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Capítulo 1

Para Karen, que se merece el amor de mil soles. (captas la referencia? LA CAPTAS? :D)

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Nota de autora: Cabe mencionar que en diciembre 2019 yo pasé esta historia a borradores por miedo a que me borraran la cuenta sin razón, pero entonces en mayo 2020 alguien tuvo la maravillosa idea de plagiar esta historia :D pero well, al final logré hacer la denuncia y borraron el fic de la cuenta de la chica esa, así que ahora julio 2020 vuelvo a subir estoooo, por si acaso nomás lo explico (? eso, ahora los dejo leer

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Es un domingo como cualquier otro cuando Katsuki se levanta a la misma hora de siempre, pretendiendo salir a correr una hora, despertándose mucho antes que sus compañeros de piso. Estira los brazos cuando va de camino al baño, que está cruzando el pasillo al salir de su habitación. Enciende la luz del baño porque aún no ha salido de todo el sol, para así lavarse la cara y cepillarse los dientes antes de salir, sin embargo, cuando abre la llave del grifo de agua y se mira al espejo, todo se desmorona.

Entonces Katsuki suelta un grito que fácilmente despierta a todo el edificio.

—¡¿PERO QUE CARAJO?!

—¡Qué! ¡QUÉ! —no pasan muchos segundos antes de que la puerta al lado de la habitación de Katsuki se abra de golpe y salga su amigo Hanta con un bate de béisbol en las manos, con el cabello negro desordenado y cubriéndole toda la cara, mirando a todos lados como un histérico.

Pero entonces mira a Katsuki y también se congela.

—Con un demonio, Katsuki, son las 6 de la mañana —es Jirou quejándose y saliendo de su habitación en ropa interior y tallándose los ojos del cansancio—. Más te vale que...

Sus dos amigos lo están mirando, parpadean una, dos, y hasta tres veces, y Katsuki no es capaz de gritarles nada antes de que ellos empiecen a reír hasta doblarse sobre sí mismos.

—¡No se rían, mierda!

—P-Pero qué... —Sero no es capaz de terminar la oración pues comienza a reír de nuevo sin parar.

—Es rojo, ¡Es rojo! —exclama Jirou ahora arqueándose hacia atrás riendo a más no poder—. ¡No lo puedo creer!

—¡¿Qué le hicieron a mi cabello?!

Katsuki se agarra los cabellos de la cabeza que, hasta el día de ayer, al menos, eran de color rubio pálido. Sin embargo, esa mañana se miró al espejo y se encontró con que era de un chillón color rojo. Y no entiende por qué.

—Nosotros no le hicimos nada, hombre —le dice Sero secándose una lagrima que surgió de tanto reír—. Valoro mi vida, gracias.

Jirou se recupera también, y se queda mirando a Katsuki, cubriéndose la boca con una mano.

—Tengo una idea, creo, aunque no estoy del todo segura —le dice, rascándose la mejilla—. O bueno, sí estoy muy segura, pero faltaría que tú te lo creas.

Katsuki la mira entrecerrando los ojos.

—¿Hay una explicación lógica para esta mierda, acaso? —le cuestiona señalándose la cabeza.

Jirou se encoge de hombros.

—¿Quizás la misma explicación de por qué yo tengo una flor de jazmín tatuada en la nuca desde nacimiento? —ella le responde contra con otra pregunta, señalando el cuello.

Katsuki parpadea.

—Pero qué... —habla, se mira al espejo, frunce más el ceño y luego mira a Jirou—. ¿También pueden pasar estas cosas?

—Ah, déjame investigar —dice Sero quitándose el cabello de la cara, peinándolo con los dedos hacia atrás—. No te alteres hermano, tenemos tecnología.

—Él vive alterado, aunque...

—Cállate, enana.

Hanta los ignora, y ya está sentado cruzado de piernas en su cama, con la laptop encendida y tecleando en el buscador. Katsuki mira la pantalla inclinándose por un costado de su amigo, y arruga el rostro al ver lo que dice el buscador que está comenzando a cargar cientos de miles de resultados.

"Color de cabello" + "Almas gemelas"

Debe ser una broma, piensa Katsuki. No es que el no creyera en esas cosas, porque había escuchado y visto muchas de esas señales a lo largo de su vida, entre ellos sus padres, su amigo de la infancia, su amiga Kyouka parada al lado de él, y varias personas más. Pero nunca pensó le pasaría a él, ya que no tenía marcas extrañas en el cuerpo, o moretones y palabras escritas aparecían por arte del destino en sus manos, así que creyó que él sería una persona normal. Pero de todas las señales, nunca pensó que amanecería con el cabello rojo por las razones que Hanta está leyendo ahora mismo de un sitio en internet.

—Bien, aquí dice que es algo que ha pasado al menos en la última mitad de esta década, o sea es una señal relativamente nueva. Piensan que tiene que ver algo con la modernidad y la adaptación de los lazos místicos a nuestra sociedad —lee Hanta, de forma introductoria—. Por ejemplo, personas que despiertan con un color de ojos o de cabello distinto. Estas mismas personas han contado que descubrieron que sus almas gemelas habían cambiado de color de lentes de contacto, o se habían teñido el cabello de color distinto.

Bakugou se rasca la cabeza.

—Ah, simplemente perfecto —dice con ironía y el rostro fruncido en su totalidad.

—¿Qué más dice? —pregunta Kyouka.

—Mmm, veamos —Hanta hace scrolling con el mouse táctil mientras mira la pantalla—. Aquí habla más de los ojos, pero no nos interesa tanto... ajá, el color de cabello. Vaya, también podría ser que tu alma gemela cambió de lentes de contacto a rojos y por eso tu cabello estaría así, pero —Hanta se ríe—, ¿Quién quiere los ojos de color rojo?

Bakugou lo mira de una forma asesina con sus ojos que son de color rojo, cosa que Hanta pareció olvidar un breve instante, por lo que se disculpa rápidamente. Kyouka se queda pensando un momento en eso.

—Y suponiendo que tu alma gemela se haya teñido de color rojo... —continúa diciendo Hanta—... Mmm, una vez que la conozcas podría volver a la normalidad, según el testimonio de una chica de Brazil. O, según alguien de Londres, tendrían que ponerse de acuerdo en el color...

—No, al diablo con esa persona, yo me niego a tener el cabello de este color, es ridículo —declara Katsuki, negando con la cabeza—. Demonios, de todas las señales, ¡tenía que tocarme algo como esto! Hubiera preferido ser un tipo sin lazos común y corriente, vaya mierda.

—Hum, ser un tipo sin lazos no es tan malo —dice Hanta, encogiéndose de hombros—. No tienes que enamorarte de una sola persona obligatoriamente para toda la vida... aunque no es como si tú te hayas interesado en alguien alguna vez.

—Y estaría muy contento si así fuera.

—Hmm, no lo sé, Katsuki —le comenta Jirou, sentándose en la cama, cruzada de piernas también—. Creo que el destino está queriendo decirte algo, tal vez.

Bakugou arquea una ceja.

—¿Qué dices?

—Digo, supongo que nunca lo has pensado, pero tú y tu madre tienen los ojos rojos, y si te pones a pensar, aunque vivimos en una sociedad repleta de lazos místicos de generación en generación, ¿Cuál es el porcentaje de personas en el mundo que tienen los ojos de color rojo?

Katsuki no puede evitar, ni siquiera un segundo, pensar en eso.

—¿Dices que a lo mejor Katsuki tiene una señal de alma gemela desde que nació? Es decir, ¿Qué sean sus ojos? Porque hay gente que lo tienen del mismo color, o cosas así.

—Puede ser, pero también digo que, has tenido una señal toda tu vida que has ignorado y que quizás...

—Alto ahí, Jirou —le corta Katsuki—. Si dices algo como que, el destino tiene un plan para mí, mejor ni me lo digas.

Jirou se ríe.

—Bueno, pero lo acabas de decir tú —se encoge de hombros—. Así que da igual.

Bakugou le gruñe.

—Vaya, doble señal de almas gemelas —dice Sero—. Ahora estoy casi celoso, de no ser porque para librarte tienes que ir y buscar a esa persona para que tu cabello vuelva a la normalidad.

—Ja, como si fuera a hacer algo como eso. A la mierda con el destino, yo no voy a soportar esto.

Decide que simplemente va a teñirse el cabello a rubio, aunque no sabe el color de tinte que debe comprar, y ninguno de sus amigos tiene la menor idea así que tiene que llamar a su madre, quien no lo comprende.

—Digo, te pintas las canas, ¿verdad?

—Querido, ándate a la mierda.

Al parecer su madre tampoco es fanática del hecho que la despierten a las seis de la mañana un domingo, pero le dice el código de tinte de igual forma, sin pedir muchas explicaciones. Más tarde le da el dinero a Sero para que vaya a comprarlo, porque se niega a salir así a la calle, y que nadie debería salir a la calle con ese color de cabello. Sero tampoco se niega a hacer su pedido, aunque le dice que se quedará con el cambio, pero a Bakugou no puede importarle mucho menos.

Mientras su amigo está fuera, y cuando Jirou ha salido de la ducha, Katsuki decide darse un baño con la pobre y ridícula esperanza de que a lo mejor el agua caliente desaparezca el horroroso color rojo, pero para sorpresa de nadie, claro que no funciona. Sero vuelve a la media hora con una caja de tinte, una brocha, y una pregunta.

—¿Sabes cómo hacer esto?

Por el silencio general, queda establecido que nadie en ese apartamento sabe hacerlo. Jirou se ofende cuando Katsuki le reclama el hecho de que no sepa.

—Que sea chica no quiere decir que tenga que saber estas cosas.

—¿No es algo así como una regla universal o algo así? —dice Katsuki en broma.

Jirou le dice las mismas palabras que le dijo su madre más temprano y ya es la segunda vez que lo mandan a la mierda ese día, y Bakugou siente que se está alterando de nuevo. Sin embargo, Sero, el hombre, tiene una solución.

—Tengo una amiga que quizás nos puede ayudar —le cuenta, sentado en el sofá y buscando un contacto en su teléfono celular—. Ella tiene el cabello rosa, le queda sensacional, y ella misma se arregla el cabello, así que.

Bakugou y Jirou se le quedan mirando, esta última arqueando una ceja.

—¿No será de casualidad tu próximo ligue? —le pregunta sonriendo ladinamente.

—"Ligue" es una palabra ofensiva cuando se pretende llegar a algo serio con esta persona —rectifica Sero con seriedad.

Jirou jadea y Bakugou comienza a meterse con él, haciéndose el ofendido al ser tomado como una excusa para hacer que esa chica venga, pero en realidad a Katsuki tampoco le importa, con tal de que le ayuden con su problema de peluquería.

La chica en cuestión se llama Ashido Mina, quien accede a ayudarlos, pero llega en la tarde, a eso de las cinco menos diez, por lo que Katsuki no ha podido mirarse al espejo durante todo el día sin sentir vergüenza ajena.

Ashido tiene por cabello un conjunto de algodón de azúcar, y viste unas largas botas que llegan hasta los muslos y un vestido negro de rayas doradas ceñido al cuerpo. Katsuki la ve y piensa que Sero está lazándose a las ligas mayores. Ashido lo ve, y se queda callada y con la boca abierta, esbozando una sonrisa.

—Vaya...

—No lo comentes, porque no te conozco, pero si dices algo sobre esto, me caerás mal.

Sero lo mira entrecerrando los ojos, pero Ashido se ríe. Se presentan, y mientras va preparando las cosas para que teñir el cabello de Katsuki, conversa con ellos, y les cae bien al instante, sorpresivamente también a Bakugou, que no logra aguantar a nadie. Aunque, puede que no le de mucha importancia, pero nota que Ashido lo está observando bastante de reojo, al menos mucho más de lo normal para alguien que está tocando su cabeza y pasando una brocha con tinte por su cuero cabelludo.

Tiene que aguantar las burlas de Jirou y evitar moverse para saltar sobre Sero y golpearlo cuando el chico comienza a tomarle fotos para la posterioridad.

Al final Bakugou debe pasar 45 minutos con una sensación pegajosa en su cabeza, que le causa picor y cosquillas al mismo tiempo. Para cuando se da otra ducha, su cabello vuelve a ser casi el mismo de siempre.

