Capítulo final
.
.
.
1. Naranja
Katsuki no entiende la presencia de ese individuo sentado en el sofá de su sala.
—¿Qué hace él aquí?
Él parece ser el único indignado, porque sus compañeros de piso parecen muy a gusto con ese tipo de quien recuerda, su nombre es Kaminari.
—Yo lo invité —responde Sero arrodillado en el suelo abriendo una bolsa de papitas.
Bakugou solo lo mira.
—Entiendo que invites a esta cabeza de chicle —dice, señalando a Mina quien solo alcanza a mostrarle la lengua enfurruñada—. Pero por qué incluir al raro de su amigo.
—Hey, este raro es un sujeto sociable —dice Kaminari señalándose a sí mismo—. Así que perdóname por querer fraternizar con los conocidos de mi nuevo cuñado.
—¿Cuñado de quién?
—¿Dónde está mi anillo, Sero?
—¡Llevamos juntos menos de una semana!
Bakugou rueda tanto los ojos que hasta hace ruido, porque Jirou lo nota y lo mira.
—¿Tengo que avisarte que también invité a Yaomomo?
A diferencia del cara de idiota sentado en la sala a quien apenas conocía, a Bakugou le caía bien Yaoyorozu, así que estaba por decirle a Jirou que hiciera lo que quisiera y hasta pretendía molestarla preguntándole sobre su proceso de noviazgo. Pero entonces alguien toca la puerta.
—Oh, ya llegó —suelta Jirou, pareciendo quizás no totalmente preparada para que su alma gemela viera a los adeptos con los que comparte piso.
Sin embargo, Bakugou es el primero en acercarse a la puerta y no se sorprende para nada cuando ve a la persona al otro lado del umbral. Aunque sí se fastidia un poco pensando en la situación porque sus amigos también ven al recién llegado y no pueden evitar jadear.
—¿Kirishima? —dice Kaminari—. Pensé que ibas a estar ocupado.
—¿Ocupado? —cuestiona Ashido, sin creérselo.
Kirishima parece sorprendido de encontrar a sus amigos ahí mismo.
—Sí, bueno...
—Oh, Katsuki, te puedo asegurar que a él no lo invité —dice Sero—, porque pensé que no te sentías prepa-
—Ya sé que no lo invitaste tú —Bakugou le corta lo que estaba por decir, sacudiendo las llaves entre sus dedos.
Hasta ese momento nadie se había dado cuenta de que Bakugou tenía una chaqueta para salir encima, y tanto Ashido como Kaminari notaron que Kirishima estaba demasiado presentable (usualmente su amigo se vestía con ropa demasiado vistosa y a veces ni combinaba). Los otros cuatro los miraron a ambos parados en la puerta y solo pudieron procesar una cosa.
—¡¿A-Acaso-?!
—No les importa, adiós.
Kirishima no tiene ni tiempo de despedirse porque Bakugou cierra la puerta de golpe, dejando a todos con la palabra en la boca.
Un segundo después, Sero sorbe por la nariz.
—Crecen tan rápido —dice con la voz rota.
Ashido le da unas palmadas en la espalda secándose una lagrima que cae por su ojo.
—Lo sé cariño, lo sé.
.
.
.
.
2. Violeta
—Supongo que ambas concordamos que nuestros amigos con bastante... especiales —dice Jirou, acompañando a Yaoyorozu fuera de su edificio y buscando una palabra no tan brusca para definir a sus amigos.
Yaomomo por suerte solo se ríe.
—Pero son agradables, y eso me gusta —le comenta ella, con voz suave.
Ambas llegan a la calle, y cuando llega la hora de despedirse, Yaoyorozu habla primero.
—Kyouka-san me estaba preguntando... el sábado hay un musical en el teatro del lado norte de la ciudad y... me estaba preguntando si tú quieres...
Unos días antes Jirou se había declarado, hablando sobre la flor que tiene en la nuca y lo mucho que Momo le gustaba, y al no saber que más decir, y también en parte influenciada por sus propios nervios, la invitó a ver una película en su casa con sus demás amigos en vez de decirle que vayan a un sitio en especial las dos solas.
Y ahora, Jirou no puede decidir si su corazón está corriendo una maratón por el hecho de que sea Yaoyorozu quien quiere que vayan juntas a algún sitio, o por lo adorable que se ve ella con las mejillas sonrojándose segundo tras segundo buscando las palabras correctas que decir.
—¡Claro! Me encantaría ir —le responde, antes de agregar algo más que le hace doler el pecho, pero se obliga a preguntar—. Entonces eso sería una...
