△Cap.12: «Whitout Me»▲
Song: Madness - Ruelle
Una vibración.
Cerró sus ojos. Había algo en el ambiente, todo a su alrededor parecía normal, pero algo pasaba. Las secretarias que caminaban a su lado le preguntaron si se encontraba bien. Sin embargo, nada salió de sus labios. ¿El aire comenzó a ser más denso? ¿Por qué de repente comenzó a sofocarse?
Se apoyó contra la pared cercana y aflojo su corbata por la irritación en su garganta. Apretó sus ojos abriéndolos y cerrándolos de forma constante. Su vista comenzó a difuminarse, pero nadie más parecía igual de afectado que él. Sin esperarlo, una opresión llego a su pecho con fuerza y las frías gotas de sudor bajaron por su cuello.
Las mujeres que notaron su estado se acercaron para ayudarlo, pero entonces todos los que vagaban por el mismo pasillo se congelaron en sus lugares.
Un silbido a la lejanía.
Las plantas decorativas y los botes de basura a lo largo del piso comenzaron a moverse con lentitud mientras que los ventanales vibraban persistentes.
Un estruendo.
El ruido liviano, pero aun audible le erizo la piel. Observo a su alrededor y todos se mantenían a la expectativa. Miradas llenas de ¿Miedo? ¿Desesperación? ¿Temor? ¿Ansiedad? ¿Horror? No estaba seguro cuál de ellas era la más general. Trato de moverse, pero la luz cegadora que irrumpió por los ventanales lo retuvo en su lugar.
Y luego.
Una explosión.
Los gritos dentro del pasillo y las salas que lo complementaban no se hicieron esperar. Las ventanas realizaron un chirrido agonizante antes de romperse y el suelo a sus pies tembló por la descarga. Trato de correr para sacarlos a todos de ahí, pero sus piernas fallaron al instante. Un segundo impacto no se hizo esperar y el humo seguía expandiéndose a lo largo del corredor. Gracias a la poca visión que aún le quedaba logro ver la salida de escape ser obstruida por los cuerpos que huían despavoridos.
Su pecho pincho con dolor por el esfuerzo de erguirse en su lugar. Observo cada detalle de lo que quedaba del pasillo y entonces algo llamo su atención. El aire acondicionado estaba destruido y el humo blanco se deslizaba con fuerza a través de la ventilación. Se deshizo de su saco con rapidez, para cubrir su nariz.
¿Cómo no pudo notarlo?
Sus sentidos seguían adormilados gracias a la sustancia filtrada en sus pulmones. Su cabeza daba vueltas y su cuerpo pesaba más de lo normal. Ayudo como pudo a las pocas personas que se mantenían cercanas en su posición. Algunos más lesionados que otros. Los pasos resonaron por el pasillo continuo y unos pocos senadores eran ayudados por sus guardias para salir del lugar.
El pánico colectivo volvió una vez otro silbido se escuchó bajo sus pies. Un grito de advertencia de su parte se mezcló con la siguiente explosión que hizo colapsar el piso. Los cuerpos se dispersaron mientras otros fueron lanzados por el impacto hacia las ventanas. Peter apenas logro cubrir a las personas detrás de él con la puerta de una de las oficinas antes de que su propio cuerpo fuera lanzado lejos.
El golpe seco le hizo sacar un gemido adolorido. Se levantó con esfuerzo para ayudar a los heridos, algunos estaban apenas conscientes mientras que los demás eran cubiertos por el humo. Logro rescatar a un grupo pequeño de trabajadores. Los golpes y las heridas en sus cuerpo eran notables, la ropa antes lucida e impecable estaba ahora cubierta por escombros y sangre de sus propias lesiones.
No dudaba que su propio traje se encontrara de igual forma. Los guio entre los escombros hasta las escaleras de emergencia. El levador no era una opción, y su mutación aun no hacia efecto en su cuerpo como para sacarlos sin problemas. Rechisto, no sabía si había otra bomba escondida, pero no podía arriesgarlos a quedarse en el pasillo.
Les hizo señalas para que se aproximaran a la puerta. Unos apoyados contra otros para seguir los pasos o al menos mantenerse de pie. Les dejo partir una vez se aseguró que el camino hacia abajo se encontraba despejado. Espero unos minutos para escuchar cualquier grito o detonación, pero nada llego. Suspiro con alivio y volvió en sus pasos para buscar más personas que necesitaran ayuda.
Busco entre el desastre, pero su búsqueda fue en vano. Las alarmas resonaban en su mente y la reciente mezcla de lamentos y armas siendo disparadas le hicieron estremecerse de preocupación.
Observo una sombra acercarse con rapidez a su dirección, creyó que sería alguno de los guardias en busca de sobrevivientes. Sin embargo, cuando el arma apunto a su cabeza actuó por reflejo. Se agacho antes de que la munición fuera disparada. Saco la navaja de su bolsillo sin vacilación cortando justo en los muslos.
Su atacante se arrodillo logrando que su vista mejorara. Reconoció el uniforme, y no dudo en atacar de vuelta. Tomo la funda del arma colocándola alrededor del cuello ajeno. Maniobro con su cuerpo para someter al hombre en el suelo. Tenían casi la misma complexión, lo que hizo su trabajo menos difícil.
El cuerpo dejo de moverse a los minutos. Toco el ritmo en la muñeca y suspiro al encontrar un pulso. Era débil, pero estaba ahí, la falta de aire le hizo desmayarse por lo que no tendría que preocuparse del hombre por un tiempo. Con su conciencia lejos de una muerte, tomo el arma, recargo el cargador y siguió con su camino.
Necesitaba volver a la sala de juntas para asegurarse que el profesor y su padre se encontraran ilesos, o al menos sin heridas demasiado graves. Recorrió los pasillos del palacio, optando por utilizar la siguiente salida de emergencia que encontró. El palacio era el edifico principal entre los tres grandes monumentos nacionales, y ahora lo odiaba por tener tantos niveles.
Se detuvo entre las escaleras al escuchar los pasos que resonaban sobre su cabeza. Intento utilizar su mutación una vez más, el leve temblor en sus piernas le dio esperanza, pero no fue efectivo. Los pasos se acercaron y él tuvo que enfrentarse a un grupo de cuatro soldados.
No se esperaban su intervención. El hecho que no hayan disparo una vez el primero lo encontró en su campo de visión le dio la oportunidad de atacar primero. Disparo a la única fuente de luz que les rodeaba y con experiencia se deshizo de ellos en la oscuridad. Dos noqueados, uno lanzado por las escaleras y otro en el cual descargo su cargamento, fue el resultado.
Dejo caer su arma vacía y tomo la primera que encontró. Recargo el cargador de nueva cuenta y continúo en su recorrido. No quería pensar lo peor, pero si el grupo venia de los niveles superiores debía prepararse. Llego al nivel que deseaba en poco tiempo. La opresión en su pecho disminuyo a medida que se aleja de los pasillos principales.
