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「Reunión」

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— ¡Janna-chan!

— ¡Janna resiste!

¿Resistir..? ¿Dónde... estoy?

Esa mañana Janna se levantó y duplicó su dosis de analgésicos tal y como se lo habían recomendado los expertos de Konoha. Estaba planeando hacer una pequeña reunión en casa. Con su antiguo equipo y amigos.. Iba a decirles la verdad.

Luego de la charla con Kiba y Sai y sus diferentes reacciones supo que era hora de ser honesta con la última familia que tenía. 

Ella había ido personalmente a la casa de sus amigos, uno por uno, para invitarlos a cenar y eso, algunos aceptaron y otros lamentablemente no podían.. Aún así ella seguía en marcha.

Antes de salir de su edificio se dirigió al departamento de Sai pero no estaba ahí así que ahora estaba frente a la floristería de los Yamanaka.

Entró, haciendo sonar una campanita y escuchó un amable saludo de una voz que ya conocía.

— Buenos días Janna-san..— la rubia estaba sorprendida de verla allí pero no quería hacerla sentir incómoda.

— Yamana...— Janna iba a saludarle como solía hacer siempre pero recordó que era una forma muy fría de llamarla, así que lo cambió.— Ino-san.. muy buenos días.— dijo satisfecha, sonriendo y haciendo sonreír aún más a la rubia que se sintió aliviada y salió de detrás de su mostrador.

— ¿Vienes en busca de unas flores?.— preguntó, viendo como ella recorría el lugar con la vista.

— Me encantaría llevarme algunas..— sentenció amigablemente.— Pero también venía a invitarles a ti y a Sai a una velada hoy en la noche. Será.. una reunión de amigos en casa.— dijo. Ino no sabía si había escuchado mal o realmente Janna había dicho lo que dijo.

— ¿Y-yo.. puedo ir?.— tartamudeo incrédula, haciendo reír a la pelimorada.

— Claro que si, Ino-san, realmente espero verla en la noche..— dijo cortésmente, haciendo ruborizar a la Yamanaka y enternecer.

— ¡Cuenta conmigo!.— exclamó muy feliz pues al parecer era hora de un borrón y cuenta nueva con Janna.— Y también avisare a Sai. — la pelimorada asintió agradecida y luego empezaron a hablar de flores y cosas de la noche.

Kiba se había ido a una misión pero volvía esa misma tarde.

Sai desde la última vez ya no había aparecido.

Pero Janna estaba decidida a terminar con eso de una vez.

— ¡Janna!.— Sakura apareció justo frente a ella junto a TenTen cuando salió de la floristería de Ino. Iba muy cargada gracias a las compras y no se sentía muy bien pero trataba de convencerse a sí misma de que era fuerte.

— Sakura-chan, TenTen-san.— ella también las saludó, feliz de verlas. Luego de encontrarse, las kunoichis acompañaron a Janna de compras mientras ella les comentaban acerca de la reunión y seguían charlando de temas triviales.

En un momento TenTen tuvo que irse pero aseguró que estaría en la reunión de Janna por la noche. Sakura se quedó con ella, la ayudaba con sus compras mientras la ponía al día con anécdotas y chismes.

Por un momento de silencio, la pelirrosa fue capaz de recordar algo y su expresión derrocho picardía total mientras veía a su amiga.

— Janna.. hay algo que aún no desembuchas.— la acusó, tomandola por sorpresa.

— ¿Huh?.— la acusada ladeo la cabeza sin entender qué quería saber.

— Lo veo en tus ojitos, te ves más feliz..— Sakura la inspeccionaba con mucho cuidado mientras sacaba conclusiones.— ¿Eso tiene nombre?... Quizás.. ¿Kiba Inuzuka?.— al momento de nombrarlo, Janna enrojeció levemente y bajó la mirada.— ¡No puede ser!.— al ver su reacción, Sakura supo que había dado en el clavo y se asombro muchísimo. Su expresión lo decía. Janna comenzó a reír de solo verla, divertida y sonrojada.

— Jamás cambias Sakura-chan, sigues igual de coqueta que siempre.— comentó, escondiendo sus risillas. Los ojitos de la pelirrosa brillaron de solo ver esa escena. Durante todo el tiempo que había pasado, Janna cambió mucho y ya no era nada parecida a la niña seria de antes. Todo en ella había cambiado y de solo ver aquella expresión, Sakura sintió a Janna genuinamente feliz.

— ¡Amo poder pasar tiempo contigo otra vez!.— gritó la de ojitos verdes, super feliz.— Por eso necesito estar al tanto de tu chismes como tú de los mios, somos mejores amigas.— le guiño un ojo y recibió un asentimiento por parte de la otra.

— Cierto.

▸▹

La noche había llegado y junto a ella, algunos invitados. Su casa estaba repleta de risas y voces, había rico olor gracias a los bocadillos y ya algunos ebrios riendo a carcajadas.

Mientras cocinaba, Janna vio a Kiba entrar por la puerta de la cocina.

