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💌Capítulo especial #2💌

Día de San Valentín

Cita #1: Yeonjun y Minhyo.

Yeonjun

Como hoy es el día de San Valentín, y pese a que le había dicho como coartada a Minhyo que saldría con los chicos y que no tenía tiempo para ella, -lo cual no era más que una mentira para ganar tiempo para lo que le estaba montando-, decidí ponerme mi casco y montarme en la moto que mis padres me habían regalado, y que logré mantener en decreto de Minhyo, para dirigirme hasta su casa.

Somi me había dicho que se encontraba llorando y no quería salir de su habitación, e intentó matarme y hacerme uno que otro ritual satánico de los suyos, pero le expliqué la situación y se calmó.

Minhyo definitivamente no se iba a esperar la sorpresa que le tenía preparada.

Tras acomodar todo en el lugar donde se iba a efectuar dicha sorpresa, me dirigí hasta su casa y miré mi reloj al aparcar frente a esta. Aún tenía tiempo para que todo saliera perfecto, ahora solo necesitaba que ella me acompañara.

—¡Minhyo! -grité desde abajo a su ventana y comencé a tirarle pequeñas piedras, no lo suficientemente fuertes como para romper el cristal, sino mi suegra me mataría-.

—¡Yeonjunnie! ¿Qué haces aquí? -preguntó abriendo la ventana algo asustada pero emocionada a la vez y luego desvió la mirada-. Espera un momento... ¿Hoy no que ibas a estar muy ocupado con los chicos como para tener tiempo para mí? ¡Hacía semanas que te había dicho de ese restaurante con motivos marinos al que me hacía mucha ilusión ir hoy! -hizo pucheros de brazos cruzados. Se veía muy mona-.

—¡Sí lo sé! -grité-. Si me das la oportunidad te lo explico todo con calma. ¿Podrías bajar? Me estoy quedando sin voz aquí y me duele un poco el cuello.

Me hizo señas de que me esperara unos minutos y comencé a impacientarme. Me había demorado mucho con los preparativos y ya eran alrededor de las 7 de la noche. Realmente esperaba que el día no acabara antes de mostrarle lo que le había realizado, que tanto me había costado.

Después de unos minutos, de yo mirar al cielo nocturno recostado a la moto, Minhyo finalmente bajó. Traía puesto un vestido blanco de encaje, unas medias y una gargantilla del mismo color, además de unos tacones negros. Parecía una muñequita de porcelana. Mi muñequita de porcelana.

La contemplé orgulloso y embelesado por la belleza que desprendía la hermosa de mi novia hasta que ella me hizo reaccionar.

—¿Yeonjunnie...y esta moto?

Oh.

—Shhhh. No hagas preguntas innecesarias. -puse mi dedo índice sobre sus labios-. Ponte este casco y sígueme.

Ella aceptó sin rechistar aunque estaba algo dudosa y se montó tras de mí, sujetándome con fuerza. Una escena muy romántica mientras manejaba, aunque me tenía loco por todo el camino pues no dejaba de preguntarme:

“¿A dónde vamos? ¿Ahora te crees un malote de los dramas con moto? ¿Iremos con los chicos? Somi me dijo que Soobin la llevaría al cine, así que...”

No se esperaba donde la llevé.

Cuando estacioné la moto le dije que se esperara antes de quitarse el casco y le tapé los ojos una vez lo hizo.

—¿Qué es todo esto Yeonjunnie? ¿A dónde me estás llevando?

—Espera un poco más.

—¿Por qué huelo como a...sal? -olfateó un poco y quité mis manos que tapaban sus ojos-. Esto es...

—No pude conseguirnos una reserva en ese restaurante que tanto querías, porque hay que hacerlas con meses de antelación, y realmente lo intenté, no lo olvidé. Sin embargo, traté que se pareciera lo más posible y te preparé todo esto. ¿Qué mejor lugar con motivos marinos que el propio mar, no? -la miré nerviosa, ella no dejaba de contemplar el horizonte-. ¿Minhyo...?

Se abalanzó sobre mí para abrazarme, y aunque es pequeña, tiene tremenda fuerza, así que ambos caímos sobre la arena, con ella encima de mí, sentada a horcajadas.

—Yeonjunnie... es lo más bonito que alguien ha hecho por mí jamás. Pensé que lo habías olvidado, pero me doy cuenta de que soy yo quién tengo al mejor novio del mundo. No sé cómo agradecerte, pero espero que esto lo compense un poco. -se acercó a mí rostro y donde esparció pequeños besos, por lo que sonreí y me separé un poco, sentándome para hablarle-.

—Y eso no es todo.

—¿No?

Tomé el pequeño mando que traía en uno de mis bolsillos y pulsé el único botón que tenía.

Minhyo apartó su mirada hasta donde la luz la llevó. Frente a nosotros, la cúpula que había permanecido invisible hasta ahora, estaba rodeada por centellares de luces de navidad que mi botón hizo encender.

Minhyo llevó sorprendida ambas manos a su boca y yo la ayudé a levantarse de la arena y ambos nos sacudimos la ropa. Tomé su mano y nos acercamos a la cúpula, que ella no dejaba de admirar con la boca abierta.

La sorpresa no era solo una vista al mar, sino nuestro propio restaurante con vista al mar.

Le había reservado este lugar, pues mis padres son amigos del dueño y solía venir con ellos antes de separarse, y organicé todo. Las luces, la pequeña mesita con un centro de mesa lleno de rosas y los platillos que eran espaguetis, todo fue mi idea. Minhyo parecía estar realmente tocada por el detalle.

Pero aún faltaba algo más.

—Y bien... ¿Qué me dices?

—Simplemente no puedo creerlo, Yeonjunnie. Yo no pude conseguirte nada...bueno al menos no algo costoso.

La miré intrigado y ella sacó de su pequeño bolso una caja decorada con papel de regalo de corazones.

—Este es mi regalo para ti. No es mucho, pero espero que te guste. De veras quería dártelo hoy.

Abrí la caja, después de inspeccionarla un poco como si se tratara de una bomba y Minhyo solo me miró con los ojos entrecerrados y sonreí.

Se trataba de varios presentes relacionados a nosotros. Un frasco que tenía una etiqueta que decía: 50 razones por las que te amo, varias fotos que nos habíamos tomado a lo largo de este año, dibujos que ella había hecho, porque admito que mi novia pinta muy bien; y tarjetas que decían lo mucho que me amaba.

Sin duda alguna todo esto, que me había hecho sacar las lágrimas, me impulsaba aún más a hacer lo que haría a continuación.

Me arrodillé ante ella y saqué de mi bolsillo una cajita, un poco más pequeña que la que ella me había dado. Minhyo solo abrió los ojos, algo impactada.

Efectivamente, era un anillo.

—No tengo palabras para describir lo mucho que amé tu regalo. Y no te asustes por lo que estoy haciendo ahora mismo. Sé que aún somos jóvenes, pero solo quiero que sepas que te amo con toda mi vida, porque has sido quien me ha impulsado a ser una mejor persona, a enamorarme otra vez y de verdad, que estoy tan feliz y me siento afortunado de haberte encontrado, Kang Minhyo. Y aunque apenas hayamos estado un año, siento que estábamos destinados a encontrarnos tarde o temprano. No quiero pasar el resto de mi vida con nadie más y no deseo más que lo mismo por parte de ti. Y no quiero presionarte, puedo esperar el tiempo que sea necesario, pero quiero que seas tú, que sepas eso amor mío. ¿Quieres casarte conmigo? ¿O al menos comprometernos a algo más que una relación escolar?

Deseaba que dijera que sí, por dios no deseaba otra cosa. Pero ver la expresión asustada cubriendo su rostro me hacía preocuparme. Me iba a rechazar, mierda. Sabía que era muy pronto.

—Claro que quiero casarme contigo, Yeonjunnie. No ahora, pero sí quiero estar contigo por siempre.

Ángeles cantaban en el interior de mi cabeza ahora mismo. Tanto que quería bailar en calzones OKEY DOKEY YO.

Me puse de pie y ella también lo hizo, después de ponerle el anillo, que le quedaba a la perfección. Nos besamos y tomados de las manos nos fuimos a sentar en las arenas de la playa, porque sin darnos cuenta nos habíamos pasado la noche y madrugada enteras hablando y sonriéndonos el uno al otro, y ahora mi futura esposa estaba recostada a mi hombro, mientras ambos contemplábamos el amanecer diciéndonos mutuamente: “Feliz San Valentín”.

Cita #2: Beomgyu y Lía

Beomgyu

Mañana era el día de San Valentín y finalmente iba a tener el valor de invitar a la chica que me gusta a salir. Su nombre es Lía y me gusta desde hace meses, pero nunca me he atrevido a dar el primer paso. Hasta el día de ayer que los chicos me empujaron hasta donde ella estaba con sus amigas, Chaeryeong y Yuna, que se alejaron para darnos privacidad, y fue que hablé.

—¿Lía?

—¿Sí...Beomgyu? -preguntó con timidez sosteniendo sus libros mientras sus amigas se burlaban de ella porque estaba algo sonrojada-.

Yo estaba feliz porque sabía mi nombre.

—¿Me conoces?

—Todo el mundo conoce a TXT... Beomgyu. -pasó un mechón de su cabello por detrás de su oreja, casi sin mirarme a los ojos-.

—Oh...pero no sabía que tú también nos conocías. -rasqué mi cabeza nervioso y miré a los chicos, que estaban un poco más lejos de mí, los cuales sin necesidad de palabras, se podía intuir que querían matarme por no acabar de invitarla a una cita-.

—¿Cómo no? Si me encantan sus canciones. Y en lo personal, eres mi favorito. Me gusta mucho tu voz. -me dijo sonriente-.

¿Esto es el cielo o porqué estoy viendo a un ángel frente a mí?

—Bueno... Me halagas...yo...

—¿Querías preguntarme algo? Es que ando un poco con prisas porque tengo clase ahora.

—Oh eso... ¿Te gustaría salir conmigo a por un helado mañana en la mañana?

Miré a los chicos algo inseguro, pues soy una persona pesimista con falta de confianza, y por mi mente no corría un pensamiento que no fuera: “me va a rechazar”.

—Me encantaría, Choi Beomgyu.

La miré y le sonreí. Mi corazón estaba tranquilo y alegre. Nunca me había sentido así con respecto a una chica. Me cuesta bastante hablar con ellas porque nunca sé bien qué decirles. Los chicos me han estado ayudando en estos meses para que finalmente hoy diera el paso de acercarme a Lía de una buena vez, incluso Somi y Minhyo me dieron consejos de qué debería decirle y qué no, y como son las únicas amigas mujeres que tengo, he de decir que sirvieron de mucho para que pudiera desenvolverme mejor. Si todo esto lo hubiera hecho yo solo, ni siquiera hubiera pasado del: “¿Lía?”

Creo que hubiera huido despavorido más bien.

Ahora solo restaba esperar. Cuando Lía se marchó con sus amigas, las cuales no dejaban de reírse de ella y molestarla, los chicos se acercaron a mí gritando como mandriles y Yeonjun me tomó por el cuello y rascó mi cabeza con su puño. Estaban felices por mí y yo al menos estaba... Tranquilo no era la palabra, porque mi corazón no dejaba de palpitar como loco y mis piernas temblaban.

