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7: La botella voladora


(Maratón 2/3)

Aclaración: Jujuy y Mendoza son dos provincias de Argentina.

(...)

- ¡Sujeta la liana! - Gritó Brutilda.

- ¡Vamos Jack! - Alentó Mérida -. ¡No te rindas!

Sin embargo, las palabras de su equipo no habían sido suficientes. Patán había logrado tocar la campana antes que Jack, logrando de esa forma que el Equipo Verde obtuviera el punto.

Cuatro a dos. Iba ganando el Equipo Verde con una gran ventaja, y el Equipo Rojo sólo podía llegar a empatar. Al parecer los Verdes se estaban esforzando mucho más aquel día, ya que al haber sido Thoot la primera eliminada, no querían perder a alguien más de su equipo.

- ¡Punto para el Equipo Verde! - Exclamó Norte -. ¿Cómo van los puntos, Jefe?

- Cuatro a dos, la ventaja es del Equipo Verde - anunció la potente voz -. Si el Equipo Rojo pierde el siguiente juego, deberán nominar.

- Vaya, entonces los Rojos tienen bastante presión sobre sus hombros - comentó Jonathan -. ¿Cuál es el próximo juego?

- Uno nuevo - respondió Norte, con una gran sonrisa en el rostro -. Es... ¡La jaula!

A cada lado de la piscina que se encontraba en el estudio había dos jaulas. En verdad eran dos jaulas. Lo suficientemente grandes para que algunas personas pudieran ingresar en ellas, obviamente que las personas que estuvieran dentro no estarían cómodas.

- ¿Qué demonios es eso? - Preguntó Astrid.

Y como si Norte la hubiera oído, él comenzó a explicar de lo que trataría el juego.

- El juego de La jaula consiste en que todos los integrantes de cada equipo deberán estar encerrados dentro de las jaulas - todos oían con atención las palabras del hombre de la barba -. Una vez que el juego comience, podrán salir de ellas y atravesar al mismo tiempo la piscina, ya sea nadando, caminando, corriendo, volando... Como sea. Y el equipo que se encierre primero en la jaula en la que anteriormente se encontraba el equipo contrario ganará.

Todos los integrantes del Equipo Rojo se colocaron dentro de una jaula y los Verdes en la otra. Todos se veían increíblemente incómodos, y no era por la cercanía de sus cuerpos, era por las posiciones en las que se encontraban. Las jaulas eran bajitas, por lo cual todos estaban intentando encontrar aunque sea algún hueco donde poner un brazo o una pierna.

Una vez que se acomodaron, bajaron las puertas de las jaulas -ya que se deslizaban- y quedaron encerrados.

Los tres pitidos que sonaban siempre antes de un juego se oyeron en todo el lugar.

Ambos equipos abrieron las puertas de sus respectivas jaulas y salieron torpemente a la piscina. Una vez en el agua, algunos optaron por cruzar nadando y otros simplemente corriendo, intentando esquivar a los del equipo contrario.

Por mala suerte, hubo varios choques. Era obvio que eso sucedería.

Patán empujó a GoGo mientras que pasaba a un lado de ella, quien ni siquiera pareció inmutarse ya que continuó con el juego. Brutilda y Brutacio chocaron sus frentes mientras que intentaban cruzar bajo el agua. Anna rasguñó por accidente el brazo izquierdo de Kristoff, provocando que éste la mirara de mala gana, y todos los demás obtuvieron varios empujones.

Cada vez que alguien llegaba al extremo de la piscina salía rápidamente de ésta e ingresaba a la jaula en la que anteriormente se encontraba el equipo contrario. Los primeros en completar todo el procedimiento habían sido los Verdes, otorgándoles de ésta forma el punto a su equipo.

Dentro de la jaula, los integrantes del Equipo Verde se abrazaron con felicidad, ¡acaban de ganar el día! Mientras tanto, los del Equipo Rojo estaban más que decepcionados, ya que deberían nominar.

Una vez que ambos equipos salieron de las jaulas con un poco de dificultad, los Verdes se dirigieron a sus escaleras y los Rojos se colocaron en una hilera frente a la mesa que tenía la pantalla de nominación.

Jonathan y Norte continuaban hablándole a las cámaras, explicando lo que los participantes debían hacer, pero los Rojos no les pesaban atención, ya que estaban intentando pensar a quién nominar.

Uno por uno, los integrantes del Equipo Rojo emitieron su voto, Eep y Tadashi eran los que más habían dudado.

- Y el nominado o nominada del Equipo Rojo es... - A Norte le habían entregado una hoja donde se encontraba el resultado - ¡Brutilda!

Todos se mostraron sorprendidos, ya que en realidad ninguno de ellos había decidido a quién votar junto a sus demás compañeros, sólo hicieron lo que creyeron que sería lo correcto en el momento.

Brutilda se acerco a Norte y Jonathan, el rubio le entregó una remera negra que decía la palabra "NOMINADA" en el pecho con grandes letras blancas. Brutilda se colocó la remera y quedó a un lado de ambos.

- Dime, Brutilda - habló Norte -. ¿Piensas que puedes ser eliminada del programa?

- Quizás sí, no estoy muy segura - respondió la rubia -. Aunque aún me sorprende que mi hermano no haya sido eliminado.

Los espectadores comenzaron a reír, y ante ello Brutacio le arrojó la botella que tenía entre sus manos a su hermana. El objeto lleno de agua ni siquiera estuvo cerca de Brutilda, y acabó estrellándose en la frente de Anna, quien estaba sentada en las escaleras de su equipo.

En el estudio se oyó un "uuh" colectivo, y la pelirroja cayó de espaldas... Estaba inconsciente. Al parecer Brutacio era bueno para arrojar cosas, o al menos empleaba mucha fuerza en ello.

- ¡Anna! - Exclamó Elsa con sorpresa y preocupación a la vez. Corrió a través del estudio y llegó hacia las escaleras del equipo contrario, poniéndose en cuclillas a un lado de su hermana.

- Hay que llevarla a algún lugar para que la revisen -  dijo Flynn, cargando a Anna como si fuese un bebé.

- Llevenla a la enfermería - ordenó Johnny.

Flynn asintió con la cabeza y salió del estudio con Anna en brazos y Elsa siguiéndolo.

(...)

Anna se encontraba acostada en una camilla, en su frente había un gran círculo rojo, producto del golpe de la botella que Brutacio le había arrojado por accidente. Elsa estaba más tranquila, ya que una enfermera le había avisado que sólo había sido un golpe y que su hermana pronto despertaría. Flynn se había ido luego de dejar a Anna sobre la camilla, ya que había sobrado tiempo y las competencias del programa podían continuar.

Luego de casi dos horas, Anna despertó, un poco confundida. Se sentó en la camilla y observó con confusión a su alrededor.

- ¿Dónde estoy? - Preguntó con voz somnolienta.

- ¡Anna! - Elsa abrazó a su hermana con fuerza -. ¡Al fin despiertas!

- ¿Qué sucedió? - Cuando se separaron, la pelirroja llevó una mano a su frente para acomodar su corto flequillo, pero un fuerte dolor la detuvo -. Ouch... ¿Acaso un mamut me piso la cabeza?

- Algo así - Elsa elevó ambos hombros -. Brutacio quiso arrojarle una botella a Brutilda pero acabó golpeandote a ti. Lo mataré.

- No creo que sea necesario, muere cada vez que se mira al espejo - bromeó Anna, luego miró a alguien que se encontraba en el marco de la puerta -. ¿Flynn?

Elsa se volteó y miró al castaño, una sonrisa se formó en su rostro, él había sido el único que había ayudado a Anna.

- ¿Te encuentras mejor? - Preguntó Flynn, acercándose a la camilla donde la pelirroja se encontraba.

- Sí, gracias por preguntar - respondió ella, sonriendo.

- Flynn - Elsa llamó su atención -. Quería agradecerte por haberme ayudado cuando Anna se desmayó, fue un lindo gesto de tu parte.

Flynn sonrió, Elsa le estaba dando las gracias. ERA ELSA.

- No fue nada.

- ¿Él me ayudó? - Preguntó Anna, ya que no comprendía del todo la situación.

- Sí, él te trajo hasta aquí - explicó Elsa.

- Oh... - la pelirroja miró al muchacho - Muchas gracias por eso.

- Eres mi compañera, no te iba a dejar ahí tirada.

- ¡ELSA! - Honey ingresó casi corriendo a la enfermería, acompañada de Rapunzel -. ¡Al fin te encontramos!

- ¿Qué sucedió? - Preguntó con preocupación la platinada.

- ¿Acaso Flynn no te lo dijo? - Pareció sorprenderse Rapunzel.

Elsa miró al castaño, quien elevó amabas manos a la altura de su rostro, demostrando su inocencia.

- Yo no tengo nada que ver en esto, es cosa de su equipo - evadió rápidamente la situación.

- ¿Qué fue lo que sucedió? - Volvió a preguntar, irritada.

- Estás nominada - sentenció Honey.

Un silencio sepulcral invadió el lugar.