—Estaba pensando, en algo como una cita. Una verdadera cita —aclara Yaoyorozu, con las mejillas rojas.
Jirou se siente desvanecer.
—N-No estoy diciendo que pasar tiempo con tus amigos sea aburrido —vuelve a aclarar Yaoyorozu hablando rápidamente—, es más quiero presentarte a los míos solo que pasar el tiempo contigo aparte de la universidad sería lindo...
Se detiene cuando Jirou la toma de la mano, y de lo que estaba mirando a todos lados con nerviosismo, se miran a los ojos.
—Yo entiendo. Y también creo que sería lindo.
También quiere decirle que le parece muy linda, y tiene muchas ganas de besarla en ese momento.
De hecho, tras unos segundos donde la espera es casi insoportable, se pone de puntillas y lo hace.
.
.
.
.
3. Rosa
—Y esta foto es de cuando cayó aceite en el fuego de la estufa —dice Sero casualmente señalando la página del álbum de fotos, con una sonrisa nostálgica y algo apenada.
Al menos cuando Ashido mira la foto de él con cara de pánico y la sartén entre las manos se ríe con fuerza, una reacción natural, pero cuando viene de ella se siente mejor que con otras personas.
Kaminari ya se ha ido a casa y Jirou ya despidió a Yaoyorozu y se ha encerrado en su habitación para darles privacidad mientras están en la sala, y cuando Sero estaba llevando los platos de bocadillos ya vacíos a la cocina, Ashido encontró un álbum de fotos y empezaron a mirarlo, sentados en el suelo entre la mesa de centro y el sillón.
—¿Quién toma una foto de esto en vez de evitar un posible incendio? —pregunta Mina calmándose un poco, pero sin dejar de sonreír, antes de pasar a la página siguiente.
—Bakugou lo hace —dice Sero, aunque no era una pregunta directa—. De hecho, si vamos unas páginas más adelante encontrarás una de Jirou encima de la mesa de la cocina y una cucaracha en el piso.
Ashido la encuentra y cuando la ve también se parte de risa, y ambos esperan que la chica en cuestión no salga de su cuarto y vaya a golpearlos por burlarse de sus desgracias.
—Ustedes son todo un caso —comenta Ashido con una lagrima a punto de salir de sus ojos.
—No han sido tres años aburridos, te lo aseguro —dice Hanta, asintiendo.
Ashido ríe un poco más antes de suspirar.
—¿Entonces esos dos ya están en una cita? Que rápidos —suelta al aire, pensando en Bakugou y Kirishima.
—Bakugou parecía particularmente feliz, ahora entiendo por qué. ¿Kirishima no te contó nada?
Mina parecía estar a punto de negarlo, pero entonces parece recordar algo.
—¡Oh! ¡Entonces por eso me preguntó esas cosas!
Le explica rápidamente que, hace dos días, Kirishima le preguntó a donde le gustaría que la lleven a una cita, aunque Ashido comenta que si era para aplicar sus ideas con Bakugou entonces no fue de mucha ayuda.
—Ya veo... ¿Y a donde te gustaría ir?
—Es que han abierto una pastelería nueva a la vuelta de mi casa y necesito ir a probarla —responde Ashido haciendo énfasis en la palabra necesito—. Y a mí me encanta ir a un café en Shibuya donde hay pequeños y lindos búhos, Sero, son tan bonitos.
Sero asiente y se rasca el mentón, pensativo.
—¿Y abre el domingo en la tarde? —le pregunta.
—Eh, sí, ¿Por qué?
—Para que vayamos juntos.
Sero estaba esperando cualquier reacción después de que Ashido parpadeara un par de veces, pero no esperaba que se le echara encima y lo abrazara y ambos terminaran en el suelo. Los mechones de cabello rosado de Mina le hacían cosquillas en las mejillas, mientras ella lo besaba una y otra vez.
.
.
.
.
4. Rojo
—¿Y cuánto te tardas en hacer que tu cabello luzca... así? —pregunta Katsuki señalando el cabello puntiagudo de Kirishima, quien está devorando un último pedazo de pizza.
—Hmm, unos tres minutos —responde, con la boca llena.
Bakugou lo mira entrecerrando los ojos tratando de ignorar su forma de comer.
—Seguro eres el mayor consumidor de gel de la ciudad —comenta con ironía.
—Ja, es una posibilidad.
—¿Ya lo peinabas así antes de pintarlo?
—No realmente... Hey, alto ahí, me toca preguntar a mi —le dice Eijirou.
—Como sea —dice Bakugou sacudiendo la mano, sin olvidarse de que estaban jugando un juego de pregunta-cualquier-cosa-para-conocernos-mejor, pero le había ganado la curiosidad—, habla.
—¿Comida favorita? —le pregunta Kirishima—. No creo que sea la pizza.
—Ramen picante. Extra picante
—Wow, ardiente... —comenta, sin pensar, y luego se da cuenta de lo que dice—. ¡Q-Quiero decir-!
Bakugou lo mira con ojos cansados.
—¿Hay algún filtro entre tu cerebro y tu boca acaso?
—¿...es esa una pregunta del juego?
—Obviamente no, idiota —le reclama, terminando su bebida, ignorando también su metida de pata—. Mmm. ¿Pasatiempo favorito?
—¿El boxeo cuenta?
La mente de Bakugou por un segundo se detiene a imaginar la imagen de Kirishima golpeando un saco de arena con las manos vendadas, con todas sus fuerzas y el cuerpo sudado. El pensamiento lo hace entrecerrar los ojos y patearse el trasero a si mismo mentalmente.
—...claro que lo hace —responde al final.
Kirishima asiente.
—Mi turno. ¿Acabas de ponerte nervioso?
—No.
—No debes mentir.
—No lo hago, mierda... —insiste Bakugou, tratando de conservar la poca calma que posee—. Si no fueras a la academia de bomberos que...
—Ah, esta me la han hecho cientos de veces —le interrumpe Kirishima—, pero la verdad no lo sé, no me considero bueno en muchas cosas que sean profesiones comunes. Hasta pensé en profesor de educación física, o en luchador profesional.
—Oh no —el pensamiento a Bakugou le causa pavor.
Kirishima se ríe ante eso.
—También canto —agrega—, pero no lo hago bien.
—¿De verdad? —dice Katsuki, sacando su billetera para dejar el dinero de la comida sobre la mesa donde están, y Kirishima hace lo mismo para pagar su parte—. Antes tocaba la batería, en la escuela, ahora lo hago poco.
—¡¿En serio?! —pregunta Kirishima, realmente sorprendido—. Wow, apuesto que eras muy bueno.
—Claro que lo era —responde Katsuki con soberbia, poniéndose de pie.
Ya es entrada la noche cuando salen del restaurante y comienzan a caminar por la calle, entonces Kirishima le pregunta: —¿Me dejarías escucharte alguna vez?
—Tal vez —Bakugou realmente se lo piensa—. Si tú cantas.
Kirishima se ríe ante la condición.
—No me negaré, pero no quiero romper tus oídos.
Bakugou lo mira de costado.
—...Eres sincero para señalar tus defectos, al parecer —le dice.
—¿Tú crees? Quizás sea así... No hay muchas cosas buenas que decir.
Dice eso, y Bakugou no puede dejar de mirarlo, o querer regañarlo.
—Realmente eres un desastre por pensar así.
—Mis amigos me lo dicen siempre... —dice Kirishima, rascándose la cabeza.
—Imagina que te lo tenga que decir tu alma gemela, qué tan patético debe pensar uno que es eso —suelta Katsuki, sin mirarlo.
Pero entonces siente la mirada de Kirishima sobre él.
—... ¿Y tú crees que hay algo bueno? —termina preguntando, con algo de temor en su voz.
Bakugou no está seguro, pero eso es lo que siente.
—Me imagino que eres ridículamente fuerte —le dice.
—Bueno yo no diría tan...
—Debes ser buen amigo —le interrumpe—. Para que Ashido se preocupe tanto por ti.
Lo dice pensando en esas dos semanas que Ashido en silencio estuvo analizándolo para saber si podría ser buena compañía para Kirishima, y aunque tuviera intenciones ocultas que involucraran a Sero, sus intenciones eran buenas.
—También... Creo que haces bien las cosas para honrar a alguien que admiras... —agrega Bakugou—. Aunque eso signifique causarme un ataque de irá.
—Perdón...
—No importa ya. No fue tan malo, después de todo —dice, encogiéndose de hombros.
—¿No lo ha sido? —pregunta Kirishima con una sorpresa que casi ocasiona que se tropiece con sus propios pies—. ¿Entonces ya te agrado más, Bakugou?
—Es la primera salida, no te regodees de solo eso.
Lo dice sin mirarlo, y hay un silencio de diez segundos en lo que llegan a un puente peatonal en el cual se quedan, con los autos de la autopista cruzando debajo de ellos. Kirishima se apoya contra el barandal junto a Bakugou y lo mira.
—¿...y cuenta como una especie de cita?
Bakugou mira a cualquier otro lado, menos a él.
—Si tú quieres que lo sea —se encoge de hombros.
—Entonces sí —dice Kirishima, casi automáticamente cuando termina de hablar.
Bakugou lo mira por el rabillo del ojo.
—¿De verdad?
—Algo me dice que no quiero ser solo tu amigo, Bakugou.
—¿Algo? —Katsuki lo mira confundido esta vez.
—Es decir, yo, yo no quiero. Que seamos solo amigos —aclara—. Y ese algo como que también me dice 'inténtalo, quédate ahí'. —se deja llevar un momento y luego sacude la cabeza—. A menos claro, que tú no quieras pasar de eso.
—Yo no he dicho eso —Bakugou también se deja llevar.
Como era de esperarse, Kirishima sonríe.
—Bien... En ese caso, tengo algo para ti.
Rebusca algo en el bolsillo del pantalón y se lo extiende a Bakugou, quien arquea la ceja al ver los dos objetos idénticos en la mano de Kirishima.
—¿Brazaletes?
—De almas gemelas —dice Kirishima, con expresión nerviosa y rascándose el cuello—. Es gracioso que la gente venda estas cosas cuando ya hay lazos que nos caracterizan y demuestran que... nos une —sus mejillas se ponen rojas cuando lo dice—, pero en nuestro caso no se verá más así que... Tampoco tienes que usarla, si no quieres, pero quería que la tuvieras.
Bakugou lo mira a él, y luego al brazalete, que son varios rombos de acrílico de color dorado, aunque el color apenas se puede distinguir por la poca luz. Siente la mirada nerviosa y ansiosa de Kirishima sobre él, así que aprovechando eso, él se pone la pulsera en la muñeca derecha.
—No se ve mal —dice, levantando apenas el brazo.
—No, no lo hace... —dice Kirishima un poco atónito, pero luego se relaja y se coloca la pulsera también
Entonces se apoya en el costado de Bakugou y se miran, notando la corta distancia que hay entre los dos. Katsuki se pregunta si acaso Kirishima habrá pensado que, aparte del cambio de cabello, sus ojos también son algo característico de lo que hay entre ambos. Porque los enormes y brillantes ojos rojos de Kirishima no lo dejan pensar en otra cosa.
—Oye... —dice Kirishima, en un susurro que choca con sus labios—, ¿seguimos jugando?
—¿Por qué piensas en eso ahora?
—Para preguntarte si te puedo besar.
Kirishima en realidad no tiene que preguntar para hacer algo como eso, así como Bakugou no tiene que preguntar para jalar a Kirishima por el cuello de su chaqueta y hacer que sus labios se toquen.
Hace más de un mes, habría mandado a la mierda todo el asunto del destino, pero cuando pusieron a Kirishima en su camino todo se volvió difícil, o quizás se volvió muy sencillo. Y puede que solo quiera tenerlo cerca porque la historia de su vida está escrita y así lo quiere. Porque algo le dice que debe estar con él, y quizás tenga razón. Pero Bakugou prefiere elegirlo por su cuenta.
Aunque sabe, que inevitablemente, va a terminar eligiéndolo a él. Siempre a él.
.
.
.
.
- FIN -
.
.
.
N/A: AAAAAAAA PERDÓN POR DEMORARME TANTO DE VERDAD D: es que, de verdad, cuando hago historias de almas gemelas suelo terminarlo cuando ellos se conocen, en serio (? Así que cuando me quedé pensando en que debía hacer algo con ellos interactuando me trabé JAJA me agarró el bloqueo horribleeee
Igual, aquí está el final, donde traté de meter a las dos parejas secundarias, una para mí y otra para la cumpleañera y razón por quien escribí este cosito. Karen muchas gracias porque sin ti esta historia no habría sido pensada. Gracias por existir y por ser mi amiga uwu
Y gracias a todos ustedes por leer y comentaaaar <3 y por su paciencia al esperar esta última parte sdfghgf ¡espero les haya gustado! Hecho con mucho amor y un poco de estrés y con una referencia a otro de mis fics (? Para el KiriBaku, quienes yo sí creo que son almas gemelas uwu
Ya nos leemos a la próxima cosa que suba~ que creo que serán varios OS que debo por ahí a algunas personas JAJA -iora-
Nos leemoooos, cuídense!
Layla Redfox fuera!
:3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro