Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4


Ashido se le escurre de las manos cuando intenta atraparla, porque ciertamente Bakugou pretende ahorcarla, o algo. No le importa que Sero lo odie por el resto de su vida, pero esa chica debe sufrir.

De un momento a otro ya la está persiguiendo por todo el local, corriendo entre los estantes mientras Ashido chilla y él suelta maldiciones a diestra y siniestra, exigiendo que se quede quieta.

—¡Puedo explicarlo!

—¡Explicarlo mis cojones, eres carne muerta, ojos de mapache!

—¡Eso es muy rudo!

Kirishima y Kaminari observan todo desde el mostrador sin saber muy bien que hacer.

—Esperen, ¿lo conoces? ¿Se conocen? ¡¿Qué está pasando?! —exclama Kirishima.

—¡Su funeral es lo que está pasando! ¡Ven aquí, mierda!

En un punto llega a atraparla y rodearla por los brazos por detrás, causando que Ashido grite de los nervios.

—¡Ahhh! ¡Yo te lo pensaba decir, lo juro!

—¡No juegues conmigo!

—¡De verdad! ¡Yo solo estaba esperando el momento indicado! ¡Es que te veías tan ale-!

Entonces Katsuki le cubre la boca con una mano para que se calle, y luego le lanza una mirada aterradora a los otros dos chicos, quienes se sobresaltan un poco, pero no parecen tener idea de lo que está hablando (gritando) junto a Ashido.

Esto es una traición, determina, una traición de proporciones épicas. Porque esa chica le llegó a caer bien, y que alguien le cayera bien a él de buenas a primeras era todo un logro. Dejó que lo conociera, que supiera sobre su lazo con el chico que está a tan pocos metros de distancia ahora mismo. Le permitió conocerlo, aunque sea un poco; la dejó entrar a su casa, y aunque solo tuvo consideración con ella por los sentimientos de Sero, Ashido para se había vuelto... espera.

Se lo piensa un segundo, uno muy corto, antes de soltar a Ashido y mirarla con ojos entrecerrados, pero manteniendo sus manos sobre sus hombros, por si la chica quería escapar.

—Acaso... ¿tú querías mantener el secreto todo este tiempo porque querías pasar más tiempo en mi casa para ver a Cara Flaca?

Los otros dos chicos ladean la cabeza a un lado, confundidos, muy seguramente pensando en quien rayos sería el dueño de ese apodo tan raro. Ashido no dice nada en un primer momento, solo parpadea, y al segundo siguiente su piel morena se oscurece un poco porque se sonroja como alguien con una fiebre de 40 grados o más.

Al parecer, es una victoria para Sero, piensa Katsuki; sin embargo, ahora no puede enojarse tanto con ella, es todo un dilema.

Pero aún la quiere matar, y a todos en esa tienda, sin dejar testigos, y podría hacerlo, sobretodo porque cuando mira fijamente a Kirishima y el subnormal no puede decir nada y simplemente se congela.

—¿En serio no me tienes nada que decir? —le pregunta, dejando ir a Ashido y ladeando la cabeza a un lado, hastiado a más no poder.

Kirishima abre la boca para soltar alguna palabra, pero entonces una puerta que está detrás del mostrador se abre y de ahí sale otro chico que Katsuki deduce también trabaja ahí, pues tiene el mismo uniforme que Kirishima. Es alto, de cabello claro y morado (se pregunta si todos los trabajadores de la tienda tienen que pintarse el cabello de colores raros), y de ojos cansados. No sabe quién es, ni qué hace ahí dentro, al menos no hasta que el chico habla.

Al parecer estaban siendo observados por las cámaras de seguridad, dato que hace que Katsuki chasquee la lengua. Si cometía homicidio, seguramente lo iban a descubrir. El otro empleado (que se llama Shinsou aunque a Bakugou no podría importarle menos) les dice que resuelvan sus problemas afuera, porque aunque no hayan muchos clientes ese día, van a espantar a alguien.