- Pero - Rapunzel intentó que el momento no se volviera aún más tenso - Brutacio también está nominado, esa fue la sanción que le dio el Jefe por haberle arrojado ese botellazo a Anna.

- Pero es no me alegra, ahora somos dos los nominados de nuestro equipo - dijo Elsa.

- Yo creo que no debieron haberte nominado - opinó Flynn -. Después de todo, tú no estabas allí, estuviste todo este tiempo junto a tu hermana y ellos te nominaron sin que siquiera pudieras defenderte o hacer algo.

Elsa se quedó callada durante algunos segundos, pensando en las palabras de Flynn.

- Él tiene razón - dijo -. ¿Porqué me nominaron si yo ni siquiera estaba? Ustedes fueron los que perdieron, no yo.

- Oye, Astrid y nosotras votamos a Patán - defendió Honey a las mujeres de su equipo -. Fueron los hombres quienes votaron por ti, y eran más que nosotras, por eso caíste tú en la placa.

- Oh... Ahora lo entien-

- ¡ONCE-LER TRAINER VENDRÁ A COMBATE! - Gritaron con euforia Eep y Mérida ingresando a la enfermería, acompañadas de Jack y Hiccup, quienes las miraban con diversión.

- ¿Qué cosa? - Preguntó Anna sin comprender.

- Once-ler Trainer es el chico de la propaganda de...

- Ya se quién es Once-ler Trainer - interrumpió Anna a Eep -. ¿Pero en serio vendrá a Combate?

- ¡SI! - Volvieron a gritar Mérida y Eep.

- En fin... ¿Cómo te sientes, Anna? - Preguntó Jack.

- Muy bien, gracias por preguntar - respondió ella.

- Vaya golpe, Brutacio debe aprender a controlarse - dijo Hiccup.

- Al menos está nominado, espero que esto sirva como una lección para él - opinó Rapunzel.

- Bueno, Anna está bien y eso es lo que importa - habló Mérida -. ¿Pero acaso yo soy la única que está emocionada con que Once-ler Trainer vendrá a Combate?

- ¿Y porqué tanta emoción con eso? - Preguntó sin comprender Hiccup.

- ¿Es en serio? - Mérida lo miró incrédula -. ¡Es Once-ler Trainer!

- Eso ya lo entendí - Hiccup rodó los ojos -. ¿Pero que es lo que lo hace tan especial? Es sólo un chico.

- Oh, Haddock... - Mérida palmeó la espalda del castaño - Son cosas de fangirls, no lo entenderías.

- Wow... - Marinette ingresó al lugar, notablemente impresionada - ¿Porqué hay tanta gente aquí?

- Vinimos a ver cómo estaba Anna - respondió Flynn.

- Pero nadie deja de hablar de Once-ler Trainer - dijo Jack.

- Oh, Once-ler - Marinette sonrió -. Yo lo conozco, es un gran chico. Colaboró como artista invitado en la obra de Miraculous Ladybug.

- ¡¿En serio?! - Preguntaron todas las mujeres a la vez, provocando que los hombres se sorprendieran ante aquella reacción.

Marinette asintió con la cabeza.

- Oh, Marinette... No puedo creer que en verdad conociste al chico de la propaganda de la Mortadela Adela - suspiró Honey.

- Sí, el que canta... - Comenzó a hablar Rapunzel.

Entonces miró a Eep, Honey y Mérida y entre las cuatro comenzaron a cantar:

- Mortadela, mortadela, mortadela...

- ¿Qué demonios? - Preguntó Elsa.

- ¡Ay Adela yo te doy mi mortadelaaaaaa! - Continuaron con la canción las cuatro chicas.

- Sí, ¿no es divino? - Preguntó Marinette con entusiasmo.

- ¡Ay, sí! - Exclamó Rapunzel -. Y lo mejor es que si viene al programa, ¡lo conoceremos!

Eep, Honey, Mérida y Anna, quien no había cantado con sus amigas porque continuaba un poco mareada, comenzaron a gritar con euforia.

- ¡Jujuy! - Rió Jack - Es increíble cómo se ponen por un chico.

Entonces las chicas dejaron de gritar y todas las personas que se encontraba allí lo miraron, extrañados. ¿Habían oído bien?

- ¿Acaso dijiste... Jujuy? - Reprimió la risa Hiccup.

- Oh... Eso creo - el rubor se instaló rápidamente en las mejillas del peliblanco -. Es sólo que... Me emocioné un poco y por alguna razón dije eso.

- Santa Mendoza - murmuró Mérida, provocando las risas de los demás.

- Ja-ja, muy graciosa.

- No te enojes Jack... - Anna le sonrió - No es nuestra culpa que hables mal.

Todos volvieron a reír y Jack se puso más rojo que un tomate.

(...)

Una hora después...

Astrid y Guy se dirigían hacia el camerino de Norte, ya que Jonathan les había pedido que dejaran unos papeles ahí. Ambos habían aceptado ya que aunque el programa hubiese terminado, todos los participantes continuaban en el canal de televisión, ya que había comenzado a llover torrencialmente y algunos no podían volver a casa. Así que no perdían nada.

- ¿Qué crees que sean estos papeles? - Preguntó Guy con curiosidad.

- Pues papeles.

- ¿En serio? Creí que eran frutas - dijo con sarcasmo el muchacho.

- ¿Entonces porqué haces preguntas idiotas si no quieres respuestas obvias? - Preguntó Astrid.

- Me refería a el contenido de los papeles - aclaró Guy.

- Pues leelos - la rubia abrió la puerta del camerino de Norte y ambos ingresaron.

- No, no debería - Guy dejó rápidamente los papeles sobre el escritorio, evitando la tentación de hurgar en asuntos ajenos.

Ambos se quedaron en silencio durante algunos minutos, con los brazos cruzados sobre sus pechos y dedicándole miradas a los papeles sobre el escritorio y luego el rostro del otro. Ambos parecían estar en la misma discusión interna sobre leer el contenido.

Entonces, de un momento a otro y al mismo tiempo, los dos prácticamente se lanzaron sobre los papeles e intentaron agarrarlos.

- ¡Suelta eso! - Exclamó Astrid, jalando los papeles ya que Guy también los estaba sujetando.

- ¡No, yo quería saber qué decían desde antes! - Guy jaló los papeles hacia él.

- ¡Pero no te atreviste a leerlos! - Astrid volvió a tirar de los papeles.

Un ruido se oyó. ¿Acaso eso era lo que creían que era? Ambos cayeron al suelo rápidamente, a ambos extremos de la pequeña habitación.

Guy y Astrid se miraron con temor para luego mirar sus manos y confirmar sus sospechas. ¡Los papeles se habían roto a la mitad! Y ambos tenían un poco de ellos en sus manos.

- Oh, no... - Murmuró Guy.

- ¡Esto es tu culpa! - Exclamó Astrid -. Primero no querías leerlos y luego sí, ¿quién te entiende?

- No puedes culparme por haber sentido curiosidad - ambos se pusieron de pie -. Además, tu tienes tanta responsabilidad sobre esto como yo.

- Bien, dejemos a un lado esa ridiculez - Astrid suspiró y se llevó una mano al rostro con frustración -. ¿Qué haremos ahora?

- Podríamos... - Guy intentaba buscar alguna solución - ¿Irnos?

- No podemos fingir que no sucedió nada, tarde o temprano se darán cuenta - Astrid comenzaba a desesperarse -. Norte nos matará, quizás incluso nos saque del programa.

- No creo que haga eso sólo por unos papeles - la tranquilizó Guy -. Dejemos esto aquí y hagamos como si nada hubiera sucedido.

Ambos dejaron los papeles sobre el escritorio y Guy abrió la puerta para irse.

- Que quede claro que esto es tu culpa - dijo Astrid, provocando que él se volteara a verla, deteniendo su paso.

- En realidad fue tu culpa - espetó él -. Si hubieras soltado los papeles y dejado que yo los leyera, nada hubiera sucedido.

- ¿Estás hablando en serio? No seas hipócrita, Guy.

- No. Tú no seas hipócrita, Hofferson.

- ¿Sabes una cosa? Vete al demonio, de no ser por ti no estaríamos en este embrollo - la rubia se volteó, dándole la espalda.

- ¡Bien! Pero sólo me iré para no seguir perdiendo el tiempo contigo - Guy salió del camerino dando un portazo, queriendo demostrar de esa forma lo enojado que estaba.

Pero algo salió mal. Un ruido proveniente de la Perta se oyó, provocando que ambos la miraran. Astrid intentó abrirla, pero no pudo. Guy, desde el otro lado de la puerta, también lo intentó, pero no lo logró.

Con el golpe, Guy había atorado la puerta y Astrid había quedado encerrada dentro del camerino de Norte.

(...)

¡Lean esto, es importante!

Ustedes van a decidir quién debe abandonar Combate, sólo tienen que seleccionar alguno de los nombres que aparecen a continuación:

Brutilda.

Elsa.

Brutacio.

Y deben comentar: "Voto a..." (y allí ponen el nombre).

El personaje que reciba más votos va a ser eliminado.

¡Los quiero mucho, espero que voten!

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