—Parece un poco más chillón —comenta Jirou arqueando una ceja.

—Se parece un poco al tono de cabello de un amigo mío —dice Ashido con los dedos en la barbilla—. Siento que no haya quedado como querías.

Bakugou se encoge de hombros.

—Ya no importa, cualquier cosa es mejor que el tono rojo escandaloso de antes.

Dice eso, y Ashido lo mira ladeando la cabeza, observándolo fijamente. Antes de que Bakugou pueda cuestionarse el por qué parece que lo estuviera mirando de forma resentida, Sero dice que como agradecimiento a Ashido, Bakugou los puede invitar a cenar a todos ellos.

Katsuki quiere mandarlo a volar, pero, aunque no quiera admitirlo, se lo debe a ambos, además que puede cumplir su función como buen samaritano haciendo que su amigo pase tiempo con la chica que le gusta, porque cosas como esas solo tiene ganas de hacerlas al menos una vez al año.

Esa noche, tras ir a cenar y despedirse de Ashido, Katsuki va a dormirse temprano, como siempre, esperando no encontrarse con nada sorpresivo a la mañana siguiente. Lo último que le falta en un jodido lunes es tener la cabeza de un color distinto.

Por suerte, su cabello sigue igual cuando se levanta, así que puede cumplir con su rutina de todos los días. Ya puede salir temprano a correr por el enorme parque que queda a la vuelta del edificio donde viven. No le sofoca la idea de ir al estudio de fotografía donde trabaja a revisar unas cosas, porque en realidad suele trabajar desde casa, pero ese día lo llaman para ir a consultar unas cosas. No habría ido de tener el cabello con un rojo tan exagerado. Su lunes es normal, como cualquier otro.

Sin embargo-

—¡DEBES ESTAR JODIENDOME!

El martes en la mañana, al levantarse, y al ver los mechones que surcan su cara, no puede evitar querer golpear a la primera persona que se le cruce. Por lo que casi golpea a Sero.

—Cielos, tu alma gemela en serio quiere el cabello rojo.

—Si algún día la encuentro, terminará muerta. O muerto. Pero parecerá un accidente.

—Katsuki... —Jirou intentaba calmarlo, sin éxito.

—¿Quieres que le pida ayuda a Ashido de nuevo? —pregunta Sero.

—De hecho, como la vi trabajar ayer no parece tan difícil de hacer —dice Jirou­—. Aunque... podrías aprovechar la situación a tu favor.

Katsuki la mira arqueando una ceja.

—Hablo de, quizás, meterte con el color de su cabello también —Jirou esboza una sonrisa ladina, cruzándose de brazos.

Sus dos amigos la miran un momento, y Bakugou no puede evitar sonreír, porque su mejor amiga es una genio malvada cuando quiere.

—Sero, llama a Pinky y-

—Vaya que tú sabes poner apodos.

—Y dile, que traiga tintes de muchos colores. Esto es la guerra.

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N/A: Chan chan chaaaan (?

A ver gente, la cosa es que esto iba a ser un one-shot y ya pero me alargué, como podrán notar, y actualmente tengo un archivo de 24 páginas, y como ya no quiero subir cosas tan largas lo he dividido en 5 partes para que sea un short fic (o quien sabe, quizás sean 6 si mi cabeza da para más) así que en unos días publico la continuación, cuando haya terminado todo el fic.

Lo he publicado el día de hoy porque es el cumpleaños de mi hija espiritual (? , y le quería regalar algo bonito.

Karen bb tenía esta idea desde el año pasado, no sé si te lo mencioné a ti o a Alo pero en fin, decidí tomarla y hacerte algo aunque se me salió de las manos (Angie, esto es tu culpa). En fin, cielo, cuando termine el fanfic serás la primera en leerlo terminado :B mis piñas lectoras tendrán que esperar (?

Espero les haya gustado! Nos leemos en la próxima actu, o en Facebook, o twitter, tengo ambas cosas por si desean stalkearme JAJA okya, basta de auto spam.

Gracias por leer y por los comentarios que hayan dejado uwu se cuidan!

Layla Redfox fuera!

:3

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