Katsuki quiere opinar, pero entonces Ashido habla y ofrece al chico Kaminari a que vigilará la tienda mientras él y Kirishima salen a conversar sobre su situación. Y si antes Katsuki quería golpearla, ahora esas ganas se intensifican. Sin embargo, muy en el fondo necesita entablar una conversación con Kirishima que no sea con él balbuceando a cada instante. Además, por el hecho de que, cuando piensa en evadir el tema y simplemente irse, el dolor de cabeza regresa. El solo una pulsación en un lado de su cráneo, que solo aparece para ser notada.

—Como sea... —suelta saliendo de la tienda, pero no se va.

Solo mantiene la puerta abierta y mira al interior, hacia Kirishima, esperando a que haga algo.

Y él parece demasiado cohibido como para tomar una decisión. Ashido le pone una mano en la espalda y Kaminari lo codea. Kirishima se rasca la nuca, mirando a Bakugou con desconfianza. No esa clase de desconfianza en una persona extraña que acabas de conocer, sino desconfianza casi en sí mismo. Katsuki no entiende cómo es que lo sabe, pero lo hace.

—Ah... podemos ir al café —Kirishima le sugiere, acercándose un poco—. Si quieres...

Bakugou ladea la cabeza a un lado, pensando todavía en si todo esto es buena idea. Pero, aunque le hubiera gustado hacer todo de una forma distinta, o en el mejor de los casos, seguir con su vida sin haberlo conocido, sabe que no puede dar marcha atrás. Y que, aunque no quiera creerlo, todo pasa por algo. Así que solo se aparta de la salida, y le dice que sí.

.

.

.

Quizás también fue obra del destino que la cafetería The Joker estuviera en ese sitio tan cerca, y que a Kirishima le gustara ir ahí, según le comenta fugazmente cuando entran. Hubiera notado que es un cliente regular sin que se lo dijera, pues una de las meseras lo saluda y les dice que se pongan cómodos.

Se sientan en una mesa para dos, en una esquina, al lado de la ventana. Mientras Bakugou se acomoda y deja su mochila en el suelo, Kirishima parece más y más ansioso. Sin embargo, ríe un poco al darse cuenta de algo.

—Sabes, hum... es que hasta ahora no sé tu nombre —le dice, encogiéndose de hombros.

Katsuki piensa que, mientras perseguía a Ashido dentro de la tienda, ella nunca gritó su nombre, quizás porque quería que Kirishima lo supiera de buena forma.

—Bakugou —responde, a secas.

—Yo soy Kirishima Eijirou, es un gusto... creo.

—No sé si puedo decir lo mismo de ti —suelta Bakugou, sin contenerse en absoluto—. Vayamos al grano, ¿quieres?

Kirishima asiente.

—¿Por qué rojo?

—¿Eh? —Eijirou lo mira sin captar el mensaje de buenas a primeras.

—Todo esto inicio cuando te pintaste el cabello de este color —explica Katsuki, con el ceño fruncido—. Pero quiero saber por qué.

—... ¿crees que es importante? —dice Kirishima, no muy seguro de saber qué decirle.

Katsuki bufa.

—Es algo demasiado loco para mi gusto, pero... siento que es importante que lo sepa —le responde, arqueando una ceja.

Porque sí, algo en el interior de su cabeza le dice que pregunte eso, aunque no sabe por qué. Mas al ver como el rostro de Kirishima se tranquiliza, la respuesta es obvia. Aunque al segundo siguiente, el chico esboza una sonrisa triste, mientras mira la mesa.

Y a Katsuki le recorre un sentimiento extraño, porque no sabe cómo, pero Kirishima no parece el tipo de persona que sería un poco melancólica. No, algo le dice que es mucho más que eso.

—Hace unos días falleció una persona importante para mí —responde con calma, para sorpresa de Bakugou—. Era mi ídolo, un bombero que me salvó una vez cuando era niño.

Katsuki asiente apenas, esperando a que continúe.

—Quería ser como él, de alguna manera, y hace unas semanas falleció. Leucemia, eso... Y sé que a ti no debe importarte seguro, pero... —esa es casi una puñalada para Bakugou, aunque no se lo dice—... me enseñó muchas cosas, tuve la suerte de conocerlo. Por él ahora estoy en la academia de bomberos, y bueno... Él tenía un cabello raro, más raro que el mío, pero era genial. Raro genial. Y pues...