—¡Beomgyu tiene una cita! ¡Beomgyu tiene una cita! -gritaba Kai huyendo de mí, pues estaba dispuesto a correr tirándole mi zapato a la cabeza primero-.

***********************************

Hoy era el tan esperado día, San Valentín. La escuela había decidido que sería feriado porque caía viernes. No dejaba de mirar el reloj desde que me había levantado, y cuando casi eran las 10 y 30, hora en la que había quedado con Lía, me dirigí corriendo a la plaza, pues no quería que ella esperara por mí. Comencé a jadear una vez llegué y me limpié el sudor, y a los pocos minutos ella llegó.

—Disculpa si me demoré un poco, intenté venir lo más rápido que pude, ¿esperaste mucho?

—¡No! Acabo de llegar también hace poco. ¿Vamos?

Ella asintió con la cabeza y después de unos minutos llegamos a la heladería, que no quedaba tan lejos de la plaza, y le dije que fuera escogiendo una mesa en lo que yo iba al mostrador para pedir nuestra orden, después de preguntarle por su sabor favorito, además del topping que quería.

—Buenos días, me gustaría ordenar un barquillo de fresa con un topping de cerezas diamante y otro de azul cielo con un topping de chispas arcoíris, por favor. -le dije sonriente a la chica que atendía en el mostrador y ella me indicó que me esperara en la mesa que en unos minutos saldrían nuestros pedidos porque había algo de cola-.

Me senté frente a Lía, dispuesto a preguntarle si le gustaba el lugar o algo para disminuir el silencio incómodo entre ambos, pero los minutos pasaron volando y la muchacha que atendía llamó mi nombre y le pagué por los helados.

Le di el de fresa a Lía y me dispuse a comerme el mío y por fin lanzar mi jugada maestra.

—¿Qué tal está el helado? ¿Rico, verdad? Los chicos me habían recomendado esta heladería hace tiempo, pues hace mucho quería invitarte, pero no tenía el valor, así que...

Vaya, cuando no hablo nada, hablo de más. Me pongo muy nervioso frente a Lía y comienzo a decir las cosas que no son.

—Beomgyu...Tranquilo. -comenzó a reír y se limpió un poco con una servilleta. Era toda una dama-. Sí está rico el helado y no conocía esta heladería, 10 de 10 para ella. -me hizo un símbolo de like con su pulgar arriba mientras daba otro mordisco, pero igual estaba nerviosa por lo último que le había dicho-.

—Y...¿Te gusta el pan? -dije para romper el silencio, aunque fuera una estupidez-.

Sin embargo, ella se rió por mi ocurrencia. Era perfecta.

—Sí, me gusta el pan, Beomgyu.

Ella también podía percibir algo de incomodidad en el ambiente, bueno, ella y todos los demás. Y he de decir que no me esperaba lo que hizo.

—¿Quieres? -me ofreció de su helado con una sonrisa-.

—Oh... Gracias. -me le acerqué y probé. Estaba delicioso-. ¿Quieres probar el mío? Está rico también.

Se acercó a mí y lo probó, para después relamerse. Ese gesto hizo que mi corazón estallara.

—Tienes razón, estaba rico.

Creo que habíamos hecho bien al cortar la incomodidad haciendo esto. Ambos éramos tímidos, y ni siquiera sabía si yo le gustaba, y aunque no nos hablábamos mucho, haciendo esto pude sentir algo, una conexión tal vez.

Entonces le vi un poco de helado de fresa en las comisuras de sus labios.

—Tienes...helado ahí. -le señalé y ella tomó su servilleta-.

—¿Aquí? -dijo limpiándose pero era inútil, no se lo veía-.

—Del otro lado. -sentí como mis mejillas ardían por verla tan dulce y tierna-.

—¿Aquí?

Quizá fue algo precipitado. Pero fue lo primero que se me ocurrió y no pude evitarlo. Tomé mi servilleta y me acerqué a ella y lo limpié. Pero me retiré rápidamente cuando noté la cercanía.

Me puse demasiado nervioso.

—Gracias... -Dijo ella casi en un susurro-.

—Por nada. Lo siento si parecí algo molesto. No fue mi intención. -dije sin mirarla mientras comía mi helado, debo haber lucido como un idiota, o un intenso-.

Ella solo me observaba. Yo me sentía incapaz de mirarla a los ojos después de lo que había hecho.

Ni siquiera me había dado cuenta de que ella había dejado su helado a un lado y puesto sus manos sobre la mesa, para acercarse a mí, mucho más de lo que yo lo había hecho y besarme.

Cuando ella se apartó yo me quedé impactado, con los ojos bien abiertos, justo como cuando lo había hecho porque me tomó de imprevisto. Había planificado tantas veces como sería nuestro primer beso, que nunca imaginé que ella fuera a dármelo.

—Tenías un poco de helado ahí. Feliz día de San Valentín, Choi Beomgyu. -dijo mordiendo sus uñas sin mirarme-.

—Feliz día de San Valentín, Lía. -dije casi temblando-.

Yo solo le sonreí, mientras mordía mis labios, los cuales sabían dulces, por el helado y su labial, que también era de fresas.

Cita #3:Taehyun y Chaeryeong

Taehyun

Estaba ansioso por invitar a Chaeryeong al parque de atracciones que habían abierto porque las vacaciones se acercaban.

Ella es la mejor amiga de Lía y Yuna, y así como Beomgyu, nunca me he atrevido a hablarle porque me hago el orgulloso y termino tratándola mal. Así que supongo que Chaeryeong debe de odiarme.

Pero al ver el reciente éxito de Beomgyu con Lía, aproveché y le dije que le hablara bien de mí a Chaeryeong y si estaba a su alcance, que la convenciera para que fuera conmigo al menos a una cita esta tarde.

Beomgyu me dijo que estuvo hablando con Lía y que después de mucho insistir, esta le preguntó a Chaeryeong, la cual terminó aceptando.

Esperaba que esta cita marcara un antes y un después en nuestra relación. Demostrarle que no era tan malo como ella pensaba y que no era el idiota que compartía clases con ella y siempre la trataba mal.

Me vestí con unos pantalones y una chaqueta negra y me puse un pullover rojo, además de mi “gorra de la suerte”, de color rosa pálido.

Me dije a mí mismo frente al espejo: “Fighting”, antes de salir y con una sonrisa en mi rostro me fui a la parada del bus a esperar a Chaeryeong, pues ya casi eran las 2 y los días feriados hay bastantes personas en la calle.

Ojalá y no me dejara plantado.

Pasaron unos minutos, y luego de mirar como loco por doquier, supuse que iría solo. Ella no iba a llegar y estaba a punto de pasar el bus, mis esperanzas iban disminuyendo.

Hasta que llegó.

Corriendo, con su cabello rojo ondeando y vestida de negro y rojo al igual que yo, parecía una diosa. Yo la miraba como si estuviera a cámara lenta embobecido, hasta que se paró frente a mí.

—¿Tae? El bus está aquí, se nos hará tarde. ¿Vamos?

Volví a mis sentidos y asentí con la cabeza, entrando ambos en el bus, y como solo había un asiento disponible se lo ofrecí, a lo que ella me agradeció.

—Que quede claro que solo vine porque Lía estuvo insistiéndome. No me gustas, no eres mi tipo, así que no pienses que esto es una cita. -dijo orgullosa cruzada de brazos, para luego mirar por la ventanilla del bus-.

Auch. Yo que estaba tan contento porque había venido y resulta que es experta en destruir ilusiones en un segundo.

Supongo que me lo merezco. Yo siempre la he tratado pésimo así que es de esperarse que piense que solo la invité para gastarle una broma y desconfíe.

No tiene una idea de lo mucho que me gusta.

Llegamos a la feria y aunque iba a invitarla, pagándole la entrada, ella se adelantó. Al parecer no quería tener nada que ver conmigo, ni nada que se asimilara a una cita para no crear confusiones.

Comenzamos a montar todos los aparatos posibles: la montaña rusa, el carrusel, los autos locos y jugamos varios juegos entretenidos como aplastar al castor, coger manzanas con la boca con la cabeza dentro de un cubo de agua, lanzar anillas y tirar al blanco para ganarle un peluche de un mono rosa que quería.

Sin embargo, cada vez que había un acercamiento accidental cómo que tomara mi mano por miedo cuando entramos al túnel del terror, o me abrazara cuando le gané el peluche que quería, ella lo compensaba volviéndose fría de nuevo y no queriendo compartir la comida o rechazando unos globos de corazones que le había comprado. Habían tantas parejas felices a nuestro alrededor, y me dolía que después de lo mucho que me había esforzado para demostrarle que no era un capullo, ella se alejaba y me decía: “Tae, esto no es una cita”.

Hasta que se me ocurrió la brillante idea de llevarla a la rueda de la fortuna/noria.

Había un cartel, y de hecho un dicho, que decía que si a las 11 y 11 pm estabas en lo alto de la rueda/noria con esa persona especial y se besaban, estarían unidas para siempre. Yo evité que Chaeryeong viera el cartel lleno de corazones, y aunque sospechó al ver tantas parejas frente a nosotros, le dije que me hacía mucha ilusión montarme y finalmente se resignó e hicimos la cola.

Esta era mi oportunidad. Tenía que aprovecharla, aún si era un caso perdido y ella no me encontrara atractivo.

Miraba mi reloj constantemente para que no se me pasara la hora “especial”, y cuando eran las 11 y 9, la rueda/noria paró en lo alto y tragué en seco.

Chaeryeong contemplaba el cielo lleno de estrellas asombrada, a la par que sonreía y yo no dejaba de mirarla a ella, hasta que decidí hablar.

—Chaeryeong...

—Dime Tae. -me miró sonriente-.

No parecía ser la misma chica que me había estado rechazando durante todo el día. Parecía la dulce chica que me abrazó y tomó mi mano inconscientemente, solo porque sí.

—Hace un tiempo quiero decirte algo.

Espero no cagarla diciéndole lo que no es.

—¿Es para jugarme otra de tus bromas, verdad? Sabía que no me habías traído solo porque sí. ¡Seguridad, quiero bajar!

—¡Que no joder! ¿Podrías estarte tranquila y escucharme? Ya es lo suficientemente para mí no morir de nervios teniéndote a mi lado.

Ella solo calló después de escuchar eso.

—Bueno, te escucho. Pero tienes 5 minutos. Esto debería comenzar a moverse dentro de poco.

—La verdad es que, si te invité hoy no fue para comportarme como un idiota contigo como siempre lo hago. Me arrepiento mucho de tratarte mal en la escuela, pero no lo hago porque quiera, me pones muy nervioso y es porque...me gustas muchísimo Chaeryeong. Debido a eso termino tratándote mal, porque no sé como comportarme correctamente frente a ti. Por eso quería usar este día para demostrarte que no soy malo, que puedo ser una mejor persona por ti y cuando estoy contigo. He intentado acercarme a ti pero parece imposible porque no dejas de alejarte. Quizá soy solo yo creándome falsas esperanzas, pero de veras que esperaba poder acabar gustándote al menos solo un poco. Y aquí estoy como un idiota diciéndote todo esto, esperando a que me correspondas, cuando te traje a esta feria y te monté a este aparato para decirte todo esto y tener el estúpido valor de besarte, que no tengo, porque dicen que a las 11 y 11 si te besas en lo alto de la rueda/noria con esa persona especial, se quedará a tu lado para siempre, y yo...

Justo en ese momento Chaeryeong agarró el cuello de mi camisa y me besó.

En ese momento en el que comenzaron a disparar fuegos artificiales en todo el cielo.

Yo, con los ojos abiertos y sorprendido por lo que había hecho, miré mi reloj mientras me besaba.

Eran las 11 y 11.

—Sé que te gusto, y siéndote sincera, también me gustabas, pero tampoco sabía qué hacer para acercarme a ti. Intenté hacerme la orgullosa, pero moría de ganas por venir y temía no llegar a tiempo. He disfrutado inmensamente este día contigo. Y me conmovieron en demasía tus palabras. Estoy feliz por haber tenido la mejor cita del mundo... contigo. Feliz San Valentín, Taehyun.

Había dicho cita. ¡Esto era una cita! ¡Le gustaba y me había besado! Tenía tantas ganas de gritarlo a los cuatro vientos, que...¿por qué no hacerlo?

—¡Escuchen todos, sean testigos! ¡La chica más hermosa del mundo ha dicho que esto es una cita, que le gusto y me besó! ¿Tienen una idea de lo feliz que soy?

Chaeryeong sonrió tontamente y me golpeó con el mono rosa de peluche, y mientras bajaba la rueda/noria, volviendo a su estado original y finalizando el recorrido, la besé esta vez yo diciéndole:

—Feliz San Valentín, Chaeryeong.

Cita #4: Huening Kai y Yuna

Huening Kai

Esta mañana se me ocurrió la genial idea de llamar a mi mejor amiga para salir por San Valentín. No una cita, claro que no, ¿quién dice que San Valentín solo es para los enamorados? Por algo también es llamado el día del amor y la amistad.

Yuna y yo somos mejores amigos desde hace unos meses. Precisamente porque en este último año la sentaron a mi lado en las clases y rápidamente nos hicimos mejores amigos. Con ella tenía una conexión diferente a la que tenía con los chicos, o con Minhyo y Somi.

Yuna no solo era una persona agradable, además de ser una chica muy atractiva. Tenía una personalidad alegre y contagiosa y siempre era capaz de saber lo que estaba pensando. Me comprendía a la perfección, por eso ambos habíamos llegado a ser mejores amigos.

A diferencia de Lía y Chaeryeong, sus mejores amigas, Yuna no babeaba por ningún chico, y gracias a Dios tampoco por mis mejores amigos, creo que eso sería bastante incómodo. Yuna estaba enfocada en pasarla genial, y no creía, al igual que yo, en ese tipo de historias de felices para siempre, otra de las razones por las que complementábamos tan bien.

Así que decidimos salir en este día tan especial, como amigos, solo eso, y darnos uno que otro paseo por las citas de nuestros mejores amigos, para reírnos un poco de ellos.

Quedamos en encontrarnos en medio de la plaza en la mañana, ya que, según habíamos oído el día anterior, la cita de Beomgyu y Lía sería en una heladería cercana, pues Beomgyu me había dicho que quería que fuese ayer después de clases, pero como hoy era feriado decideron sustituirlo por la mañana.

Así que Yuna y yo estábamos como si nos tratásemos de dos agentes encubiertos, entrando a la heladería disfrazados, simulando ser una pareja francesa con pelucas rubias, y nos sentamos en una mesa cercana a la suya, tratando de hacer el menor ruido posible para que no se dieran cuenta de que éramos nosotros.

Pedimos unos helados para despistar-y porque de no hacerlo nos hubieran llamado la atención y expulsado del lugar-, y nos limitamos a observarlos, utilizando los menús como tapadera. Iban increíblemente leeeeento, pues ambos eran tímidos y lo que más reinaba entre los dos era un silencio agotador. Hasta que vimos como Beomgyu limpiaba los labios de Lía con una servilleta y mientras que nosotros fangirleábamos por lo bajo, Lía lo besó.

Salimos con el corazón a mil por hora, porque Yuna había dejado escapar un gritito de felicidad y todos nos habían mirado, incluido ellos que parecía que comenzaban a sospechar, por lo que nos fuimos corriendo de allí mientras reíamos.

—¿Tú los viste? Estaban como que ammm, emmmm, ummmm, y de repente ¡BAM!, Lía lo besó. -dije recostándome a una pared para tomar un poco de aire, cansado de tanto correr-.

—¡Y que lo digas! -me contestó Yuna-. ¿Y viste a Lía? Me sorprendió lo impulsiva que fue. ¡Ella no es así! ¡Que calladito se lo tenía!

—Que fresas son los dos. Ñeh. ¿Vamos a ir a ver que están haciendo Tae y Chaeryeong? -le dije lanzándole una mirada juguetona-.

—¡Esa no me la perdería por nada en el mundo! Chaeryeong estaba súper recia a ir, pero entre Lía y yo la convencimos. ¡Ella al final muere con Taehyun aunque sea un idiota!

—Oye, oye. Será un idiota, pero es mi amigo. -dije y ambos comenzamos a reír - Escuché que irían a la feria.  Tae se veía emocionado por ello.

—¡No puedo esperar por verlos! ¡Tae insistiéndole y Chaeryeong haciéndose la orgullosa!

