Beso Indirecto.
Pareja: Gakupo x Miku.
Fandom: Vocaloid.
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A los vibrantes ojos de Meiko, esta era una divertida situación.
Miku y Gakupo estaban frente a ella en la mesa, comiendo sin decir ni una sola palabra; incluso alguien tan charlatana como ella le daba cosa interrumpir esta tranquilidad.
La razón de este silencio es... Nada. Puro silencio salido de la falta de tema de conversación y lo innecesario de buscar uno.
El varón se levantó y fue a la cocina, regresando con dos vasos y un jugo de naranja hecho por Kaito; Meiko automáticamente pensó excluir el nombre de Gakupo en caso de que el pelo azul preguntara quién bebió el jugo.
Y eso porque Meiko es una buena muchacha; tosió un poco, apartando la vista, como si no hubiese deliberadamente ocultado el hecho a Gakupo del que jugo lo hizo Kaito para así conseguir un favor más fácil.
Aunque si se lo hubiese dicho tampoco le habría importado y seguiría bebiendo, como si no acabara de tomar el fruto prohibido frente al mismo Dios con total descaro.
Gakupo le pasó el jugo y ella lo agradeció con una voz un tanto ronca. El "toser un poco" en realidad era un "casi muere ahogada".
Respirando aliviada al ya no sentirse en las puertas de la muerte, notó un detalle que la hizo fruncir una ceja mientras observaba los vasos.
¿Por qué eran dos?
Miró a Gakupo esperando una respuesta, sin decir nada por las constantes alarmas de su instinto que le advertían de que podría arruinarlo incluso si respiraba muy fuerte.
Así que se limitó a ser una mera espectadora.
Gakupo bebió del jugo dejando un poco más de la mitad y se lo pasó a la pelo turquesa. Ella dirigió la vista al vaso, brindándole una sutil mirada al pelo morado antes de tomar la bebida en sus manos y beber, fingiendo desinterés mientras Meiko aguantaba la risa al notar el leve enrojecimiento en las orejas de la fémina. Acto seguido le pasó el jugo al varón, quien portaba una ligera sonrisa ladeada que no desapareció incluso cuando bebió.
Miku, quien no pudo soportar la intensa y burlesca mirada de Meiko en ella, le preguntó.
—¿Qué sucede contigo?
—Que cuchis —Meiko dijo, estirando los labios como un pato y hablándole como a un bebé—. ¿Por qué no se casan ya?
El rostro de Miku terminó de enrojecer y se levantó con brusquedad, estrellando sus manos contra la mesa. Gakupo levantó el jugo justo antes de eso, precavido de la volátil personalidad de la fémina.
Meiko no tuvo tanta suerte, aunque para su consuelo el jugo era poco.
—¡Cállate!
—Me callaré cuando ponga a tu mamá en cuatro.
Miku apretó los labios para reprimir la repentina risa que la asaltó e infló sus mejillas, optando por darle un suave empujón en el brazo a modo de broma, la pelo marrón contestó con otra risa, para nada contenida.
Ya calmada, Miku se sentó y siguió comiendo con un pensamiento en mente.
Que compartieran la misma bebida era tan común para ella y Gakupo que lo hacían incluso antes de iniciar su relación; pero ella nunca le había prestado atención a eso hasta hace relativamente poco, por lo que controlar el rubor se le hacía un tanto difícil.
Bebiendo del jugo no pudo reprimir una sonrisa mientras por el rabillo del ojo le dedicaba una sonrisa fugaz a Gakupo.
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