—Querías conmemorarlo. De alguna manera.

—Sí... Pensé que si lo hacía me sentiría más... Valiente. Porque me falta valor, y esa persona me lo inculcaba cuando aún estaba aquí. Así que decidí teñirme de rojo, pero entonces tú te teñiste de azul y mi semana melancólica y reflexiva cambió mucho —dice eso y por primera vez desde que lo ve a la cara, se ríe—. Me divertí, aunque lo siento un poco por eso.

—Y deberías —vuelve a decir Bakugou, sin contenerse.

—Lo sé... En fin, eh, no te he contado esto para hacerte sentir lastima por mi sino... Porque creo que te mereces una respuesta sincera, ¿creo? Por ser...

Mi alma gemela, completa Katsuki en su cabeza.

Mira a través de la ventana, el cómo está empezando a llover, y las gotas de agua golpean el cristal de la cafetería. Toma un poco de aire, antes de empezar a hablar.

—...desde niño he pensado mucho en este momento, en conocerte —aclara, sin mirarlo, y presiente que Kirishima pone una expresión sorprendida—... Aunque pensé que sería por algo más sutil y menos escandaloso. Mi amiga tiene una marca en flor extraña en la nuca y...

—¡¿F-Flor?! —le interrumpe, muy estruendosamente.

Bakugou parpadea.

—¿Sí? —le responde, extrañado.

—¡Mi amiga tiene una flor en la nuca también! ¡Una flor de jazmín!

Eso es algo que ciertamente Katsuki no se esperaba para nada.

—¿...qué? ¿Eh? ¿Cómo se llama?

—Yaoyorozu Momo —responde Kirishima, automáticamente.

Un recuerdo fugaz invade la cabeza de Bakugou.

—Ya se conocen...

—¿Eh?

—Jirou me la ha mencionado hace tiempo, creo que son compañeras de clase o algo así...

—Ya veo... ¿Quizás debamos presentarlas?

—A ella le interesan estos temas, así que puede que sí... —responde Bakugou, pensando en la reacción de Kyouka cuando le diga.

—¿Y a ti no? —pregunta Kirishima.

Bakugou solo lo mira un momento en silencio antes de responder.

—...ayer mi cabello volvió a la normalidad, un rato, pero hoy amanecí así, ¿supongo que porque no hablamos más? No lo sé.

—¿Tu cabello es rubio? Porque el primer día lo pintaste así...

—Sí...

—Ya veo, tiene sentido —comenta, para luego reír un poco—. Seguro así te ves mejor que ahora, el rojo no te favorece.

Bakugou arquea una ceja. No es como si no lo supiera ya, pero le sorprende oírlo decir eso.

—Ah, ¿sí?

—Sí, aunque te ves lindo de todas formas...

Ah, cielos.

Bakugou se queda boquiabierto, mirándolo, con las defensas ahora completamente derribadas debido a la sorpresa. Incluso la chica que venía a tomar sus pedidos abre la mandíbula hasta su máxima capacidad, antes de ponerse roja cual tomate y dar media vuelta para dejarlos solos.

Pasan unos segundos antes de que Kirishima se dé cuenta de que mierda acaba de decir, y su cara toma rápidamente el mismo tono que el cabello de los dos.

—¡¿Di-di-di-dije eso en voz alta?! —exclama, cubriéndose la boca con las dos manos.

—Vaya que lo has hecho —responde Katsuki, como si esa declaración no lo hubiera golpeado completamente desapercibido—. ¿No fue todo esto una treta para encontrarme, acaso?

—No...

—Porque ahora parece entraste en confianza y ya te estás dando muchas libertades, cabello de mierda.

—Te juro que no... Aunque...

Quiere decir algo, pero se calla.

—¿Qué tienes en mente? —sin embargo, Bakugou no va a permitir que se guarde nada más—. Dilo.

