme cariñosamente. Cuando quiso comenzar un beso más profundo le corté. —No, no me apetece...
Llevaba toda la tarde dándole vueltas a lo hablado con Sam. Llevaba razón, mi madre también era una víctima, quizás fui demasiado dura con ella, quizás yo también ayudé a su suicidio.
El pelinegro se separó un poco de mi mirándome a la cara preocupado. —¿Segura que estás mejor?
Aguantando las lágrimas negué con la cabeza, nuestros ojos se cruzaron y al ver como estaba al borde del llanto me abrazó algo confuso.
—¿Qué ha pasado? —Susurró pegándome contra su pecho.
—E..Es que hablando con Sam... Yo pues... Me di cuenta de que...
—¿De que Emily? Me estás asustando.
Me separé de nuevo de él para mirarle. —Prométeme que te cuente lo que te cuente no me juzgarás.
Jayden pareció un poco extrañado por esa promesa pero no dudó en aceptarla.
Tragué saliva sin estar muy segura de lo que iba a contar. —Yo...Bueno, te preguntarás qué es de mi madre... E..Es que no sé como contarlo...
Cogí aire intentando calmar el temblor que infectó todo mi cuerpo y que no podía controlar, no sabía si era de miedo, de nervios o incluso de culpabilidad.
—Mi madre se suicidó hace tres meses. —Jayden me miró algo sorprendido pero me dejó que siguiera hablando. —Y...Y he de decir que aguantó mucho ahora que me doy cuenta.
Apreté los labios intentando controlar el llanto que rugía por salir.
—Yo siempre la culpé por no protegernos pero.. en realidad no podía protegerse ni a sí misma ¿Quién podría, no? —Sonreí apenada.
—Hace tres meses mi madre decidió denunciar a mi padre, pero no contó con que mi padre fue policía y conocía a toda la comisaría. Tardó menos de media hora en enterarse de lo que mi madre pretendía hacer... Al final e..ella lo hizo por desesperación, ¿no? Jamás pensó en el peligro que nos estaba poniendo.
Dejé mi llanto libre, me dolía el pecho, quemaba. Era la primera vez que contaba en alto lo que ocurrió, desde entonces jamás me había parado a recordarlo.
—Cuando mi padre llegó a casa fue directo a por ella, su primer instinto fue correr y encerrarse en una habitación pero no contó con que estaba dejando solos a sus hijos con aquel... monstruo.
Al no poder pegar a mi madre vino a por Sam pero, como siempre, me interpuse. Yo jamás habría sido capaz de dejarnos solos, sé que fui dura pero, ¿cómo pudo hacer eso una madre? —Lloré abrazando con fuerza al pelinegro.
Era como mi salvavidas en un mar enrrabietado, no le quería soltar por si me ahogaba. Lloré de la rabia al tener que recordarlo todo, pero maldecía el hecho de que hubiera ocurrido.
—Me dejó inconsciente de un puñetazo en la cabeza, Sam le tiró un jarrón haciendo que él cayera también. Mi hermano agobiado subió conmigo a cuestas para intentar llevarme a la habitación donde estaba mi madre. Ella jamás abrió la puerta entonces Sam la empezó a reprochar todo lo que hacía... Sam siempre fue su manita derecha, ¿sabes? El niño de mamá...
Me llevó a mi habitación y allí nos quedamos hasta la mañana siguiente cuando mi madre ya se había colgado del techo de su habitación...
—L..Lo siento mucho Emily y..yo es que no sé que decir.—Sus ojos estaban sensibles, acarició mi mejilla cariñosamente pero sentía ese toque de pena que siempre me había molestado.
—Por eso nos cambiamos de instituto, todos hablaban y comentaban. No podía soportarlo ¿Pero sabes lo peor? Que siempre la culpé a ella, de pequeña siempre pensé que si todo eso nos pasaba era porque ella no nos protegía... C..Creo que al final simplemente no pudo más y...
Lloré en sus brazos recobrando fuerzas para continuar. —M..Me da miedo no poder más y acabar haciendo lo mismo...
—No Emily, tú no vas a acabar así. Eres la mujer más fuerte y valiente que he conocido jamás, además no estás sola, siempre estaremos Sam y yo a tu lado ¿Está bien?
Asentí reconfortada por su respuesta, no me sentía sola y apesar de la situación estaba segura de que saldríamos de ello. Entonces no sabía todo lo que estaba por llegar, no me lo podía ni imaginar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro