Pareja: Cecil x Kain.

Fandom: Final Fantasy IV.

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El Caballero de Dragón se levantó lentamente, relajando cada músculo de hace unos segundos, tenso cuerpo. Una malévola sonrisa se dibujó en ese pálido rostro, en su mayoría cubierto por el yelmo.

Hoy, al igual que muchos años en el pasado, se dejó controlar por las fuerzas del mal.

—Sí... Si logro matar a Rosa, ¡Cecil será mío!

—¡Corten! —una voz interrumpió el malvado monólogo del nuevo villano de turno, era el director, el cual se veía extremadamente frustrado mientras apretaba el puente de la nariz en un burdo intento de calmarse—. ¡Kain, deja de cambiar los diálogos! ¡Lo tuyo con Cecil es sólo una amistad y rivalidad por poder y el amor de Rosa!

El mencionado bufó fastidiado.

—En mi opinión, que mi personaje se olvide de Rosa y ahora vaya tras Cecil es mejor.

—¿¡Bajo la lógica de quién!?

—La mía, por supuesto —contestó con altanería y ni una pizca de duda en esa voz.

Misma que procedió a soltar múltiples quejidos ante los seguidos bombardeos de manotazos hacia su cabeza por parte de sus compañeros, también actores en la obra, ninguno, ni los extras se resistieron.

Hasta Yang le brindó una patada.

—Deja de ser tan gay, das asco —Rydia casi escupió, mirando con desagrado al muchacho. No es que tuviera algo en contra de los gays en general, pero cada vez que veía a Kain sentía que debía mandarlo a un campo de concentración para ver si así se le quita.

O al menos no reaccionaría de esa manera de no ser porque se pone así con Cecil, si fuese con otra persona no le importaría en lo más mínimo.

Joder, ojalá esa persona fuera Edge, sería hasta capaz de pagarle para que calle a ese maldito mujeriego charlatán con esa cosa.

—¡Kain! —exclamó Rosa, alzándose al frente, estaba reteniendo los deseos de llorar—. ¡Deja de coquetearle a Cecil cuando sabes que él es mi novio!

El famoso mencionado frunció el ceño.

—Si le coqueteara de verdad entonces estaría conmigo y no contigo —declaró en un tono mordaz, sonriendo al final de la oración en una clara burla.

Los demás se crisparon ¿¡Se suponía que no estaba siendo serio!? ¿¡Cómo podían pensar eso después de que casi lo besara —porque Rydia lo pateó—!? ¿¡O la vez que intentó bañarse con él —porque Rosa se metió antes—!?

Esos y más momentos venían como una tempestad en las mentes de los presentes, contarlos todos sería el equivalente a una vida humana.

Cecil suspiró con pesadez, negando con la cabeza ante todo este drama estúpido que se repetía sin fin.

—Dejen de hacer una escena, no tenemos todo el día —procedió a tomar la mano de Rosa, alejándose del set a pasos apresurados que aparentaban no serlo, al menos en la mente del albino.

Era incapaz de poder controlar estas situaciones, tanto afecto y atención sobre él lo mareaban, no se sentía tan importante como para tener a dos personas prácticamente luchando por su afecto —tres, en realidad—.

Ante la preocupación de Rosa, él le sonrió reconfortante. No le importaba lo que los demás hicieran porque su corazón ya había establecido que amaba a esta mujer al punto de luchar hasta con Dios mismo de ser necesario con tal de protegerla.

La fémina le devolvió la sonrisa ante todas las implicaciones detrás de esas suaves y cálidas expresiones.

Kain observó eso en silencio, apretando los puños con fuerza.

La idea de matar a alguien con tal de conseguir el corazón de Cecil no le pareció tan alocada después de decirla en voz alta.

Miró a Rydia.

Quizás dos.