—...que no fue tan malo. Encontrarte.

Bakugou parpadea, y no se cree lo que está escuchando. Porque bien, llegó a su puesto de trabajo gritando, amenazando a su amiga, criticando su estilo de cabello, y a pesar de todo eso, Kirishima dice que no es tan mal el haberlo conocido. De verdad que no lo entiende.

—...No creo que te falte valor —suelta, casi sin pensar—. Se necesita valor para querer cambiar, para querer superar las cosas. Eso lo entiendo.

Kirishima lo mira sorprendido. Bakugou le da una mirada al lugar. Sillas de madera de color oscuro, mesas del mismo material, un sitio acogedor donde pasar el rato, con aroma a crema y café.

—Este sitio no luce mal —comenta casi como si nada.

—¿Lo es, verdad? Casi siempre vengo aquí después de trabajar los fines de semana.

—¿Trabajas y te preparas en la academia al mismo tiempo?

—Así es —le dice Kirishima, con una orgullosa sonrisa.

Es la primera vez que la ve, y a Bakugou le gusta un poco. La sonrisa, aclara en su cabeza. Aún falta para que le agrade un poco más el chico sentado frente a él.

—Ya... —no puede evitar suspirar—. Supongo que puedo intentarlo.

—¿El qué?

Katsuki piensa entonces que necesita averiguar si a Kirishima le dio una migraña de los mil demonios el día anterior, si es que ha tenido sentimientos extraños que, de alguna manera, sentía que no eran suyos. Porque si a Bakugou es el único a quien le pasan estas cosas, puede que esta relación no tenga mucho futuro. Para su sorpresa, no quiere que sea así.

—El conocerte —responde finalmente—. No pareces tan tonto como para no aguantar hablar contigo.

Kirishima parpadea.

—No sé cómo tomar eso.

—Solo digo que podemos hablarnos... y así mi cabello seguramente dejará de parecer una obra abstracta —esa comparación hace a Kirishima reír. Luego Bakugou agrega: —. Si es lo que quieres.

A Kirishima se le corta la risa, pero sonríe. Entonces el color rosa pinta sus mejillas, y Bakugou está casi seguro de que siente el calor del rubor en su rostro también.

—Solo si me dices tu nombre —le dice, acomodándose un mechón rojo tras la oreja.

Parecen demasiado tiesos como para que haga eso, pero logra hacerlo de todas formas. Bakugou quiere saber cómo lo logra, que quede de esa forma tan extravagante, que parece que ahora es su sello personal.

Levanta una de las comisuras de sus labios, para mostrarle una sonrisa torcida, de esas que no les muestra a muchas personas, ni siquiera a sus amigos en un buen día.

—Es Katsuki.

Y entonces siente una presión en el pecho, pero es algo agradable. Sin embargo, no es algo que pasara con él, sino que es algo que siente Kirishima en ese momento, o al menos está casi seguro de que es eso. Solamente que no transmita su emoción ante el hecho de que Kirishima se puso feliz al oír su nombre, eso sería demasiado para su reputación.

Sin embargo, sabe que es difícil ocultar el cómo su corazón se agita cuando le sonríe.

—Es un placer conocerte al fin, Katsuki.

Y Bakugou piensa que el sentimiento es, en ese momento, un poco profundamente mutuo.

.

.

.

Bakugou llega a su edificio con una expresión tranquila, pero con la mandíbula tensa debido al esfuerzo que está haciendo para evitar sonreír. Sin darse cuenta, se pasó dos horas hablando con Kirishima hablando en esa cafetería de un sinfín de cosas. El chico quería ir directamente al punto así que le preguntó que le gustaba hacer, a qué se dedicaba, cómo eran sus amigos, y otras cosas por el estilo, al mismo tiempo que hablaba de sí mismo de una animada manera que a Katsuki lo hacía sentir tranquilo.