Su visión mejoro al tiempo pateo la puerta para abrirla. Se agacho ante cualquier ataque que le esperara. No obstante, el pasillo le recibió en un completo silencio. La filtración del humo era menos densa en esta parte del palacio mientras que la humedad era más notable. Remojo las mangas de su saco en un charco de agua cercano para cubrirse la nariz.
Camino con sigilo manteniendo el arma sin seguro. Las luces parpadeaban y el suelo vibraba por las constantes detonaciones en los niveles inferiores. Eran pequeñas, no se comparaban a la primera explosión. Se acercó a uno de los ventanales y observo hacia abajo. Las ambulancias y los camiones de bomberos cubrían el perímetro a una distancia segura.
Desde su altura aun podía visualizar a las personas que corrían lejos del palacio. Espero que los trabajadores que ayudo llegaran a salvo. El ruino de un disparo le hizo volver a enfocarse. Se agacho detrás de unos escombros a la espera de encontrarse con más soldados de Romulus.
No lo entiende. Simplemente no sabe cómo su día termino siendo un campo de guerra. Maldijo por lo bajo cuando dos hombres robustos entraron en su campo de visión. Cerró sus ojos tratando de sacar a flote su mutación. La vibración en su cuerpo fue instantánea. Sabía que no la había recuperado por completo, pero utilizaría lo poco a su favor.
Se levantó de su lugar llamando la atención de sus contrincantes. Y todo fue en cámara lenta, las balas que fueron disparadas se movían a un ritmo lento, no al que estaba acostumbrado, pero esto le funcionaba. Desarmo a ambos hombres y en un parpadeo lanzo sus armas vacías por las ventanas.
El hecho de que en un momento estuviera frente ellos y al otro se encontraran desarmados, y con el sonriéndoles a sus espaldas les dio una idea de con quien se enfrentaban.
—¡Señor, tenemos un mutante!
Comunico su objetivó de la izquierda en su oído. Supuso cual sería la orden que llegaría del otro lado de la línea así que se dispuso a terminar el trabajo. Su velocidad no había incrementado, pero aún era más rápido que ellos.
—Me voy por un jodido café a la cafetería –Golpeo el rostro del objetivo a su derecha con el mango del arma. –Y ustedes bastardos provocan un atentado.
Gruño entre dientes para recargar su arma. Tomo el extintor de la pared y colocándolo en la dirección de los hombres desarmados disparo al cilindró. Todo pasando en un pestañeo desde el punto de visión de sus “amigos”. El tanque con oxígeno exploto mandando a ambos fuera de los ventanales. Ignoro los gritos que hacían eco a medida descendían hacia el suelo y se dispuso a continuar en sus pasos.
Escucho el golpe seco de algo cayendo detrás de él y se posiciono en combate. Su cuerpo se relajó al momento que su padre y el profesor se encontraron con él. Un grupo de rostros conocidos se encontraban a sus espaldas, algunos asistentes temblando, secretarios tratando de mantener la calma y los guardias de seguridad rodeando al grupo con sus armas listas. Bajo el arma y respiro aliviado.
Su padre fue el primero en acercarse para abrazarlo. Apretó su espalda con fuerza transmitiendo el mismo cariño y felicidad que le daba verlo a salvo. Se separaron a los pocos segundos del cálido contacto.
—¿Cómo estás?
Cuestiono analizando cada golpe en su rostro. El quejido de dolor que salió de sus labios no pasó desapercibido por el contrario.
—Algo herido –Admitió, apartando la mano de su mejilla con suavidad. –Pero nada que no pueda soportar. ¿Ustedes?
—No hay daños o lesiones graves, Charles detecto la filtración en la sala a tiempo así que nuestros poderes no se han visto afectados –Explico reconfortando al velocista. –Sin embargo, no fuimos lo suficientemente rápidos como para evitar la explosión.
—La detonación sucedió al momento que logramos escapar de la sala –Menciono el profesor. –Pero los agentes de Romulus nos interceptaron en nuestro camino.
—Lo sé –Respondió con amargura. –Debemos salir de aquí, las escaleras están despejadas –Señalo la salida a su espalda. –Mis poderes están volviendo, así que recorreré los niveles faltantes por más civiles.
Informo, ajusto el arma en sus manos preparándose para partir. Sin embargo, apenas dio un paso cuando su padre le retuvo en su lugar.
—No hay más Peter.
—¿Qué? –Cuestiono confundido. –El edificio estaba repleto, debe quedar alguien.
—No lo hay –Confirmo con pesar el castaño. –Las armas X se han encargado de todo sobreviviente a la denotación en los pasillos arriba de nosotros.
—¿Están aquí?
Interrogo perplejo. No solo hicieron explotar gran parte del palacio, sus soldados parecían merodear por los pasillos y ahora los mutantes creados por esa organización hacían acto de presencia de igual forma. ¿Cuál era su objetivo?
—No tardaran en llegar –Comento su padre llamando su atención. –Debemos avanzar.
—¿Cuántos son?
—No es el momento de hacerte el héroe Peter –Se quejó tomando su brazo. –Un enfrentamiento entre nosotros solo empeoraría la situación, podemos soportar sus ataques, ellos no.
Señalo al grupo de civiles con su cabeza. Trago en seco y se dejó arrastrar por el contrario. Su camino era guiado por el profesor hasta las escaleras, parecía ocupado en sus pensamientos, pero prestaba la sufriente atención a su alrededor.
El grito de sorpresa de una de las asistentes les hizo ponerse alertas. Peter bajo su arma al darse cuenta que observaba los cuerpos que el dejo tirados a su paso. Su padre le miro tratando de confirmar de forma silenciosa si eso era obra suya. El solo se encogió de hombros provocándole una sonrisa.
Su recorrido hasta el último nivel fue largo, pero sin ninguna interrupción no deseada. El grupo de personas se incrementó a medida que descendían por los pasillos logrando rescatar a una cantidad mayor de lesionados.
Las puertas de salida se encontraban frente a ellos finalmente. Los primeros en correr fueron los menos heridos mientras que los demás seguían a un ritmo pausado por el dolor. Las sirenas de los camiones de bomberos se escucharon una vez salieron por completo del palacio.
Los diferentes asistentes médicos y paramédicos les alcanzaron de inmediato para dirigir a los más afectados hacia las ambulancias. Los camiones de la milicia cubrían una gran parte de la zona mientras los escuadrones de soldados preparaban sus equipos para entrar al edificio junto a un grupo de agentes especiales.
En las ambulancias los heridos eran tan tendidos con la mayor rapidez posible. Peter se acercó para ayudar, pero entonces lo noto. Una gran parte de trabajadores mutantes se encontraban igual o más lesionados que las demás personas. Apretó sus manos en puños al ver a la lejanía los cuerpos que los paramédicos no lograron salvar.
Muchas vidas se habían perdido. Sin contar con los civiles o mutantes que aún permanecían dentro de los edificios. Tres helicópteros volaron arriba de sus cabezas distrayéndolo con su ruido. Entrecerró sus ojos al no reconocer el logo o la marca del ejército en ellos. Algo raro estaba pasando, y sus preocupaciones no bajaron ante el sentimiento de ansiedad y desesperación que le recorrió el cuerpo.
