Yoongi.

Caigo de bruces al piso, mi cuerpo se siente , débil, mi mente se encuentra cansada y toma toda mi energía reincorporarme sobre mis pies. Estoy mareado pero me concentro en lo único que me importa ahora.

A lo lejos, sobre un sillón, Jimin me mira, él está moviendo sus labios, como balbuceando pero no logro descifrar lo que él dice. El ambiente aún está pesado y todo gira a mi alrededor sin detenerse.

¿Qué demonios han hecho conmigo? No soy un lobo, soy un desastre.

Veo a mi cachorro a lo lejos ponerse de pie e intentar llegar hacia mí. Pero lo detiene, ese lobo a su lado lo toma del brazo y lo obliga a retroceder. Todo en mi me hace rechazar ese contacto, mi sangre hierve y percibo las venas de mi cabeza palpitar con furia, la sangre en mi cuerpo se disparó con desenfreno a través de mí.

–No lo toques, no... – siento mi voz quebrarse, las palabras se atoran en mi garganta y no salen de allí. Estoy sufriendo.

Jimin, ven hacia mí. Vámonos de aquí, huyamos. Encontrare un lugar muy lejano y perdido en el bosque para nosotros, cruzaremos los continentes si fuera necesario. Ven a mí, cachorro. Suplico dentro de mi, aunque sé que él no puede escucharme... pero puede percibirme y sé que siente la angustia en mi corazón. Lo refleja en sus ojos preocupados.

Mi lobo está gruñéndome. Pero no logro hacerlo salir, él también está débil. Tengo miedo, por primera vez en toda mi vida siento temor de lo que fuera a pasar. No sé dónde estamos, no me siento lo suficientemente fuerte para ir por mi lobo y arrancarlo del agarre de este ser y mucho menos para defenderlo.

Mi orgullo está herido, no me sorprende que quiera llorar. No merezco a Jimin. No merezco ser responsable de su integridad. ¡Dioses, pero cómo lo necesito!

–Vamos Jimin, debemos salir de aquí – Uso toda la voluntad de mi ser para hacer fluir esa frase. Me recompongo de la forma en la que puedo y trato de demostrar mi coraje.

Jimin me mira, abre la boca para decir algo pero se contiene solo para girarse y mirar al hombre que lo detiene.

–No te irás Jimin – escucho balbucear a aquel sujeto

¿Quién es él? ¿Por qué cree que tiene poder para retenerlo?

–Yoongi, deja el melodrama y ven aquí – me ordena, siento la furia contenida en mi interior a punto de estallar.

Me las arreglo para movilizar mi cuerpo, sé que luzco patético y que doy más lástima que miedo, pero la necesidad de ir por mi hombre me vigoriza, asi que me acerco con cautela. Voy por Jimin.

Me planto delante del sujeto, él es más alto que yo por mucho, su cuerpo me sorprende, sólo su pecho parece haber sido esculpido en un roca y sus ojos arden con la intensidad de una tormenta, pero eso no empequeñece mi espíritu y le sostengo la mirada. Estoy frente a él y mi alma desborda odio y rechazo. No dejo espacio entre nosotros mientras lo desafío.

–Yoongi – Jimin me llama y suena a advertencia – Por favor, debes escuchar – susurra, pero lo ignoro

Este lobo me mira desde arriba, su aliento cae sobre mi rostro con fuerza, es como un toro embravecido pero la forma tan relajada en la que su espíritu se encuentra hace que mi ser resienta en odio.

–Suelt- – el resto de la palabra queda en mi boca cuando su puño se clava en mi pómulo con la fiereza de una estampida y me obliga a retroceder dejandome con el trasero en el frio piso y la mano tomandome el lugar del golpe.

No lo vi venir.

– ¡Namjoon! – Jimin desaprueba la acción con un grito y corre hacia mi cuando caigo al suelo –Dios, Yoongi... ¿estás bien? – pregunta preocupado mientras se inclina

No respondo, una furia asesina me invade y por fin siento mi cuerpo responder. Estoy ciego, quiero moler a golpes a aquel hombre. De pie, una vez más, me abalanzo, el lobo se despierta y estoy dispuesto a dejarlo salir si es necesario.