Kirishima le contó de sus ratos en un gimnasio cerca de la academia de bomberos, donde podría pasarse horas boxeando sin parar, por lo que sus amigos a veces creen que está un poco loco. Bakugou le habló sobre su rutina de salir a correr (la cual fue interrumpida hace dos semanas cuando empezó toda la comedia entre ambos) y de cómo va a escalar una vez al mes. A Kirishima le gusta comer de todo, al parecer, pero no se molestaría si solo tiene que comer barbacoa el resto de su vida. Bakugou piensa un poco igual, siempre y cuando sea barbacoa bañada en salsa picante.

Así, durante dos horas, contaron fragmentos de su vida, poco a poco, de manera sutil, pero fijándose siempre en lo importante, y en lo que pensaban le interesaría más al otro. Kirishima confesó que a veces podía ser muy inseguro de muchas cosas que hacía. Katsuki pudo haber dicho algo similar, en el sentido de quizás confesarle que, cuando sentía que no era lo suficientemente notado por las personas, usaba una actitud arrogante y hasta amenazante para que lo escucharan, pero no era momento de soltar algo como eso. No es amable al hablar, aunque.

También llegó a preguntarle algunas de las dudas que tenía desde días anteriores, como los dolores de cabeza y las sensaciones extrañas.

—Bueno, sí me dolió un poco la cabeza, pero pensé que había sido porque con Kaminari y mi otro amigo Tetsutetsu fuimos a un concurso de comida y...

—¿Hablas en serio, cabello de mierda?

—¡¿Qué clase de apodo espontaneo es ese?!

Y Katsuki no puede evitar reírse (mentalmente, aunque).

Determina que, Kirishima le cae bien, así como Ashido al momento de conocerla. Se pregunta si acaso ese conjunto de personas nuevas tiene algo raro; si es que acaso llega a entablar una conversación rara con ese chico de nombre Kaminari y termina agradándole igual. Se pregunta si es que tiene que ver con que son amigos de Kirishima, ya que él es su... no, definitivamente no se acostumbra al término. Ni a eso, ni al hecho de haber encontrado a su alma gemela. Le provoca un leve temblor en el estómago cuando cae de nueva cuenta en que eso de verdad está sucediendo.

Más tarde intercambiaron números y se despidieron, aunque ninguno de los dos sabía muy bien qué hacer a continuación.

Cuando entra a su departamento, Sero y Jirou están en la sala mirando la televisión, aunque su amigo tiene la laptop en las piernas. Sospecha que ambos lo han estado esperando desde que se fue para ver con qué cara llegaba a casa.

—Vaya, parece que no mataste a nadie —le dice Jirou.

—Fue su día de suerte —Katsuki se encoge de hombros, entrando a la cocina rápidamente porque siente que se le va a escapar una sonrisa.

Sero se ríe entonces.

—¡Quién lo diría! Alguien logró cautivar al genio de Bakugou.

—Se ve tan enamorado, apuesto que mañana irá a entregarle flores —agrega Jirou, a modo de broma, cosa que Katsuki entiende.

Porque Kyouka sabe que él ni en un millón de años haría eso (aunque después de esa tarde Katsuki se lo está re pensando), sin embargo, eso no evita que quiera burlarse de ella, al menos un poco. Así que pone ambas manos sobre la mesada de la cocina, mirando hacia la sala, donde sus amigos están riéndose de él.

—Oye, enana, ¿Cómo está tu amiga? Esa alta, de pelo negro.

Jirou corta su risa inmediatamente, atragantándose con su propia saliva.

—Eh, ella está bien, ¿por qué...?

—Es que resulta que este chico, Kirishima, es amigo suyo y me ha dicho algo interesante, ¿sabes?

Bakugou puede sonreír ahora, pero con soberbia y con sabor a victoria, pues el rostro de su mejor amiga se está poniendo cada vez más rojo.

—¿Y ese algo interesante es...? —pregunta Jirou, entrecerrando los ojos.

—Me habló sobre una extraña marca. Aquí —Bakugou se señala la nuca.

Jirou traga duro.

—Marca.

—Sí. Una flor.

—Una flor.

—Así es.