—Profesor Xavier.
—Comandante Smith –Acepto el saludo estrechando su mano. –¿Cómo están los demás edificios?
—La primera detonación sucedió en el edificio A, los equipos de salvamento están preparándose para entrar e iniciar la misión de rescate.
—¿Saben cómo lograron infringir la seguridad del palacio?
Cuestiono uniéndose a la conversación.
—Hasta ahora no tenemos respuesta. –Se lamentó el hombre en un suspiro. –Las cintas de grabación han sido eliminadas de los tres edificios y ningún miembro dentro de las cabinas fue encontrado con vida hasta el momento.
—Comandante –Interrumpió uno de los soldados al llegar a su zona.
—¿Cuáles son los resultados finales?
—La información inicial es que atacaron a los miembros de seguridad primero, los cuartos de las cámaras de vigilancia en los tres edificios han sido destruidos por completo, hasta ahora no hay ningún sobreviviente notificado. Los grupos por parte de la organización Romulus descendieron por los tejados para adentrarse, utilizando tres helicópteros camuflados por los de seguridad. Además, de que filtraron una sustancia por los conductos de ventilación, todo el palacio como los edificios posteriores fueron administrados con este. Suponemos que fue con la completa intensión de afectar a todo aquel con el Gen-X en su organismo.
—¿Qué dices?
Cuestiono su padre ante las últimas palabras.
—Según los informes, prácticamente los tres edificios fueron infectados con el suero Ak-37, nosotros somos inmunes a la sustancia mientras que para todo mutante es letal, entre las consecuencias de su administración, se encuentra un desnivel de sus poderes o habilidades, hasta el punto de volverlos complemente vulnerables, señor.
Termino de brindar el resumen causando la sorpresa de varios mutantes cercanos. Erik, Charles y Peter no se quedaron atrás por la confesión del soldado. “¿Suero Ak-37?”, Se preguntaron, y la conclusión a la que llegaron no les agrado.
—¿Cómo demonios sabes todo eso?
Demando conocer Erik acercándose peligrosamente hacia el soldado. El hombre se quedó en su lugar, pero su cara transmitía los nervios que estaba sintiendo.
—Señor Lehnsherr.
Se interpuso en su camino.
—Teníamos un acuerdo, los documentos eran suyos, y todo lo referente con el suero era nuestro. Ustedes no tenían por qué tener una mínima información sobre él.
Escupió entre dientes con molestia. No culpaba a su padre por hacerlo, ni tampoco pretendía detenerlo como el profesor se lo estaba pidiendo mentalmente. La información del suero podría ser demasiado perjudicable para ellos, y peor en las manos equivocadas.
—Es conocimiento básico, no puede sugerir..
—¿Conocimiento básico que hasta un soldado de bajo rango tiene acceso a él?
Erik Lehnsherr era uno de los sobrevivientes de las atrocidades que las personas en altos mandos causaban en los mutantes. Fueron las cicatrices que nunca desaparecieron de su cuerpo las cuales le llevaron a reusarse a confiar en un gobierno de nuevo. “Las personas le temen a lo que desconocen Peter, y harán lo posible por desasearse de ello si se sienten intimidados”. Le dijo su padre en una tarde de entrenamiento.
Y ahora, que veía la forma en la que los soldados a su alrededor le observaban, apretando sus puños cerca del estuche de su armas le confirmaba lo que en más de una vez se negaba a ver.
—Retírate soldado.
—¡Sí, señor!
Respondió para alejarse lo más rápido que pudo del lugar. Erik aún mantenía una confrontación silenciosa con el comandante hasta que unos gritos cercanos a las ambulancias les llamaron la atención.
—¡Ustedes! –Les señalo un hombre robusto con vendas en los brazos. –¡Jodidos mutantes por que no defendieron el palacio!
—Senador Williams, cálmese.
—¿Calmarme? –Rio sarcástico perforando con la mirada a los mutantes cercanos. –Llenaron el palacio con esos malditos fenómenos como recurso de seguridad y ¿Ahora que tenemos un ataque ni siquiera pelean? ¿Por qué mierda no hacen lo único bueno que saben hacer?
—¡Senador!
Gruño el comandante sin poder controlar la situación.
—¡Tiene razón! –Le apoyo uno de los concejales que era atendido por sus heridas. –¿No se supone que son héroes? ¿Dónde quedo toda esa habladuría de derechos y su iniciativa de un grupo de defensores?
—Señores este no es el momento.
Trato de apaciguar la situación, pero eso no evito que más trabajadores hicieran comentarios arrasadores contra ellos. Más de alguno de los mutantes que trabaja para el gobierno bajaron sus miradas antes los insultos como: “¡Malditos fenómenos!”, “¿No se supone que son superiores? ¡Porque se quejan de dolor!”,“Ni siquiera deberían atenderlos, ¡Déjenlos curarse solos!”, “! Nunca debieron existir!”,“¡Son una vergüenza para la humanidad!”
Peter apretó la quijada por la impotencia. Cualquier acto de sus poderes en contra de esas personas seria catalogado como un delito, aun cuando fuera en defensa propia. Tanto el como los demás mutantes solo debían ignorar las opiniones de los demás y fingir que no les afectaban sus críticas. Sin embargo, no era sencillo contenerse, nunca lo fue, y menos ahora cuando esos comentarios eran tan injustos.
—¡Ya basta! –Grito sin poder contenerse un minuto más. –¿Superiores? ¿Ustedes creen que nosotros nos consideramos superiores?
Les enfrento, camino hasta el hombre que inicio todo el alboroto. Se paró frente a él y metiendo una mano en su bolsillo, saco la navaja de este. Los soldados y los guardias que se encontraban rodeando la zona apuntaron las armas sin vacilación hacia el velocista. El senador permanecía con una mirada impenetrable. No obstante, el sudor que comenzaba a reflejarse en su frente lo delataba.
Elevo la navaja y frente a todos los espectadores se hizo un corte no muy profundo en su palma. La sangre corrió en un fino hilo por su piel manchando un poco el pavimento con gotas. Erik iba a intervenir, pero el brazo de Charles le detuvo antes de que este avanzara, intercambiaron miradas, y con un asentimiento se mantuvieron expectantes por lo que ocurriría luego.
—Los mutantes también sangramos –Expreso, mostrando su palma al hombre. –Podemos llegar a ser vulnerables al igual que ustedes, pero nunca dudamos de los que las personas fuera del Gen-X pueden hacer, son fuertes y demuestran cada día por qué merecen un lugar en este mundo, pero cuando nosotros queremos demostrar lo mismo lo toman como una amenaza.
Reprocho, bajando el brazo lastimado. Algunos reporteros se acercaron a la zona con sus cámaras para transmitir todo en vivo. Ni siquiera le interesaron los flashes o los murmullos que le rodeaban, ya no podía seguir guardando esto en su pecho.