–Yoongi, no lo hagas – Jimin murmura detrás de mí, pero no puedo responderle. Estoy fuera de mí. Hemos llegado a esta manada buscando refugio y en agradecimiento, traje a mi compañero hasta este lugar con la certeza de que seremos bien recibidos y lo único que conseguí fue humillación.

No voy a permitirlo, derribare a este tipo y me llevaré a Jimin lejos de aquí. No regresaremos jamás. Doy por pagada mi deuda.

Mi cuerpo se abalanza sobre él, quién se encuentra impávido, me subestima desde aquí hasta el Pacífico pero no se lo permitiré. Antes de que pueda impactar contra él lo escucho gritar y levantar su mano hacia mí.

–¡Ya detente, lobo, estas quedando en ridículo! – me abofetea y logra desestabilizarme una vez más –¡MIN YOONGI! – Su voz retumba en mi interior y una vez más mi cuerpo pierde su esencia

¿Quién es este, que tiene tal poder sobre mí?

–Namjoon ya detente, deja de jugar con él – Jimin advierte, está usando esa voz casual y molesta que usa conmigo cuando no quiero tomar una ducha luego de corretear por el bosque en busca de alimentos. Estoy celoso – Tu también Yoongi ¿puedes detenerte? – Jimin se arrodilla una vez más ante mí y tomando mi rostro entre sus manos me obliga a mirar esos dulces ojos marrones llenos de determinación – ¿Lo harás por mí, Yoonie? Te prometo que nada malo está pasando aqui–

Me devuelve la paz una vez más y asiento. Confío en mi cachorro, pero solo en él. Observo con desconfianza al hombre que se acerca a mí a paso firme y me estira la mano.

–De pie lobizón no perdamos más tiempo – Miro a Jimin y asiente en aprobación, así que estiro mi mano también y lo dejo ayudarme a ponerme de pie – lamento los golpes, eres un maldito impertinente, esa no es manera de hablarle a tu suegro, muchacho, pero apruebo tu espíritu vengativo –

Me toma unos segundos asimilar la información, pero ante el silencio de Jimin no me queda más que aceptar con desconfianza aquella declaración. No quiero lucir sorprendido pero claramente no puedo evitar incomodarme.

Algunas cosas en mi mente comienzan a ponerse en su lugar pero surgen nuevas dudas en mí.

Recuerdo claramente el día en el aquella loba me entrego al cachorro envuelto en capas de mantas cuál repollo. ¿Cómo podría olvidarlo? Si mi joven lobo de quince años nunca supo de donde había salido aquella inesperada y misteriosa ofrenda. En aquel momento no tuve ni siquiera algo de tiempo de preguntarle a aquella mujer a que se debía todo aquello, pero sus palabras quedaran conmigo por siempre.

'Protégelo con tu vida Lobo Min, esta es tu misión y cuando llegue la hora conocerás el motivo de esta decisión de tus ancestros. Has sido elegido desde tu concepción, no dudes de ti y de que puedes hacerlo'

Miles de preguntas quedaron sin contestar dentro de mí después de que se marchó inadvertidamente, por aquellos tiempos yo había abandonado la manada y me había refugiado muy lejos entre los montes más lejanos el sur, no era lo que yo quería para mí, vivir bajo las normas del clan Park, incluso si dejaba mi familia mi decisión y mi espíritu rebelde me pedían marcharme. Pero aún en los confines del mundo mi destino me había hallado.

Y ese destino era Jimin.

Miro a Jimin seguir a este lobo que dice ser su padre y recién ahora puedo notarlo, el espíritu de su lobo está ardiendo... no es furia, ni rencor. Su espíritu quema con una inherencia que no logro reconocer.

–Jimin– lo llamo y tomo su mano para ir a la par con él. Seguimos al hombre hasta un altar improvisado. Jimin me sonríe y me sujeta con firmeza.

Si éste es mi destino lo abrazaré, sólo si Jimin está en él.

××