Podría jurar que Jirou estaba echando humo por las orejas, pero eso sería exagerar bastante. Sero mira divertido a Kyouka, quien se levanta y toma su teléfono, caminando a su habitación mientras marca el número de alguien, roja como un tomate. Se encierra en su habitación tras eso. Bakugou bebe su vaso de agua como si nada y Sero empieza a reír.

—¿Eres una especie de casamentero o algo así? —le pregunta riendo.

Katsuki solo bufa, pensando, en que Ashido estuvo dos semanas ayudándolos sin decir nada para pasar el rato con Hanta, entre conversaciones llenas de risas y cenas que eran pagadas por su maldito bolsillo. No sabe cómo interpretarlo, realmente, y tampoco sabe cómo lo tomará Sero una vez se entere. Para él no es la mejor estrategia para salir con alguien. Sin embargo, Kirishima le dijo que Ashido era una de las mejores personas que ha conocido en su vida, así que debe estar bien.

Se regaña a sí mismo, por confiar de una manera tan apresurada, con esa parte de su cerebro que todavía no se cree todo ese tema de las almas gemelas. Pero la parte que sí lo ha hecho, está cómodamente sentada en un conjunto de nubes disfrutando del momento.

Mientras se cepilla los dientes se fija en su cabello, rojo brillante, y aunque no lo ha pensado hasta el momento porque le daba vergüenza el solo sopesar sobre ello, sabe que le quedaba fatal, en opinión propia y esa debía ser la opinión de todo el mundo, a su parecer (porque lo que piensa Bakugou debería ser ley). Pero piensa en ese color en la cabeza de Kirishima, a la larga, no le queda tan mal.

Vuelve a regañarse a sí mismo porque está ablandándose demasiado rápido para su gusto.

Cuando entra a su cuarto, su teléfono suena. De alguna manera piensa que Kirishima le está llamando, sobrepasando los límites de valentía del ser humano promedio, pero cuando mira la pantalla solo puede fruncir el ceño.

—¿Qué? —dice al contestar.

Hey, Bakugou...

—Tienes muchas agallas para llamarme tras mentirme todo este tiempo, Ojos de mapache.

En primera, ese apodo es horrible. En segunda, yo no te mentí, solo no te conté información de vital importancia...

Katsuki le gruñe al celular.

En mi defensa, tenía que analizarte.

—¿Qué mierda? ¿a qué carajos te refieres?

Es decir, debía cumplir mi función como mejor amiga casi hermana, ¿No es así?

Katsuki parpadea.

—¿Acaso tú...? Espera, ¿Por qué yo necesitaría tu aprobación o algo así para conocer a Kirishima?

¡Vaya, pero si yo no he mencionado ninguna de esas cosas! Que susceptible eres.

—Puedes irte a la mierda, Pinky.

¡Que rudo! ¡Me sorprende que a Kirishima le gustaras a pesar de todo eso-!

—¿Qué?

¿Qué?

Bakugou se queda en blanco un momento, sorprendido.

Quizás él no es el único que está sintiendo muy rápido todas esas cosas.

—...no sé si estás haciendo bien las cosas, o jodiendola en grande —le comenta a Ashido a través del celular.

¡Ahhh! ¡¿Por qué me pasa esto a mí?! —exclama ella, seguramente para sí misma.

Bakugou simplemente resopla.

—Oye, más vale que le digas a Sero toda la verdad, o lo haré yo.

¡Lo sé, lo sé! Por eso te llamaba, para disculparme, y para decirte que le diré la verdad.

Katsuki se echa finalmente sobre su cama, mirando el techo.

—En estos casos diría que no te disculpes, pero no, hazlo, discúlpate.

Eres tan malo, Bakugou.

—Es mi intensión... pero... —se muerde la lengua al solo pensar en lo siguiente que va a decir.

¿Pero?

—...supongo, que puedo decir que trataré de no ser tan malo con Kirishima. De todas formas, yo le dije eso.

¡Ohhh! ¡Tú no dejas de sorprenderme! ¡Ahora definitivamente estás aprobado!

Bakugou chasquea la lengua.

—Que no necesito tu aprobación, mierda...

Al otro lado de la línea, Ashido se ríe.

...y, ¿Yo tengo tu aprobación?

