Capítulo 11: Sobrio
Las personas que se drogan hacen cosas sin sentido ni razón. Se estaba diciendo Jeff a si mismo, sus ojos cerrándose de manera instintiva al sentir los labios de Thanos sobre los suyos.
Thanos me está besando.
Thanos me está besando.
¿Por qué carajos haría una cosa así?
Thanos había tomado su rostro con firmeza, sus dedos rozando la línea de su mandíbula mientras le inclinaba la cabeza hacia arriba, haciendo más obvia su diferencia de altura.
Sus labios eran suaves y seguros sobre los suyos, dirigiendo un beso demandante que Jeff al principio se negó a corresponder.
Se está burlando de mí, probablemente todos nos están viendo ahora y... Jeff seguía pensando, pero por más alarmado que esté todo su interior, las señales neurológicas de peligro no debían estar llegando a su cuerpo, que solo se aseguraba de acortar más la distancia entre ellos.
Cuando el beso se profundizó aún más y Thanos acomodó su mano libre sobre su cintura, Jeff finalmente se rindió.
Aferrándose a los brazos de Thanos, buscando algún tipo de equilibrio, Jeff correspondió el beso con la misma intensidad.
Sintiendo la lengua de Thanos delinear suavemente su labio inferior, como se hacia paso para explorar su boca, lo atrevido que se sentía todo ese beso y como lo llevaba Thanos de una manera tan natural.
¿Por qué no me aparté al instante? Se podrá preguntar Jeff más tarde, pero en esos momentos lo único en lo que podría enfocarse era en la lengua de Thanos contra la suya y el sonido del chasquido de sus besos cada vez que Thanos se separaba un poco.
Cuando Thanos finalmente se apartó, una sonrisa torcida brillaba en su rostro.
Jeff solo pudo quedarse allí inmóvil, con los labios entreabiertos, mirándolo a la espera de algo.
Por unos segundos Jeff creyó ver que Thanos parecía masticar algo y como su nuez de Adán se movió al tragar, pero esa sonrisa de lado aún en su rostro logró distraerlo.
—Disfrútalo. —le dijo él, llevando sus manos hacia sus bolsillos y dando media vuelta para dejar atrás a Jeff.
¿Disfrútalo? ¿Disfrutar qué?
Jeff se llevó una mano a los labios, aún húmedos por el beso, mirando confundido el camino que Thanos hizo al marcharse.
Recobrando un poco el sentido común, miró a sus costados y alrededor, buscando a alguien, pero nadie parecía cerca y mejor aún nadie parecía haberlos visto.
Thanos había logrado empujarlo lo suficiente para usar las camas como un refugio para no ser vistos.
Refugio... Que palabra curiosa. Pensó Jeff, sonriendo un poco.
Se mordió el labio inferior de manera pensativa, preguntándose que carajos había sido todo eso.
Y fue entonces que lo notó, aquél extraño sabor frutal en sus labios que comenzaba a sentir contra su lengua y paladar.
No nos dieron nada para desayunar. Jeff frunció el ceño, intentando pensar qué podría haber comido Thanos que tenga aquél sabor, por unos segundos su mente se sintió a mil, creyendo saber de que se trataba, pero al pensar en comida se distrajo.
—Ah, que hambre tengo. —se quejó Jeff en voz alta, a nadie en específico, llevando una de sus manos a su estómago.
Su lengua seguía relamiendo sus labios de vez en cuando, se justificó con que aquél sabor lo haría olvidarse del hambre que tenía, pero en cambio lo hizo sentirse un poco mareado al principio.
Jeff soltó una carcajada a nada en específico, cerrando sus ojos para intentar apartar el mareo y comenzando a caminar de manera distraída por alrededor de las camas.
Tal vez podría encontrar a MG Coin, decirle que aún me debe y que debería darme su próxima comida. Pensó Jeff mientras caminaba, asintiendo para si mismo, con un plan en mente.
No sabe cuánto tiempo pasó caminando y dando vueltas por el lugar, pero en algún momento debió olvidarse que estaba buscando, ya que solo pudo comenzar a murmurar una canción infantil.
—Jugaremos muévete luz verde... —decía Jeff, sonriendo y saludando con la mano a cada nuevo jugador que ingresaba al hangar después de haber superado el juego—. Jugaremos... muévete...
—¿Te encuentras bien, 19? —llamó una mujer a su lado, que parecía un poco preocupada, cuando volteó a verla Jeff frunció el ceño al no reconocerla.
—¿Y tú quién eres? —revisó su número en la chaqueta verde, era el número 120.
—Oh, no nos conocemos. Solo te vi algo perdido y quería asegurarme de que estés bien. —dijo ella, sonriendo un poco.
—Que linda sonrisa. —comentó Jeff, olvidando que fue lo que ella dijo—. Oh, ¿qué... qué estabas diciendo? Oye, sabes... tengo mucha hambre.
120 pareció sorprendida al escuchar el cumplido y eso logró confundir a Jeff, quien ladeó la cabeza hacia un costado.
—¿Dije algo malo?
—No, para nada. —ella negó, tenía sus propias manos entrelazadas y sus uñas pintadas de negro—. Me sobró algo de la cena, si tienes hambre puedes...
Ella hizo una seña hacia atrás y Jeff asintió encantado, sonriéndole en grande mientras la seguía por el hangar.
Notó con curiosidad que sus movimientos de alguna manera se sentían fluidos y fue entonces que se detuvo en seco, mirando hacia su propio tobillo, el cual por alguna extraña razón ya no le dolía en lo absoluto.
—¿Todo bien? —le preguntó 120 al notar que Jeff ya no la estaba siguiendo.
—¡Sí, todo bien! —le respondió Jeff, subiendo la vista de su pie a la chica, corriendo hasta donde estaba ella.
Mientras la seguía, Jeff intentó saltar sobre su pie herido y festejó alegre al descubrir que ya no había dolor en lo absoluto.
120 pareció divertida por sus festejos y cuando llegaron a su cama ella sacó la comida que había escondido debajo de su almohada.
—No confío mucho en lo que nos puedan dar de comer aquí. —admitió ella, entregándole la bandeja plateada.
Cuando Jeff la abrió notó que lo único que ella había comido era el huevo.
—¿Crees que envenenan la comida? —le preguntó él, haciendo una reverencia exagerada cuando ella le entregó una cuchara—. Es demasiado rica para que esté envenenada. Pero tal vez podrían hacerlo, ¿quién sabe que más sucedió cuando estábamos dormidos? ¡Oye! ¿no eras tú la que mencionó eso el primer día? Creo que sí, de ahí fue que reconocía tu voz...
—Sí, una voz única. —dijo ella y Jeff asintió de acuerdo, pero al levantar la vista de su comida notó que ella no parecía muy alegre con su afirmación.
Después de tragar, Jeff la señaló con su cuchara.
—Te ves triste. ¿Por qué te ves tan triste? Oh, claro... Las muertes y eso. —asintió Jeff comprensivo, al responderse él mismo, soltando un fuerte y ruidoso suspiro antes de llevarse otra cuchara a la boca y hablar con la boca llena—. Este lugar es un desastre, por la noche no pude dormir en lo absoluto.
—Tienes razón. —dijo 120, ambos estaban sentados en su cama, uno frente al otro, ella comenzó a jugar con los hilos de la manga en su chaqueta—. Yo tampoco dormí nada.
—Es... extraño... ¿Cómo podemos saber que estaremos seguros de noche? —le respondió Jeff para si mismo.
Por unos segundos, se preguntó porqué estaba hablando tanto, no era normal en él buscar tanta interacción con alguien que no conocía, pero pronto se distrajo con la respuesta de 120.
—¿Fue por eso que no pasaste la noche solo?
—¿Eh?
Ella se cubrió el rostro con una de las manos para ocultar su risa—. Lo siento, yo ví cuando fuiste a la cama de ese chico.
—¿Todos vieron eso o qué? —se quejó Jeff, recordando como esa misma tarde el jugador 333 había mencionado lo mismo.
—Supongo que... No muchos lograron dormir la primera noche.
—Mhm... Tiene sentido. —aceptó Jeff, pensando en la noche anterior—. Me acerqué a Thanos porque estaba golpeado y después de hablar un poco y que él no me haya echado simplemente preferí quedarme.
En cualquier otro momento, la explicación jamás se habría escapado de sus labios, pero en esos momentos Jeff no veía la clara amenaza de contar secretos en ese lugar.
Era como si todas sus preocupaciones se hubieran desvanecido por completo, ya nada allí se sentía tan peligroso e incluso después de comer se sintió aún mejor, con más energía que antes y de alguna manera, emocionado.
No sabía de dónde venía esa emoción, pero de pronto estaba contándole a 120 todo lo que haría una vez que recupere a Sunghee y ambos puedan conseguir su propia casa.
Ella no parecía molesta por las confianzas que se estaba tomando Jeff y en cambio, le prestó atención con una sonrisa amable y Jeff guardaba silencio cuando ella le contaba sus propias experiencias similares que había tenido en la niñez.
—...Pero entonces tuve que ir al servicio militar y gran parte de lo que solía hacer ya no lo hago... —estaba contando ella, en algún momento ambos se habían acostado en la cama y miraban hacia los fierros de la cama de arriba.
—Espera. —la interrumpió Jeff, sentándose en la cama y entrecerrando sus ojos para concentrarse en enfocarse—. Pero... Las mujeres no están obligadas a ir al servicio, ¿por qué te ofreciste voluntariamente si tenías tantas cosas que querías hacer?
Después de esa pregunta, el silencio pareció rodearlos por unos minutos, Jeff se dió la vuelta para mirarla con atención y ella parecía incluso más sorprendida que cuando Jeff la elogió, ahora sentada y mirándolo con atención.
Parecía que ella este buscando alguna clase de pista de que Jeff se estaba burlando, lo cuál sólo logró confundirlo más.
—Para mi sí era obligatorio... —aclaró 120, lentamente, Jeff simplemente la miró confundido—. ¿Realmente tú no notaste...?
Pero su pregunta fue interrumpida por el sonido estridente de las puertas abriéndose, para ese entonces ya lo reconocieron como la llegada de los soldados rosas.
Ambos se pusieron de pie y caminaron hasta el centro de la habitación.
—Jugadores, los que están aquí han logrado ganar el segundo juego. Muchas felicidades a todos. —comenzó a decir el señor cuadrado—. Bien, ahora permítanme anunciarles el resultado del segundo juego.
Con un control remoto, el cuadrado apagó todas las luces e hizo que la alcancía baje un par de metros, permitiéndoles ver a todos con atención como una vez más el dinero comenzó a caer dentro.
Jeff silbó encantado, moviéndose un poco para liberar la energía que sentía en su cuerpo, al final se terminó alejando de 120 sin querer mientras observaba hacia arriba a todo el dinero que parecía jamás dejar de caer.
De pronto la música de videojuegos se detuvo y Jeff observó como el marcador de jugadores había cambiado y el dinero había crecido.
—Un total de 110 jugadores fueron eliminados. El premio total acumulado asciende a 20100 millones de wones. Para los 255 jugadores restantes, el dinero por persona asciende a 78 millones de wones.
—78 millones de 5 mil millones... —susurró Jeff para si mismo, negando con la cabeza—. Aún no es suficiente.
—Entonces, ¿otro juego más? —una voz desde atrás le habló, Jeff no necesitó voltearse ya que un brazo le rodeó los hombros de manera amigable.
—Otro juego más. —asintió Jeff, girando su cabeza hacia el costado para sonreírle a Thanos.
El de cabello púrpura parecía mirarlo con atención y Jeff le devolvió el gesto, pero pronto sus ojos se desviaron a los labios de Thanos para ver el momento exacto en que sonrió.
A su alrededor todos habían comenzado a gritar que no era suficiente dinero y que los soldados deberían contar mejor a quienes fueron eliminados porque parecía haber un error.
—Ah, que aburrido tener que votar otra vez, toma demasiado tiempo. —se quejó Thanos, dejando caer su cabeza contra la de Jeff y soltando un fuerte suspiro.
Jeff simplemente sonrió, sus manos aún moviéndose contra sus costados, pero al querer detenerlas solo se movían más rápido.
—No sé que me pasa. —admitió Jeff en un susurro, sonriendo al escuchar el bufido de risa de Thanos—. ¿Qué?
Cuando Thanos soltó una carcajada Jeff se le terminó uniendo, contagiado por la alegría del contrario.
Al final Thanos no le respondió y volvió con su grupo, pero después de que las votaciones terminen y el dolor en su tobillo haya comenzado a reaparecer, Jeff finalmente lo descubrió.
Es un maldito idiota... Mierda.
***
ahora que jeff ya lo probó no va a querer parar. (no hablamos de thanos)
espero que les haya gustado! muchísimas gracias por todo el apoyo♡
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