Recontruyamos
Yoongi se ve magnifico a mi lado, él simplemente luce como una fortaleza donde me refugio, allí no puedo temer porque sé que él me protegerá. Siempre lo ha hecho, no hay motivos para que dude de su palabra.
Aún tengo grandes lagunas, los recuerdos son vagos y aunque me esfuerzo por recuperar mi memoria solo consigo una fuerte jaqueca. No lo haré, no arruinaré esto, me dejaré llevar por el inmenso amor y gozo que siento en mi pecho hoy.
Soy Jimin.
Hasta hace poco ni siquiera hubiera cuestionado quien era o de donde venía, todo lo que me habían dicho sobre mi lo asumí como una verdad incuestionable. Hasta hace unos días tenía una casa en el pueblo, una familia que me amaba y una madre fallecida. Y aunque quiero saber el porqué de toda esa farsa, hoy me acurruco contra el firme pecho de mi hombre y me dejo ser. Ya habrá tiempo para cuestionamientos.
Yoongi duerme como un bebé agotado. Puedo imaginar que se siente seguro de todo esto, de tenerme aquí. No quiero ni pensar en lo mortificante que fue para él tener que buscarme por cada rincón de este territorio. Seguro fue mucho más allá también. En cuanto me figuro a mi lobo abatido, con la tristeza y la desesperación en sus ojos me dan ganas de correr al pueblo y gritarle sus verdades a los cazadores.
¿Con qué derecho se atrevieron a separarme de mi compañero? ¿Por qué a mí? ¿Qué buscaban llevándome lejos de Yoongi?
Estoy lleno de preguntas y no hay ni una maldita respuesta. Me voy a volver loco, empuño las sabanas en mis manos hasta que mis nudillos se vuelven completamente blancos y mis unas se clavan en mi palma.
Un pequeño ronquido del cuerpo junto a mí me devuelve a la realidad y aflojo mi tensionado cuerpo para venerar con ojos sedientos la forma de mi lobo. Es precioso, con su piel blanquecina por la falta de sol, los labios rojizos de mis besos, sus cortas pestañas cubriendo esos perfectos parpados que besaría hasta morir... su pequeña nariz... es un ser celestial.
De repente el impulso de cuidar de él vibra en mi pecho. Sé que es una roca mientras duerme, no hay nada que lo pueda despertar por lo menos en las siguientes horas, así que con gran dificultad logro vencer su firme agarre en mi cintura y me deslizo fuera de la cama en completo silencio.
Es frio. No permanecer entre su piel es como vivir en un iceberg y si pudiera me metería bajo su piel solo para recibir el fuego de su cuerpo.
Quizás más tarde lo haga.
Pero ahora le prepararé un festín. Eso puedo recordarlo, a él saliendo a revisar los perímetros de nuestro territorio o yendo a conseguir algo de comida para almacenar o lindos tejidos que traía de la manada para mí y yo, en casa, cuidando de nuestro dulce nido y preparándome para recibirlo con mi corazón lleno de fascinación y una enorme olla de comida.
Cuando me he abrigado correctamente, me dirijo a la cocina. Para mi decepción, no hay nada comestible allí ¿Acaso el hombre no ha estado comiendo en todo este tiempo? Los restos son de las comidas que ha preparado para mí, pero ningún alimento fresco que pueda utilizar. Bien, deberé hacer esto por mi cuenta.
Sé que hay árboles con frutos comestibles por aquí, tendré que recolectar algunos y volver a casa antes de que el frio me perfore los huesos.
Diviso un arbusto perfecto, pruebo sus frutos y sé que puedo hacer una mermelada con esto, me las ingeniaré. No estoy muy lejos de mi hogar, pero el silencio que se expande por todo el bosque es algo aterrador de presenciar, me encargo de juntar una buena cantidad en la cesta que traje mientras lleno el espacio vacío con una canción de las que aprendí de los niños del pueblo.