—Aun por encima de toda la discriminación, acusaciones sin precedentes, o violencia en nuestra contra, tenemos en mente protegerlos –Suspiro, un pinchazo en sus costillas le hizo sostenerse el torso. –Somos mutantes, porque en su prospecto de "normalidad" no somos aceptados, y aun así, frente a cualquier insulto o desprecio, solo buscamos una convivencia pacífica entre nosotros, pero ¿Es tan difícil creernos? –Pregunto al hombre frente suyo. –Es tan imposible creer que solo buscamos el cumplimiento de nuestros derechos, y finalmente tener una vida tranquila sin la incertidumbre de que nos lastimen o traten cada día de hacernos sentir miserables con sus críticas –Declaro, girando su rostro a los mutantes que le observaban con esperanza. –Podemos ser mutantes, pero no monstruos, no somos un peligro o una amenaza para su existencia, simplemente nuestra apariencia y habilidades son diferentes, ¿Superiores? En ningún sentido –Negó con sutileza mientras sonreía débilmente. –Personalmente, en algún punto llegue a admirar sus capacidades y devoción por la justicia. Sin embargo, –Se detuvo abruptamente para ensombrecer su mirada. La decepción reflejada en esos iris y que fueron captados por las cámaras. –Como siempre, demuestran que hay una gran línea que nos separa, y es decepcionante que lo hagan contra mutantes que en algún momento pudieron llegar a considerarlos como amigos.
Termino su discurso para alejarse de esa zona. Las miradas de arrepentimiento de algunas personas y otras de culpa entraron en su campo de visión, pero no era momento para debilidades, no se arrepentía de nada. Los murmullos y las voces de los periodistas que brindaron su resumen de los hechos inundaron los alrededores.
Los camarógrafos no hicieron ningún intento por detenerlo o acercarse a los mutantes que eran atendidos por los paramédicos que no se reusaron a ayudarlos. “Al menos hay personas con conciencia”. Pensó el velocista al ser interceptado por dos enfermeros que le brindaron asistencia.
Suponía que desde este día algunos mutantes mantendrían distancia con sus compañeros y no los culpaba. El mismo no desearía la presencia de una persona que no dudo en culparlo de algo que no fue su decisión. Dejo escapar un sonoro suspiro de cansancio, agradeció por la ayuda recibida, y se quedó sentado sobre una de las camillas cercanas a las ambulancias.
—Peter –Llamo el castaño tocando su hombro.
—Lo lamento Charles, yo solo...–Se cortó sin una verdadera respuesta. –Quería que se callaran.
—No te culpo de nada, actuaste de la mejor forma.
—Profesor Xavier –Interrumpió un agente que se acercó a ellos. –Tiene una llamada.
—Ya vuelvo.
Se excusó permitiendo que su pareja se aproximara al menor. Erik se apoyó contra la ambulancia a su lado, dejo caer parte de su peso en ella para cruzar los brazos.
—Si yo hubiera sido tú –Comenzó provocando que el velocista lo mirara con atención. –Ese hombre ya no estaría con vida.
—Eres el mejor en dar aliento.
—Déjame terminar –Rebatió, una sonrisa reflejando en su rostro. –No soy un hombre paciente, nunca lo fui, y menos con las personas que les gusta culpar a los mutantes por sus errores, mi yo del pasado simplemente abría asesinado con facilidad a todos los que se atrevieron a insultarnos, pero tu Peter, una vez más me demuestras lo maduro que puedes llegar a ser bajo presión, nos defendiste sin la necesidad de amenazas o el uso de tus poderes –Revolvió el cabello del menor sin poder evitarlo. –Estoy orgulloso de ti hijo.
—Gracias.
Sonrió levemente por el cumplido. Ambos se perdieron en una conversación referente al atraso de la renovación fondos cuando el castaño volvió con ellos. La tranquilidad de sus cuerpos se dreno ante la mirada del contrario, pero fue Peter el único que no soporto el silencio.
—¿Charles?
—Sucedió algo en la mansión.
(...)
Mansión Xavier
El viaje de regreso a la mansión fue tan estresante como largo, en opinión del velocista. Su cuerpo aun no expulsaba por completo los residuos del suero, lo cual evitaba que utilizara su mutación por completo. Se mantenía en su asiento en la nave con los brazos cruzados mientras que sus piernas se movían gracias a los continuos golpes de sus pies en el piso.
Su piel picaba por llegar rápido a su hogar. Tenía la desesperación de ver a sus dos personas favoritas cuanto antes. No sabía que era lo que había pasado, Charles no les dio la información suficiente, simplemente pidieron prestado uno de los vehículos del ejército para llegar a su hotel, recogieron todas sus pertenencias y se prepararon para partir.
Despejo su mirada observando el cielo. El color celeste de un día soleado y sin mucho calor se reflejaba en la vista. Los verdes campos que comprendían la propiedad de la escuela le saludaron dándole la bienvenida finalmente. Desabrocho su cinturón y ansioso se acercó al asiento del conductor. Su padre mantenía el volente con un agarre seguro entre sus dedos, pero una vez la mansión se hizo visible frente a ellos, su respiración se cortó.
Apretó su agarre en el asiento, y observo con atención los camiones de bomberos rodeando las diferentes zonas de la escuela. Las patrullas de policías se mantenían frente a la entrada principal mientras que los oficiales y cuerpos de bomberos se desplazaban a lo largo de los jardines y los escombros.
Cuando aterrizaron, el velocista fue el primero en bajar de la nave. Corrió hasta pasar las diferentes patrullas que adornaban la fuente principal. En su carrera, no se dio cuenta de los distintos estudiantes que notaron su presencia. Los jóvenes se levantaron de sus lugares en el césped y se apresuraron a llamar su atención.
—¡Profesor Maximoff!
—¡Vuelva por favor!
—¡Por favor, deténgase!
Eran las suplicas de algunos, pero el solo hizo caso omiso. “Laura”, Grito su mente. Abrió la puerta principal y el desastre que encontró le hizo palidecer. No reconocía nada. Parecía como si un tornado se hubiera desatado dentro de la mansión moviéndose hasta que no quedara nada reconocible.
Subió la enorme escalera con dificultad y casi se resbala cuando llego a la cima. Ni siquiera le importo esquivar los pedazos de concreto y madera que caían ante sus pasos. Su mente y su cuerpo solo tenían una sola misión en ese momento y era en asegurarse de que su hija se mantuviera en una sola pieza.
Después de todo el recorrido en el desastre finalmente llego a su destino. Los pasillos se encontraban solitarios, el sonido del agua saliendo de las mangueras era lo único que reinaba en el ambiente además, de los sonidos de cosas cayendo en las otras habitaciones.
Evito a los bomberos que se encontró en su camino y con una inhalación profunda abrió la puerta. Sus ojos se humedecieron y trato de tragar el nudo en su garganta. La habitación se encontraba en penumbras, pero aun en la oscuridad era visible toda la destrucción.
Esa ya no parecía la habitación de Laura, la recamara que con tanto cariño y esfuerzo decoro una vez para ella. No le prestó atención a los pasos apresurados detrás de él, lo único que le importaba era bajar y buscar a su hija por toda la propiedad si era necesario.
Se dio la vuelta encontrándose con Raven al final del pasillo. La rubia respiraba con dificultad, los vendajes en sus brazos y cabeza le hicieron apretar sus labios. “Laura”, Grito su mente una vez más, tan dolorosamente esta vez, que su pecho se apretó con agonía. Necesitaba verla.
—¿Dónde está Laura?
—Peter, necesito que respires.
-Mi hija Raven –Menciono con inseguridad en su voz. –¿Dónde está mi hija?
Exigió conocer temiendo su respuesta. El semblante de la mujer frente a él cambio drásticamente, ni siquiera le mantenía la mirada.
—Los teléfonos, todo contactó fue cortado –Informo de forma mecánica. –Atacaron hoy en la madrugada, fue rápido, los pocos estudiantes que aún se mantenían aquí lucharon hasta su último aliento.
—No estas respondiendo mi pregunta –Le interrumpió apretando sus puños.
—Ven conmigo, te lo explicare todo –Elevo su mano para indicar el pasillo opuesto. –No es seguro quedarnos aquí.
Se limitó a responder. El menor lo dudo unos segundos antes de que sus piernas comenzaran a caminar. Raven trato de tocar su brazo para reconfortarlo, pero desistió de esa idea. El rostro del velocista lo decía todo, no necesitaba palabras de aliento, ni si quiera toques de ánimo. Peter la necesitaba a ella.
Su camino los llevo hasta el ala médica. El lugar permanecía casi intacto, las paredes se encontraban agrietadas, resultado de las posibles detonaciones, las luces del techo estaban en su mayoría dañadas, aunque por lo poco que escucho de Raven dudaba que la electricidad regresara pronto a esta parte de la mansión.
Al recorrer los distintos pasillos se encontró con las camillas siendo ocupadas por algunos estudiantes, tanto de nivel superior como adolescente siendo atendidos por los pocos asistentes médicos. Observo a uno de los doctores hablar por teléfono, seguramente pidiendo refuerzos a todos los enfermeros que tomaron sus vacaciones antes del ataque.
La rubia lo dirigió hasta una de las oficinas de los doctores. En la puerta se reflejaba el nombre de Hank McCoy, y su esperanza volvió a crecer, tomo el pomo de la puerta con el único deseo de encontrar a Laura dando vueltas en la silla giratoria del aburrimiento.
Respiro hondo, abrió la entrada y sus ilusiones cayeron una vez más al solo encontrar a Ororo y Scott en el lugar. Su mano tembló, la desesperación invadiendo su cuerpo y la presión de la pregunta principal se atascó en su garganta.
Temía tanto la respuesta, sin importar haber recorrido casi toda la mansión y no verla por ningún lado. Su corazón aun latía de esperanza.
—Peter.
Saludo la morena con ¿Culpa? ¿Decepción? No logro diferenciar el sentimiento en la voz. Inspeccionó su rostro donde las cicatrices de pelea eran visibles. Mantenía un pie vendado y las manos cubiertas en vendas. La sangre seca se filtraba en la blanca tela.
—Peter siéntate.
—No lo volveré a repetir Raven.
—Lo lamento.
Esa fue la disculpa de Scott. Su amigo ni siquiera podía verlo a la cara. Con un brazo vendado, se mantenía apacible en una esquina de la oficina sin querer moverse de su lugar. Se veía terrible, casi igual de lesionado que Ororo.
—¿Por qué lo lamentas Scott?
—Lo siento tanto Peter.
Esta vez fue Ororo. A pesar de ser una mujer fuerte que no se dejaba llevar por sus emociones, su voz tembló en su nombre, tan culpable como avergonzada. Y entonces supo que algo estaba mal, algo estaba muy mal como para que ambos se disculparan con ese nivel de arrepentimiento.
—Raven, vas a decirme de una vez que paso con mi hija.
—Se la llevaron Peter –Confeso finalmente. Dudo en continuar cuando las lágrimas se aproximaron en los ojos del velocista. Sin embargo, el merecía la verdad. –Las armas X la capturaron junto a Kurt. Tratamos de protegerlos, pero nos atacaron con bombas de humo que contenían el suero, nos debilitamos al instante y a pesar de que peleamos entre todos, solo bastaron un par de explosiones para vencernos, todo sucedió tan velozmente –Se lamentó guardando silencio por unos segundos. –Cuando despertamos no había rastro de Laura o Kurt.
—¿Qué paso con Warren?
Cuestiono sorbiendo su nariz. El ardor en sus ojos no paraba, sus lágrimas querían caer libres.
—Está encerrado en una de estas habitaciones, le administraron un sedante para tranquilizarlo –Explico el castaño cruzando los brazos. –Al no encontrar a Kurt se desesperó y tuvimos que someterlo para que no hiciera una locura.
—¿Y qué les hace pensar que no tendrán que hacer eso conmigo?
Cuestiono apretando los puños. Los cuerpos de los tres presentes se tensaron, ya habían visualizado esa posibilidad, pero no tenían la intención de hacerle eso a otro miembro de su familia.
—Por favor, no digas eso.
—Por eso nos mantuvieron tanto tiempo en el palacio –Se rio con amargura caminando hasta el escritorio de la oficina. –Ellos lo sabían, esperaban un jodido ataque y que nosotros nos hiciéramos cargo de la situación, no les importo la posibilidad de que hicieran lo mismo contra la escuela, solo querían asegurar sus malditas vidas.
—Peter cálmate.
Pidió la rubia al notar como su cuerpo comenzó a vibrar. El ambiente se volvió más pesado alertando a Scott y Ororo.
—¡¿Cómo esperas que lo haga?! –Se exalto golpeando el escritorio de Hank. –¡Por la culpa de esos bastaros no estuve aquí, no pude protegerla!
—El hubiera no existe y lo sabes muy bien –Murmuro con suavidad acercándose a él. –No puedes culparlos, tu enojo hace que pienses de esta forma, no pierdas el control así, no ahora que Laura y Kurt te necesitan ileso –Trato de reconfortar. Hizo el intento de tomar sus manos, pero el velocista las alejo rápidamente. –No puedes irte y esperar que Romulus te la entregue tan fácilmente.
—Entonces lo asesinare.
Sentencio enmudeciendo a los contrarios. Su voz ni siquiera vacilo en esa confesión.
—No puedes irte, no ahora.
—¿Ustedes me van a detener?
—Si así evitamos que cometas una estupidez, entonces sí.
Menciono el castaño preparándose para el combate. Ororo movió sus manos asegurándose de que sus poderes estaban restableciéndose. La mutación de Peter era incomparable, lo más posible es que ni siquiera tendrían una oportunidad contra él. No obstante, nunca permitirían que se fuera directo a una guerra por si solo o en el mejor de los casos, una muerte segura.
—Háganse a un lado.
—No podemos dejarte partir Maximoff.
Comento la morena lista para someterlo si era necesario. La tensión dentro de esa oficina era palpable, el silencio que se instalo fue asfixiante. Todos manteniéndose a la espera de cualquier movimiento contrario. ¿Así tenía que terminar? El enfrentándose contra los miembros de su familia.
Bueno, ya era muy tarde para arrepentirse, en su mente solo permanecía la sed de venganza, haría pagar a Romulus, así fuera lo último que hiciera en vida. Cerró sus ojos, la vibración en su cuerpo incrementándose por segundo, la furia corriendo por sus venas con el único objetivo de sangre.
Se inclinó un poco para correr, pero entonces el sonido de la puerta les llamo la atención a todos. La presencia del intruso fue suficiente para enfriar sus impulsos. La mirada curiosa de Logan recorrió a cada uno de ellos hasta parar en el velocista.
Trago grueso cuando este no aparto su mirada. Se sentía terrible por no haber hecho más para salvar a Laura. Los recuerdos de la noche anterior llegaron a su mente, golpeándolo una y otra vez con la imagen de la menor siendo apartada de sus brazos. Él fue el único que la vio partir antes de que los soldados de Romulus lo golpearan hasta la inconciencia. Su pecho se apretaba con melancolía desde que despertó en la camilla del hospital, pero nada se comparaba con el dolor de perder a Laura.
Observo al menor dirigirse hacia él. Su mirada era decisiva, así que se mantuvo en su lugar. Espero un insulto o incluso un golpe por no proteger a su hija, pero nunca se imaginó que los brazos contrarios se envolverían alrededor su cadera. Peter se escondió contra su pecho y los leves gimoteos se ahogaron entre sus pectorales.
Logan tampoco tardo en rodearlo con sus brazos para cubrirlo de los demás. Tanto Raven como los otros dos amigos del velocista suspiraron con alivio. No tenía idea de lo que estaba pasando antes de que él llegara. Sin embargo, el susurro de agradecimiento de parte de la rubia le explico todo.
Apretó con fuerza el cuerpo del menor y este dejo escapar un hipido de sufrimiento. Se estaba contendiendo, sabía que a Peter nunca le gusto llorar frente a los demás, por muy sentimentalista que podía llegar a ser, el llanto era algo que no se permitía desde que era un niño. Era un signo de debilidad, los abusos y la discriminación que sufrió en la niñez le enseñaron que las lágrimas no solucionaban nada.
Los dedos del velocista se apretaban con fuerza en su piel. Necesitaba desahogarse. Le mando una señal a Raven con sus manos, y está captando el mensaje asintió con aceptación.
—Los dejaremos solos.
Menciono sin esperar una verdadera respuesta. Scott y Ororo le siguieron detrás cerrando la puerta. El lugar quedo en completo silencio, ambos se encontraban en medio de la oficina. Logan trato de separarse para ir por el botiquín en el estante a su derecha, pero los brazos del contrario se lo impidieron.
—Peter –Murmuro cerca de su oído. –Hay que limpiar la herida en tu mano.
—Espera solo un momento.
Suplico con su voz temblorosa, se aferró con más fuerza contra el cuerpo del moreno, casi temiendo que este desapareciera si lo soltaba. Las palabras se hacían un nudo en su garganta por las ganas de llorar. Apretó sus labios resistiendo el impulso de abrir los labios de nuevo, temiendo no poder contener su dolor si lo hacía.
—Estamos solos –Susurro con suavidad acariciando su cabello. –Nadia más te escuchara, tienes que llorar.
—Yo no..
Su voz empezó tan decidida, pero se detuvo de golpe al sentir la calidez de las lágrimas cayendo sin su permiso. Sorbió su nariz apretando con fuerza los ojos. No podría resistirlo por mucho tiempo, y menos con las caricias del mayor en su espalda. Respiro hondo un par de veces antes de que finalmente se dejara vencer por el dolor. Los sollozos se escaparon de su garganta con intensidad, las lágrimas se desbordaron con rapidez de sus ojos y el solo podía aferrarse contra el cuerpo de Logan.
—Eso es –Susurro dejando un beso sobre su cabello. –Déjalo salir.
—No es justo –Gimoteo como pudo.
Las lágrimas nublaban su visión, y su garganta comenzó a arder por los lamentos. Su cabeza dolía mientras el vacío en su pecho crecía con cada gota derramada. ¿Alguna vez se había sentido tan miserable? No lo creía, no cuando su corazón parecía detenerse por segundos, y un ardor recorría su cuerpo quemándolo por dentro. Quería gritar, golpear, y destruir todo a su paso, pero se sentía tan débil al mismo tiempo.
El dolor, el jodido dolor de perder parte de su alma le carcomía con profundidad. ¿Qué habrá sentido Laura? ¿Cuánto miedo habrá trasmitido su mirada? No quería castigarse de esa forma, pero su hija lo era todo. Mierda, no podía parar de llorar, no cuando la imagen de la menor se dibujaba en su mente sola, asustada a la espera de que su padre llegara por ella y él ni siquiera sabía dónde empezar a buscar.
—Voy a destrozarlo Logan. Hare que suplique por su vida antes de convertir toda su organización en cenizas.
Murmuro entre dientes con tanto rencor en su voz que el mayor solo opto por llevar una mano a su cabello para acariciarlo. ¿Cómo hacerle ver que esa no era la solución? Si sus propias manos picaban por arrancar las cabezas de todos y cada uno de los soldados que le separaron de su hija.
—Lo sé –Susurro perdido en su respiración. –Y yo estaré a tu lado cuando eso suceda.
Prometió, por supuesto que no se alejaría del menor. El instinto asesino era algo que los distinguía en su relación. Logan lo dejaba fluir con experiencia cada vez que él quería, pero Peter, se dejaba llevar por su odio, si él lo quisiera terminaría con cada uno con sus propias manos en minutos. Sin embargo, no lo permitiría, evitaría cuanto pudiera que sus manos se mancharan con sangre, o que su mente cargara con muertes innecesarias, no mientras el viviera.
(...)
Seis días después
Se despertó por el ruido en los pasillos. Las sabanas se revolvieron por los movimientos de sus piernas al estirarse. Bostezo para levantarse, y se sentó a la orilla de la camilla. Por la vista a través de la ventana podía deducir que apenas estaba amaneciendo. La oscuridad se mezclaba con el tono naranja de la madrugada, rechisto. De nuevo no había podido conciliar el sueño.
El cuerpo al otro lado de la camilla se removió alertándolo. Desvió su mirada a Logan que descansaba utilizando un brazo como almohada, sus labios se encontraban levemente abiertos brindando una imagen apacible de su descanso. Sonrió débilmente por ese hecho.
Los días sin encontrar una pista de la nueva ubicación de los laboratorios de Romulus fueron desastrosos. Nadie de su familia había tenido un descanso. El profesor, Hank y su padre se encargaron de hacer funcionar a Cerebro con la ayuda de los asistentes del laboratorio. Gracias a las detonaciones, su procesamiento fue dañado. Les tomo al menos un día entero sin descanso en repararlo.
Warren despertó al día siguiente de su llegada. Scott y Ororo no se han separado de su lado desde entonces. Él lo visito unos días después de enfriar su mente, Logan lo acompaño en todo momento. No lo culpaba, ambos habían enloquecido por la noticia del secuestro, y tenía la ligera idea de que tanto el mayor como sus amigos temían que planearan una fuga en secreto.
Con solo ver el rostro del rubio se dio cuenta que estaba destrozado como él. Los ojos hinchados y las marcas de ojeras se lo demostraron. Su mirada se encontraba perdida en la ventana, y ni siquiera se molestaba por responder sus preguntas. Se rindió, simplemente se sentó a su lado ese día y se consolaron en silencio. No importaba lo que dijera, nada le quitaría de la mente el miedo y la ansiedad por no tener noticias de Kurt, lo entendía, porque así era como él se sentía.
Sus amigos habían intentado animarlo, pero todo era en vano. El mismo les aconsejo que lo dejaran desahogarse a su manera. Warren era muy parecido a él en ese aspecto. Ocultaba la tristeza y su llanto tras una máscara de indiferencia. No se abría con cualquiera en sus sentimientos más profundos, en todos sus años juntos nunca lo habían visto derramar una lágrima que no fuera por alegría o diversión. Jamás se volvió vulnerable con ellos. Sin embargo, Kurt era la excepción.
Y joder lo comprendía. ¿Cómo no hacerlo? Si el mismo vivió esa sensación en carne propia. Conocía el sentimiento de no querer mostrarle a alguien tu verdadero ser, por el miedo a que no acepte tus cicatrices o tus errores, pero entonces, sin esperarlo, aparece esa persona que llena tu cuerpo de confianza con solo una mirada.
Un intercambio de saludos es suficiente para notar la diferencia entre los demás. No es fácil explicarlo, hasta el momento no puede hacerlo. Simplemente sabes que has conocido a la persona correcta.
La chispa corre tan rápido por tu cuerpo que apenas te das cuenta de todo lo que ocasiona. Como si toda tu vida hubieras escuchado un tic, tic, tic esperando su toc, para complementar un reloj que simbolizaba tu alma. Alguien con quien compartir todo sobre nosotros, hasta el más mínimo secreto sin el temor de ser rechazados. La conexión es tan fuerte que incluso tu mente grita que puedes llorar en su hombro sin ser juzgado, que ya no necesitaras amortiguar tus penas sobre una almohada hasta quedarte dormido. Finalmente has encontrado tu refugio en sus brazos.
Porque así era como se sentía. Logan era su lugar seguro, al igual que Kurt lo era para Warren. Y perder esa parte que te complementa es dolorosamente insoportable.
Por esas mismas razones le pidió a Scott y Ororo no volver por las noches a su recamara. No necesito dar más explicaciones, su amigo requería ese respiro en soledad para enfriar sus ideas.
Trato de ayudar a Raven a dirigir los comandos de equipos para la misión de recuperación, aunque ella prefirió que se mantuviera alejado de todo ese ambiente. No podía disimular su decepción cada vez que Hank les informaba no haber encontrado nada con Cerebro. Los rastros de Romulus desaparecieron de todo el mundo con facilidad, lo cual lo llenaba de frustración.
Las palabras de aliento y apoyo de los estudiantes superiores que decidieron volver a la mansión después del ataque no le reconfortaban, aun así, les agradeció a cada uno con una sonrisa sin brillo. Su desilusión era notable, pero no había mucho que pudieran hacer por su cuenta. La misión de rescate seria feroz, lo sabían, así que se mantuvieron entrenando hasta el cansancio.
Los instructores y docentes volvieron al tercer día para mostrar su apoyo. No solo habían atentado contra la escuela, habían tomado a dos miembros de su familia, separaron a un padre de su hija, destruyeron su hogar. La organización de Romulus ataco sin piedad, y ahora tendrían que esperar las consecuencias.
Los estudiantes ya graduados volvieron sin vacilación al enterarse de las noticias. Estaban dispuestos a pelear de nuevo, no permitirían que más mutantes o personas salieran perjudicadas. Estaba en sus venas luchar por lo que era correcto, por muy difícil que fuera la misión, estarían al lado de los suyos todo el tiempo.
Así fue como en todos estos días han entrenado sin parar en los alrededores de la mansión. Los grupos entre los mutantes con experiencia y los estudiantes se mezclaron entre sí. Las tiendas de campañas se vislumbraban en el jardín. Los planes de reconstrucción de la mansión tomaría su curso una vez recuperaran a todas las víctimas.
Se enteró que los niños que conformaban el equipo de Laura habían solicitado volver a la mansión. Querían pelear, unirse a los escuadrones para traer a su amiga y al doctor amable de vuelta. Eso le lleno de calidez. Sin embargo, no los arriesgaría a una misión de esa magnitud.
Y eso los traía al ahora, luego de seis días a la espera de una pista de la localización de sus bases. Suspiro, necesitaba resultados.
Salto en su lugar cuando un brazo atrajo su cintura. Se recostó de nuevo sobre la camilla sintiendo el cuerpo del mayor cubrirlo con su calidez. ¿Desde cuando comenzaron a dormir de cucharita? No lo recordaba, simplemente se dejaba consolar por sus manos.
—¿Cuánto has dormido?
Murmuró con su voz ronca. No sonaba tan adormilado como lo pensó en un inicio.
—Tres, talvez cuatro horas.
Respondió escuchando un resoplido a su espalda. Los brazos que le rodeaban le apretaron con un poco de fuerza atrayéndolo más a su pecho. Cerró sus ojos ante los toques que llegaron a su estómago.
Bajo una de sus manos a las contrarias para acariciarlas con su pulgar. El silencio reino en su espacio, pero no necesitaban llenar ese vacío. Las horas pasaron y ninguno de los dos pudo volver a dormir. La ventana frente a ellos, les dejo saber cuándo ya había amanecido por completo.
Logan fue el primero en levantarse de la camilla. Desordeno el cabello platinado en un suave toque provocando que las comisuras de los labios del menor temblaran en una pequeña sonrisa.
—Iré por el desayuno.
Aviso colocándose una camisa. Peter no perdió detalle de los músculos de Logan tensándose ante el movimiento.
—No tengo mucho apetito.
—Entonces conseguiré algo ligero.
Comento con una sonrisa amenazante. El menor giro los ojos y simplemente se envolvió con la manta de nuevo. Escucho los pasos dirigirse a la puerta y solo se destapo una vez la puerta fue cerrada. Observo la hora en el reloj de la pared y se estiro para levantarse. Una ducha rápida le vendría bien a sus músculos tensos.
No se lo pensó mucho. Tomo una de las toallas del baño y dejo que el agua cayera sobre su cuerpo. No quería pensar en nada, su mente en realidad estaba en blanco mientras se quitaba el jabón del cuerpo. Considero su tiempo en la ducha, cerrando el grifo con aburrimiento.