—Entonces...¿Quieres ir a la feria a divertirte un rato Sra Le Noir? -dije ofreciéndole mi brazo, mencionándole el apellido francés que nos habíamos inventado-.

—Me encantaría Sr Le Noir. -tomó mi brazo y fuimos corriendo a la parada de autobuses para llegar a la feria-.

************************************

—¡Ahí están! -decía emocionada Yuna con unas gafas puestas mientras le daba un mordisco a su algodón de azúcar, que me había extorsionado para que le comprara-.

Estábamos tan solo a unos pasos de ellos, por lo que le pedí que bajara la voz porque más de una vez habían volteado y habíamos tenido que disimular jugando algún juego o haciéndonos pasar por la pareja francesa que observa un lugar extranjero atentamente.

—¿Tú viste como Chaeryeong le tomó la mano en el túnel del terror?

—¿Y cómo luego lo apartó y le decía esto no es una cita?

A Yuna y a mí nos dolía el estomago de tanto reír.

—A mí ella no me engaña. -dijo Yuna analizando la situación cual detective-. ¡Se hace la difícil pero bien que le encanta!

—Concuerdo mi camarada. ¿Viste la mirada que le lanzó cuando le ganó el mono feo ese?

—¡Exactamente!

—Creo que lo de Tae no es un caso perdido después de todo.

—Yo también lo creo, Kai.

Mientras reíamos comiendo algodón de azúcar compartido nos dimos una mirada un tanto extraña, por lo que carraspeé para cambiar de tema.

—Creo que debemos marcharnos. Ya es algo tarde y la película de Soobin y Somi empezaba a las 7. Debemos correr si queremos asientos.

—Manos a la obra.

Nos tomamos de la mano, ojo, para correr más rápido, y llegamos finalmente al cine. Por suerte no estaba tan lejos.

Pedimos boletos y agradecimos a los cielos por no haber tanta cola, aunque Soobin y Somi estaban unas cuantas personas frente a nosotros. Los divisamos rápidamente porque ambos tenían outfits de pareja. Yuna y yo nos reímos por ello.

Entramos y nos sentamos una fila detrás de ellos, en los asientos de atrás, para además de ver la película, poder gastarles una que otra broma y burlarnos de sus ñoñerías.

Ni siquiera sabíamos de que película se trataba. Debíamos de haber estado preparados porque no contábamos conque fuese de terror y no ayudaba para nada que Yuna y yo fuéramos unos cobardes.

Apenas pudimos molestarlos. Intentamos que cuando ella se recostara en su hombro pusiéramos una revista en medio, o les tiramos palomitas de maíz encima. Ellos se viraban, mirándonos molestos, y nosotros poníamos voces extranjeras y nos reíamos de ellos, porque los mandaban a callar para no molestar.

Hasta que llegó uno de los sustos.

Cuando el asesino saltó en la pantalla, Yuna y yo no pudimos evitar gritar del pánico. Muchas de nuestras palomitas de maíz cayeron al suelo. Estábamos temblando del miedo, y aunque nos tomamos la mano para disminuirlo, fue inevitable y decidimos que mejor nos fuéramos en medio de la película, de lo contrario esta noche al menos yo terminaría mojando la cama.

Al salir me hice bolita en el suelo.

—¡Malditos Soobin y Somi! ¿Cómo pueden gustarle ese tipo de películas? ¡No debimos haber venido!

Yuna intentó consolarme, pero no fue hasta que me dijo: “solo falta una”, que me puse de pie y nos dirigimos a la playa, lugar dónde sabía muy bien que Yeonjun había llevado a Minhyo, para darle una sorpresa.

Ya era de noche porque Yeonjun se había dedicado el día entero planeándolo todo, y también nosotros nos habíamos demorado porque la película fue a las 7:00 pm y ya eran las 8. Pedimos un taxi para que nos dejara en la playa, y cuando llegamos pudimos notar, escondidos detrás de unos arbustos, como ellos estaban en una pequeña cúpula comiendo espaguetis y dándose regalos felices.

Deicidimos darles espacio y dejar de interrumpir las citas, y Yuna y yo nos pusimos a caminar por la playa.

—¿Sabes qué? -me preguntó de imprevisto-. Sé que no soy alguien que piensa en el amor como lo primordial, pero... Realmente admiro la pareja que hacen Minhyo y Yeonjun. No sólo porque sean la pareja más hermosa de la escuela, es solo que, su historia...Han pasado tantas cosas, superado tantas dificultades, que me hacen pensar si estoy viviendo mi vida de la forma correcta, no lo sé.

Verla así, con las manos en sus bolsillos y la mirada perdida mientras caminábamos, me hacía querer abrazarla fuertemente y decirle: “todo estará bien, tú también serás feliz con alguien algún día”, pero, no tuve el valor para interrumpirla. 

—Creo que es mejor si nos marchamos. Ya es tarde, no sé si habrán taxis a esta hora y tengo un poco de frío, además, no sé porqué siento que va a llover y no traje sombrilla conmigo. ¿Tú que piensas Kai?

—Sí...suficientes citas por hoy, vamos a caminar un rato más y te dejo en tu casa.

Mientras lo hacíamos, ella se adelantó, y se quitó sus zapatos para jugar con la arena en sus pies, y sonrió un poco. Yo decidí actuar por impulso y me quité el abrigo para ponerlo sobre sus hombros porque me había dicho que tenía frío. Ella me miró algo extrañada, y yo le desvié la mirada, caminando más rápido que ella. Yuna me sorprendió lanzándome agua de mar y yo le hui mientras ambos reíamos.

Mi mejor amiga era genial... Pero yo comenzaba a verla con otros ojos y me estaba preocupando por ello.
************************************

Estuvimos caminando por un rato hasta llegar a un puente muy grande, el cual a ambos nos encantaba y quedaba por su casa. Nos recostamos al borde viendo el cielo y el mar una vez más y sin percatarnos de ello comenzó a llover.

—¡Mierda! Sabía que teníamos que correr. -Yuna intentó refugiarse de la lluvia poniendo mi abrigo en su cabeza, y aunque me intentó tapar a mí también, fue algo inútil, estábamos empapados-.

—Creo que si corremos podremos llegar a una tienda que vende sombrillas. Aún falta un poco para llegar a tu casa. ¿Vamos?

Yuna solo asintió con la cabeza y corrimos tomados de las manos para llegar a la tienda.

Ella esperó en la entrada, bajo el pequeño techo que evitó que se mojara más y yo entré a comprar una sombrilla verde que nos cubría lo suficiente a los dos. Le agradecí al vendedor y saliendo abrí la sombrilla para que Yuna entrara y continuamos con nuestro camino.

—Yuna...

—Dime Kai...

—No he dejado de pensar en lo que dijiste cuando vimos a Yeonjun y Minhyo. No sabía que pensaras de esa forma porque siempre te noto alegre y viviendo la vida loca, pero debo admitirte...que pienso igual que tú. Me aterra quedarme solo y no tener nadie con quién compartir, o enamorarme... Sé que esto suena loco, pero a lo largo del día lo estuve pensando, y, hoy es San Valentín, y lo estoy pasando contigo. Dijimos que éramos lo suficientemente fríos como para soñar con citas románticas, pero de forma inconsciente, mientras seguíamos a nuestros amigos, tú y yo hemos tenido 4 citas también. Cuatro citas en las que nos hemos tomado de las manos y hemos compartido juntos, como una pareja y no como amigos. Quizá no pienses igual que yo, y me avergüenza un poco decirlo, pero, quién mejor que mi mejor amiga para enamorarme. Y...-mientras ella escuchaba atenta saqué de mi mochila un ramo de tulipanes rosas-. Esta mañana en la plaza, vi como los mirabas, y de seguro pensabas en el fondo bajo tu fuerte apariencia: “Quiero que alguien me dé algo así”, por la forma en que mirabas a las parejas que se daban flores. Por eso, cuando fuiste al baño antes de ir a la heladería, decidí comprártelas. Y no tenía planeado dártelas porque no sabía en qué momento hacerlo, pero... Feliz San Valentín, Yuna.

Ella me miró a los ojos, y luego vio los tulipanes, y comenzó a llorar por el gesto. Luego me abrazó y cuando se fue alejando, se puso de puntitas y me besó. Fue un beso tan especial que hizo que todo mi cuerpo se volviera gelatina, y por ello, solté la sombrilla.

Aún llovía, ambos estábamos mojándonos completamente, pero no dejábamos de besarnos. Porque dicen que si besas a alguien bajo la lluvia, esa persona se quedará a tu lado para siempre, y justamente eso era lo que quería hacer con Yuna.


Cita #5: Soobin y Somi

Soobin

Como hoy era Día de San Valentín, decidí invitar a Somi a una cita en la noche. Quería invitarla a ver la nueva película de su saga favorita Viernes 13, que iban a estrenar en el cine que quedaba por mi casa. Era a las 7 pero desde las 5 estaba listo porque quería que todo saliera perfecto.

No soy tan fan de las películas de terror, pero Somi sí, así que por ella haría de esta cita una memorable, con algo que definitivamente le gustara y así viera cuanto me intereso por ella y sus gustos. Todo perfecto como debe ser.

Cuando fueron aproximadamente las 6 y 15 decidí pasar por su casa a buscarla, para estar 100 x 100 seguro de que no llegáramos tarde, porque sí, mi novia es floja y se demora mil milenios en estar lista para cualquier cita.

Toqué la puerta de su casa y me recibió con una sonrisa... Y el cabello mojado y sin maquillar. La miré arqueando una ceja y con risa floja me indicó que me sentara a esperarla unos minutos en el sofá. Quería matarla si hacía que llegáramos tarde.  Aunque después de quedarnos sin buenos asientos estaría diciéndole: “te lo dije”, por todo el camino, y eso la ponía hecha una furia, y a mí me encantaba verla enojada.

No sé porqué le ponía tanto empeño en "verse bien". Ahora mismo, como me recibió, natural y sin arreglos, se veía perfecta para mí, y aunque se lo he dicho varias veces, no me entiende. En fin, las mujeres son complicadas.

Después de unos minutos, justo como me dijo, bajó las escaleras completamente diferente. Bien peinada y vestida, con un suéter gris y una licra negra, a juego con mi atuendo, y con maquillaje sencillo como a mí me gustaba. Le sonreí besándole la frente y le brindé mi mano para que la tomara y de una vez por todas, salir al cine.

Cuando llegamos nos topamos conque no había tanta cola como esperaba. Al parecer no a muchos les agradaba la idea de pasarse un viernes 13, viendo en la noche la película de Viernes 13, y en San Valentin. Cobardes que son todos.

Somi sonreía triunfante, como si hasta hace unos minutos yo no había querido matarla por ser la culpable de nuestra posible llegada tarde. Mientras hablaba sola recalcándome que no habíamos llegado tarde, yo me dispuse a comprar los boletos en la entrada. Más adelante compré palomitas de maíz, refrescos y gusanos de regaliz, que todo esto era un paquete que venía acompañado de máscaras de Jason Vorghees, el famoso asesino de la película que íbamos a ver, supuestamente para disfrutar mejor de la experiencia, qué sé yo.

En lo que sostenía las golosinas, Somi se colocó una de las máscaras y comenzó a citar líneas famosas del personaje, a lo que me reí porque la máscara le quedaba grande.

Entramos y nos sentamos en unos de los asientos de delante para ver más de cerca la película. Somi se quitó la máscara y sonrió viendo la gran pantalla. Yo estaba feliz si ella lo era.

Tomó mi mano y entrelazamos nuestros dedos, y antes de que empezara la película me dijo:

—Sé que no te gustan este tipo de películas, y realmente aprecio lo mucho que te esfuerzas por mí. Eres el mejor novio del mundo, Soobinnie. -despues de decir todo esto me besó en la mejilla y me ruboricé, para luego carraspear y decirle que se concentrara en la película-.

Aunque estuvimos un poco incómodos porque las personas de detrás de nosotros no dejaban de molestarnos con las cosas que hacían, nosotros estábamos felices como si se tratase de una peli de romance. Somi incluso se recostó en mi hombro y cuando comimos palomitas nuestras manos se tocaron y sonreímos tontamente. Quién lo iba a decir que ya llevaríamos un año, igual que Minhyo y Yeonjun.

No dejaba de mirarla en toda la película, porque aún el día de hoy, no podía creer que ella era la chica que había salvado al niño gordito y se había convertido desde ese día en el amor de mi vida. La niña valiente de las coletas a la que le di un trozo de mi chocolate favorito.

Mientras rodaban los créditos al acabar la película, y antes de salir del cine, sujeté su brazo para que aún no se pusiera de pie y saqué de mi bolsillo algo que había estado guardando, algo muy especial para ambos.

Se trataba de un chocolate que había comprado para la ocasión.

Ella sonrió después de soltar un largo y tierno: Awwww, y yo partí el chocolate a la mitad y se lo di, conmemorando el hermoso suceso de cuando teníamos 5 años y nos conocimos por primera vez.

Cuando al fin salimos del cine, le dije que me esperara fuera un momento para yo ir al baño, y al terminar de lavarme las manos, con una sonrisa porque la cita había resultado increíble, me dirigí afuera.

Estaba preparado para decirle: "Feliz día de San Valentín", y acabar la noche (y el día en general) con todo perfecto. Pero el destino tenía otros planes para mí.

La sonrisa se desvaneció de mi rostro cuando noté que Somi estaba hablando por teléfono, y al colgar, estaba algo molesta, a la vez que preocupada.

—¿Amor, todo bien? -le pregunté y se volteó sorprendida-.

—¡Soobinnie! Me asustaste. ¿Nos vamos? -dijo tratando de cambiar el tema-.

—¿Qué pasó? ¿Con quién hablabas que estás así?

—¿Yo? ¡Ah no era nada! Todo está bien.

—Somi. Que nos conocemos, por favor.-le lancé una de mis miradas de que no podía ocultarme nada aunque quisiera porque tarde o temprano lo acabaría averiguando-.

—Vale. -tomó aire y cerró sus ojos, al abrirlos soltó unas lágrimas. Me estaba preocupando-. Era Wooseok. Quiere hablar conmigo. -dijo mordiéndose el labio y cerrando sus ojos-.

Oh no. Su ex.

En este último año Yeeun nos había demostrado, que el que volvieran los exes no traía consigo nada bueno.

Aunque Wooseok la había lastimado muchísimo y terminaron en malos términos, estuvieron juntos un buen tiempo y sabía lo importante que había sido para ella. Por eso entendía el porqué estaba tan preocupada de que la llamara de repente y le pidiera hablar.

No todo en la vida eran Cartas y Chocolates.

Y haber tenido una cita en San Valentín, un Viernes 13, no había sido una buena idea después de todo.

(esto me dio miedo, no sabía que los shippeaban)

Nota:

¡BUENO BUENO!

Así acaba finalmente, el segundo libro de la que será LA MEJOR TRILOGÍA DE WATTPAD, okno.

¿Cómo que trilogía?

Mierda, no se me da bien guardar secretos.

Si han podido percatarse, por el final que le di a este especial, que es fundamental que se lean, la cita de Soobin y Somi fue la última y no acabó bien. Eso es porque Yeonjunnie, será una trilogía, y esta última parte será narrada por Somi y Soobin, y se llamará, como bien puse en negrita: “Entre cartas y chocolates”. Aún estoy trabajando en ello, y necesito terminar otros proyectos primero, pero sí, será una historia que espero que os encante como las dos primeras, además, Minhyo, Yeonjun y las nuevas parejitas: Kai y Yuna Tae y Chaeryeong y Beomgyu y Lía también aparecerán! Será una historia con comedia pero a la vez con drama, porque volverá el ex de Somi, exactamente, el Wooseok de Yeonjunnie (la 1era parte, por si no lo recuerdan)

Dejando de lado el drama, ¿cuál cita fue su favorita? ¡Muero por saber sus opiniones! Yo me divertí mucho escribiéndolas y todas me encantaron, aunque en lo personal me gustaron mucho las de Tae y Kai.

Yeonjunnie ya tiene 10K de vistas y es algo que nunca imaginé, estoy muy feliz por el apoyo que ha recibido. Y Comenzó con una carta ya cuenta con casi 2K.

Si quieren que Entre cartas y chocolates llegue antes a ustedes, es bien fácil 🌚 cuando esta historia obtenga 5K de vistas la empezaré.

Por cierto, para las citas me inspiré, además de los shipps de TXT X ITZY, en las fotos conceptuales del último álbum y puse referencias a Playfull kiss(mi dorama favorito) y a un capítulo de La familia salvaje (otra de mis series favoritas)

Espero que les guste, os amo y gracias por esperar. Por eso es tan largo ❤

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