— Kiba-kun, que bueno verte.— Janna sonrió feliz, decorando un poco su bella comida casera.

— Te extrañe Janna-chan.— Kiba le sonrió y fue sincero, no pensaba guardar todo lo que sentía. Ni de broma. Janna se sonrojo y sonrió. En medio de los gritos y demás, se escuchó un llamado a la puerta.

— ¿Puedes abrir? Yo ya debo llevar los bocadillos..— le pidió a lo que el Inuzuka sin problemas accedió.

— Si, claro.— le guiño un ojo y se fue. Janna escuchó como se abría la puerta y algunos de sus amigos comenzaban a gritar en forma de saludo al recién llegado. Sakura entró a la cocina y comenzó a ayudarle.

— ¡Llegamos Janna-san!.— la pelimorada escuchó la voz de Ino y sonrió. Tomó los bocadillos ya listos y salió de la cocina para ir directo a la sala con todos sus amigos, con Sakura adelante que la ayudaba también llevando bocadillos.

Salió por el umbral, vio a Ino y Sai en la puerta, recién llegados, Kiba también estaba en la puerta, sosteniendola mientras la miraba a ella, embelesado. Sus amigos jugaban y charlaban todos en la sala y sonreían pasando un buen rato.

Todo pasó en cámara lenta.

Janna de repente sintió líquido escurrir por su nariz y vio como el blanco piso bajo sus pies y sus zapatos se manchaban de un rojo carmín por las gotitas que caían de su rostro.

Kiba borró su sonrisa.

Sai se atemorizo.

Todos allí cambiaron sus expresiones al ver aquello y dejaron de jugar y reír.

Janna tocio y cada vez su tos se volvía más y más imparable, era dolorosa y se notaba de sólo oír el ruido de su garganta, de repente mucha sangre acompañó la tos y se derramó de sus labios. Soltó los platos con bocadillos ya sin fuerzas, haciendo que estos se rompan, e intentó tapar su boca pero aún más sangre salía.

Sakura volteó al escuchar todo aquello y al ver a su amiga, tiró todo con desesperación.

Las piernas de Janna flaquearon. Sai y Kiba corrieron hasta ella.

Todos se alarmaron y se levantaron de sus asientos.

Ella estaba a punto de caer si no fuera por Sakura que llegó a sostenerla.

— ¡Janna-chan!.— grito Kiba tratando de ayudarla.

— ¡Resiste Janna!.— pidió Sai, muy desesperado

Quiero morir..

De repente ella despertó, una sala blanca pero llena de penumbra. Alguien rezaba a su lado mientras le sostenía la mano asi que fue inevitable no mirarlo.

— Janna-chan.. despertaste.— Kiba al ver a su chica favorita abrir los ojitos, suspiro aliviado. Ella intentó hablar pero no pudo.— No puedes hablar, te entubaron.. es molesto ¿verdad?.— rió un poco y rasco su mejilla pero Janna no se creyó el cuento. Esa no era la sonrisa habitual de Kiba.. eso ni siquera parecía una sonrisa, más bien era.. una mueca de dolor.

¿Porqué se ve tan tristes?

— Janna, trata de descansar.— otra voz al otro lado se escuchó. Janna visualizo a Sai. Tenía ojeras y estaba con un aura muy deprimente rodeándolo.— Kiba..—lo llamó pero el castaño no volteó a mirarlo, él solo miraba el suelo.

— Me quedaré aquí a cuidarla.— sentenció y se escuchó un sonoro bufido por parte del otro.

— Kiba.. hemos hablado de esto.— le reprochó, con el ceño fruncido.

— Ya lo decidí.— el Inuzuka siquiera quería oírlo. Los dos comenzaron una discusión que Janna siquiera se molesto de prestarle atención. Ella miró a esos dos chicos detenidamente, analizando y viendo cada detalle de ellos. Cada rincón y cada partecita..

Al mirarlos, una duda carcomia la mente de la muchacha.

¿Por qué... ya no hay colores a su alrededor?

Luego de pensar y seguir meditando la pregunta, Janna salió de su transe y creyó que sería bueno detener esa tonta pelea que seguía. Trato de moverse para llamar la atención de los otros pero ninguna parte de su ser respondía.

Los muchachos lo notaron por los ruidos y quejidos que la pelimorada había comenzado a hacer.

—Tranquila Janna-chan. —Kiba dejó de pelear para volver a hablarle a ella y así tranquilizarla.

— Janna, tu cuerpo ha dejado de obedecer tus órdenes y se ha paralizado..—informo Sai.— No entres en pánico..— pidió, acariciando su otra mano. Las lágrimas de Janna comenzaron a deslizarse por sus mejillas y aquellos muchachos se sintieron terriblemente mal pero no sabían qué hacer.

¿Sólo voy a esperar mi muerte postrada en una cama sin poder moverme?

¿Por eso se ven tan tristes?

Entonces... ya voy a morir.

. . . . 「✿」. . . .

2 capítulos para el gran final (?)

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