La ropa limpia le recibió en la orilla del lavabo. Seco las gotas restantes para cambiarse en un pestañeo. El espejo del pequeño cuarto tenía grietas gracias a las explosiones de ese día, así que no se molestó en ver su reflejo.
Se encontró con Logan al entrar a la habitación de nuevo. El mayor dejo los recipientes de comida sobre la camilla y luego se acercó a él.
Peter se quitó la toalla del cuello para lanzársela al contrario que la atrapo en el aire. Cerró los ojos ante el beso sobre su cabello húmedo y luego aprecio al moreno retirarse para tomar una ducha. Observo los recipientes sobre las sabanas. Suspiro, debía probar al menos un bocado sino quería que Logan le hiciera comer cuando volviera.
Y no estaba dispuesto a pasar por eso otra vez. Le pareció tierno que él lo alimentará, pero la vergüenza le gano. Dejando ese recuerdo en el olvido, camino hasta sentarse en la blanda superficie. Uno de los contenedores mantenía un par de hot cakes pequeños con frutas alrededor mientras que el otro tenía un desayuno completo.
No mentía cuando dijo que no tenía hambre, de hecho el solo olor de a comida le mareaba. Sin más que hacer, llevo un trozo de mango a su boca. Desvió su vista a la ventana cuando escogió otro pedazo. Recordó vagamente la primera vez que había preparado hot cakes para Laura.
Paso en una tarde de fin de semana. Ella apenas tenía tres años, y ambos se encontraban en la sala principal a la espera de que su padre terminara una reunión. Les había prometido llevarlos de paseo en el auto. Sonrió al recordar como la pelinegra permaneció sentada sobre un cojín, con sus brazos cruzados y el ceño fruncido por el calor de ese día.
Su cabello suelto como le gustaba y un overol rojo mezclado con una camisa blanca, sus pequeños zapatos rojos en combinación, por supuesto, y si no mal recordaba, aún conservaba esos zapatos. Oh bueno, al menos lo hacía, dudaba mucho que hayan resistido las detonaciones. Perfecto, otro tesoro valioso arruinado por esos bastardos.
Trago el pedazo de melón con amargura ante ese recordatorio. Sacudió su cabeza para olvidar todos sus problemas y concentrarse en su memoria. Una sonrisa se volvió a dibujar en su rostro cuando recordó lo pronunciados que eran los cachetes de Laura en ese entonces. Nunca se contuvo lo suficiente, igual que en esa ocasión, pincho una de sus redondas mejillas para molestarla un poco.
Para ser tan joven, Laura ya tenía su carácter formado. Su voz era tan dulce y firme para su edad. No importaba cuanto se enojara con alguno de sus amigos por tomar su lobo de peluche, cada una de sus amenazas solo provocaban una estúpida sonrisa en cualquiera. Su padre el más afectado con su ternura. ¿Qué podía decir en su defensa? Laura era y sigue siendo adorable a sus ojos.
Casi rio al recordar como la menor había rechistado y quejado por lo mucho que se tardaba su abuelo. Él les pidió que no comieran nada a la hora del almuerzo porque les tenía una sorpresa, Laura amaba las sorpresas y más cuando se trataban de postres. Su padre se ganaba una sesión de abrazos y besos animados en su mejilla cada vez lo hacía.
Pero esa vez, más parecía que Laura lo ignoraría por el resto del día como castigo por hacerle pasar hambre. La menor ya se estaba desesperando por probar bocado así que él la tomo en brazos y se la llevó hasta la cocina. Como era fin de semana, no encontraron comida de su gusto en el refrigerador. Buscaron en la alacena y el recuerda haber maldecido en voz baja al darse cuenta que alguien había robado la caja de donas que escondió, de nuevo.
Busco entre las latas y cajas un aperitivo para calmar su hambre cuando se encontró con la caja de hot cakes. La tomo para dejarla en la isla como los demás contenedores y seguir buscando, pero entonces vio a Laura tomar la caja con curiosidad. La inspeccionaba por todos sus lados como si no supiera que era lo que tenía en sus manos y entonces la realidad le golpeo en la cara.
El nunca en su corto tiempo de vida le mostro lo que eran los hot cakes. Había practicado todo tipo de postres para hacérselos el mismo como donas, pasteles o brownies, pero no hizo ningún intento con ellos. Se preguntó por un segundo que tan difícil seria hacerlos ahora, ya había horneado pasteles, no creía que fuera tan complicado. Bien, lo decidió.
"¿Que tan mal me pueden quedar?", Le pregunto en esa ocasión y la pelinegra solo se encogió de hombros en respuesta. Acomodo todos los comestibles de nuevo en la alacena con su mutación; para acto seguido colocarse el mantel para cocinar. Sentó a Laura sobre su silla en el comedor y en unos segundos tenía los hot cakes listos. La menor dejo su peluche de lobo sobre la mesa, aceptando la cuchara que el contrario le entrego.
Corto un trozo para llevarlo a su boca, él se quedó sentado frente a ella, alerta a cualquier reacción, un vaso con agua listo por cualquier cosa. "¿Yyyyy?" Canturreo esperando su respuesta. Laura levanto su mirada para enfrentarlo, sus ojos con un brillo que llamo su atención. "¡Esta delicioso papá!", Chillo de alegría llevando más pedazos a su boca. Su corazón latió con rapidez, y sus mejillas ardieron por la enorme sonrisa que se dibujó en su rostro.
No creía poder olvidar la alegría de ese recuerdo. Como ese, tenía muchas más memorias, y fotos que desearía conservar para toda su vida.
—¿Qué es tan gracioso?
La voz del mayor le hizo distraerse.
—Es una larga historia –Murmuro dejando el contenedor vacío sobre la camilla. –Si sigues comportándote tan bien, talvez te la cuente un día.
—Entonces la escuchare muy pronto.
Menciono con una sonrisa socarrona. Se dejó caer al lado del velocista para comer su desayuno. Raramente Peter abandonaba su habitación en la sala médica. Simplemente permanecía dentro recostado o sentado al lado de la ventana. Sus ánimos no parecían mejorar con los días, pero al menos se alimentaba con frecuencia. Algo que no se podía decir de su amigo aun.
—¿Cómo te sientes hoy?
—Igual que siempre.
Contesto apoyándose contra su hombro. Cerró sus ojos para descansar un poco. Sin embargo el sonido de la radio en su mesa de noche le hizo ponerse nervioso.
—Logan, Peter ¿Están ahí?
Se escuchó por la transmisión con insistencia. Fue el velocista quien tomo el aparato en su mano para responder.
—¿Qué sucede Raven?
—Los encontramos.
Informo, y fue suficiente para que ellos salieran de la habitación con destino a Cerebro.
Y corte! Wua! Súper largo y eso que tuve que recortarlo xd
Es hora de iniciar la acción. ¿Qué sucederá? ¡Lo descubrirán en el próximo capítulo! ¡Nos encontramos en la ronda de los capítulos finales!
Así que rápidamente, ¡Gracias por leer, por el apoyo a la historia y nos vemos en la siguiente actualización!
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