–Hay una mujer, en medio del camino, déjenla pasar ella quiere ir a ver a su amor – amo esta canción, por alguna razón hace mi corazón palpitar – Permítanle pasar, ella no quiere oro ni joyas, solo quiere un beso de los labios de su señor... no la detengan, déjenla ir... solo así podrá ser feliz... –
Esa es toda la letra que aprendí, es una hermosa historia y yo quiero saber si ella pudo encontrar lo que buscaba, alguna vez intenté averiguar el resto de la melodía pero nadie parecía saberla.
Un crujido detrás de mí me pone en alerta, giro rápidamente para encontrarme con los feroces ojos de un enorme hombre de piel canela.
– ¿Quién eres? – Increpa hacia mí apuntándome con su arma. Me vuelvo de piedra, no puedo hablar, solo retrocedo un paso y presiono la canasta contra mi pecho aferrándome a ella como si fuera a salvarme – ¡Te he hecho una pregunta! ¿Eres sordo? –
Tiene barba en su rostro. No me gustan los hombres con pelos en el cuerpo, me generan desconfianza, sobre todo si está apuntándome con un arma a punto de gatillar en mi pecho. Escucho el sonido del metal mientras le quita el seguro, cierra un ojo y dirige el otro a la mirilla de la escopeta, está dispuesto a dispararme. Va a cazarme.
Cierro mis ojos fuertemente, este será el momento de mi muerte, desearía haber estado con Yoongi un poco más, decirle muchas más veces que lo amo y regalarle todos los besos que su piel pudiera soportar.
–Yoonie... te amo – Susurro como una última confesión
Estoy esperando el inminente momento de mi muerte cuando un feroz rugido atraviesa el aire y llena mis tímpanos. No quiero abrir los ojos, pero debo hacerlo. Me sorprendo y caigo sobre mi trasero cuando un enorme lobo negro aparece en mi campo de visión.
Esta masacrando al cazador.
Veo las garras, los colmillos y la saliva escurriéndole mientras lo desgarra y todo lo demás es sangre y carne mutilada hasta que los gritos dejan de escucharse. El enorme animal deja el cuerpo inerte destrozado sobre la nieve, donde ya no puedo reconocerlo. Lo que antes era un hombre, ahora es una masa de tripas.
Su mirada negra se posa sobre mí. Me sacudo del miedo cuando veo esos ojos oscuros y vacíos, retrocedo un paso hasta que mi espalda choca contra la corteza de un árbol. No puedo quitarle la mirada de encima. Estoy asustado como la mierda.
El lobo da un paso hacia adelante, con su guardia en alto olisqueado a mi alrededor, oliéndome a mí. Se aproxima hasta que su hocico está sobre mi muslo, me huele mientras sube lentamente a través de mi pierna hasta mis genitales y después a mi vientre, estoy absolutamente quieto permitiéndole hacerlo, siento como su húmeda nariz levanta la tela que cubre mi piel y roza por mi dermis desnuda dejando un trazo mojado por alli. Por lo menos ya no tiene esa aura amenazante en él, entonces saca la lengua y cuando esta por lamer mi estómago el lobo de Yoongi aparece de la nada y lo derriba completamente.
Yoongi está aquí, agitado y enojado. Muy enojado.
Sus dientes están profundamente clavados contra el cuello del lobo negro y todo su cuerpo parece más grande de lo que jamás será, sus gruñidos son como un terremoto destruyendo toda una ciudad. Una parte de mi esta aliviada de verlo aquí, defendiéndome, aunque también este completamente preocupado por este enfrentamiento.
El lobo negro, el que desgarró al cazador, está totalmente perdido, llorando casi como una suplica y a la defensiva. No ataca a Yoongi y eso es lo más insólito de todo esto.
Una patada de sus patas traseras hace volar al Yoongi por los aires un poco mas lejos, pero mi compañero se pone de pie rápidamente y vuelve a abalanzarse sobre la bestia. Pero hay algo, el animal no lo ataca, lo esquiva en su mayoría y cuando Yoongi vuelve a ser tirado hacia un lado, el lobo negro se tira sobre su lomo y hace a un lado su cuello. Los temibles gruñidos de Yoongi van perdiendo fiereza hasta que solo es una vibración en su pecho. Se acerca al acecho hasta el otro chucho y mordisquea su cuello pero esta vez es diferente.
Lo deja allí y entonces su mirada y la mía se encuentran. No sé qué hacer, si lanzarme sobre él y llorar o mostrarme igual de sumiso que el animal negro que sigue en aquella posición allí atrás. No tengo demasiado tiempo para pensar porque Yoongi me da la respuesta. Corre hacia mí y cambia en el proceso, sus brazos tiran de mí y me aferra a su cuerpo desnudo con desesperación.
Lo abrazo también, me sujeto de su piel con todas mis fuerzas y cierro los ojos con palpable alivio. Voy a decir que tuve miedo, que me alegro de verlo pero me abstengo de hablar cuando lo siento estremecerse y llorar.
Yoongi llora.
Me aprieta más en él y susurra un montón de palabras de las que solo pude entender que tuvo mucho miedo de perderme una vez más y que me ama.
–Yoonie, cariño – le susurro intentando reconfortarlo – Estoy aquí – me besa con desespero, como si hubiera encontrado alivio en ese contacto. Sus labios, dientes, lengua, todo está sobre mí y me desarma
–Jimin, pensé que te había perdido otra vez ¿Por qué huiste? – Sujeta mi rostro con sus dos manos y me busca con el alma llena de dolor
–No huí – Le respondo confundido – Salí a buscar algo para el desayuno cuando... –
Un ruido detrás de él nos pone en alerta y entonces mi hombre se separa de mi para cubrirme con todo su cuerpo, todo lo que puedo ver es su espalda desnuda y algunos rasguños leves en ella, de los cuales tengo la certeza de que fueron hechos por mí, anoche.
– ¿Quién eres? ¿Qué quieres? – Las palabras saliendo de mi lobo suenan duras, casi imperiosas.
Me deslizo lentamente hacia un lado para ver al lobo negro pero todo lo que encuentro es un hombre de rodillas ante Yoongi y mostrando su cuello.
–Mi nombre es Hoseok – Responde con respeto a su posición –Pertenezco a la manada Park... –
¿Manada Park?
– ¿Qué haces aquí? –
–Vine por el chico, por el hijo del alfa Park –
¿El hijo de quién? Miro a Yoongi confundido cuando él se encoge en su lugar pero sin demostrar su impresión al otro lobo.
–No tienes nada que buscar aquí, solo somos Jimin y yo. Ve a joder a otra parte – Yoongi declara con firmeza y de un solo movimiento me toma entre sus brazos para arrastrarme a casa bajo la mirada incrédula del hombre que sigue en la misma posición.
–Los cazadores están buscándolo – Grita y obliga a mi compañero a detener su marcha pero sin darse vuelta. Yo si giro para mirar, no entiendo nada – los Choi están en la zona, destruyen todo a su paso y claman el nombre de JiHoon. Lo quieren de vuelta. Nosotros también lo queremos para nuestro clan. – Estoy formándome una idea en la cabeza pero sigo sin atar todos los cabos. Me faltan piezas en este rompecabezas para hacerlo
–No hay nada que buscar aquí – A pesar de que nombró el apellido de mi familia, Yoongi sigue negándolo
–Yoongi... – No sé qué estoy pidiéndole exactamente, no sé si es más tiempo o una explicación
–Sé que es él, el chico. Huele como su padre y también huele a ti... – Hace una pausa, todo el tiempo está demostrando su respeto hacia mi lobo – quizás no es un buen momento, pero tendrás que elegir: o lo traes por tu cuenta con nosotros y buscamos la manera de arreglar esto o... se los entregas a ellos. –
El agarre sobre mi cuerpo se tensa y Yoongi gruñe. Vuelve a caminar en dirección a nuestro hogar sin detenerse ni mirar a atrás, dejando lejos a lobo negro que dice llamarse Hoseok. Tampoco me responde nada cuando intento hablar con él, sé que no me está ignorando adrede porque su mente parece estar viajando en una frecuencia diferente a la mía, lo siento, lo huelo. Se vienen enormes problemas que debemos enfrentar si queremos ser felices.
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