—Eso dependerá de cómo te vaya con Cara flaca.

¿Qué pasa contigo y los apodos? Cielos...

Hablan un momento más hasta que Bakugou se despide pues quiere ir a dormir, por lo que Mina se burla un poco de su horario de sueño, cosa que le importa muy poco. Además, él quiere cerciorarse pronto de una cosa.

.

.

.

A la mañana siguiente despierta con los cabellos cubriéndole los ojos, quizás porque se movió mucho mientras dormía, pero así puede ver un atisbo de cómo es su cabello ahora. Se levanta y se acerca al espejo más cercano de la habitación, que es el costado del reloj despertador, y así puede ver como su cabello ha vuelto a la normalidad, de nuevo. El rubio pálido de siempre.

Lo invade rápidamente un pequeño alivio, pero al segundo siguiente se pregunta si el cabello de Kirishima volvió a cambiar. Olvidó preguntarle cuál era su color de cabello original, ahora que lo piensa. Sin embargo, hasta sus pequeñas y frondosas cejas eran rojas, lo que solo lo llevan a pensar que se tiñe las cejas también, pero las cejas de Bakugou no cambiaron de color, así que se queda confundido y pensando en ello durante unas horas, en las cuales se prepara el desayuno y Sero y Jirou lo saludan, esta última mucho más risueña de lo normal. Katsuki supone que tiene que ver con Yaoyorozu.

Horas más tarde tras estar trabajando, recibe finalmente un mensaje de Kirishima.

Cabello de Mierda:

Hey Bakugou! Buenos días!
Mi cabello sigue rojo, y el tuyo??

Tú:

Está normal

Cabello de Mierda:

Es decir, rubio??

Tú:

Ajá

Cabello de Mierda:

Ah, ya veo.
Que bien!

Entonces, Katsuki tiene la sensación de estar decepcionado o triste por algo, pero no sabe exactamente por qué. Pero un segundo más tarde, piensa en la posibilidad de que no sea él quien está sintiendo eso. Le parece una locura, y siente que solo hay una manera de comprobar.

Tú:

Y... ¿planeas hacer algo más tarde?

Es entonces cuando el sentimiento interior cambia a esperanza y alivio. No entiende del todo el tema de las almas gemelas todavía. Pero está seguro que el pequeño asomo de felicidad de cuando Kirishima le responde, es solo suyo.

Cabello de mierda:

Yaoyorozu nos invitó a una exhibición de arte
Estoy casi seguro de que invitó a tu amiga también

Jirou todavía no le ha comentado nada, pero está seguro de que lo hará, y que lo obligará a ir, aunque él no quiera. Pero tampoco es como Bakugou se vaya a negar.

Tú:

Entonces quizás vaya con ella

Cabello de mierda:

Entonces quizás te veré ahí

Tú:

Quizás.

Cabello de mierda:

(:

Un momento después, Jirou entra a su habitación avisándole sobre la dichosa exhibición de arte, y Katsuki se hace el desentendido cuando le dice que su chico irá también, como si él no tuviera idea de lo que está sucediendo. Y, de hecho, el que Kyouka use la expresión tu chico no le suena tan mal.

De hecho, está pensando que le gusta un poco. Tan solo un poco.

.

.

.

.

N/A: El capítulo de hoy es relativamente largo porque he decidido combinar la parte 4 con la parte 5 para que sea un solo capítulo, ya que en la parte 5 no pasaba la gran cosa. Así que ahora solo falta la parte final y definitivamente serán 5 capítulos y ya, tenga el largo que tenga.

Sin embargo no creo que actualice dentro de dos días como he estado haciendo hasta ahora ;-; porque no lo he terminado aún y tengo otra cosa que escribir, así que cuando termine ambas cosas, pues, lo sabrán, y ahí no leeremos

Para Karen, que espero tras leer esto se sienta mejor por lo que sea que le pasó esta mañana. (Espero te haya gustado esta mención de MomoJirou, mi niña <3)

Hasta la próxima actu mis piñas! Cuídense!

Layla Redfox fuera!

:3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro